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Amatista por ana uchija

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Notas del fanfic:

"Amatista segun la mitología griega la pidra favorita del dios Dionision, Dios del vino y el desenfreno"

Notas del capitulo:

Originalmente es un Oneshot pero como me quedo muy largo e decidido dividirlo en dos. Esperando le gusteis XD

Esyte escrito fue escrito para celebrar el cumpleaños de mi nena Luz.... Feliz Cumpleaños cielo!!! Aun que este halla sido hace como mucho tiempo heheheheh T quero!

Naruto no me perteneces, es del poderoso Kishi sama que cada vez se debraya mas feo XD

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Amatista.


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Siempre he dicho que toda buena historia de amor, se da en un buen lugar, con una buena mujer, un buen hombre, y buenas circunstancias... y durante mucho tiempo e esperado la mía, mi historia, mi propia historia de amor...


 


Pero bueno yo no soy ni un buen hombre, y lo que me rodea no es preciosamente un buen ambiente... y eso me encanta.


 


El sonar de esos cascos hace que el bello de la piel se me ponga de punta, puedo sentirlo, esa sensación que hace que la dermis se erice, el corazón bombee rápido, y no puedas evitar querer repetirlo, y yo amo repetirlo, sentir mis botas sobre sus rostros, sentir esa sustancia espesa comúnmente llamada sangre entre mis manos, despojarlos de aquello que no les hace falta.


 


Y tal vez a mí tampoco pero poco me importa. Ver sus rostros de frustración al verme desaparecer con lo que por derecho es suyo. Ah! Hermosa sensación.


 


¿Amor? Si me llega genial, sino ya abra otras vidas para sentirlo.


 


-Sasuke... - miro debajo de ese frondoso árbol que con sus ramas bien provistas de hojas me regala resguardo. Miro a mi hermano, más lejos a mi tío y un poco más allá a mi querido primo.


 


Me hace una seña y los cascos se escuchan más cerca, un poco más, la sonrisa macabra en mi rostro no se hace esperar, y los veo son dos, de la alta, como se han hecho llamar desde hace algunos siglos.


 


Uno porta esas cosas recién inventadas, gafas, me parece que les llaman, su cabello pulcramente cepillado y atado en una mascada de seda que a más de una de mis hermanas le agradara portar, como velo, como trapo, para lo que gusten. El otro de finas telas también, ríen y se sonríen entre ellos, sin saber que mi presencia los acecha.


 


Pasan bajo mi resguardo.


 


Salto y me sujeto de la rama, siento las manos calientes ante la inercia que ejerzo sobre la extremidad del árbol, me columpio sobre ella, y no puedo evitar sentir regocijo cuando, con ambas piernas abiertas, mi calzado se estrella sobre sus petulantes rostros. Siento el crujir de su tabique nasal al besar mis zapatos. La cadenita que cuelga sobre mi frente tintinea contenta.


 


Los derribo del caballo. Caigo de puntillas frente a ellos, uno de los caballos relincha asustado. “Me los llevo” alcanzo a escuchar y de reojo una mata tan oscura como la mía se ondea al viento para después salir a todo galope con ambos sementales. Comida y birria para todos, esta noche.


 


Los miro en el suelo, uno sangra, el otro lagrimea, de sus cristales ya no queda nada... ¿Quién esta arriba en esta situación? Me miran, les sonrió.


 


 


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-Indignación! Eso es lo que siento! Furor e indignación!- suspiro por lo bajo, como desde niño -a los niños de mi cuna- te enseñan  a hacer.


 


Callado,  elegante, refinado, caballeroso, valeroso, el honor ante todo... aburrido ante todo...


 


-Padre... - le digo tratando de calmarlo ¿cuál es el caso al explotar y derramar bilis a lo insensato?


 


-Malditos gitanos! Roban lo nuestro, envenenan a nuestros jóvenes con sus mujeres, practican sus ritos perversos frente a nuestras faldas! ¡Bailan y ofrecen fiestas sin esclarecimiento! ¡Fuera! ¡Los quiero fuera de mi reino!-


 


Si, ellos si saben divertirse ¿fiestas sin miramientos? ¿Mujeres hermosas bailando al filo de la música de exóticos tambores? Y yo aquí, a mis jóvenes y aventureros 18 años, pudriéndome de aburrimiento, esperando como un buitre a que mi padre muera para tomar su trono, y vivir mi vida escuchando a aldeanos que viene a quejarse por que su rebaño no es el mismo que el del año anterior.


