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UNA SEMANA ENTRE FOTOS Y UN CORAZÓN ROTO por CheerioFan

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Notas del capitulo:

Mil disculpas por el retraso, la universidad me tiene muy ocupada, pero ¡HEY! por fin pude terminar con este capítulo. Espero sea de su agrado y espero sus comentarios que siempre contestaré.


Pues no tengo mucho que decir más que DISFRUTEN ESTE CAPÍTULO!!!

&iacu

 

Aquella mañana había deparado muchas sorpresas, Brittany no podía encontrar las palabras correctas para describir cada sensación que encerraba su cuerpo. Era como un loco cocktail de excitación, felicidad, plenitud, despreocupación y otros mil de sentimientos más que, tal vez, ni siquiera tenían nombre. El simple hecho de tener a Santana cerca y obtener una sonrisa cada vez que sus miradas se cruzaban era suficiente para darse cuenta que se estaba enamorando loca y profundamente de ella y el factor de estar prohibida la hacía aún más tentadora; la quería para ella, quería perderse con ella, quería tocarla, probarla… Diablos, ¡quería todo con ella!

La idea de una amistad era estúpida, es decir, ¿qué podían hacer siendo amigas? ¿una pijamada? ¿una noche de amigas íntimas para decidirse por un color del esmalte de uñas mientras discutían quién era el actor – o actriz – más sexy? Eso era algo absurdo. Tarde o temprano terminarían haciendo lo que tanto deseaban – ok, la pijamada no era tan mala idea. Es más, si Quinn no estuviera en la cocina en ese instante, mirándolas con esos ojos que parecían juzgarlas, Brittany ya estaría atacando los labios seductores de la latina, de seguro tenían sabor a vainilla… Ahora que lo pensaba mejor la rubia ¿por qué Quinn las miraba de esa manera? ¿Acaso podía leer su mente? ‘Espero que no’ pensó de inmediato la chica porque sino su amiga estaría viendo como una película porno, una película mental porno y Brittany realmente quería guardarse esos pensamientos para uso personal ¿qué tal si Quinn quería ponerlos en práctica con Rachel? Y ¿por qué rayos estaba pensando en eso?

“¿Te pasa algo?” Preguntó Santana, mientras partía a la mitad una naranja.

“Me estás volviendo loca.” Momento, Brittany frunció el ceño. No estaba segura de si había pensado eso o si lo había dicho en voz alta.

La morena sonrió orgullosa, “bien, esa es la idea.” Su voz era suave y las palabras eran susurros porque, al parecer, también era consciente de la mirada inquisidora de la otra rubia.

Brittany estaba segura de que nunca podría cansarse del cinismo y arrogancia de la latina. Era tan segura de sí misma y eso era algo que la rubia admiraba profundamente, algo que necesitaba desesperadamente. Necesitaba a alguien que no la sobreprotegiera, sino a alguien que le brindara el apoyo para desarrollar su propia seguridad y Santana era esa persona. Okay, su mente empezaba a desvariar, no era posible que estuviera pensando en esas cosas… cosas que empezaban a tener efecto en su cuerpo. ‘Piensa en Puck, piensa en Puck,’ se repitió Brittany una y otra vez, tal vez eso funcionaría y la presión entre sus piernas cesaría… aunque fuese un poco.

“Qué bien huele,” Rachel entró en la cocina con una amplia sonrisa. Al menos todo el escándalo del beso se había disipado, bueno, en realidad la castaña casi había obligado a Brittany y Santana a no emitir comentario alguno. Sin embargo, la rubia estaba esperando el momento oportuno para sacarle toda la verdad a su amiga estrella de Broadway.

Rachel se acercó a la estufa, colándose justo en medio de las otras dos chicas. “Britt,” los ojos de la castaña contemplaron la torre de panqueques, “¿te aseguraste de utilizar leche de soya?”

Los ojos azules de la rubia viajaron de la mirada castaña a la pila de hot-cakes y de vuelta al par de ojos.

