Las ocho de la mañana, Gonzalo y sus amigos esperan impacientes para poder decorar el colegio. A Gonzalo le importaba lo mas mínimo decorar el colegio, estaba mirando en todo momento a Noe, perdido en sus pensamientos.
-¿En que piensas Gonza?- Preguntó Diego.
-Seguro que es en cierta persona llamada Noe ¿verdad?- Dijo Juan.
-Pues si, es que no puedo dejar de pensar en él- Admitió Gonzalo.
-Tu tranquilo pequeño- Añadió Isaac- seguro que lo conquistas.
-¿De verdad crees eso?-Isaac asintió- Y no me llames pequeño, Isi.
Entonces empezaron a jugar y a reírse y todos los alumnos de alrededor preguntaban a otros como podrían llevarse también.
Lucas y sus amigos miraban con desprecio a los cuatro y el líder (es Lucas) se acercó a molestar a los amigos, en especial a Diego.
-Vaya, vaya… ¿No podéis ser normales?- Preguntó irónicamente.
-Contigo delante es imposible- Contraataco Diego- atufas el ambiente mas bueno que hay en el colegio.
-Y no solo él- Añadió Juan- sus amiguitos se creen superiores.
-Ya chicos- Pidió Gonzalo- no vamos a pelearnos el día de las Fiestas.
-¿A ti quien te ha dado vela en este entierro?- Dijo Lucas- eres detestable y…
-Ya, pero por lo menos inteligente- Cortó Juan- No como tu pandilla, que menudo nombre tiene…
En ese momento llegó el Jefe de Estudios y los macarras se fueron con el rabo entre las piernas.
-Oye Gonza- llamo Diego- A pesar de ser “tímido”, te enfrentas a Lucas con una tranquilidad…
-Esos es verdad- Añadió Juan- Pareces tímido pero a la hora de ayudarnos… cambias mucho y pasas a ser la valentía en persona.
-Y…yo…- tartamudeó Gonzalo- eso no es verdad, no soy valiente.
Y en ese momento se acercaron algunos alumnos de cursos inferiores a felicitar a los cuatro, pero ellos decían que fue Gonzalo el que mas tranquilo estuvo y no salto con improperios hacia la pandilla de Lucas, y este se sonrojaba y decía que el no hizo nada, que todo era obra de sus tres amigos y del Jefe de Estudios.
En el momento en el que se acercaban los otros alumnos de su curso a felicitar a Gonzalo por “ahuyentar” a la panda de Lucas, sonó la campana anunciando que tenían que ir a clase a por los materiales para decorar.
Mientras subían a su clase, Gonzalo noto que delante iba Noe y no pudo evitar mirar su espalda trabajada, su trasero y sus piernas largas y esbeltas. En ese momento se sonrojó pensando que alguien podría verle. Sus amigos veían todo lo que le pasaba con lujo de detalles y sabían porque se sonrojó.
Cuando se separaron para ir a sus clases Gonzalo pensaba si alguien se habría dado cuenta de algo. Al llegar a su clase, que, como siempre estaba cerrada, esperaron hasta que alguien abriese la puerta. Llegó su tutora y cuando estaban todos los que debían acudir empezaron a repartirse los materiales para decorar la zona que le tocaba.
Pasadas las nueve y media de la mañana comenzó uno de los antiguos alumnos a “recitar” el discurso de todos los años. Al acabar todos aplaudieron por inercia y se dispusieron a cambiarse para ir a las primeras pruebas.
La primera prueba era de baloncesto. Los alumnos de la clase de Gonzalo lucharon durante todo el torneo y al llegar a la final perdieron contra los alumnos más “brutos” del torneo. Perdieron 58-72 quedando segundos y obteniendo una puntuación de 5 puntos.
La siguiente prueba era de inteligencia. “Las pijas” que así llamaban a las participantes de la clase de Gonzalo ganaron tras pasar las arduas preguntas que les hacían las profesoras, dando así a la clase 7 puntos para la clasificación general.
Así terminó la mañana de competiciones. Gonzalo y Diego fueron los que asistieron junto con otros cuatro compañeros a las dos competiciones.