Pertenezco a una familia importante dentro de la mafia japonesa, los Kindaichi, mi padre Kindaichi Yoru murió hace tres años durante un enfrentamiento contra otra familia. Mi madre, Kindaichi Izumi ha seguido a la cabeza del clan honrando a mi padre y entrenándome, desde que ella lidera a la familia yo trabajo haciendo misiones especiales bajo sus ordenes directas, generalmente estos encargos llevan la orden de asesinar, acción en la que no tengo reparo. Puedo decir que estoy completamente sometido a mi madre, ella se encargo de mis estudios académicos y en artes marciales y de guerra, me ha enseñado arte, escritura, lucha cuerpo a cuerpo, uso de armas, lenguajes extranjeros y tantas cosas mas. Hace un año, cuando cumpli los doce pedi permiso para matricularme en un instituto medio y tratar de llevar una vida normal. La jefa de la familia observo los diversos institutos privados alrededor y accedió al final a que me inscribiera en uno de ellos; el Instituto Igarashi.
Comencé a pasar las mañanas en la escuela secundaria y dedicaba las tardes a mi entrenamiento, cuando surgia un trabajo para mi, dejaba todo atrás pues mi primer obligación es servir a Kindaichi. Hace aproximadamente siete meses durante una clase de educación física, mi compañero de calentemiento comenzó a hacerme la platica y la verdad es que me agrado mucho, hicimos una amistad muy buena en ese poco tiempo, aunque claro que jamás le conte a lo que me dedico fuera del Instituto. Tres semanas después de hacernos amigos, mi madre me dijo que me alejara, que no siguiera siendo su amigo y que debía concentrarme en mis deberes.
Normalmente le hubiera hecho caso, habría acatado sus ordenes para nunca mas dirigirle la palabra al chico. Sin embargo no lo hice asi. Akito me agrada, es mi primer amigo de verdad, la primer persona que no me mira pensando que soy el hijo dela jefa, le escondi a mi madre el hecho de que seguía hablándole y tratándome con él, pero cometi el estúpido error de pensar que, estando mi madre fuera del país podría traerlo a casa un dia. Hace tiempo que Akito me invito a pasar la tarde a su casa, y por obvias razones yo también quería que viniera a pasar una tarde a la mia. Oka-san salió ayer rumbo a Vietnam, tardaría cuatro días en volver, la esperaba de regreso hasta el sábado, pero no. La mujer no pudo quedarse a arreglar sus asuntos, le dio flojera y se vino a kyoto para encontrarme en el jardín trasero tomando té con Akito.
Se quedo parada a medio pasillo como observando una pintura, puso mucha atención, ladeo la cabeza, aguzo la mirada, dibujo una mueca de disgusto y entro en el salón de armas diciendo mi nombre. Un escalofrio recorrió mi espalda, sentí como se erizban los bellos de mi nuca y me puse de pie. -Has todo lo que te digan, mantente tranquilo, no tardo- fueron las ordenes que le di a mi amigo antes de alejarme de él. Ya lo había advertido desde hacia mucho tiempo que mi madre era una persona algo especial, me invente que no le gustaban las visitas y cosas por el estilo y también que los sirvientes de la casa podían ser algo rudos.
Me dirigi con paso desidido al salón, estaba bien seguro de que me regañaría, talvez me castigaría duro por meter a alguien a la casa Kindaichi sin su consentimiento, pero lo que paso ahí dentro fue peor de lo que imagine. Sus ojos negros me miraron sin ningún sentimiento en ellos, su cara era una mascara perfecta de pomulos marcados y nariz fina, sus labios gruesos dándole equlibrio y belleza al rostro no revelaban enojo ni malestar y al abrirlos dijo:
-¿Quien es y que tanto sabes?
-Ishida Akito, es mi compañero en la escuela, no sabe nada, cree que simplemente somos una familia acomodada, no sabe bajo que condiciones murió mi padre ni lo que hacemos, le dije que ocupo las tardes en lecciones de escritura y que somos una familia poco sociable.
-Matalo hoy mismo, es tu misión para hoy- dijo luego de escuchar mis explicaciones y mirándome como hacia siempre al asignarme trabajo. Mis ojos se abrieron desmesuradamente.
-Madre, es solo un muchacho y no sabe nada, no hay necesidad de eso... -alcance a tartamudear- él es, él no, yo no, no podría por favor...
-Dejate de tonterías, es tu trabajo y tu castigo por haberme mentido, por ocultarme lo del mocoso ese y también su castigo por meterse donde no debe. Toma- dijo dándome la daga-, no me mires asi, ya sabes que hacer y espero que lo hagas.
Dude por unos cuantos segundos, ¿acaso me atrevería a asesinar a mi amigo?
Sali del salón de armas y en el jardín solo estaba él, esperándome donde lo deje, con la angustia reflejada en su rostro y la confusión en su mirada. Acercandome trate de tranquilizarlo al tiempo que guardaba la daga en mi pantalón y la cubria con la camiseta.
-Se molesto un poco y por un momento pensé que te mandaria sacar a la fuerza, por eso te dije aquello hace rato, pero no hay problema, aunque lo mejor seria que te fueras ya. Usaremos la salida de atrás para no llamar mas la atención.
-Haru ¿estas en problemas? Lo siento amigo, es mi culpa por insistir en conocer tu casa. Me disculpare con tu madre, dame un momento...
-No te preocupes Akito, es algo normal en el comportamiento de una familia antisocial, ella se retiro a sus habitaciones y ahí no recibe a nadie. Sera en otra ocacion, vámonos.
Dicho esto bordeamos la casa y llegamos a la cocina, saque a Aki por la puerta de servicio y le prometi verlo al dia siguiente en el colegio. Ordene a mi sirviente Kyoya que si alguien preguntaba, específicamente la dama de compañía de mi madre, dijera haberse encargado del cadáver de Akito. Me retire a mi recamara y no salí de ahí hasta la hora de cenar. Kyoya, el sirviente que siempre me acompañaba y en quien tenia yo un confidente, vino a buscarme enviado por mi madre, la jefa de Kindaichi quería hablar conmigo durante la comida.
-Kyoya dice que se deshizo del cuerpo como siempre -dijo ella una vez que nos sentamos a la mesa-. ¿Debo creerle?
-¿Tienes razones para dudar de él además de que es mi sirviente?
-Solo esa, te es fiel porque eres su amo, pero si uso mi voz como la jefa de la familia me dira incluso aquello que le hayas prohibido.
-Si tanto te preocupa que Kyoya pueda mentirte u ocultarte algo, usa tu voz como jefa de familia, okka-sa. Si me disculpas, no estoy de humor para compañía y no tengo hambre.
-¿Te puso de malas haber trabajado en tu dia de descanzo?
-Me puso de malas tener que matar a la única persona que me hacia normal.
-Retirate.