“Brittany, sabes que soy vegetariana y eso significa que no consumo ningún producto animal, por lo tanto no voy a poder comer hot-cakes.”

“Ugh,” la voz de la latina hizo eco en la cocina, “de verdad Rachel, acabo de comprobar de que sí eres fastidiosa todo el tiempo. Es sólo leche, ningún animal fue asesinado en el proceso.”

Rachel y Santana estaban muy cerca, sus miradas eran desafiantes. A pesar de que la castaña era mucho más pequeña que la morena, su presencia era intimidante, “consumir esos productos, para tu información, es una forma de explotación animal, son seres vivos y merecen respeto.”

“Bien, entonces hay que pagarles e inaugurar un sindicato,” Santana desvió su mirada con fastidio, “Dios, ahora sé porque no creciste un poco más.”

“Ja-ja. Ya sé, porque no tomas tu camarita y te pierdes en el bosque. De esa manera evitarías que este honorable grupo se fracture porque algo tienes que a más de uno estás volviendo loco, de verdad, es una atenta invitación.”

Brittany miraba la escena con los ojos bien abiertos, no pudo evitar ver a Quinn que estaba igual de sorprendida que ella. En ese momento, las dos rubias tenían miedo de que las otras chicas se despedazaran sin piedad.

“¿Sabes qué?” El rostro de Santana era inexpresivo, “tienes razón, mejor me voy antes de que te desfigure el rostro y le haga un favor a la humanidad.”

La latina salió de la cocina con paso firme y elegante. Se notaba muy molesta, tanto así, que ni siquiera se molestó en ver a Brittany. Rachel se volvió a sus amigas con una sonrisa resplandeciente y triunfal. “¿Qué es lo que ves en ella, Britt? Es poco cortés y muy agresiva,” las manos de Rachel se dieron a la tarea de terminar el trabajo de la latina.

“Rach ¿no crees que estás siendo algo dramática?” Preguntó Quinn en voz baja, claramente aún tenía miedo de lo que podía decir o hacer su lo-que-fuere.

“¿Dramática, yo? Quinn, me parece que estás despreciando la situación. Santana fue la que dio inicio al conflicto y, en serio, no sé qué es lo que Matt, Noah y...” los ojos color chocolate de la chica se detuvieron por un breve instante en Brittany, “ven en ella.”

“Eso fue grosero,” la voz de la rubia era calmada. Sin embargo, sentía que algo en su interior le molestaba, le molestaba lo que Rachel le había dicho a la latina, “San es una buen persona y se siente muy mal por lo que pasó entre Matt y Puck, lo que le dijiste de que nos está separando, ella de verdad lo cree. Por favor, te lo ruego, no hables así de ella.”

Rachel miró pausadamente a su amiga, abrió y cerró la boca un par de veces sin que ninguna palabra saliera de ella, pasaron unos cuantos segundos antes de que su mente formara la oración correcta, la que confirmaba sus sospechas, “Britt ¿de verdad estás enamorada de ella?”

La mirada azul de la rubia adquirió un halo de culpabilidad que la obligó a mirar hacia el suelo. ¿Qué podía decir? Una gran parte de ella se negaba a seguir negándolo. La chica se encogió en hombros y encaró la mirada de Rachel, “¿qué si así fuera?”

“Brittany, ella tiene novio, Noah es su novio. Simplemente no es correcto. Dícelo Quinn.”

Los ojos verdes de la otra rubia viajaron de su amiga de casi toda su vida al amor de su vida, “uhm, el hot-cake se está quemando.” Dijo la chica mientras apuntaba con su dedo índice a la sartén.

*****

El silencio durante el desayuno sólo podría ser calificado de sepulcral e incómodo, el único sonido que impedía que el comedor pareciera cementerio era el choque de los cubiertos en los platos de cerámica blanca; de vez en cuando alguno de los chicos intercambiaba miradas con la persona que tuvieran en frente.