 


Yo no quiero eso, yo no nací para esto.


 


Yo nací para vivir, para ser libre... como ellos. Libre de hacer lo que se me venga en gana... pero mi realidad esta muy lejana de ser aquello con lo que anhelo. 


 


-Kabuto san en verdad lo lamento, mis bosques ya no son el resguardo seguro que lo eran para los viajeros, esas pestes se ha hecho  con algunos terrenos-


 


Miro al hombre con el que mi padre habla, otro lame-botas más, pero este es del reino vecino, han entrado en guerra con un país lejano, quieren ayuda de mi padre, quieren que mande a su ejército y ayude al frente.


 


Traducción: quieren que mi padre valla a morir para poder tomar lo que es suyo, pero error ¿cierto? Estoy aquí.  Y me pregunto ¿qué planes le tiene a este joven y guapo príncipe?


 


Siguen hablando, y mis ojos azules, miran ese inmenso cielo, por una de las ventanas de la torre del castillo. Inmenso, hermoso e inmenso. Oigo la capa de mi padre al moverse como león enjaulado, de una lado hacia otro... Ahhh quiero salir...


 


-Un lazo mi querido Minato... un lazo entre este y el reino de mi señor... -


 


Lazos, lazos, lazos... como si comprendiera la profundidad de esa palabra.


 


Yo algún día tendré un lazo, tan fuerte que respirar me cueste cuando este con esa agradable dama.


 


-Padre... - la conversación cesa, mi padre me mira con esos ojos y eso rasgos tan iguales a los míos, es como verme a mí mismo en unos veinte o treinta años en el futuro -¿Puedo retirarme?- me fulmina con la mirada, sé lo que piensa, y sé que le desagrada que no le presta interés a los asuntos del reino, no soy el hijo que durante tantos años se esmero en criar, el heredero perfecto.


 


Hubo alguien, un viejo sabio, que le gustaba husmear en los jardines de mi madre, que me enseño que ahí un mundo, y en él millones de cosas por ver, sentir, conocer... y yo aquí en un jodida torre de un palacio que conozco de pies a cabeza.


 


-Retírate Naruto... sin hacer ruido- Me dice al ver que casi corro hacia la salida. Hago un puchero enojado y con calma salgo de mi celda...  para solo pasar a una más de las extensiones de esta.


 


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-¡CERVEZA PARA TODOS!- levante el tarro su contenido se salió un poco de el y una chica con un encantador traje se apuro a limpiarlo con su lengua. La ovación en la caravana no se hizo esperar.


 


-Increíble Sasuke kun- me dice mi primo, con esa maldita sonrisa de bufón en el rostro, me e pensado más de una vez en subir al reino y venderlo como bufón personal del rey “No importa que le haga, la sonrisa no desaparece.”


 


-Sai ¿ya vendiste los caballos?-


 


-Los cambien por cuatro habichuelas... 


 


-Por piedad deja de leer esos libros de oriente te secaran el cerebro-


 


La tarde se acaba, mi señora sale a iluminar lo que más me gusta en esta vida, la noche, noches lluviosas, frías, cálidas, ¿qué importa si ahí una luna iluminando con su luz?


 


-Fiesta! Mis hermanos!- Kakashi no tiene arreglo y las ferias que se organiza, a nadie molestan, al contrario son bienvenidas.


 


-Hermano- e aquí a mi único hermano de sangre, dentro de la caravana, todos son tus hermanos, metafóricamente, pero él es la misma sangre, lo único que me queda en este mundo.


 


-Itachi- y como es de esperar lleva a su chico junto a el, un hermosos rubio de cabellera larga y hermosos ojos azules, aun que un tanto opacos.


 


-Sal a bailar ototo!-


 


-En cuando caiga la noche... - susurro sin ganas.


