Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cerca (Closer) por Siberian-Ice-River

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Éste fic describe un poco la razón de porqué mi mente no tolera al Santo de la Virgen al lado de Ikki. Aunque siendo honestos, no es su culpa.

·         Este fic utiliza como ambientación la Canción Closer de la banda Nine Inch Nails

·         Por lo cual debo hacer notar que es un fic sincronizado. La canción, (si el site lo permite) la pondré , o en su defecto marcaré inicio  fin de la cancion en algún punto dentro de la historia

·         La letra de la canción está traducida literalmente del inglés al español y aparecerá resaltada en letra itálica. ·         Los nombes de Ikki, Hyoga, Aioria y Shaka, así como Saint Seiya y sus características pertenecen a la imaginación de Masami Kurumada.

·         Gracias por su comprensión

 

Cerca

Por Siberian - Ice - River

 

 

Es una fresca ( poco usual) tarde de verano en el departamento que desde hace tiempo comparten el japonés y el ruso.  Ambos se encuentran desparramados a todo lo ancho del cómodo sofá de corte minimalista ubicado en la parte central del acogedor lugar disfrutando de un momento lleno de intimidad, entregados completamente al ocio.

 

Los primeros acordes de una cancioncilla proveniente del pantalón deportivo del moreno se hace escuchar.  El sonido del teléfono celular es inconfundible, Ikki ha recibido una llamada de alguien importante.  Después de dejarlo sonar tres veces, el japonés contesta con un indiferente

 

- Shaka... hmm... ajá... ¿ahorita?...

 

Hyoga escucha atento, pero cuidando de no reflejar el interés que dicha llamada puede llegar a provocar en su hígado y perfecta faz.

 

El chico entrenado en Siberia no se considera una persona celosa, pero ¡vaya!, el hecho de que Ikki acuda al llamado del pelilargo sin chistar cada vez que al representante de la casa de Virgo se le antoja; es algo que le provoca una certera punzada en la boca del estómago.  Y más aún si se considera el hecho de que tiempo atrás el Caballero de la sexta casa y el Santo de Fénix compartieron algo más que un par de batallas... y cama.

 

Pero en tiempo presente, el Santo discípulo de Acuario es quien posee el cuerpo y corazón de la mítica ave.

 

No hay punto de comparación entre Shaka de Virgo y yo -inicia el diálogo mental del caballero de Cisne - Soy más amable, atractivo y joven...

 

... Sobre todo joven

 

Al decir esto, Hyoga sonríe con cierto desdén, para momentos después continuar en su silencioso monólogo

 

Entonces ¿por qué? ¿Qué diantres tiene el  "Diva vista cansada fake" ése? ¿Por qué cuando se le rompe una maldita uña no corre a buscar consuelo con el borrego, el león, o cualquier otro vecino de Santuario? Al fin y al cabo, todos vivimos en la misma ciudad desde que terminaron las batallas.

 

Por toda la orden era sabido que Shaka de Virgo había botado al ave fénix el mismo día que el Santo Dorado de Leo le propuso iniciar una relación.  Lo que muchos estuvieron al tanto fue sobre lo mal que lo había pasado el moreno ante esa ruptura

 

... excepto Hyoga.

 

En aquél entonces Ikki realmente se había enamorado del rubio Caballero entrenado en el Ganges; por ello a todos tomó por sorpresa que el peli azul de la cicatriz en la nariz se retirara de la vida del León y la Virgen sin dar pelea.  Todos los chicos comentaron en su tiempo, sobre la casi instantánea recuperación del japonés y lo civilizado de su comportamiento.

 

Aunque toda esa aura de suficiencia resultó ser, a fin de cuentas una gran farsa.

 

Lo único que los demás chicos notaron como poco peculiar en el comportamiento del peli azul, fue el repentino interés del poderoso caballero del fénix por las rutinas de pesas y resistencia más pesadas y extenuantes, las interminables sesiones que ocupó entrenándolas y la consecuencia lógica... músculos de acero y varios centímetros de volumen en tiempo record para un cuerpo de por sí, casi perfecto.

 

Hyoga fue el único que supo traspasar el mutismo y la actitud de poca importancia que la mítica ave mostró hacia dicho suceso.