Brittany se sentía afortunada y desafortunada al mismo tiempo. Santana había ocupado su lugar ‘tradicional’ junto a Puck, mismo lugar que resultaba estar justo en frente de ella, era incómodo y frustrante ver como intercambiaban sonrisas, lo curioso era que las sonrisas que el chico le ofrecía a su novia eran sinceras pero las que la morena emitía eran forzadas. La rubia mentiría si dijera que no se sentía orgullosa de poder leer esos pequeños detalles, es decir, esos dos llevaban seis meses de noviazgo y Puck apenas podía descifrar detalles obvios mientras que Brittany – con apenas cuatro maravillosos días de conocer a la latina – ya sabía cosas que podrían ser insignificantes o inexistentes, como por ejemplo, cuando se sentía incómoda por alguna cuestión inclinaba un poco su cabeza y parpadeaba un par de veces o cuando peleaba con Rachel – que parecía ser su hobby – levantaba su barbilla de manera orgullosa y entrecerraba los ojos…

“Britt ¿puedes darme la miel? Por favor.” La voz de Santana era dulce y Brittany sabía que ese tono era reservado sólo para ella. Sus manos se rozaron por un breve instante que pareció eterno y sus ojos se engancharon, la rubia podría jurar que de ese par de ojos oscuros emanaba un fuego que atravesaba su propia mirada y llegaba a lo más profundo y oscuro de su ser con el único objetivo de iluminar su alma.

“¡Esto es ridículo!” La voz de Kurt interrumpió ese mágico momento que crecía entre las chicas y captó la atención de todos los demás. “Sólo fue una noche de copas que se nos salió un poco de control y seamos honestos, no es la primera vez que sucede, pasa cada año, como hace dos años cuando Mike lloró como una niña porque Brittany es gay o el año pasado que Artie se sobrepasó y dijo que por haber bebido tanto no podía sentir las piernas.”

Todos los chicos dejaron salir una leve risa a excepción de Noah, “pero esto es diferente, los años anteriores ninguno de ustedes trataba de robarme a MI novia.”

La sonrisa en el rostro de Matt se borró al instante, el ambiente se comenzaba a tensar y Brittany podía sentir las miradas de Rachel y Quinn que le reprochaban algo que realmente no había sucedido.

“Hey Puck. Ya es suficiente,” la madurez en la voz de Finn resultaba ser extraña, era un Finn Hudson diferente al niño de dieciséis años que apenas era capaz de cantar y bailar al mismo tiempo, “lo de anoche sólo fue un comentario inocente y tú bien lo sabes. Yo reconozco el engaño – gracias a tí – y te puedo asegurar que no lo está haciendo. Pero ten por seguro que si sigues con esta actitud tarde o temprano lo hará.”

“¡Supéralo! Lo que pasó con Quinn fue hace nueve años y no fue más allá.” El cubierto de Noah chocó agresivamente contra el plato en un acto de fastidio y enojo; el chico cruzó sus brazos y se recargó en el respaldo de su silla. Era como un niño haciendo rabieta.

La mano de Santana tocó el antebrazo de su novio con sutileza y un poco de precaución, “creo que lo que intenta decir Finn es que lo que pasó anoche no fue algo grave. Sólo fue un comentario, eso es todo.” Puck miró a la morena con un halo de indiferencia, “además, no lo puedes culpar; soy súper sexy.” La chica dijo eso último como si fuera la verdad más obvia del universo y Noah no pudo pelear contra la sonrisa que ahora se formaba en sus labios.

Eso no estaba bien, nada bien. Eso era lo que pensaba Brittany, no le gustaba esa escena y las miradas que intercambiaban y esas nuevas sonrisas y la manera en la que Puck ahora tomaba la mano de la latina y la besaba delicadamente… era un momento de confidencia en el cual todos a su alrededor habían desaparecido y eso la hacía sentirse herida, podía sentir como su mano apretaba con mucha fuerza el mango de su cubierto, era casi doloroso sentir como sus propios huesos parecían rasgar la delgada piel de sus nudillos; era perturbador sentir como sus ojos se secaban por no haber parpadeado desde hace tres minutos y de pronto sólo bastó una mirada de esa morena para que todas esas sensaciones se disiparan, era una mirada que parecía estar avergonzada, que parecía rogar por perdón y Brittany no se pudo contener y sonrió, dándole a entender que todo estaba bien.

