Naruto estaba en shock.
No se dio por vencido, Rápidamente dio inicio a todas las técnicas de resucitación que conocía, no permitiría que el muchacho se fuera de su lado, así su brazo quedará aún más lesionado de lo que ya estaba.
- ¡Sasuke regresa! ¡Vuelve conmigo!
Sasuke, o más bien su alma, flotaba a través de un túnel ennegrecido, hasta que una hermosa y destellante luz lo capturó como a un vil insecto.
“Que precioso” jamás en su vida pensó que vería algo tan bello. De repente y antes de que pudiera continuar ante la estela que lo llamaba, pudo sentir como un sentimiento de soledad lo abarcaba, percibía que si iba más allá perdería algo o… dejaría a alguien sin aquello que tanto quería.
“¡Sasuke, vuelve conmigo!”
Escuchó entonces una voz a través de la oscuridad, a través de ese foso negro que tanto odiaba, dudó, estaba siendo tentado por la maravillosa luz que le permitía ver, y a la vez pensaba en si debía o no regresar a vivir en tinieblas. Pero aquella voz era persistente, no se rendía ante nada, necesitaba traer a Sasuke de vuelta costase lo que costase. El peliazul reconoció la voz y sonrió, Naruto le estaba suplicando que se quedase con él, que no lo abandonase, que le permitiera verlo vivo un poco más…
“¡Sasuke, vuelve conmigo!”
El Uchiha por primera vez en mucho tiempo se olvidó de su orgullo, abandonó su deseo de ver y prefirió regresar a la noche eterna, junto a aquel individuo que instantes atrás había sido su asesino, el mismo que ahora le practicaba el boca a boca con desespero.
- Ah… ah… - Sasuke buscó el oxigeno que instantes antes le había sido privado.
- ¡Sasuke! – Naruto no podía creerlo. Lo abrazó como pudo. Había durado cinco minutos enteros tratando de volverlo a la vida y lo había logrado - ¡Sasuke estás vivo! – Se escuchaba claramente que estaba llorando.
- Naru… to… - El peliazul trataba de hablar.
- Pérdoname… snif… no sé que me…
Sasuke tomó la mano derecha del rubio y la deslizó por toda su mejilla, con sus ojos apagados, respirando entrecortado y con una leve sonrisa.
- He visto… algo mucho mejor que imágenes físicas.
- … - El Uzumaki permaneció en silencio, expectante ante lo emitido por el otro.
- Tu voz… las vibraciones de tu voz son como hilos que entran por mis oídos y atraviesan mi corazón… hilos de esperanza, que me guían a través de éste camino… pude sentirlo, sentí tu corazón conectado al mío…
El muchacho más calmado, fue tomando al Uchiha entre sus brazos, cerrando los ojos y dejándose llevar por aquellas vibraciones emitidas por Sasuke e interpretadas por él como palabras.
- Sígueme hablando Naru… hazme sentir el sonido de tu voz.
- No te preocupes Sasuke, de ahora en adelante… yo seré tu guía… nunca te abandonaré, pase lo que pase…
***
Pasó el tiempo y Naruto fue contratado por Sasuke como su asistente. Ciertamente su padre no estuvo muy de acuerdo, ya que estaba viviendo prácticamente ahí. Procuraba no visitar mucho a Gaara y cuando lo hacía, no permitía que el pelirrojo le pusiera una mano encima, igualmente ocurría con su padre, solamente podía abrazarle, pero no más…
Ayudaba en todo lo que el Uchiha necesitase, sobre todo si iban a dar paseos a la ciudad, ya que el peliazul se sentía más confiable que nunca, además que ya tenía la confianza de hacer una que otra cosa sin la ayuda de nadie.
Itachi se sentía en extremo satisfecho, el Uzumaki cumplía con todo con suma dedicación y eficacia, pero lo que más agradecía, era que podía ver de nuevo a su hermanito sonreír y disfrutar de la vida.
Sasuke y Naruto sin embargo no intimaron más desde aquella vez, el rubio ahora era considerado como el sirviente de la familia Uchiha y el peliazul, como su amo, tenía que darse a respetar. A pesar de todo, el ojiazul no se sentía abatido, pues complacer a Sasuke, cuidarlo y protegerlo, era la mejor forma en que podía demostrarle cuanto lo amaba.
Ocurrió que, un día llegó un hombre desde el extranjero, a Naruto se le había dicho que el visitante era conocido de Itachi y Sasuke, y que debía de tratarlo como a los hermanos.
Al tenerlo enfrente pudo detallar su portentoso talante: de cabellos plateados y alta estatura, poseedor de nariz y mentón perfilados… pero lo que más llamó su atención, fueron sus ojos… uno era negro como el ónix y el otro color carmesí.
- Naruto. Él es Hataque Kakashi. Estará aquí algún tiempo – Itachi le daba las órdenes.
- Así que tú eres Naruto. Itachi me ha contado muchas cosas de ti – El peliplata mostró su sonrisa.
No supo que lo poseyó. Al sólo enterarse de quien era se arrojó al piso, con la cabeza y las manos apoyadas en el suelo.
- Por favor, se lo suplico… váyase – El rubio imploraba – No le haga más daño al señorito Sasuke… él no se lo merece…
- Naruto… - El pelinegro estaba sorprendido, nunca imaginó que apreciara tanto a su hermano, al menos no para humillarse así.
- ¡Por lo que más quiera!... – Su voz se escuchaba quebrada – No le atormente más… no sabe cuanto tiempo él ha sufrido por usted… - Cerró su mano y recogió un puñado de tierra, apretándola y compactándola, como símil de su corazón.