 

Sólo el mitad ruso, (y no con poco esfuerzo) supo romper la coraza impenetrable que resguardaba (tras gruesas capas de amargura), el corazón destrozado de un hombre maravilloso.

 

 

Shaka de Virgo es más que un estúpido al haber  dejado a Ikki de esa forma, pero gracias a esa estupidez ahora Ikki está conmigo, estamos muy bien  y eso es lo que realmente importa.

 

El pasado en el pasado debe quedarse

 

Aunque...

 

 

También es sabido el difícil carácter del Caballero de Oro que se dice más cercano a los Dioses. 

 

Por lo cual, las constantes peleas con el siempre risueño y amable Santo del León son tema de conversación en las reuniones que esporádicamente se dan entre los antiguos caballeros de la orden de Athena, utilizando como pretexto la trillada frase "para recordar los viejos tiempos".

 

Y lo más probable es que el motivo de la llamada a Ikki no sea una mera casualidad

 

- ... ya, ya... en media hora estoy allá... - remata el japonés mientras observa su reloj de pulso

 

Escuchar la voz del moreno diciendo lo anterior, trae al hombre de mechas color trigo a la realidad.

 

¿Huh!

 

¿Media hora?

 

Hyoga sigue con la mirada al imponente caballero quien, con agilidad se incorpora del cómodo sillón.  El rubio observa en silencio cómo Ikki se des afana del reloj de pulso, se despoja de la cartera y los deposita en la mesilla de centro para, acto seguido dirigir sus pasos al cuarto de baño.

 

Maldita sea la hora que ambos acordamos que preguntar o dar explicaciones era algo innecesario. - Rumia en silencio el caballero de los hielos

 

"Los amigos no las necesitan y los enemigos no las creerían"...  ¿Pero a quién diablos se le ocurrió semejante disparate?

 

El Siberiano aprieta los puños y un poco la mandíbula, entrecerrando los ojos al recordar que tan conveniente frase había salido por boca de

 

... Séee a mí

 

El no querer ahondar ni dar explicaciones sobre el pasado amoroso tiene sus ventajas y sus desventajas.  Pues bien, éste es el perfecto ejemplo de una desventaja.

 

No tardó en escucharse el correr del agua procedente de la regadera.  Mientras, la cabeza del rubio es una completa maraña de ideas que chocan con velocidad vertiginosa por la blonda cabeza

 

A ver... ¿qué diantres tiene que hacer Ikki en casa del casi anciano oxigenado?.

 

Aunque, pensándolo bien Aioria y él tienen un tiempo distanciados...

 

¿Será acaso que...?

 

Las señales de alerta en el corazón del Siberiano se encienden peligrosamente. La mera idea de que se reinicie una relación casual entre ambos hace que al rubio le hierva la sangre

 

¡Imposible!

Ikki está CON MI GO

 

Murmura para sí juntando el rubio entrecejo

 

Y sin deberla, el mullido sofá paga el tributo de celos bajo el tenso puño del Caballero de Cisne

 

JA

¡Cómo si al rubio simulado ése le importara demasiado!...

 

Mientras el chico de celeste mirada pasa de un errático pensamiento a otro, Ikki ha terminado de bañarse.

 

Ataviado únicamente con la blanca toalla anudada al descuido alrededor de su estrecha cintura, y donde diminutas gotas resbalan por su cuello y ancha espalda (producto de su todavía mojada melena), el moreno se dirige descalzo por el pasillo que lleva al vestidor con algo de premura.

 

Conociendo la forma de pensar de Shaka respecto a la puntualidad, al japonés no le sería del todo extraño que en un par de minutos el Santo de la Virgen marque nuevamente al  dispositivo móvil sólo para asegurarse de que ya va en camino a su encuentro.

 

Justo antes de llegar al vestidor, Ikki voltea a ver al ruso, quien (aparentemente) lo mira sin expresión evidente en el rostro.  El japonés de acerina mirada desaparece tras la puerta.  Después de unos minutos, el peliazul se aproxima hacia la estancia, como siempre imponente; enfundado en ese par de jeans azul oscuro desgastado y una playera tipo polo azul marino que hacen resaltar sus grisáceos ojos y que para rematar contrastan divinamente con el tono tostado de su piel.