“¿Eso significa que todo está bien entre nosotros?” Preguntó Matt, extendiendo su brazo, su puño estaba cerrado.

Puck sonrió y chocó su propio puño con el de su amigo, “todo bien.”

“Extraordinario,” en la voz de Rachel se podía identificar alegría y entusiasmo, “una vez que todos las tergiversaciones se han aclarado, por favor abordemos un tema con mucho mayor peso e importancia en nuestra agenda ¿qué es lo que haremos el día de hoy? Ayer ya no tuvimos la oportunidad de planear nada por los infortunios, empero, estamos a tiempo de hacer algo inolvidable.” Las palabras que salían de los labios de la castaña parecían ir a la velocidad de la luz y, regularmente cuando Rachel hablaba de esa manera, era muy difícil entender todas las palabras. Nadie lograba explicarse como la chica lograba hablar a esa velocidad sin tener que tomar aire para respirar.

“Creo que hoy deberíamos quedarnos en la cabaña.” Dijo Artie mientras se ajustaba sus anteojos.

“¿Sólo quedarnos aquí? ¿Sin hacer nada?” Preguntó Mercedes con confusión.

El chico en silla de ruedas se encogió en hombros, “¿por qué no? Yo tengo una resaca espantosa y creo que no soy el único.”

“No lo creo, por lo que propongo hacer una parrillada temática, como la que hicimos cuando ganamos las Nacionales en nuestro último año de preparatoria.” Kurt parecía estar más que emocionado por su idea, tal vez no tanto por lo de la parrillada, sino porque él se haría cargo de toda la decoración.

“Kurt,” la expresión en el rostro de Puck era serio, “eso es lo más gay que se te pudo haber ocurrido. Me bastó con hacerlo una sola vez y créeme que no quiero volver a vestirme de Jack Sparrow aunque,” el chico tomó su propia barbilla con su pulgar y dedo índice, “el ron de esa noche fue lo mejor.”

“Llevar sólo un parche en el ojo no es un disfraz de Jack Sparrow y no estaba pensando en una fiesta temática tan elaborada.”

Todos los chicos guardaron silencio mientras pensaban en alguna cosa no tan elaborada. Fue cuando Brittany habló, “fiesta de pijamas.” La chica logró captar la atención de once pares de ojos.

“¿F-fiesta de pijamas?” Repitió Kurt algo renuente ante la idea.

Los ojos azules de la chica miraron a cada persona en el comedor, “bueno, no es que tengamos disfraces en nuestras maletas, además yo me siento muy cómoda en mi pijama.”

“Britt, tu duermes con un top que deja muy poco a la imaginación Y con un bóxer con Hello Kitty en el trasero.” Dijo Mercedes con incomodidad.

Brittany frunció el ceño con confusión, “¿Cuál es tu punto?”

“Olvídalo.”

“Creo que es una magnífica idea,” intervino Rachel con un aplauso, “Kurt podría arreglar el lugar como si fuera una gran habitación en el exterior y Artie puede hacer algo para que el equipo de sonido sea absolutamente genial y…” los ojos cafés de la diva repararon en Brittany, “alguna de nosotras podría encontrar la manera de que ella use pantalones.” Finalizó la castaña mientras apuntaba con su pulgar a la rubia.

Sí, sin duda, más de una persona había considerado a la rubia el ser más tonto en la faz de la tierra pero ahora, en ese preciso momento, Brittany se sentía la chica más astuta. Era todo un genio. La idea de una pijamada era patética, ella lo sabía pero sus razones iban más allá de sentirse cómoda en sus bóxers de Hello Kitty. Durante toda la mañana su mente había estado rondando esa idea, una pijamada era algo que se compartía con amigos ¿cierto? Amigos en pijama y Santana era su amiga, por lo tanto, Santana estaría en pijama… una pijama que resultaba ser toda una visión que despertaba sus más íntimos deseos. Brittany arqueó una ceja ante esa imagen que se plantaba en su mente.

