Prologo
Un pequeño cuerpo estaba sentado en la oscuridad, en lo más profundo de ese infierno que todos llamaban Crematoria, pero allí nadie sabía el motivo por el que existía. Él.
Sus ojos esmeralda brillaban en la oscuridad, después de mucho tiempo opacados por la espera y la nada, pues sentía que el cambio se aproximaba. Podía sentirlo en la tierra carbonizada y olerlo en el viciado aire que le rodeaba; después de mucho mucho tiempo de inactividad, empezó a moverse, a desprenderse del letargo que se había apoderado de su cuerpo.
En sus oídos sonaban los tambores de una nueva revolución, y como agente de dicha revolución, su visión solo era capaz de distinguir la borrosa figura de un hombre, y lo único claro que sus poderes podían alcanzar a reconocer de él, eran el par de ojos más inusuales con los que se había topado nunca, unos ojos que solo reflejaban.
- Ya ha pisado “tierra” por lo que parece.- Dijo la ominosa voz en la oscuridad, aunque en el sonido se podía alcanzar a reconocer una sonrisa.
A muchos kilómetros de allí un grupo de mercenarios bajaban a un preso de su nave…
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Llegada
Habían llegado a Crematoria, uno de los planetas prisión de más alta seguridad, un infierno en este mundo del que era imposible escapar, y mientras transportaban a Riddick para negociar la suculenta cifra que le darían por él, Toombs no podía dejar de pensar en lo buena idea que había sido traerlo hasta aquí y hasta qué punto el cabrón de Riddick se lo merecía.
Ja, el experto en escapar, me costó los anteriores mercenarios que estaban bajo mi mando y una nave, ya era hora de que este desecho me resarciera. Esta no es como las otras prisiones en las que ha estado… Era lo que pensaba Toombs mientras bajaban por el carril para llegar hasta la centralita de la prisión, solo para levantar la vista y ver como unos de los mercenarios que le acompañaban caía del transporte.
- Bien, a más tocamos los demás.- Parece que ya me este resarciendo, solo espero que no la arme ante los carceleros o no le sacare todo el provecho que podría... Toombs frunció el ceño ante esa desagradable perspectiva que se le acababa de ocurrir y ya empezaba a mosquearse por haberlo traído aquí a pesar de lo mucho que lo merecía. Es solo este maldito calor, en cuanto recoja el dinero me largo de este asqueroso lugar.
Riddick, por otro lado, estaba simplemente a la expectativa. Para él, estaba claro lo que pasaba por la mente de Toombs con solo mirarlo, odiaba a los mercenarios con todas sus fuerzas, pero todos eran igual de simples y bastante fáciles de leer, para ellos todo se reducía a dinero. Seguro que piensa que fue una gran idea traerme aquí, y piensa que se le ha ocurrido a él solo. Pensaba Riddick con una sardónica sonrisa plantada en la cara que dio un escalofrió al mercenario que le estaba observando.
Una vez terminado el trayecto, los mercenarios pasaron inmediatamente a discutir con los carceleros los “términos” de la entrega, pero Riddick prefirió obviar la situación y se dedicó a observar su entorno y a recordarlo, eso le sería más útil a la hora de escapar que saber cuánto valía, verdad?.
Por lo pronto, las negociaciones parecían haber acabado de momento y a Riddick ya lo estaban bajando a las celdas de Crematoria a través de la cadena. Otra medida más de seguridad, de las tantas como las que había (incluyendo el planeta en sí), pero eso a él no le importaba, era solo otro pequeño obstáculo a superar. Mientras le bajaban, Riddick se preparaba para tocar el suelo, enrollándose y contorsionándose en la cadena para una vez abajo, poder soltarse de las ataduras sin problemas. Y siempre atento a su entorno podía ver las miradas de hambre y desesperación de los presos. Una manada de lobos reducidos a ganado encerrado. Pensó con ironía y algo que se podía parecer a la tristeza. Al fin y al cabo lo único que Riddick deseaba por encima de todas las cosas era la libertad, y cualquier atentado contra ella le causaba gran rechazo.
En cuanto Riddick posó sus pies en el suelo sintió un estremecimiento que le recorrió la columna, y eso no tenía nada que ver con el par “hombres”. Si pueden definirse como tal, en sus ojos apenas se distingue humanidad ya. Pensó él, que intensaban quitarle sus botas. No, había algo en lo profundo de esta prisión, lo sentía, ¿Y que era él sino un hombre de instintos? Siempre le fue bien, él era un hombre libre, incluso aquí en Crematoria, porque sus instintos nunca le fallaron. Parece interesante. Tendré que investigar en cuanto encuentre a Jack.
En otro lugar, en el agujero más profundo y oscuro de la prisión de Crematoria Harry no podía evitar sentir la… impaciencia? No, hacía mucho tiempo que había descubierto (a la fuerza) las virtudes de la paciencia, no lo que sentía era anticipó. Sabía que pronto saldría del lugar al que le habían confinado hace ya tanto tiempo que había perdido la cuenta. Era casi un milagro que aún conservara su cordura. O al menos creo que no estoy loco, hum… bueno, lo sabré cuando salga de aquí. Pensó con un encogimiento de hombros.
Llevaba demasiado tiempo en ese lugar, mejorando sus habilidades, en contacto con la tierra que le rodeaba y aprisionaba, rozando la vida que sentía de los presos humanos cuando estos empezaron a llagar, y comunicándose con los perros del infierno, como los llamaban algunos allí, con los que había podido forjar un vínculo debido a su naturaleza salvaje, y que le había ayudado a no perderse en la oscuridad.
- Solo espero que no se demore demasiado, ya quiero conocer a mi salvador y ya quiero ver el cambio que traerá consigo… - Sonó la suave voz en la profunda oscuridad.
Por otro lado, Riddick creyó oír a alguien susurrando; palabras ayuda, espera y perspectiva; en su oído mientras acariciaba a la hermosa bestia salvaje que tenía delante. Tal vez este imaginando cosas… o tal vez no. Sonrió Riddick con diversión.
Continuara...