 

Guiñando un ojo al chico mitad ruso, Ikki se agacha ligeramente para alcanzar de la mesita de la sala el reloj de pulso y el aparatito móvil de última generación color negro; incorporándose para acomodarlos en sus respectivos lugares; la muñeca izquierda y el bolsillo derecho del pantalón.

 

El japonés se detiene un instante frente al perchero para tomar la cazadora color tabaco (aquélla que hace juego con las botas de corte montañés que hoy porta) y calzársela despreocupadamente.

 

Hyoga, sigue sentado en el sofá,  observando detenidamente las armónicas proporciones de su amante, recreándose en cada centímetro de ésa amplia espalda y trasero formidable.

 

Ikki se ubica en la entrada del departamento con casco bajo el brazo, mientras se extiende para abrir la puerta,  Hyoga se incorpora del sillón, parándose justo atrás de él.

 

El japonés voltea hacia un costado al sentir la cercanía del hermoso peli rubio.  Sonriendo ligeramente para sí.  Ciertamente le desagrada ese mutismo tan característico del Siberiano cuando algo no le cuadra.

 

Arqueando ligeramente una ceja, Ikki se voltea para quedar frente al rubio de Siberia.  Con la mano libre toma el mentón del Cisne de los hielos y besa los labios de su amante, en claro gesto de despedida.

 

Beso que Hyoga recibe tranquilo; por lo que Ikki sonríe ligeramente.  Los labios de ambos se abren poco a poco haciendo más intenso el momento y avivando los ánimos en ambos; llegando al punto en que sus lenguas se encuentran, reconociéndose y prodigándose un sensual intercambio lento y placentero

 

... Hasta que el celular del peli azul vuelve a sonar.

 

*Ahm*

 

                Suspira Ikki separándose ligeramente del ruso, mirando de reojo el reloj de pulso y sacando el celular del bolsillo para poder contestar la llamada entrante

 

Hyoga por su parte, no necesita saber quién es el impertinente del otro lado del teléfono;  está de más adivinarlo.  La sangre se agolpa en el estómago, mientras contempla al moreno decir con tranquilidad

 

                - Ya... ya, voy casi saliendo...

 

 

... Joder

 

 

Tal vez éste sea el detonante para que Hyoga apenas espere a que el moreno guarde su teléfono para tomarlo por la nuca y besarlo con furia apasionada.  Ikki apenas puede mantener el casco entre sus manos.  Sus carnosos labios se encuentran atrapados entre el sediento canto del mestizo.  Adicionalmente, los dedos habilidosos del rubio han logrado captar la atención del japonés de grisácea mirada.

 

                Este ligero arrebato en donde la lengua de Hyoga recorre con presteza el lóbulo y cuello del sensual moreno, dejando rastros ardientes de deseo... comienza a rendir frutos.

 

- Anda Hyog... ahh, me... tengo que...

 

Ikki se deja llevar por el placentero momento cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás, sonriendo de lado en un claro gesto de resignación.

 

¿Por qué al rusito desquiciado se le ocurre calentarme en momentos como éste?...

 

Bien... tal vez nunca tenga la respuesta como tal de boca del entrenado en Siberia.

 

En la mente del ruso solo hay un objetivo:

 

Imponerse sobre la sombra del llamado más cercano a los Dioses.

 

Y si en el proceso tiene que marcar con mordiscos y saliva cada milímetro cuadrado en la piel de su amante, con gusto se entregará a tan deliciosa tarea.

 

El imaginar al moreno desnudo, jadeante y sudoroso prodigándole placer al Guardián de la Sexta Casa del Zodiaco lo hace estremecer de celos... y algo de excitación.

 

                El japonés jadea ligeramente al sentir las hábiles manos del caballero de cisne despojarlo de su casco y cazadora, mientras su fibroso cuello sigue cautivo bajo la perfecta dentadura que con pequeños mordiscos deja a su paso ligeras marcas rojizas.

 

 

                Hyoga sonríe maliciosamente.  Con habilidad masajea la amplia espalda, jaloneando poco a poco la playera a la altura de la cintura del ave fénix, hasta que logra desfajarlo.  Lentamente la sube, aspirando en el proceso el olor limpio de Ikki mezclado con jabón, y fragancia de maderas y bosque.

