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Mi Verdadera Existencia por KoNeKo-AkArI

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Notas del fanfic:

Pandora Hearts no me pretences, esta historia es producto de mi aburrimiento.

Advertencia: Tiene Contenido del manga...

Espero lo disfruten ^w^

-“¿En verdad existo? ¿En verdad soy importante?...  ¿En verdad… soy útil?...”-  esas y más preguntas vagaban por la mente de aquel joven de cabellera negra, mientras sus pies se movían con rapidez haciendo un sonido apagado, pues los golpes eran amortiguados por la suave nieve…

Su cuerpo tenia espasmos por el frio que tenia, su boca trataba de buscar aire suficiente para poder respirar, pero cada bocanada era como si agujas entraran y se enterraran en su interior… Miro por el rabillo del ojo hacia atrás, tres hombres le seguían trago en grueso… sabia que le darían alcance… por eso aumento el paso para alejarlos de su hermano pequeño… el único ser que lo necesitaba, el único ser que lo reconocía, aquel pequeño que ya hacia oculto en algún callejón muerto de frio y hambre, se mordió el labio.

-“si existo… porque puedo sentir… Soy importante para mi hermano… soy útil porque protejo a mi hermano”- Se decía mentalmente respondiendo sus propias preguntas, mientras llegaba a un callejón, sus ojos se abrieron asustado… preocupado, miro a su alrededor…  ¡¡Por dios conocía cada calle, cada lugar para ocultarse… cada callejón!! ¿Por qué se había encerrado? Trato de regresar por donde había regresado, pero fue demasiado tarde, frente a él tres hombres lo miraban con malicia, el pequeño de 6 años solo pudo retroceder  hasta chocar con la fría pared, cerro sus ojos asustado. Uno de ellos se acerco,  se incoó y se puso a la altura del rostro del más pequeño…

-Pequeño-susurro apenas, haciendo que el más joven abriera los ojos con timidez, de repente sintió como una mano tomaba el cuello de su mal gastada camisa, -Dime… ¿Dónde está?-  pregunto mientras apretaba el agarre de la camisa y su sus ojos mostraban algo de furia, pero sus labios mostraba una sonrisa amable, el pequeño espantado, trato de zafarse de aquel agarre, pero no logro nada. -¡¿Dónde está ese demonio?!- Grito encolerizado, haciendo que el más pequeño dejara de forcejear unos segundos… ¿demonio?... cuantas veces no había escuchado ya aquella palabra, ¿Por qué le decían así a su hermano? El no había hecho nada… no era un demonio… ¿Por qué le consideraban eso? Por esos hermosos ojos bicolor que portaba. Solo por esa razón su madre, aquella mujer que supuestamente les amaba,  los había abandonado, sintió como la furia recorría su cuerpo, bajo la mirada, enojado, furioso, lleno de odio y rencor… El hombre pensó que había ganado, sonrió de medio lado, complacido, mientras soltaba ligeramente el agarre del cuello del joven…  -¿Dónde…? ¡¡!!-  Grande fue su sorpresa cuando el más pequeño se abalanzo sobre él, los otros dos adultos miraron con sorpresa como el más pequeño tacleaba a su amo… como lo derribaba, como se subía en su estomago y con sus pequeñas manitas golpeaba con fuerza el rostro de su compañero, parpadearon sorprendidos y se miraron.

-¡Que esperan idiotas… quítenme al mocoso!- Grito el hombre, que no podía controlar los golpes del pequeño… ¿desde cuándo un niño era más fuerte que él?  Gruño tratando de tomar su cuello, pero quedo a medias, sus ojos ahora mostraban sorpresa y terror… ¿Cómo? ¿Cuándo? Los ojos de aquel chiquillo eran… eran… ¿rojos? ¿Negros? ¿Morados? Pero… era… antes… ¿Quién era el mocoso? Una sonrisa torcida apareció en los morados y rotos labios del más pequeño… esto altero al mayor…