“¿En qué estás pensando?” Preguntó Quinn, su voz era un murmullo siseante que expresaba su fastidio porque sabía perfectamente lo que estaba pensando su amiga, había visto esa mirada con anterioridad, la mirada que le dio su reputación en preparatoria y ugh… la rubia tenía un presentimiento que no podía calificar de bueno o malo.

*****

Los chicos se dividieron en dos grupos, uno se encargaría de preparar lo necesario en la cabaña y el otro de ir por lo que hiciera falta. En este último grupo se encontraba Puck, Matt, Tina, Brittany y Santana quienes tenían en su poder una lista de treinta y siete puntos y se vieron en la necesidad de conducir por una hora y quince minutos hasta el Wal-Mart más cercano.

Brittany no se podía quejar porque durante las 7 millas de camino, se la pasó charlando con Santana de manera animada y no sólo eso, sino que esas caricias furtivas ya eran mucho más frecuentes. El roce de manos, una tímida mano en el brazo desnudo de la otra chica, dedos haciendo a un lado algún mechón de cabello y las risas nerviosas eran como melodías en los oídos de la rubia. Todo eso era ya como una urgencia y, por lo visto, el sentimiento era mutuo.

Al llegar al centro comercial Puck y Matt decidieron separarse dejando a Tina, Brittany y Santana a cargo de las tareas femeninas, “nosotras también deberíamos separarnos,” dijo Tina sin quitar la vista de la lista, “uhm Britt ¿por qué no vas a buscar los desechables y según la tinta rosa – que no estoy segura si es de Rachel o Kurt – debes asegurarte de que sean ecológicos.” Por fin la vista de la chica miró a las otras dos, “San, ¿te encargarías de buscar la soya y el té de hierbas mientras yo voy por las verduras?”

“¿La soya y el té son para Berry?”

“Sí, eso creo.”

“Entonces iré por las verduras. Nos vemos aquí.”

Brittany miró a su derecha e izquierda. Se encontraba en un gigantesco y desértico pasillo lleno de platos, vasos y cubiertos desechables y muchos de ellos al parecer no eran ecológicos ¿cómo se identifican esas cosas de todas maneras? ¿por qué no pintar de verde las cosas ecológicas? Eso sería algo más sencillo y ¿dónde estaban los encargados del pasillo cuando se les necesita?

La rubia perdió el curso del tiempo mientras se esmeraba en encontrar algún empaque que dijera ‘ecológico’ pero no había tenido éxito hasta el momento.

“¿Britt?” Una voz familiar la distrajo de su tarea. Los ojos azules de la chica se dirigieron a la dueña de esa sensual voz. Ahí estaba Santana, mirándola de manera encantadora, en su mano estaba una canastilla azul llena de legumbre frescas, pero eso no importaba mucho, “¿aún no encuentras los desechables?”

Brittany miró hacia el estante de manera desesperada, “empiezo a sospechar que esas cosas no existen, tal vez aún no las inventan.”

Santana miró a su alrededor y algo captó su atención. Su mano alcanzó un empaque que tenía en el frente la inscripción ‘EcoDesechables’ y en su rostro se había dibujado una sonrisa divertida. Brittany se sentía muy tonta ¿por qué tenía que pasarle esto justo en frente de la latina?

“Debes pensar que soy la mujer más tonta,” dijo amargamente la rubia mientras caminaba hacia la otra chica que ya había tomado suficientes paquetes y que ahora colocaba en la canastilla que tenía Brittany. “No sé porque soy así, mis hermanas son muy listas, tal vez mi madre bebió alcohol…”

“No eres tonta,” interrumpió la morena súbitamente.

“¿Cómo lo sabes?”

Santana se encogió en hombros, “simplemente lo sé.” La expresión de Brittany le exigía que se explicara mejor, “no me suelen gustar las personas tontas ¿ok?”

Los labios de la rubia se levantaron, emitiendo una gran sonrisa, “¿te gusto?” Preguntó incrédulamente la chica.