 

                El hombre de grisácea mirada levanta los brazos facilitando la salida de la prenda color azul.  El Siberiano se aleja un par de pasos y hace también lo suyo, retirando su parte superior y dejándola descuidadamente en el suelo de la estancia.  Sin perder contacto visual con su amante, se remoja los labios en una abierta invitación.

 

                Ikki se acerca al medio ruso, tomándolo por las muñecas, anula por un instante los avances seductores de su amante.  Arqueando una ceja con una mueca entre divertida y excitada le dice

 

- Se me hace tarde...

 

El comentario lejos de enfurecer al rubio, lo anima más.  Poniendo de manifiesto ser digno oponente de la mítica ave, Hyoga suelta el agarre, haciendo girar al japonés y empujándolo para que caiga sin mucha gracia, pero sí cómodamente; en el sofá de tres plazas donde (minutos antes) ambos reposaban perezosamente.

 

 

                Ahora el siberiano tiene a su presa donde debió quedarse desde que sonó el teléfono por primera vez.  Ikki se lleva ambas manos a la alborotada cabellera; resopla alzando la vista hacia el techo, baja los brazos y los descansa en el respaldo.

 

Llevarle la contraria al ruso, y hacerlo enojar es (por mucho) más desagradable que soportar la letanía sobre la impuntualidad que Shaka invariablemente le impartirá en atención por llegar un par de minutos tarde a su encuentro.  Sopesando mentalmente ambas opciones; voltea como al descuido hacia su lado derecho ubicando la hora en el reloj de pulso, advirtiendo con un tono cargado de complicidad

 

- más te vale que sea rápido...

 

                Hyoga se acerca sonriendo, sin dar mucha importancia a la sentencia del peli azul.  Se inclina para continuar con lo que habían dejado pendiente... recorriendo con la lengua lentamente el bronceado pecho, mordiendo, sin prisa, bajando poco a poco hasta toparse con la austera hebilla del cinturón.

 

Los labios del ruso se despegan por un momento de la adictiva piel, para darle protagonismo a las manos que sin problema alguno desabrochan el cinturón, dejando expuesto el característico botón cobrizo y el cierre oculto de los ajustados jeans.

 

Mientras libera la parte baja, Hyoga voltea hacia arriba con picardía, Ikki lo observa con esa mirada característica cargada de deseo.

 

Meter la mano en la parte frontal de los ajustados boxers grises no representa al blondo complicación alguna.  El objeto anhelado lo espera dispuesto y erguido.  La lengua del ruso juguetea con la punta, su mano derecha aprieta ligeramente la base; notando con beneplácito como el miembro reacciona favorablemente engrosándose ante el firme agarre.

 

Por su parte, Ikki enreda sus dedos en la alborotada melena del chico, indicándole así de forma semiconscientemente el ritmo a seguir.

 

La virilidad del peli azul es recorrida de punta a base por lentos lengüetazos.  Hyoga se detiene un instante, consiguiendo que el ave mítica murmure algo inteligible y  suspire con frustración.

 

Una sonrisa de suficiencia se refleja en el rostro del ruso cuando jala el pantalón del moreno de acerina mirada.  Ikki comprende la maniobra y lo ayuda a deshacerse de la estorbosa prenda (boxers y botas incluidas), quedando vestido simplemente por las marcas rojizas en su cuello y pecho y el ligero rastro de saliva en su bajo vientre.

 

Con renovados bríos el siberiano se arrodilla entre las piernas del moreno, abarcando por completo (y debido al tamaño... con algo de dificultad) la masculinidad del caballero de fuego.  Ikki deja escapar un jadeo que lo hace poner los ojos en blanco.  Hyoga sube las piernas del moreno sobre sus hombros, dejando libres una mano para retozar magistralmente entre el escroto y rozar con los dedos índice y medio ésa parte tan íntima justo detrás de los testículos.

 

                Incrementando la presión en ese lugar por demás sensible, mientras el falo cautivo en la boca del ruso recibe rítmica atención, cortesía de su experimentada lengua.