 


-Kakashi me ha dicho que algunos chicos del pueblo bajaran a divertirse con nosotros, ¿por qué no te buscas una linda chica y pasar con ella la noche eh?


 


-Tomare en cuenta tu consejo- le miro y le fulmino con la mirada ”desaparece” le ordeno y riendo y besando a su pareja sale de mi carpa... un suspiro cansado abandona mis labios... tomar una doncella cualquiera ya no me apetece... es aburrido. Ante todo aburrido.


 


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-Príncipe Naruto espere!- Ah! Bendita brisa nocturna tan refrescante. Por fin, después de muchos intentos fallidos, la barda del castillo a caído ante mí, una noche de jerga ¿A quien puede dañar? A mi no! Al contrario la necesito.


 


Sentirme libre por una vez en mi vida.


 


-Vamos Kiba ¿Qué no fuiste tú quien dijo que quería ver una cuantas gitanas?- sonrió picaron, después de rogar y rogar a mi escudero y a su amigo accedieron a venir conmigo. Tres caballos menos en las caballerizas nadie lo notara.


 


-¿Seguro que no habrá problema Naruto sama?


 


-No tiene porque haberlo ¿O sí?- Y he ahí esa sonrisa mía, que a más de uno le hace disipar sus inseguridades y dudas, veo a Kiba sonreír y a Rock Lee suspirar derrotado pero sin perder esa llama de la juventud que arde en sus cuencas negras... y eso me agrada.


 


-Yosh! A todo galope!- rió a carcajada limpia, mi risa se la lleva el viento, y embriagado por sensación de cumplir uno de mis tanto sueños me aferró a las riendas de mi caballo, doy unos cuantos azotes hasta tomar mayor velocidad y perdernos en la oscuridad y espesura del bosque. 


 


 


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-Increíble!- Una enorme hoguera al centro, con su luz se iluminaba casi todo el hermoso campamento. Música, tambores, panderos, flautas, los cascabeles que colgaban contentos de livianas cadenitas en las caderas de mujeres que se movían con gracia al ritmo de las panderetas. Sus largas y coquetas faldas a los tobillos ondeando al sabor de la música. Mezclados con sus risas y amenas charlas hacían una linda melodía capaz de contagiar a cualquiera.


Carpas de vivos colores, tiendas con amantes en sus interiores, carros con jaulas y animales exóticos que parecían disfrutar de la fiesta... ¡Y que fiesta joder!


 


-¿Y que hacemos aquí parados? Vamos, vamos- empuje a ambos y los lleve conmigo, un hombre que pareció salir de la nada –cabellos grises y una cicatriz que surcaba su ojo derecho- nos dio la bienvenida, nos llevo al centro y nos integro a su mundo... mundo del que me encantaría pertenecer, pero lejos estoy. La música seso y cuando se reanudo solo fue para que una hermosa chica con una pañoleta azul en una mano y la contraria una anaranjada saltara a moverse con gracias alrededor del fuego.


 


-Disfrutad amigos míos, verán que no somos tan malos- curveo su ojito en una mueca feliz, y yo le creí y regrese la sonrisa por que mi corazón así me lo dicto, me miro perplejo y una vez mas sonrió para mí, pero de manera más paternal.


 


-Ehi Ino! Ven a bailar para nuestros invitados!-


 


-Hai!- Una linda rubia de sonrisa divina acudió a nosotros y mientras reíamos y bebíamos la luna subió hasta lo más alto del cielo estrellado.


 


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-¿Y ese quien es?-


 


-…l que baila con Ino?- Asintió con la cabeza –Forasteros, ya sabes, bajan del pueblo para hacer lo que allá no les permiten-


 


-Me gusta su sonrisa- lo recorrió con la mirada y no encontró nada fuera de lo común, tal vez se debía a esas ropas que Kiba le había prestado para no resaltar demasiado, esas ropas que lo hacían verse como un chico común y corriente –Ehi Tenten- hizo un ademán de cabello oscuros que caían por dos altas coletas se acerco a él, le susurro algo al oído y la chica se alejo de ahí riendo con coquetería.


