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UNA SEMANA ENTRE FOTOS Y UN CORAZÓN ROTO por CheerioFan

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Notas del capitulo:

Bueno, aquí está el segundo capítulo de esta historia. De verdad espero que en sí el resto de a historia cumpla con sus espectativas. Créanme cuando les digo que si tienen alguna sugerencia o crítica me la escriban. Prometo hacer los próximos capítulos más largos (para que no me digan floja).

Recuerden que cuando dejan un review hacen a Brittany feliz y por lo tanto a Santana también XD

Poco a poco, Brittany comenzaba a acostumbrarse a su antigua sonrisa; cuando la vio en el espejo retrovisor, no la reconoció, pero ahí estaba dándole un aspecto más jovial, mucho más Brittany y era algo curioso, porque esa chica – Santana – había logrado en unos cuantos minutos, lo que la rubia no había podido hacer en dos años: hacerla sentir cómoda consigo misma. Era una señal, sin duda alguna, de que aún era capaz de fijarse en alguien que no fuera su ex, porque sinceramente esa morena era increíblemente atractiva, desde el instante que Brittany la vio patear su auto, notó esa belleza física y cuando charlaron, terminó por percatarse que no sólo poseía esa belleza física, sino que también poseía un encanto que iba más allá. Estaba dado por hecho que no la volvería a ver, pero la rubia comprendió que el mundo estaba lleno de Santana López y que aún no era tarde para encontrar la suya. Sin embargo, por ahora, estaba satisfecha de haber sido espectadora de una latina con piel morena, piernas largas y un cabello negro que invitaba a perderse entre los mechones… sí, era una señal para Brittany de que su corazón roto empezaba a sanar porque su cuerpo ya reaccionaba ante los pensamientos que la hacían sonrojar.

 

La rubia ya estaba retrasada, después de su encuentro con Santana, se detuvo en la tienda del pueblo para comprar comida que nunca parecía ser suficiente, además, no le agradaba llegar con las manos vacías. Eran 4:45pm cuando al fin llegó a la cabaña del Glee Club. La chica permaneció unos instantes en su auto, con ambas manos en el volante y preparándose mentalmente para cualquier cosa que se aproximara; suspiró tranquilamente y con eso se sintió lo suficientemente lista.

 

Brittany entró sigilosamente a la rústica cabaña de dos niveles, el lugar estaba justo como lo recordaba, casi junto a la puerta estaba la escalera, a unos cuantos pasos la sala y la chimenea, al fondo el comedor para ocho personas pero que era más que suficiente para los once miembros y, finalmente, ese olor a madera reconfortante. Estar en ese lugar hacía que la rubia se cuestionara las decisiones anteriores de no haber querido asistir, de haber querido perderse tres años de recuerdos con sus amigos, recuerdos de los que Brittany no formaba parte. Fue obligada a abandonar su mente cuando escuchó varias voces prevenientes de la cocina, se acercó lo suficiente pero prefirió mantenerse fuera de su vista con la intención de probarse a sí misma su capacidad para reconocer las voces de sus amigos.

 

“¿Por qué los hombres tienen que ser tan fastidiosos cuando se trata de ayudar en la cocina?” La voz de Kurt había madurado, ahora se escuchaba un poco más masculina pero seguía poseyendo ese tono suave.

 

“Tú te sientes cómodo haciendo esto porque eres prácticamente una mujer.” La voz inconfundible de Finn hizo que Brittany sonriera.

 

“Hey, hey,” intervino Mercedes con voz autoritaria, “¿acaso vives en la edad Media, Finn? Un hombre del siglo XXI es capaz de ayudar en las labores del hogar, madura ¿quieres?”

 

“¿Se han dado cuenta, que cada año, nos enfrentamos a la misma discusión?” La voz pausada y grave de Artie expresaba un poco de sarcasmo.

 

“Sí, gracias a Finn, la  ‘Cocina es cosa de mujeres’ ya es toda una tradición.” Sin el tartamudeo, esa voz a veces llegaba a confundir a la rubia, pero el nombre llegó: Tina.

 

“¿Te pasa algo?” Preguntó Matt con su característico estilo de hip-hop.

 

“Sí, has estado muy callada desde que llegaste.” Y cómo olvidar el tono tímido de Mike.