 

                La estimulación directa al glande y perineo rinde sus frutos.  Ligeros espasmos (y el falo hinchado a su máxima  capacidad) anuncian la llegada inminente de un explosivo orgasmo.  Ikki cierra los puños, intentado  ahogar el gemido preámbulo a la petite mort.  El blondo muchacho está preparado a recibir la descarga del espeso líquido, que pasa sin problema por su garganta, mientras el cuerpo de su amante se tensa por completo, para segundos después relajarse.

 

 

La respiración del señor de la Isla de la Reina Muerte ha recuperado su ritmo acompasado. 

 

----- Inicia canción -----

 

Hyoga retira las piernas del moreno de sus hombros sonriendo satisfecho.

 

- *ahm* te compensaré... -- pronuncia por fin el japonés, mientras sube las piernas al sofá y se voltea para reposar tumbado boca abajo a todo lo ancho del blanco asiento de tres plazas, completamente desnudo.

 

Con algo de pereza, el japonés gira la cabeza ubicando su reloj de pulso.  Cierra los ojos y murmura

 

- *Tsk* debo apresurarme, alcánzame mis cosas

 

- No tan rápido

 

Hyoga se sienta encima del moreno aprisionándolo bajo sus piernas.

 

- Mhmmm - Ikki ronronea ligeramente.  El peli rubio hace uso de sus habilidades ejerciendo presión con las palmas y puños sobre la ancha espalda, prodigando al moreno un masaje profundo

 

- Shhh no me tardaré... lo prometo

 

Me permites violarte,

 

-¿Lo prometes?. Mmmh - Ikki complacido hunde la cara entre los cojines.  Anticipándose a un masaje delicioso

 

Me permites profanarte

 

Hyoga no le presta atención.  Su mente está más concentrada

 

Me permites penetrarte,

 

En llevar a cabo un repentino y macabro (¿?) plan

 

Tú me permites complicarte

 

Liberando las fuertes piernas del japonés de fuego, Hyoga

 

Ayúdame

Despedacé mis entrañas

 

Se retira del moreno para quitarse el pantalón con destreza

 

Ayúdame

No tengo alma que vender

 

Lo más rápidamente posible.  Sabe que le quedan 15 o 20 minutos

 

Ayúdame

la única cosa que me funciona

 

Para que el ave de fuego pueda tener otra erección.

 

Ayúdame a alejarme de mi mismo

 

Mientras piensa para sí mismo

 

Quiero cogerte como un animal

 

Bien, japonesito de mierda...

 

Quiero sentirte desde el interior

 

Si ya te cansó tener un pasivo a quien cogerte

 

Quiero cogerte como un animal

 

Y lo que buscas es alguien que te coja salvajemente

 

Mi existencia está trastornada por completo

 

Entonces permíteme Caballero Ikki de Fénix

 

Tú me acercas a Dios

 

Disputarme ese honor... Te aseguro que lo tendrás

 

Ikki, ajeno a los pensamientos del rubio (desquiciado por los celos), gruñe levemente a manera de protesta hacia el ruso  por haber detenido el masaje a su espalda.  Refunfuño que es reemplazado por un gemido sofocado

 

- Ahhh

 

La razón es sencilla.  El perfecto trasero del moreno es lamido en semicírculos, haciendo que el japonés se tense y exhale involuntariamente cada vez que siente la experimentada lengua del mestizo acercarse a la división entre los glúteos, hundiéndose traviesamente en ella.

 

Hyoga, divertido ante los espasmos condicionados de su amante busca reconfortarlo diciéndole

 

- Shhh, dijiste que me compensarías...

- pero, ahhh... te estás cobrando caro - contesta Ikki con dificultad

- ¡Nah!, solo lo meramente necesario... dame un momento

 

 

Puedes tener mi aislamiento

 

                El ruso desaparece por un par de minutos

 

puedes tener el odio que conlleva

 

Momento que Ikki aprovecha para entrecerrar los ojos sonriendo

 

Puedes tener mi ausencia de fe

 

Lo que sea que haya ido a hacer el blondo, al regresar no lo decepcionará

 

Puedes tener mi todo

 

Hyoga regresa y vuelve a sentarse encima del peli azul, pero algo ha cambiado

 

Ayúdame

a tirar abajo mi razón

 

Esta vez las manos del cisne resbalan deliciosamente por el cuerpo del moreno

 

Ayúdame

Es tu sexo el que puedo oler

 

Producto del aceite esencial con aroma a maderas

 

Ayúdame

Me haces perfecto

 

Aplicándoselo con destreza desde la nuca hasta la punta de los pies.