- Lo sé, no tienes de qué preocuparte… - Kakashi se hallaba a su costado, posando su mano en su espalda – Por eso he venido hasta aquí.
Naruto lo escuchaba, trataba de apaciguarse, a pesar de ello, no podía encararlo de nuevo, permaneció en la misma posición hasta que, algo que dijo el hombre lo golpeó sin piedad.
- Por eso he venido. Para casarme con Sasuke.
- ¡!
- Ya nunca lo dejaré solo… como su futuro esposo acepta mis agradecimientos… eres un buen muchacho, has cuidado bien de Sasuke hasta ahora… más me temo que me lo llevaré conmigo y no tengo cabida para otro sirviente.
En la espaciosa sala, Kakashi aguardaba la llegada del menor de los Uchihas, debía de ser traído con mentiras por Naruto, para que fuera una sorpresa.
- ¿Quién llegó Naruto? – Preguntaba ante la incógnita mientras era vestido por el Uzumaki – Sabes que odio las sorpresas…
Y a pesar de la seriedad que intentó mostrar en todo momento, no pudo aguantarlo y explotó.
- ¡No aguanto más! – Se arrodilló hasta llegar a su oreja derecha – Kakashi… Kakashi está allá abajo… ha venido por ti Sasuke. Ha venido para casarse contigo y llevarte lejos… - Trató por todos los medios de que no se diera cuenta de que estaba llorando.
Los ojos de Sasuke se abrieron al máximo y como si pudiera ver a través de ellos, se dirigió a la sala sin pedirle al rubio que lo guiara.
- ¡Kakashi! ¡Kakashi!
Corría como si sus pies en cualquier momento fuesen a dejar tierra, e increíblemente bajó las escaleras, como si supiera de memoria cada escalón de la misma.
- Mi Sasuke.
Cuando se arrojó a los brazos del peliplata, Naruto sintió que le atravesaban el pecho, se mordió el labio para evitar soltar un quejido lastimero, que sería el comienzo de su sollozo. Una sola lágrima se escapó de uno de sus azulados ojos, una que no pudo contener ante el dolor.
- Sasuke. Cuanto tiempo sin verte… - Le acariciaba los lacios cabellos.
- Pensé que… nunca vendrías… - Sasuke se entregaba a sus caricias.
A un lado, Itachi también observaba herido la escena, desde mucho antes de que Sasuke conociera a Kakashi, él ya estaba enamorado, pero debido a que era casado había evitado declararse o intentar lucha por su amor… ahora su hermano, a pesar de ser ciego le demostraba que tenía mucho más coraje. Le había informado al Hataque del paradero de su hermano, ya que insistía en buscarlo con el resto de la familia Uchiha.
Escucharlos juntos, verlos juntos… era algo que Itachi y Naruto percibían como doloroso.
- Cásate conmigo Sasuke. Vivamos juntos como siempre quisiste… - Acarició la mejilla blanca del muchacho.
- Me temo que no puedo. Has llegado tarde. Mi corazón ya se ha desatado al tuyo…
Los tres hombres escucharon atónitos la respuesta dada por Sasuke.
- Estoy enamorado de otro hombre – Enfocaba el rostro en dirección al peliplata, asemejando verlo directamente – Ese hombre es Naruto Uzumaki.
Aquello fue repentino para el rubio, se acababa de enterar por la propia boca de Sasuke de que era correspondido. Cuando el menor Uchiha le llamó se aproximó hasta él, tomándole de la mano y agradeciendo al cielo tan grande regalo.
- Aunque suene algo gracioso, Naruto me ha hecho ver la verdad… no necesito ver para ser amado, y también… que el amor no es algo que te cause dolor o sufrimiento, el amor verdadero es aquel que te da fuerzas para continuar existiendo… - Se dirigió a Naruto – No quería que te enteraras así… pero debido a las circunstancias no tenía otra opción.
- Sasuke… snif…. – Naruto se limpiaba las lágrimas con la manga de la camisa.
- Me parece bien – Concretó Kakashi – Aunque me duele enterarme de ello, estoy complacido de que tu amado sea Naruto, al parecer es un hombre que desea tu bienestar – Tocó el hombro del ojiazul – No podría sentirme más dichoso de ser vencido por mi rival.
Naruto asintió, aceptando las palabras del hombre. En su interior estaba lleno de enormes y gratos sentimientos que no podía describir con banales palabras.
- Vamos Naruto ¿Qué esperas? – Incitaba Itachi, igualmente complacido ante la persona escogida por su hermano.
- Sasuke – Encaró al muchacho, a pesar de que sabía de que éste no podía verle, le miró a los ojos negros – Yo siempre te he amado. Desde que miré tú silueta a través de la ventana del segundo piso, hasta que me convertí en tu fiel sirviente. Anhelaba estar junto a ti y me alegraba cuando te veía… hasta que…me di cuenta que… no amaba al Sasuke que veían mis ojos: Al precioso peliazul de la ventana, al que aguardaba la llegada de su amor de antaño… no, yo amaba al Sasuke sincero, el solitario, el que se perdía en su mundo, el inalcanzable… por eso, cuando pude tocarte más allá de lo físico, me sentí el ser más feliz sobre los otros que habitan estas tierras…
Sasuke sonrió. Por primera vez no se sentía ciego…
- Te amo Sasuke.
Ya que existía alguien que veía lo mismo que él.
*Fin