Los ojos cafés de la latina miraron directamente a los azules y en sus labios se dibujó esa sonrisa pretenciosa, “¿quieres que te lo demuestre?” Santana colocó en el suelo su canastilla para luego caminar hacia la otra mujer.

Brittany no sabía que decir, de pronto se sintió nerviosa, sintió que su corazón se aceleraba a mil latidos por segundo, sintió como sus manos empezaban a sudar y de pronto se vio atrapada entre el estante y el delgado cuerpo de Santana. Los dedos de su mano izquierda acariciaban uno de sus mechones rubios provocando un escalofrío que resultaba ser placentero, “entonces ¿quieres o no?”

Claro que quería, pero no podía responder ante esa pregunta, era como si cuerpo se hubiera paralizado, quería rodear el cuerpo de la morena con sus propios brazos, pero simplemente sus extremidades no le respondían. Sus ojos miraron los labios de su acechadora, miraban absortos la manera en cómo se acercaban hacia los suyos, la cabeza de Santana se inclinó un poco, buscando el ángulo perfecto, estaba tan cerca, podía sentir su cálida respiración, sentía como sus piernas la empezaban a traicionar y de nueva cuenta es sutil olor a vainilla la envolvió, invitándola a acercarse a probarla…

“¿Qué están haciendo?”

Ambas chicas so volvieron abruptamente hacia una Tina que las miraba con los ojos muy abiertos…

*****

El camino de regreso fue muy incómodo porque Tina no les quitaba la mirada de encima y, bueno, la solución para evitar cualquier no-es-lo-que-parece fue sentarse en medio de las chicas. Cuando al fin llegaron a la cabaña, todo estaba casi preparado, el clima era perfecto, hacía calor así que podrían pasar un agradable rato al aire libre.

“Brittany ¿tienes un minuto?”

“Seguro Quinn ¿qué sucede?”

La otra rubia tomó la mano de su amiga y la condujo hasta la habitación, “discúlpame por lo ocurrido esta mañana.”

“Okay,” Brittany respondió con una sonrisa tan característica de ella. “Pero no era necesario traerme aquí para decirme eso.”

“No te traje aquí sólo para decirte eso,” Quinn se sentó en la cama, “quiero hablarte de Santana.”

‘Oh Dios, no,’ pensó la rubia. Las cosas se empezaban a tornar incómodas, ¿por qué todo era tan complicado?

“Britt tienes que entender que ella no está disponible, ella está con Puck. Así ha sido por seis meses. No puedes simplemente llegar e interponerte en su relación, no es correcto.”

“¡Dios Quinn! ¿Crees que no le sé? No soy estúpida.” Brittany casi gritó esas palabras, estaba exasperada, había tratado de luchar contra lo que sentía ¿acaso nadie se daba cuenta de que esa era la razón por la cual no dormía en la habitación? Pero a estas alturas ya le era difícil negar y luchar, quería dejarse llevar… “Quinn tú no entiendes.”

“Pues explícame, por eso somos amigas ¿o no?”

Brittany cerró los ojos con frustración, respiró hondo y tomó valor. Quinn era su amiga y merecía saber lo que sucedía con ella, después de todo se lo debía, tres años de desaparición más todo lo sucedido en preparatoria. Así que le contó lo sucedido con Caroline, el engaño, la huida, la depresión. La expresión de su amiga era inconsolable y aún así le reprochó el aislamiento cuando tenía amigos que la podrían haber apoyado durante esos difíciles momentos.

“Cuando conocí a Santana, no sé… pasó algo, algo me despertó y sé que se siente de la misma manera. Sé que está con Puck pero no puedo evitarlo.”

“Lo sé, he estado en tu lugar ¿recuerdas?”

Brittany asintió desganadamente, “pero yo no quiero que pasen diez años para que pueda estar con ella. Sin ofender Quinn. Quiero que pase ahora, quiero estar con ella ahora pero las cosas se complican y yo simplemente quiero huir con ella.”