 

Ayúdame

A convertirme en alguien más

Quiero cogerte como un animal

 

Conscientes de la completa desnudez de ambos,

 

Quiero sentirte desde el interior

 

Hyoga presiona y recorre los hombros del japonés sin prisa alguna,

 

Quiero cogerte como un animal

 

Recorriendo los bíceps y antebrazos perezosamente;

 

Mi existencia está trastornada por completo

 

bajando hasta las muñecas... presionándolas en un firme agarre

 

Tú me acercas a Dios

 

y juntándolas en la baja espalda con una sola mano.

 

                Con la otra mano el mestizo toma el frasquito de lubricante, vertiendo unas gotas en el moreno trasero de su amante.  Mientras esparce el liquido semi-espeso con firmeza, Hyoga deja la botellita de lado, centrando su atención en su erguido falo, lubricándolo con el remanente de su mano, de punta a base.

 

Su masculinidad palpitante se posa en el lugar estratégico entre las nalgas del japonés y sin sutileza alguna se encaja de golpe en el sublime trasero.

 

                - Aghhh -La mítica ave abre los ojos, tan abruptamente como la certera estocada se va hundiendo en su ser

- Shhh... será mejor que te relajes - es lo único que recibe por respuesta por parte de un divertido Hyoga

 

Ikki no esperaba semejante invasión a sus entrañas.  Sus manos están convenientemente inmovilizadas en su espalda bajo el firme agarre del chico entrenado en Siberia.  Con una sonrisa de lado y ante tal situación, al santo de fuego no le queda más que acatar el consejo del mestizo.  Tensarse le provocaría un dolor innecesario.

 

                El ruso, por su parte, se ha quedado inmóvil esperando a que el interior del peliazul se adapte a su hombría.  Desea poseerlo y si es posible llevarlo al éxtasis.  ¿Lastimarlo en el proceso?, es lo último que pasa por su mente.

 

- Bueno, conseguiste lo que querías - por fin contesta Ikki con cierta resignación en el tono de voz

- En efecto... -contesta triunfal el atacante (¿?) añadiendo- Más vale pedir perdón que pedir permiso

- No pediste permiso

- Ops... entonces, perdón... - la voz de Hyoga pasa de divertida a ligeramente preocupada, por ello pregunta con cautela- ¿te lastimé?

- Ahmm un poco... a mi orgullo -al escuchar que Ikki dice esto relajadamente, Hyoga se tranquiliza.  El japonés añade con complicidad- anda, suéltame para que podamos terminar con esto como debe ser

 

Hyoga está a punto de obedecer cuando de improviso la cancioncilla proveniente del teléfono de Ikki vuelve a repiquetear

 

A través de cada bosque

 

Haciendo que el siberiano recuerde el motivo por el cual tiene sometido al peli azul de esta forma.

 

Arriba de los árboles

 

                Cegado por los celos cierra un brazo bajo el abdomen del moreno, obligándolo a postrase de rodillas,

 

Dentro de mi estómago

 

                Apretando en el proceso el agarre en los brazos de Ikki.  Embistiendo con furia

 

Rasgadas mis rodillas

 

Por cada vez que suena el celular de la mítica ave.  Pareciera que el ruso con cada choque de pelvis buscara castigarlo, haciéndole entender a quién pertenece.  Hyoga se siente poderoso,

 

Bebo la miel

 

¡Casi olvidaba lo bien que se siente tener el control!.  Sus jadeos se confunden con los del ave de grisácea mirada, quien lejos de sentirse profanado

 

dentro de tu colmena

 

Pareciera disfrutar esta nueva experiencia con su pareja.  Ikki solo lamenta el hecho de no tener de frente al cisne de los hielos

 

Eres la razón

 

Y así contemplar su rostro demudado por los celos y el placer

 

por la que sigo vivo

 

La posición en la que se encuentra el ave de fuego es ciertamente incómoda.