-Jejejejeje- Nunca antes una risa le había parecido de lo más macabra, tirito bajo el cuerpo del joven -¿Qué pasa? Miedo… de un simple niño…- se burlo mientras sonreía mostrando su dentadura, levanto la mirada, mostrando sus ojos negros, dos posos sin fondo llenos de melancolía, donde caes por siempre, donde solo hay dolor y oscuridad… los otros dos hombres se detuvieron en seco, mientras abrían sus ojos asustados, el pequeño volvió a sonreía mientras su vista era puesta en aquel hombre…

-¿Quién… eres?-  Pregunto mientras trataba de zafarse de aquel agarre… el pequeño sonrió un poco más mientras hacía presión en aquella atadura…

-Soy un simple  demonio o quien sabe tal vez… sea tu- Respondió con simpleza mientras un aura morada empezaba a rodear al pequeño niño, sus ojos se cerraron y su rostro mostro dolor, esa expresión solo duro unos minutos, luego sus fracciones se relajaron, su cabeza quedo mirando hacia el vientre de su enemigo, con los ojos cerrados levemente, el pequeño levanto la mirada, ahora mostrando sus ojos color ámbar, parpadeo confundido ¿Qué hacia?, miro en donde estaba sus mejillas pálidas por el frio y el hambre tomaron un ligero color carmín, se levanto de golpe.

-Así… que… el… demonio eres tu… mocoso- susurro con algo de dificultad, mientras aquel hombre se levantaba lentamente, mientras se limpiaba la sangre que caía de sus rotos labios, el niño parpadeo confundido, mientras negaba.

-No…Yo…- Susurro mientras trataba de buscar una salida, pero todas se encontraban  cerradas, aquel hombre hizo un movimiento con su cabeza, los otros dos adultos asintieron mientras se tronaban los nudillos y sonreía de manera placentera, el pequeño solo pudo negar asustado –Por favor no- suplico mientras cerraba los ojos, golpe, tras golpe, tras golpe, patadas, palabras hirientes, gritos y más suplicas, era lo único que se escuchaba en aquel callejón, mientras aquel pobre niño suplicaba que se detuvieran… Unos pasos a las cercanías distrajeron aquel trió de hombres, miraron a la entrada de aquel callejón.

-¿Quién eres? Y ¿Qué demonios quieres?- Pregunto unos de los hombres mientras se ponía enfrente de los tres, el pequeño solo entre abrió un poco sus ojos y con dificultad levanto su temblorosa mano, sus labios se movieron pero nada salió de ellos, lagrimas de dolor y desesperación salieron de sus ojos ámbar. Cayendo a la nieve, su mano perdió fuerza y callo al suelo, las fuerzas se le escapaban como al parecer la vida…

 -Dejen a Gilbert-sama- Ordeno con voz neutra fría, mientras su capa era movida lentamente por una brisa helada, uno de aquellos hombres soltó una carcajada burlesca, la mano del desconocido subió hasta su sombrero, para moverlo un poco, ocultando su mirada.

-Que gracioso… mejor lárgate antes de que te toque una paliza- Dijo el hombre mientras su mano hacia la señal de que se largara, aquel hombre levanto su mirada mostrando los pozos negros que unas horas antes se había presentado en la mirada del joven, una sonrisa torcida apareció en los labios del recién llegado, avanzo un paso, sin vacilar y con mucha decisión, haciendo que el hombre retrocediera, camino pasando al primero, luego al segundo y tercero, hasta llegar al niño, que yacía desangrándose y semiinconsciente, moribundo. Se agacho y acaricio uno de los mechones azabache que ahora se encontraban manchados de sangre, con un movimiento se quito la capa y tapo el cuerpo maltrecho del pequeño niño, se acerco a su oído y le susurro con voz serena y cargada de amabilidad. -*No se rinda… Vincent -sama lo espera*- Dijo, el niño movió los labio nombrando a su hermano mientras sus ojos se cerraban lentamente, aquel extraño solo sonrío de medio lado, su mano se poso en la cabeza del chico y se torno de color verde, la respiración antes lenta y dificultosa, no tardo en ser normal, ahora el niño solo descansaba, ya no luchaba por respirar. Aquel extraño solo dejo escapar un suspiro, mientras se levantaba, detrás de él, los tres hombres se encontraban molestos… ¿Cómo se atrevía a interrumpir, cuando estaban a punto de matar aquel demonio?