 


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-¿Tarot?- No eran esos ritos de los que mi padre tanto se quejaba, esos que te chupaban el alma para después convertirte en mariposa –Bueno... no lo sé-


 


-Solo leeré lo que tu quieras saber... - mire a la chica que me sonreía, no había malicia, y si la había yo no la detectaba, busque a Kiba con la mirada y lo encontré bailando con personas que jamás había visto y me dije a mí mismo, si quería conocer todos aquellos tesoros que el mundo escondía, tenias que arriesgarme... y que mejor que empezar ahora –Esta bien... - le tendí mi mano.


 


-No, aquí  no, en mi tienda- se me subieron los colores al rostro ¿acaso a esto se refería mi padre al decir que las gitanas seducían, te arrastraban a sus tiendas y te quitaba todo?... pero hoy había descubierto que muchas de las cosas que mi padre creía, eran completamente falsas así que la seguí.


 


Llegamos a una tienda oscura, de varios colores azules y un paipai en una esquina de la tienda, lunas en sus distintas fases la decoraban, cuando entramos me sorprendí al ver lo pequeña que era por dentro, tenias que encorvarte para no rozar con el techo, había cojines de todos tamaños y colores fríos, al centro un pequeños taburete que parecía servir de mesa. Dos velas iluminaban, y la piel se me erizo.


 


-Espera aquí... - la vi gatear hasta perderse detrás de una cortina hecha con pequeñas y medianas semillas.


 


 


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-No leeré la mano de un forastero- y no quería moverme mis cojines estaban demasiado cómodos.


 


-Itachi lo envió... - por qué no empezó por decirme eso, me levante, debe ser la chica que mi hermano prometió, tome mi chaleco, la única prenda que me gusta portar sobre mi torso sin importar si hace calor o llueve.


 


Una ligera brisa soplo y las velas que me regalaba su luz se extinguieron... fruncí el ceño.. Mal augurio.  Escuche un gritito sofocado en la parte anexa de la tienda, entre, recogí las velas, podía ver una silueta frente a mí, pero la penumbra era más poderosa que mis ojos.


 


Encendí las velas y al levantar mi vista quede mudo.


 


No era una chica, lejos de serlo estaba. Anchos hombros, facciones un tanto toscas pero si llegar a ser desagradables, simplemente perfectas, cabellos color oro refulgía bajo la luz de mis velas, ojos azules, azules como el cielo, pero más bellos... y pensé que de querer, podría perderme en ellos.


“¿Crees en el amor a primera vista Sasuke?”


 


No despegue mis ojos de los suyos, sus mejillas estaban arreboladas de carmín, sus puños ferrados al pantalón remendado, encorvado para que el techo no jugara con las hebras de su cabellera.


 


-¿Y la chica?- sonreír prepotente ante él, cerrando los ojos y recargándome sobre un enorme y mullido cojín a mi espalda.


 


-¿Decepcionado?- me miro curveando sus cejas, molesto –Yo leeré tu mano esta noche-


 


-¿No me chuparas el alma... ?


 


-¿Qué?- ¿Perdón? ¿No le qué?


 


-Bueno...- desvió su mirada.


 


-No te haré nada... ¿quiere o no?- infló los mofletes y bufo molesto, me extendió la palma de su mano con violencia, como quien no quiere la cosa.


 


Roce con mis dedos su mano, su textura era suave al tacto, raro en un chico de campo, y levante mi mirada para mirarlo de frente, tenia la cara deformada en una mueca totalmente desagradable, que solo hizo que me riera por dentro.  


 


-Morirás mañana.- el color de sus mejillas desapareció.


 


-¿Ah?- curve una sonrisa altanera y burlona –Muy gracioso!- solté una risita transformada en un bufido divertido.


 


Volví a tomar su mano, delinee las líneas que surcaban la palma de su mano, como quien recorre con las yemas de sus dedos a su doncella la primera vez. Y tal vez eso quería, hacerle el amor con las yemas de mis dedos. A su mano, a su torso, a sus piernas...  