               

- Ahhh - Ikki se queja ligeramente al sentir la presión incrementándose en su baja espalda, producto de sus muñecas aprisionadas y sus hombros pegados al asiento del sillón.

 

Es hasta ése momento que el caballero de la orden de los hielos, regresa de su parafernalia de celos, soltando los brazos de su presa, deteniéndose de golpe y saliendo de Ikki con la misma brusquedad que cuando entró.

 

El japonés apoya las manos en el asiento.  Incorporándose hasta quedar erguido sobre sus rodillas (tocándose los entumecidos hombros), hace semicírculos suspirando con alivio al sentir como la sangre vuelve a correr por ellos.

 

Hyoga observa como Ikki se voltea y quedan frente a frente.  Todavía respira agitado, con el color carmín arrebolando su faz.  El japonés de acerinos orbes extiende su brazo para alcanzar el mentón de su amante y acercarlo a sus labios.  Con la otra mano rodea la cintura del caballero cisne, indicándole sin palabras que se recueste.  Hyoga obedece, un poco aturdido por lo que acaba de hacer. 

 

Ikki se recuesta un momento sobre el blondo, acariciando su perfil. Después de ese arrebato, ahora le queda claro todo.

 

Con cautela voltea hacia donde el dispositivo de última generación prácticamente de deshace vibrando a la par de la melodía que no ha dejado de sonar (desde hace ya varios minutos) oculto en el bolsillo de los jeans tirados en alguna parte de la estancia.

 

- *Ahm* terminaré aborreciendo esa canción

 

Dice el entrenado en la Isla de la Reina muerte haciendo contacto visual con su amado.

 

Hyoga sigue en silencio.  En sus pensamientos hay algo que sobrepasa el deseo de  anular el maldito sonido del celular de su amante.

 

Si en él estuviera, aniquilaría del mapa al desgraciado del otro lado del auricular, borraría todo resquicio del Santo de la Virgen en los pensamientos del mítico fénix y tal vez después, le enseñaría de la peor forma al entrenado en el Ganges que no debe meterse con lo que ahora y por siempre será suyo.

 

En lugar de eso, Hyoga suspira y logra articular

 

- Yo ya la detesto...

 

La sonrisa torcida del santo de fénix le indica que hay mejores cosas que hacer en ése momento.  Con lentitud se sienta ubicándose sobre las caderas del joven de mirada azul cielo recostado boca arriba en el sofá.  Todo parece indicar que los papeles se han invertido.

 

O tal vez no...

 

Ikki toma entre sus manos la (todavía erguida) virilidad del entrenado en Siberia, ubicándolo en su entrada y encajándose poco a poco haciendo que el rubio de alborotadas mechas se estremezca una vez más.

 

El moreno lleva sus brazos hacia atrás, apoyándose en el asiento y empujando el torso hacia adelante, controlando rítmicamente la entrada y salida.  El roce de su virilidad contra el bajo vientre del cisne de hielo, provocan oleadas de placer en el cuerpo del siberiano, quien con los ojos semi cerrados deja escapar jadeos ahogados en un intento titánico por no gemir.

 

Hasta que movido por el sentimiento de haber perdido la razón, se incorpora afianzándose a las caderas del peliazul; encajando las uñas en los costados del moreno... mandando al carajo el torturante y rítmico vaivén impuesto por su amante; incrementando salvajemente el choque de cuerpos, sintiendo en cada arremetida la sangre agolparse por las venas y la cabeza a punto de estallar.

 

Los espasmos incontrolables se acercan, Ikki puede sentir en su interior las deliciosas contracciones de la virilidad de su amante, preludio inequívoco a un intenso  orgasmo.

 

Con el éxtasis brotando de cada poro de su ser, el miembro del ruso se convulsiona y en un gemido profundo,  Hyoga derrama su espeso contenido dentro del hombre de piel color canela.

 

----- Termina Canción -----

 

                Conforme la erección se pierde y los brazos caen a sus costados pesadamente, el rubio con los ojos cerrados espera a que su pulso y respiración regresen a un nivel normal.

 

Ikki se levanta del sillón, atento a cada uno de los movimientos  y expresiones del blondo, observar al bastardo mestizo recuperarse de una sesión de sexo tan intensa es algo que le provoca un placer infinito.  La voz del Santo aspirante a la armadura de acuario se deja escuchar cargada de disgusto

 

- Lo callas tú, o lo callo yo...