-¡¿Qué rayos crees que haces?!- Grito uno de aquellos hombres alterado, acercándose al extraño que lo miraba sin inmutarse, levanto una ceja. -¡Estábamos a punto de acabar con uno de los demonios!- Grito exasperado, una sonrisa torcida apareció en sus labios, para luego convertirse en una tétrica carcajada, el hombre retrocedió un paso asustado, nerviosos, confundido. La risa poco a poco se fue tranquilizando, callando, hasta que solo quedaron ligeros espasmos en el cuerpo del individuo, levanto la mirada, con una sonrisa amable pero amenazante adornando sus finos labios.

-¿Demonios dicen?- Pregunto algo molesto, mientras una de sus manos acomodaba un mechón de su cabello, cerró los ojos unos minutos, pero de repente su sonrisa desapareció, su rostro se mostro serio abrió de nuevo sus ojos mientras daba  un paso –los únicos demonios aquí son ustedes humanos- Susurro el joven, su corto cabello se movió un poco por la fría brisa, sus ojos color negros se cerraron de nuevo, mientras alrededor de él un circulo de aire se formaba, de su espalda dos hermosas alas negras salía de su cuerpo, sus ojos se abrieron mostrando de nuevo los pozos hipnotizan tés , pero esta vez eran de color carmesí,  dos de los hombres quedaron prendados de aquella hermosa figura abriendo los ojos sorprendidos, mientras que el ultimo retrocedió un poco… ¿Cómo era posible? –ahora serán juzgados- susurro aquel hombre, su voz era suave pero cargada de enojo, de su boca extrañas palabras empezaron a salir ,confundiendo a dos de los atacantes, mientras el tercero empezó a caminar a tientas, hasta quedar en la oscuridad de aquel lugar.

-“¿Qué demonios pasa? ¿Por qué un ángel de la muerte nos juzga?... acaso… ¿atacamos alguien importante?”- se pregunto el líder de aquella cuartada contra los demonios, su mirada se dirigió hacia el niño que con tanto esmero y devoción aquel ángel protegía… ¿podría ser qué?... una gran sonrisa adornos sus labios, si era lo que pensaba, entonces haría  lo que fuera para tenerlo en sus manos, con extrema cautela se retiro, dejando a sus compañeros a la suerte… -“Solo espera pequeño… serás mío… tu y ese poder… serán míos”-Pensó mientras corría por las desoladas calles.

Los dos hombres se encontraban en su mismo sitio no podía moverse, se encontraban asustado, nerviosos… ¿Qué pasaría con ellos?, en su frente una figura se empezaba a formar, sintieron un ardor, seguido de una luz rojiza que los cegó durante unos instantes, cuando abrieron sus ojos parpadearon confundidos, de repente la luz rojiza se proyecto frente a ellos mostrando una estrella color roja, aquel ángel sonrió, mientras sus largos colmillos hacían presencia.

-Culpables-Susurro mientras se acercaba a los hombres que seguían sin poder moverse, desesperados trataron de correr, pero no podía moverse… cuando aquel ser llego a ellos, solo pudieron suplicar, el no los escucho, primero tomo al castaño y le mordió… empezó a succionar la sangre de aquel que era culpable, su delito: Tocar al príncipe de los vampiros o como algunos le conocían ángeles de la muerte. Suplicas, llanto, sangre, agonía, dolor… todo eso le satisfacía. Le era de lo más satisfactorio, al terminar con aquel hombre, lo dejo caer, ahora era nada más que un cascaron vacio, con su lengua se limpio los restos de la sangre que caían por la comisura de sus labios, miro a su otra presa, camino dos pasos y estuvo frente a él segundo condenado. -Tienes suerte estoy lleno… tu muerte será indolora- dijo aquel ser, mientras sonreía, el humano solo negó desesperado, levanto la mano y la puso en la cabeza de su víctima, le sonrió por última vez antes de cerrar la mano, destrozándole el cráneo.