“Si las dos se sienten de la misma manera deben ser sinceras con ustedes mismas pero primero deben arreglar el asunto de Noah, no pueden engañarlo. No es la mejor manera de iniciar una relación, Britt.” La mano de la otra rubia acariciaba de manera consoladora la espalda de su amiga.

*****

La fiesta de pijamas no fue mala idea después de todo. Los chicos se estaban pasando un rato genial, la decoración no fue tan gay como Puck o Finn se imaginaron, de hecho tenía un toque bohemio, durante la cena todos se sentaron en el suelo, rodeados por cojines que provenían de todas partes de la cabaña y al parecer, se había infiltrado en las cabañas vecinas, porque había almohadas de más. Los chicos habían empezado a beber cerveza y las cosas ya estaban más tranquilas.

Cuando el sol se ocultó, las luces que habían sido colocadas estratégicamente resplandecían y la música daba ambiente a esa fiesta. Fue Mike y Tina los que empezaron a bailar, seguidos por Puck y Santana, Quinn y Rachel y luego todos los demás a excepción de Brittany, que había permanecido a lado de Artie.

“Britt, ¿por qué no te unes?” Preguntó Artie con genuina curiosidad.

La chica le dio un sorbo a su botella, “porque te estoy haciendo compañía.”

El chico dejó salir una risa sonora, “uhm, de hecho yo soy quien te está haciendo compañía, estar en una silla de ruedas no me impide bailar, sabes que soy muy bueno y mejor que Finn.”

Brittany sonrió ante esa afirmación porque Artie estaba en lo cierto. Pero simplemente no estaba de humor, tal vez nunca recuperaría el humor para volver a bailar.

“Hey Artie, ¿por qué no vas a bailar con tu novia?” Santana había aparecido de repente en frente de ellos, “yo le haré compañía.”

“Ya era hora de que alguien me relevara,” dijo el chico mientras se alejaba hacia la multitud.

“¿Te cansaste de bailar con Puck?” Brittany no hizo contacto visual con la latina.

“Algo aste;… vengo a sacarte a bailar.”

“No gracias.”

Santana tomó la mano de la rubia y la haló para que se pusiera de pie, los ojos azules de Brittany miraron sorprendidos a la otra chica, era más fuerte de lo que parecía, “no te estoy preguntando, vengo a sacarte a bailar conmigo y no hay no que valga.” Dijo la morena con un susurro bastante seductor.

El ritmo de la música le resultaba extraño a Brittany, era como si su cuerpo ya no supiera moverse al compás que le marcaba el tempo, se sentía torpe y no podía dejar de ver sus pies. El dedo índice de Santana se colocó bajó la barbilla de la rubia y la obligó a subir la mirada, “sólo déjate llevar.”

Eso era precisamente lo que quería y así lo hizo. La melodía empezó a recorrer su cuerpo como si de su propia sangre se tratara, sus piernas parecían recordar cómo moverse con gracia, su cadera se contoneó seductoramente y sus manos… sus manos encontraron lugar en la cadera de Santana, obligándola a acercarse más a su propio cuerpo, obligándola a sentir su propio ritmo, a que se moviera con ella, a que se dejara llevar con ella.

Sus cuerpos empezaban a transpirar tal vez por el ejercicio, tal vez por su mutua cercanía y mientras bailaban al mismo ritmo, el mundo a su alrededor desapareció, eran sólo ellas dos, mirándose, ahogándose en sus ojos. Sin planearlo, sus rostros empezaron a acercarse, pero sus mentes estaban tan embriagadas por su mutua compañía que no podían darse cuenta del peligro…

“OUCH” Gritó Santana, alejándose de Brittany. “¡Me pisaste!”

“Oops,” Rachel apareció de pronto, con una sonrisa traviesa en sus labios, “no me fijé.”

*****

Brittany se sentía cansada, ya no era la niña que podía haber pasado horas bailando, ya no estaba en forma pero tenía la esperanza de que su condición regresara pronto. Ya era tarde y muchos de los chicos ya no estaban, miró a su alrededor y logró ver a Quinn y Rachel sentadas en las escaleras del pórtico, la rubia sentada detrás de la castaña, abrazándola mientras le susurraba algo al oído que hizo sonreír a la diva. Se veían tan enamoradas.