 


-Llevas una vida bastante cómoda, llena de riquezas...- lo sentí tensarse y volví a echar un vistazo a sus ropas ¿enserio? Mi lectura no mentía –cargas con una gran responsabilidad sobre tus hombros, esperan mucho de ti...- ¿enserio? –Pero no te siente a gusto en ella... te siente como un ave enjaulada con deseos de volar...-


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Un acosador! No le encuentro otra explicación, nadie puede saber todo eso solo con mirarte la palma de la mano. Sentí sus dedos una vez mas acariciando las líneas que cruzaban mi mano de lado a lado, de manera tan... mi corazón bombeaba rápido, demasiado...  me costaba respirar.


 


-La línea que marca la vida... es confusa, no sabría decirte si gozaras de una plena y larga vida, o un corto y trozado instante de ella... –se encogió de hombros –Supongo que eso depende de ti...-


 


Mire las largas pestañas oscuras que hacia sombra sus ojos, y tuve que mojarme los labios con la lengua... ¿qué cojones me pasaba? –Grandes alegrías llegaran a tu vida- acaricio con su pulgar el dorso de mi mano –Aquello que más anhelas puede ser tu perdición... 


 


“¿Crees en el amor a primera vista Naruto?”


 


-Naruto sama!- Ah! Lee -¿Dónde esta Naruto sama?-


 


-Tengo que irme!- Si tenia que salir de ahí, una mano retuvo mi huida, la vela lo ilumino aun más, su piel de un blanco único, sus músculos que al ejercer presión por la pose que tenia, se marcaban deliciosamente, mostrando un duro y firme torso, sus ojos negros, como la misma noche me atraparon en ese instante.


 


“¿Crees en el amor a primera vista Naruto?”


 


-Puedo ser tu perdición... Naruto- se me erizo la piel.


 


Si se trataba de insinuarse descaradamente yo también sabia. Atrape su rostro entre mis manos, los cojines amortiguaron mi caída, en taburete rodó lejos, uní su labio con los míos...


 


Dios! Mi primer beso regalo a un hombre...


 


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Me quede solo en mi tienda... la lona que servia de puerta ondeaba feliz.


 


¿No se suponía que Itachi lo había mandado para pasar la noche conmigo? Por que en ese momento y sin saber bien por que ardía por dentro, ardía por tenerlo, acariciarlo, besarlo.


 


Me levante con astucia y rapidez en mis movimientos, tanta que mi pie se enredo con un cojín y otro más me atrapo en mi descenso. Con una mano abrí la lona de mi tienda. Pero solo vi gente que bailaba y disfrutaba de la fiesta. Salí a tropezones y busque sus hebras con la mirada, un rubio por ahí no seria difícil de encontrar, pero no vi a nadie.


 


Corrí hasta la fogata donde más gente había, pero tampoco lo encontré, por dios, no podía haber desaparecido... ¿O sí?


 


-Itachi!-


 


-Ototo por fin sales!-


 


-El chico... donde esta?-


 


-¿Quién?


 


-Naruto!


 


-¿Quién?


 


-El muchacho que mandaste a mi tienda, quien más!-


 


-Ah ya! Pues en tu tienda ¿No?


 


-En ocasiones dudo que seas mi hermano... No lo has visto por aquí?


 


-No, creí que estaría contigo- lo ignore, y seguí mi búsqueda mas en vano fue, recorrí toda la caravana esperando verlo y preguntarle por lo menos cuando lo volvería a ver, pero fue como si la luna se lo llevara con ella, cuando esta desapareció en el cielo, el rubio parecía haber hecho lo mismo.


 


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-¿Cómo que Naruto no esta en su alcoba?-


 


-Minato sama... cuando entramos hace un momento... él...-


-Abrid esa maldita puerta o rodaran cabezas!- los pocos sirvientes que estaban en la estancia no dudaron ni un solo minuto en lo que su rey decía, era cierto que el gobernante era una buena persona, amable y comprensiva, todo lo que un buen reino esperaba de su rey... pero cuando se trataba de su hijo otro gallo cantaba.


 


Con un hijo rebelde, hiperactivo, desobediente y renuente a tomar el mando del reino... el rey echaba hasta los hígados regañándolo.


 


-Naruto!- la puerta de roble resonó al chocar contra el lado contrario a la pared.


 


-Padre!-


 


-¿Naruto?-


 


-¿Padre?