Miro el cuerpo que tenía en su mano, y lo dejo caer, haciendo rebotar por la fuerza del golpe, se sacudió las manos mientras miraba a su alrededor…

 -has dejado un desastres… Raven- Escucho una voz detrás de él, su cabello negro se movió cuando de un movimiento brusco se dio la vuelta, dejo escapar un suspiro aliviado al ver que era una compañera de su clan. – ¿Qué haces fuera del cuerpo del amo? - Pregunto mientras avanzaba con calma, haciendo que su largo cabello blanquecino se moviera con su elegante andar. Paso de largo a su amigo y se agacho para acariciar la cabeza del pequeño, el joven frunció el entrecejo molesto… odiaba que tocaran su propiedad, la chica le miro de reojo y soltó una leve risilla. –tranquilo no te lo quitare-susurro mientras le daba un último vistazo al chico que dormía tranquilamente.

-¿Ya se dio cuenta de mi ausencia?- pregunto el cuervo mientras se sentaba a un lado de su contratista, la chica negó, mientras sonreía burlescamente. -¿Qué?-pregunto molesto, frunciendo el seño….

-Interesante forma de presentar a ángeles caídos… aun me pregunto cómo conseguiste que te aceptaran y te dieran poder -dijo la mujer empezando a caminar hacia la salida del callejón, miro hacia el cielo nocturno, deteniendo uno segundos su caminar,  mientras miraba luego a su hermano, amigo y compañero… -cuídalo bien Raven… por que Gleen ya se entero de esto… además de que el chico es atractivo… te lo van a querer quitar… tanto Ángeles como humanos- susurro la mujer reanudando su  caminar de nuevo, queriendo hacer enojar un poco al cuervo, cosa que consiguió, escucho un duro golpe a sus espaldas, dejo escapar una risilla, adoraba hacer rabiar a sus hermanos. –Su familia no tardara en reclamarlo… si es que no sucede lo predicho por Owl- dijo mientras se perdía en la neblina de la noche. El cuervo chasqueo con la lengua, no tenia que recordarle lo que ya sabía, suspiro mientras miraba a su dueño, sonrió de medio lado… si era el protector del príncipe del último linaje de ángeles  poderosos… De repente empezó a desvanecerse convirtiéndose en humo color negro, que entraba al cuerpo de Gilbert…

-Hermano… Hermano- Una dulce e infantil vocecita se escuchaba a la lejanía, aquel chico que ya hacia tendido en la nieve se removió algo inquieto, tratando de no escuchar esa voz, negándose a despertar, queriendo dormir para siempre, quedándose en aquel lugar, donde junto a su hermano, pueden estar en paz y felicidad, donde predominaba la calidez y no había más dolor. –Por favor Gil despierte… No me abandones- ¿Abandonar?, sus parpados se movieron un poco, tratando de  abrirse un poco, pero pasaban…. ¿Abandonar?, esa palabra se repetía una y otra vez, no… nunca lo haría, nunca dejaría a su hermano pequeño solo… no de nuevo… nunca… y si lo hacía… seria porque su propio hermano se lo ordenara… porque si Vicent ya no lo quería cercas… él ya no existiría porque solo tenía a su hermano en este mundo inhóspito y cruel. Por fin sus ojos ámbar se abrían, al principio solo pudo ver una mancha amarilla, pero poco a poco su vista fue mejorando…

-¿Vicent?- pregunto un tanto confundido mientras se sentaba en la nieve y aquella capa que llevaba encima resbalo, cayendo hasta sus pies, el más pequeño asintió mientras se abalanzaba a los brazos de su hermano mayor y ligeras lagrimas empezaron a salir de sus ojos. El mayor, solo suspiro, mientras sus pequeños brazos se cerraban entorno a la cintura del rubio, empezó a tararear una melodía calmando a su hermano. -¿Qué paso?... ¿Cuánto tiempo tengo dormido?-  pregunto el peli negro, separando un poco a su hermano de si… el pequeño rubio suspiro un poco, para después mirar el cielo mortecino, claro signo de que pronto anochecería… o ¿amanecería?. Miro el rostro de su hermano que parecía algo confundido.