 

En esa conversación casual de pronto nació un silencio y por fin Brittany escuchó un pesado y familiar suspiro. “Es sólo que…” la voz de Quinn se escuchaba triste, “no puedo creer que Brittany no esté aquí, otra vez. Serían cuatro años desde la última vez que la vimos y de verdad la extraño.” Una vez más todos guardaron silencio, como si recordaran a un ser querido fallecido, provocando que Brittany sintiera a su corazón dar un salto brusco.

 

“¡Hey! ¿De qué me perdí?” Exclamó la rubia como si sólo se hubiera ausentado cinco minutos mientras se introducía en la cocina. Al ver a ocho de sus amigos, esbozó una brillante sonrisa “¿Por qué tan callados?” se acercó a la isla y colocó las bolsas de comida en ella.

 

Ocho pares de ojos la miraban incrédulos, como si Brittany fuera una ilusión colectiva, Kurt desvió la mirada y se aseguró que la estufa no tuviera fuga de gas o algo que provocara esa ilusión. Quinn se acercó lentamente, mirando detenidamente a su amiga, un segundo más tarde, la aprisionaba en un fuerte abrazo. “No puedo creer que de verdad estés aquí.” El abrazo duró largos minutos, como si ambas chicas trataran de recuperar el tiempo.

 

“Okay, suficiente Quinn, habemos otros que queremos comprobar que no estamos drogados.” Kurt logró desenganchar a Quinn de la recién llegada. “Primero que nada, debo decir que eres una muy mala persona por habernos dejado plantados tres años seguidos y más te vale no volverlo a hacer.” El castaño apuntaba con su dedo índice. “Ahora, ven aquí y dame un abrazo.”

 

A cada uno de los chicos le iba llegando su turno para expresar su cariño y cuánto habían extrañado a Brittany y la rubia no podía sentirse más completa y contenta porque sus amigos representaban una segunda familia y se arrepentía de haberlos dejado de ver por una mujer que casi le arruina la vida.

 

Tras abrazar a Finn y secarse las lágrimas de su rostro, sus ojos azules repararon en una enfadada Rachel Berry que la miraba desde el marco de la puerta con los brazos cruzados. “¡Hey Rach!” la castaña siempre había poseído un encanto cuando estaba molesta “¿No hay abrazo de tu parte?”

 

“Brittany, a pesar de que siento una emoción incontenible e indescriptible por tu sabia decisión de acudir a nuestra séptima reunión, no puedo evitar expresar la indignación que siento por los tres años pasados en los cuales nos has privado de tu agradable presencia. Quiero hacerte saber que es algo inaceptable y espero que estés sumamente consciente de las repercusiones que eso ha causado a esta sociedad, nos tenías angustiados y…”

 

“¡Por el amor de Dios Berry! ¿Quisieras callarte y abrazarla de una vez por todas?” Exclamó fastidiada Quinn pero al mismo tiempo divertida.

 

Rachel sonrió y se acercó a Brittany “Te hemos extrañado mucho,” dijo la castaña mientras abrazaba a su amiga.

 

“Yo también los he extrañado,” respondió la rubia, alejándose un poco de Rachel.

 

“Pero, como devota amiga, es mi obligación decirte que tu comportamiento no ha sido correcto, yo sé que han sido tiempos muy difíciles para ti, pero no puedes estar deprimida eter…”

 

“Rach, por favor, no sigas,” Brittany interrumpió a la castaña con una voz apenas audible, “sé que nunca fui buena en eso de tomar decisiones, pero tienes razón, no puedo estar deprimida por siempre y puedo asegurarte que todo está bien.” La rubia sonrió sinceramente cuando el recuerdo de cierta morena cruzó por su mente.

 

Quinn frunció el ceño a causa de la confusión “¿Cómo puedes estar tan segura?” su rostro se iluminó de inmediato ante una idea fugaz “¡OH.POR.DIOS! Conociste a alguien ¿no es así?”

 

Brittany sintió como un rubor se apoderaba de sus mejillas “Sí… bueno no,” la chica suspiró hondo, dándole el tiempo necesario para ordenar sus pensamientos “fue algo casual, sólo hablamos unos cuantos minutos pero…” su mente se trasladó al pasado, deteniéndose justo en el momento en que la vio caminar, en como movía sus caderas con cada paso que daba y, sí, Brittany lo admitía, sus ojos escalaron esas piernas de abajo hacia arriba y podía jurar que esos skinny jeans eran la prenda más suertuda de este mundo “fue mi señal de que mi vida no está del todo destruida.”

 

“¿Y estaba buena?” una voz masculina se dejó escuchar desde la puerta.