 


Silencio en la habitación. El rubio sudaba a mares, conque no le pidiera levantarse y le viera que debajo de sus mantas, un conjunto de pastor vestía su cuerpo, entonces si se armaba, su salida a hurtadillas se descubriría y esos buenos gitanos que conoció peligrarían por su culpa.


 


-Ammm ¿Y a qué debo tu tan agresiva visita a mi cuarto padre...? Sin tomar en cuenta la hora claro...- santísimas animas del purgatorio ayúdenme!


 


-¿Has estado aquí?- arquee una ceja y vi una gota caer la sien de mi padre al darse cuenta de la clase de pregunta que había formulado. –Olvídalo Naru... vuelve a dormir...- y se fue, cerro la puerta y la cosa no paso a mayores.


 


Me levante de un brinco y me saque la camisa y el pantalón. Corrí al ventanal y pose mis manos sobre le amplio balcón del castillo.


 


-Ehi! Kiba!- de entre las ramas el tatuado salió y me hizo una seña, le arroje la ropa y en el silencio del momento rompimos en carcajadas.


 


-Justo a tiempo eh?-


 


-Callate! Pudimos haber muerto-


 


-Pudimos, Kimosabi!


-Claro ¿crees que iría solo a la tumba?- reímos un tanto mas hasta que Kiba decidió que tenia que irse, lo despedí con la mano y después me burle de el ya que casi no dormiría.


 


Me quede solo, en la penumbra de mi habitación y la luna y las estrellas como únicas acompañantes, y mire al astro nocturno. Mis dedos recorrieron mis labios... las mejillas ardieron calientes.


 


-Ni siquiera pregunte su nombre...- deje caer mi cara contra el barandal del balcón, la fría piedra relajo mi rostro –Baaka...- y después de un rato pensando en sus ojos me decidí... tenia que verle... tenia que volver a verle...


 


“¿Crees en el amor a primera vista Naruto?”


 


-Maldita conciencia calla!! No puedo amarlo es un hombre!!!!- pero era un hombre con el que por un momento me costaba respirar...


 


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Pero que silencio, son una bola de exagerados todos, juro que a mi Padre poco le a faltado para tirares al suelo a llorar de alegría.


 


-Por fin Naruto! Por fin! ¿Enserio escoltaras a mis amigos a las fronteras del reino? ¿No me mientes?-


 


-No te miento Padre- gire mi rostro que no leyera mis intenciones, bien encontré una manera de salir del reino sin tener que saltar la muralla del palacio. Y si todo salía bien podría verlo...


 


 


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El constante ruido de los cascos de los caballos y mis escoltas detrás se dejaba escuchar en el silencio y basto bosque.


 


-Kiba... ¿Traes lo que te pedí?- susurre cerca de mi escudero.


 


Me miro dudoso y asintió con la cabeza –Naruto sama esto es una locura...-


 


-¿Tu crees?- arquee una ceja divertido, si de eso se trataba.


 


-No lo estoy cuestionando, lo estoy afirmando-


 


-Naruto sama ya casi hemos llegado- mire a mis concurrentes, y curve una sonrisa para ellos, el de gafas sonrió complacido.


 


-Cumplidos mis señores, aquí terminan mis dominios-


 


-Querrá decir, los dominios de su señor padre- se acomodo las gafas con aire auto suficiente. Entre cerré los ojos divertido y solté unas cuantas risitas.


 


-Perdón... de mi Señor Padre- manobrie con mi caballo e hice que se diera la vuelta y bailara un poco sobre sus patas traseras. –Un gusto Kabuto san, regrese cuando guste...-


 


-Lo haré...- y sin mas se dio la vuelta y su esbirro lo siguió, cruzaron el puente que delimitaba ambos reinos vecinos.


 


 


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-¿Seguros que cruzaron por aquí?-


 


-Sep, segurísimo, y por las descripciones son  de importancia, venían dirección del palacio escoltando a dos hombres del reino vecino...-


 


-¿De donde consigues toda esa información?- Sai me regalo esa eterna sonrisa suya.


 


-Yo también tengo mis secretos Sasuke kun- Iba a contestarle cuando el tronar de los yelmos de unos caballos me hicieron callar de manera violenta –Oh! Ahí vienen- ya en nuestros puestos esperamos.