-Llevas inconsciente casi dos días- Le respondió con algo de nerviosismo, esperando la reacción de su hermano, este solo abrió los ojos sorprendido, para luego dar un suspiro, de repente un ligero olor a putrefacción llego a su nariz, su cabeza dio un ligero movimiento y sintió unas tremendas ganas de vomitar al ver como todo el contenido encefálico salía de una herida profunda de la cabeza de uno de los hombres. Desvió la mirada, mientras su hermano lo observo curioso y luego miro en la dirección donde su hermano miraba, sonrió de forma tímida –Hiciste algo muy extraño Gil- Dijo Vicent mientras se encogía en su lugar, al recibir la mirada de su hermano, que parecía algo molesto y con pujido… ¿el había… hecho aquel desastre? Miro sus manos unos minutos, buscando respuesta en ellas, pero no encontró nada, nada más que la muda respuesta de que él había asesinado. Sus manos viajaron hasta su cabeza, donde le estrecho con fuerza, apretando unos mechones con desesperación. -¿Gilbert?- llamo preocupada mientras ponía una mano en el hombro de su hermano mayor.

-Vincent no recuerdo- Susurro apenado, lleno de dolor, su vista viajo hasta toparse con los ojos bicolor de su pequeño hermano –No recuerdo haber hecho esto- susurro dejando escapar un suspiro lastimero, el más pequeño solo sonrió de forma amable y le abrazo, sorprendiendo al chico de mirada ámbar. Que le miro, haciendo una pregunta muda, su hermano negó y sonrió de nuevo, Gilbert le regreso el gesto mientras se dejaba mimar por las pequeñas y sucias manos del pequeño. Una hora después ambos hermanos desaparecieron de aquel callejón, de aquel lugar, pues lo más seguro es que pronto encontrarían aquellos cadáveres, corrieron por los callejones, hasta llegar a uno en especial, donde una caja los esperaba, se miraron mientras se sonreían, pero la sonrisa del mayor era de pura desesperanza, cansancio, ¿Cuánto más podrían soportar?.

 

Y como lo habían predicho, una semana después los cuerpos fueron encontrados, durante ese tiempo, la policía estaba al tanto patrullando, ahora ellos podía estar un poco más calmados, un poco más protegidos… eso esperaban.

Nevaba y sus cuerpos temblaban, se abrazaban tratando de contener el mayor calor corporal posible, el cuerpo del pequeño rubio tenia ligeras convulsiones, y Gilbert agradeció mentalmente haberse llevado aquella capa, que lo había cubierto durante unas horas, sintió el cuerpo del pequeño rejuntarse más *si era posible* contra el, suspiro mientras lo abrazaba tratando de trasmitirle calor.

 -H…h…hermano… frio- susurro su pequeño niño, mientras los dientes le castañeaban de manera escandalosa, el pequeño peli negro se mordió el labio, mientras apretaba más el abrazo, sonrió de manera triste, su hermano le abandonaba lentamente. No lo soltaría, se aferro más al pequeño cuerpo mientras su cabeza tapaba al de su hermanito, tratando de cubrirlo de los copos de nieve… el pequeño rubio lo miro, curioso -¿Gil?- llamo, mientras el mencionado le sonreía de manera amable, protectora, un pequeño hilito de sangre resbalo de su cabeza, hace unas horas habían recibido otra paliza… pero… ¿y los policías? Al parecer no hacían un buen trabajo. La manita temblorosa de Vicent se movió hasta la cara de su hermano limpiando la sangre, luego le sonrío.

- niños… ¿Qué hacen aquí? –pregunto una voz adulta, con curiosidad y al parecer confusión, ambos niños voltearon hacia la entrada del callejón y pudieron reconocer una sobra alta, los dos pequeños sintieron miedo, confusión, desesperanza. El extraño se movió hacia los pequeños que se removieron nerviosos en su lugar.

-Gilbert… no siento las piernas… tengo sueño…- susurro el rubio mientras trataba de no cerrar los ojos y ponerse de pie, al escuchar eso el peli negro se alarmo, mientras movía con brusquedad a su hermano pequeño, en un vano intento de que este no cerrara sus orbes bicolor. Sintió algo tibio recorrer sus mejillas, de nuevo lloraba, pero ahora por desesperación, enfrentaría a ese hombre, pero su hermano tenía que sobrevivir. Cuando se dio cuenta tenia aquel extraño frente suyo, estrecho con protección el cuerpo de su hermano.