 

Para ese momento, Brittany estaba totalmente ensimismada en sus pensamientos y respondió la pregunta de manera ausente. “Cómo no tienes idea, la mujer más sensual que yo haya visto en…” la rubia se detuvo abruptamente reconociendo la voz, sus ojos azules se iluminaron cuando vieron a Noah Puckerman “¡Puck!” exclamó la chica lanzándose literalmente a los brazos de su amigo.

 

“Hola extraña” el chico levantó prácticamente del suelo a Brittany con emoción “espero que Rachel no te haya aburrido ya con ese discurso que nos ha recitado año tras año.” Los ojos color chocolate de Rachel miraron inquisidores a Noah. Brittany dejó salir una risita divertida que cubrió con su mano y fue en ese instante que se percató de una doceava persona justo detrás del chico que parecía que nunca renunciaría a su peinado de mohicano. La rubia se inclinó a un lado con genuina curiosidad y… reconoció esos jeans, el cárdigan negro, la piel bronceada, el cabello negro brillante y ese rostro. Brittany trató de gesticular alguna palabra pero nada salió de sus labios, Santana se notaba igual de sorprendida pero, al menos, ella lograba sonreír.

 

“¡Hey! Qué sorpresa.” Exclamó la morena.

 

Noah miró a Brittany y luego a Santana de manera confundida. “¿Se conocen?”

 

“¿Recuerdas que te dije que se me reventó un neumático de camino hacia acá?” Noah asintió. “Bueno, he aquí a mi salvadora.”

 

¿Salvadora? Brittany no se sentía como una salvadora, sobre todo porque, de hecho, esa chica era quien le había hecho sentir cosas que, podía haber jurado, nunca volvería a experimentar. Puck abrazó a la morena y le sonrió tiernamente a Brittany. “Gracias por salvar a mi chica.”

 

¿Su chica? La rubia sonrió por puro compromiso porque sintió como si un balde de agua fría le hubiera caído encima por sorpresa. ‘Qué tonta soy’ pensó Brittany, porque desde que la conoció – hace apenas unas horas – no había dejado de pensar en ella y que Dios la perdone por los pensamientos clasificación XXX que tuvo, pero se justificaba, porque pensó que nunca la volvería a ver y esto – esta situación – no era algo que se esperara.

 

*****

 

Durante la cena, los recuerdos y las risas dominaban la mesa, la manera en como fluían hacían de esa primera cena algo agradable y cálido, nadie se cansaba de recordar las vivencias, era una manera de mantenerlas frescas. Pero, al mismo tiempo, esas vivencias eran relatadas como si trataran de incluir a Santana en cada uno de esos momentos, como si todos trataran de hacer un fotomontaje de la chica en sus cuatro años de preparatoria.

 

“Pasemos a lo importante,” dijo Mercedes mientras se servía más ensalada de manzana “¿cómo se conocieron?”

 

“Fue raro…”

 

“Fue mágico…”

 

Santana y Noah hablaron al mismo tiempo para luego intercambiar miradas.

 

“¿Consideras raro el momento que nos conocimos?” Puck miraba incrédulo a su novia. Todos guardaron silencio esperando a que una discusión comenzara.

 

Santana sonrió “Noah, nos conocimos en un taller mecánico, tú estabas cubierto de aceite y sospecho que no te habías bañado en al menos dos días. Lo único mágico de ese momento fue cuando cerré la ventanilla.” Después de ese momento, la tensión desapareció y fue sustituida por risas escandalosas.

 

“Wow, no me podría imaginar un momento más romántico.” Dijo Kurt entre risas.

 

Brittany desvió su mirada hacia su plato, se sentía fastidiada por la plática, tal vez nadie notaría si se ponía una servilleta en ambos oídos para evitar escuchar esa terrible conversación. Era un hecho, había perdido el apetito y se limitaba a jugar con su tenedor y una hoja de lechuga mientras Puck seguía platicando como Santana lo había dejado deslumbrado. ‘No es para tanto’ pensó Brittany, fue entonces que sintió una mirada y cuando levantó el rostro para ver de dónde provenía se topó con su mirada oscura, la cual de inmediato se desvió cuando los ojos azules la enfrentaron. La rubia retornó a su cena y sí era para tanto, porque esa chica también la había… deslumbrado, pero sólo un poco. No se dio cuenta que su mirada azul, ahora era la que buscaba la café y se empezaba a volver un juego perverso de miradas, porque mientras Noah hablaba de su primera cita, esas dos chicas se perdían en sus ojos pero las siguientes palabras de Noah despertaron a Brittany de ese agradable letargo. “Luego de que la dejé en su casa, supe de inmediato que era la mujer por la que había esperado, ella es la indicada.”