- ¿Huh?

 

Ikki observa extrañado al blondo.  Para variar, no tiene la menor idea de lo que está hablando.

 

Hyoga señala con desdén en la mirada hacia los jeans del japonés.  Sumamente molesto se incorpora del sillón dirigiéndose, sin vestimenta alguna más que el sudor producto del intenso combate perpetuado hace unos minutos; rumbo a la habitación.

 

El japonés toma sin prisa el teléfono celular del bolsillo del pantalón.  Pulsa el botón de color verde y suspira profundamente, mientras sus pasos lo llevan por el mismo camino que el ruso ha trazado.

 

- Sí... no... aquí sigo... *ahm* no... ¿el día de hoy?... JA... No... lo dudo mucho... ¿consejo?... *tsk*... escúchame bien, porque solo lo voy a decir una vez... no... ¡Joder Shaka!, No estoy jugando... *ahm*¿listo?...

CO

TE

LO

 

Y al pronunciar la última sílaba, Ikki apaga su celular.

 

Hyoga contempla sentado al borde de la cama al japonés de acerina mirada. Aún apoyado en el marco de la puerta, su estampa es magnífica.  El moreno levanta su brazo izquierdo a la altura de revisa la hora en su reloj de pulso

 

- 25 minutos - el peli azul mantiene contacto visual con el ruso conforme se va acercando a la cama.

- 25 minutos - repite Hyoga, sin estar muy seguro sobre a qué se refiere el ave inmortal

- Exacto, 25 minutos en los que te aprovechaste de mi condición -Ikki está lo suficientemente cerca como para hablar en un susurro- éso patito de las nieves se llama pelear sucio

- Uy...

- pero si crees que esto se va a quedar así... te equivocas, ahora sigue mi revancha

 

                Y de las palabras (como ave inmortal Ikki resurge de sus cenizas), pasa a los hechos, devorando cada centímetro de la exquisita piel de su amante, sin el menor atisbo de piedad y dispuesto a mantenerlo ocupado y hacerlo pagar por la enorme afrenta que le hizo a su persona... al menos por el resto del día.

 

---------

 

                Mientras Hyoga revisa con atención el estante de latería en el supermercado, buscando el ingrediente que le falta para hacer la cena del día de hoy, su mente le recuerda que precisamente días más, días menos; desde hace un mes que no sabe absolutamente nada sobre el "insistente amigo" de Ikki

 

- ¿Hyoga? -una voz conocida pronuncia su nombre haciéndolo voltear- ¡Hey Shaka!, mira quien está aquí.

- Ghaff...

 

Como acto reflejo, el rubio cierra los brazos y se encoge.  El fuerte abrazo recibido le ha sacado la mitad del aire.   Aioria de Leo es una persona de trato amable, y sinceramente le alegra verlo, aunque es extraña tanta efusividad de su parte.  Una vez que el sonriente Santo Dorado de Leo lo ha soltado rodeándolo ahora por los hombros; Hyoga se da cuenta de que Shaka los contempla con ese aire indiferente tan característico de él.

 

- Hola Hyoga

- Hola Shaka... *ahem*yo...

- Es agradable volverte a ver

- Ehm... sí -por más que quisiera decir lo mismo al ruso no le salen las palabras- bueno, yo... tengo prisa, disculpen que me retire

- Entiendo... no te preocupes Hyoga, a decir verdad yo solo quería decirte que... -es un hecho que la situación tampoco es del todo cómoda para el Santo de la Virgen- *ahm* gracias

- Sí Hyou... ¡muchísimas gracias!

Y antes de darle alcance a Shaka, Aioria le planta un sonoro beso en la mejilla al caballero de bronce quien, de la impresión se ha quedado de una pieza.

 

Camino de regreso a casa, Hyoga sigue meditando el extraño comportamiento de ese par.  Antes de meter la llave al cerrojo del departamento, el rubor se le sube a la cabeza.

 

...

Hyoga ha recordado las últimas palabras que su amado moreno le dio como consejo al Santo dorado de Virgo, hace más o menos un mes.

 

 

Fin


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).