-A…aléjese-  susurro, su voz sonó temblorosa, con un toque de nerviosismo y miedo, todo lo contrario a lo que él se proponía, se suponía que tenía que sonar firme, amenazante, escucho una risita proveniente de aquel hombre, se removió nervioso tratando de alejarse, observo como aquella mano se acercaba a él por lo que solo cerró los ojos, esperando el golpe… pero se sorprendió al sentir una dulce caricia.

-Ya tranquilo… todo estará bien… ¿puedes caminar? Los llevare conmigo- susurro aquel hombre, ¿generoso? No, había aprendido que ningún ser humano era generoso… entonces… ¿un ángel? Lo más seguro, pues un aura blanca lo rodeaba, con aquella sonrisa tan encantadora, con aquellas fracciones tan finas y ese cabello de sol… si seguramente era un ángel. Aquel extraño ser le extendió una mano, el dudoso saco una de sus manos y la empezó a extender, su mano temblaba, estaba nervioso, asustado, sorprendido, y ¿si todo era una trampa? Su mano se detuvo a uno centímetros de la contraria, pero aun así podía sentir el calor que despedía, sus ojos ámbar se encontraron con los amables y cálidos jades de su compañero y aquella sonrisa que su compañero le dedico fue suficiente para creer. Su pequeña mano tomo la más grande del mayor, el rubio ángel la sostuvo con fuerza, mientras le dedicaba una sonrisa amable. –Ya no estarán solos- pudo escuchar el suave murmullo de aquel ángel rubio, y Gilbert… por una vez en hace muchos años sonrío de verdad. Una cálida y alegre sonrisa, aquel extraño se sorprendió y sintió como algo se extendía por su rostro… se había sonrojado, carraspeo un poco cuando se dio cuenta de algo –Por cierto… Mi nombre es Jack- Y Gilbert sintió algo saltar en su pecho, como si algo se hubiera firmado, solo pudo asentir mientras cerraba los ojos… Jack su ángel…

… Llevaba un poco más de 1 año en aquella casa que le pertenecía a su amo Jack, caminaba con extrema calma, mirando el largo y desolado pasillo, escucho algo… alguien más andaba por allí, curioso miro hacia atrás, pero no había nadie, parpadeo un poco confundido… juraba que había escuchado alguien acercarse. Sin prestarle demasiada atención siguió su camino… estaba preocupado hace más de 4 horas no había podido encontrar a Vincent, ¿estaría bien? Mientras  seguía su camino el solo ruido de sus pasos y de un reloj era lo único que hacia ruido.

Detuvo sus pasos en seco mientras sus ojos se abrían a más no poder, y en sus iris miel solo se reflejaba la sorpresa, el terror, la confusión… y el tic tac del reloj lo abordaban… ¿Cómo era posible? Por donde se encontraba no había ningún reloj, sintió un terrible escalofrió, con algo de miedo miro de reojo y sus pupilas se dilataron, mientras observaba como la sangre salpicaba parte de su rostro y el suelo, cayó al piso, en un golpe seco, mientras sus pupilas se opacaban y se contraían, tanto por el dolor y la sorpresa, sus pequeño cuerpo tenia pequeñas convulsiones.

-“¿Por qué?”-esa pregunta rondaba la mente del más pequeño mientras con dificultad observaba los pies de su atacante. –“¿Por qué tu?”- esa pregunta seguía rondando su mente, mientras ligeras y cristalinas lagrimas aparecían es sus ojos… se sentía estúpido, torpe, humillado… Traicionado… -“¿Por qué me traiciono amo?”- un último pensamiento, mientras sus opacos dorados miraba con decepción, miedo, desesperanza aquella persona que lo rescato y educo, que le dio amor… todo había sido una simple ilusión una mera esperanza que se esfumo en un abrir y cerrar los ojos, observo el rostro de su amo y en el pudo observar una torcida sonrisa y entonces comprendió… que no podía confiar en nadie que no fuera su hermano y él mismo….

Notas finales:

Espero les alla gustado... ^^


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