 

¿Pero qué rayos pensaba Brittany? Todo era tan confuso y raro porque por un lado, esas miradas la hacían sentir de maravilla pero era incorrecto sentirse de esa manera simplemente porque ella tenía novio, ¡Puck era su novio! Toda esta situación tenía poco sentido, todos estos pensamientos eróticos sólo provocaban un remolino se sensaciones indescriptibles. Definitivamente no, nadie puede experimentar cosas indescriptibles por una hermosa chica llamada Santana con quien apenas había hablado escasos 15 minutos. Era una locura.

 

*****

 

Brittany permanecía sentada en la cama con las luces apagadas y mirando hacia ningún lado en particular, sintiendo como ese remolino de sensaciones aminoraba. “Qué día” se dijo a sí misma, pero su soledad no duró mucho.

 

“¿Por qué estás aquí sola, en medio de la oscuridad?” Preguntó una extraña voz, su reconfortante voz.

 

La luz se encendió deslumbrando un poco a Brittany, que sólo pudo contestar encogiéndose en hombros y sin decir nada. Santana se acercó con una sonrisa que podría poner nervioso a cualquiera. “No te importa dormir conmigo ¿verdad?”

 

La rubia abrió los ojos de par en par “Perdón ¿cómo dices?” y ahí estaba ese remolino, otra vez.

 

“Bueno, es que todos dieron por hecho que no vendrías y las chicas acordaron que yo podría tener una cama para mi sola, pero es más que obvio que se equivocaron.” La latina se sentó a lado de Brittany, más cerca de lo esperado. “No pateo, lo juro.”

 

Brittany sonrió un poco más relajada. “Está bien por mí, aún cuando tú y yo sabemos que sí pateas, está bien por mí.”

 

La latina río recordando ese primer encuentro. “Cuando venía hacia acá luego de conocerte,” Santana miraba hacia el suelo de manera apenada “me reclamé por haber dada por terminada nuestra conversación, era claro que necesitas desahogarte y bueno, ahora tenemos la oportunidad de, no sé…” los ojos de la morena miraron a los de Brittany “tal vez de continuarla, si así lo desea. Lo que quiero decir, es que si necesitas hablar con alguien, yo puedo ser una opción. Aún cuando no nos conocemos, creo que hubo un clic.”

 

Brittany no sabía qué decir, pero sintió algo que crecía en su pecho, y sólo pudo pronunciar un simple ‘gracias’

 

*****

 

11:45pm y todos ya estaban en su habitación. Todas las chicas ya estaban profundamente dormidas a excepción de Brittany quien estaba nerviosa, porque sabía que en cualquier momento la morena entraría y se acostaría a su lado, pero también estaba muy incómoda porque podía escuchar la voz de Puck al otro lado de la puerta y unas risitas nerviosas de Santana. La rubia retomó ese pensamiento de que no era posible sentir algo sin nombre por alguien que no conocía y no podía sentir ¿celos? por su amigo de años, es decir, nadie podía enam… en escasos 15 minutos ¿o sí?

 

Santana al fin entró en la habitación de manera silenciosa y a pesar de no haber suficiente luz, Brittany pudo percatarse de que la chica sólo usaba una playera blanca muy ajustada, demasiado ajustada y unos muy cortos shorts, cerró los ojos con fuerza tratando de sacar esa sugestiva imagen de su cabeza. Unos segundos después, sintió como la morena se deslizaba entre las sábanas y de pronto la cama era demasiado pequeña, sus cuerpos estaban demasiado cerca y fue cuando la rubia sintió sus pies fríos provocándole un sobresalto.

 

“Lo siento.” Susurró Santana reacomodando sus pies a una distancia considerable.

 

“Está bien,” respondió Brittany de la misma manera “Buenas noches, San.”

 

“Buenas noches, Britt.”

 

Brittany no pudo evitar sonreír, Britt sonaba tan perfecto cuando la latina lo pronunciaba y cuando ella pronunció San, esas tres letras parecían pertenecer a sus labios. No podía creerlo, no era posible que 15 minutos provocaran todas estas sensaciones porque lo que realmente provocaba esta locura era ese segundo, cuando Santana dio un chasquido con sus perfectos dedos.

Notas finales:

Espero les haya gustado... Hasta la próxima


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