Una ráfaga de viento la hizo decidirse a por fin dejar el lugar y entrar en la cabaña, para su desgracia Matt estaba en su sillón noqueado por alcohol y el cansancio, Puck estaba tirado en el suelo, justo al lado de Matt. La imagen hizo sonreír a la rubia, no tenía más remedio que subir las escaleras y reclamar su lugar junto a cierta chica.

“Hey.” Susurró Brittany cuando vio a Santana sentada en la cama con su lap-top en su regazo.

La latina alzó la vista y sonrió cálidamente, “oh hey.”

La rubia se acercó con cautela, no sabía por qué se sentía tan tímida de repente. “¿Qué haces?”

“Viendo mis fotos ¿quieres verlas?”

Brittany no respondió, se limitó a acercarse y a sentarse a lado de la chica. Eran fotos de paisajes, de animales, de los chicos en el lago, en la fiesta y de pronto había una decena de ella, la que le tomó en el amanecer y varias de cuando estaba bailando, no tenía idea de cuando las había tomado. “Esa es mi favorita,” dijo Santana cuando una fotografía de Brittany apareció, tomada justo en el momento indicado, captando toda la belleza de la rubia.

“Eres muy buena.”

“No sólo soy buena sacando fotografías.”

La rubia sintió como un rubor se apoderaba de su rostro, “es mejor que me vaya.” Dijo casi silenciosamente la chica cuando recordó su plática con Quinn.

Brittany estaba casi de pie cuando la mano de Santana la jaló de nueva cuenta, pero esta vez para que se dejara caer en la cama junto a ella. “¿Qué haces?”

“Creo que por una noche deberías dormir en una cama real. Además, me parece que el sillón ya ha sido ocupado.” Santana estaba apoyada en su brazo izquierdo, observando a la rubia que ya se había acomodado en la cama. “Y me parece que deberíamos terminar lo que empezamos, no me puedes dejar así.” La latina se acercó decididamente, no quería ser interrumpida por enésima vez, quería terminar con lo iniciado en el baño, en el centro comercial y en la fiesta.

Brittany no se sintió asustada o titubeante cuando vio como Santana se acercaba, cuando notó como sus ojos se habían oscurecido por el deseo. Su cuerpo esperaba ansioso, sus sentidos se habían agudizado, podía escuchar todo a su alrededor pero no resultaba ser un distractor, su olfato percibió la fragancia que emanaba de esa mujer, pero había algo más, algo que le despertaba deseo, algo que aceleraba su pulso. Su mano recorrió el brazo de la latina, provocando que se le erizara la piel, esa misma mano recorrió el hombro y finalmente se colocó en la parte trasera del cuello de Santana.

“Pero si tu quieres…” La voz de la latina había adquirido un tono áspero gracias a la excitación. Se lamió los labios cuando sus ojos cafés se posaron en los labios de Brittany, “si quieres podernos detenernos.”

No, ya no había vuelta atrás, era ahora o nunca. La rubia obligó a Santana a cercarse por fin, juntando sus labios por primera vez, logrando sentir la suavidad. En un principio sólo fue un casto beso que no duró más que un par de segundos. Las chicas se separaron tratando de leer sus expresiones y eso fue suficiente para Brittany, se lanzó de nueva cuenta a esos labios que la habían estado tentando desde que conoció a la latina. Era increíble para ella sentirlos pero quería más. Mordió el labio inferior de la morena, obligándola a entreabrir su boca, deslizó su lengua, logrando así profundizar el beso. No pasó mucho tiempo antes de que Santana se dejara llevar por el ritmo que le marcaba Brittany.

 

Notas finales:

Recuerden que necesito sus Reviews para poder vivir hahahaha

Mmm... pregunta ¿Qué creen que pasará con nuestras protagonistas después de esto?

Nos leemos pronto!!!!


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