 


-Naruto sama por favor no tan rápido!- ¿Naruto? ¿Podría ser...?


 


-Calla que no tenemos suficiente tiempo...-


 


-Sai! Tu caballo!-


 


-Amarrado ¿donde más?


 


-Sasuke a donde crees que vas?- Itachi salió de su lugar y me miro con el ceño curveando en una mueca llena de confusión.


 


Una ráfaga amarilla cabalgando con audacia cruzo tan rápido el lugar, que si hubiésemos intentado derribarlo de su potrillo lo mas seguro es que hubiésemos fallado. Monte en la yegua de mi primo y golpeando varias veces sus costillas salí a todo galope tras el semental que ya casi no se veía.


 


La cadenita en mi frente repiqueteaba insistente y el viento golpeaba mis mejillas refrescándolas...


 


-Hora Kiba, más rápido!


 


-Naruto!- me miro de reojo y su rostro se ilumino, como si hubiera esperando ese momento por días, comenzó a disminuir su velocidad hasta detener por completo al forzado animal.


 


-Eres tu!- sonreí altanero.


 


-Sasuke sama para ti...- su semblante cambio radicalmente de uno emocionado a uno amargado y enojado.


 


-Sabes con quien hablas plebeyo...- enderezo su cuerpo en un mohín de altivez, que una vez mas no iba para nada con las ropas que portaba.


 


-Ja! Dobe, no por que tu familia tenga plata, significa que seas más yo-


 


-Soy más que tu... por mucho más que tu- estalle en carcajadas... aja  ¿y yo era Merlín?


 


Acerque la yegua a su caballo hasta que ambos animales literalmente se rozaban.  Tan cerca que mi pierna rozo la contraria.


 


-¿Ibas a verme?- el tono más sensual que tenia salió sin ser solicitado. Lo vi fruncir él entre cejo pero sus mejillas fueron iluminadas por un sutil carmín. 


 


-...Quería verte- sus palabras fueron tan sinceras que por un momento me queden sí palabras. Y ahí nos quedamos un rato, perdiéndome en sus ojos azules. El aire soplo sin fuerza, una brisa agradable. La tranquilidad del ambiente que de repente nos rodeo me hizo estremecer de pronto, podía ser arrestado en ese momento y no me hubiera dado cuenta.


 


-¿Puedo besarte?- que intentaba este sujeto... matarme.


 


-¿Puedes hacerlo?- levante la barbilla retadora, y de nuevo sentí ese torrente de calor que viajaba por mis venas, gritando: bésalo, bésalo, tómalo.


 


-Puedo hacerlo...- su actitud volvió a modificarse, a la defensiva las mejillas coloreadas, me acerque a él. Y cuando menos lo note tenia sus labios presionados hacia los míos. Y puedo decir que vibre. Vibraba  de emoción por él.


 


Atrape su labio inferior, su mano sé ferro a una muñequera que portaba. Ladee un poco el rostro nuestros labios se separaron un instante para volverse a unir, nuestro tercer beso. Más profundo, su lengua se abrió camino a mi boca, sonreí travieso. Mi caballo se removió molesto y tan embotado estaba que casi caigo de el.


 


-Jajajaja que idiota!- Lo mire molesto. Y su caballo relincho molesto y el rubio respingo asustado.


 


Ja! Bendito Karma.


 


-Dobe!-


 


-Calla teme!- inflo los cachetes molesto y note que me fascinaba hacerlo enojar.


 


-Vamos...


 


-¿A donde?


 


-A la aldea el bosque esta lleno de delincuentes- y reí para mis adentros, todos siguiendo mis órdenes.


 


Llegamos a la aldea, y descubrimos a sus amigos ahí. Después de gritarle algunas cosas, pase la tarde con él. Enseñándole un poco de todo lo que hacíamos ahí y omitiendo algunos detalles que no a cualquier persona se les muestra... pero para ese entonces. Ya me sentía tan unido a el que mi alma y corazón se dislocaban por completo.


 


Y al llegar la tarde cuando el astro sol  descendía por la colina.


 


-No te vallas-


 


-Tengo que irme... lo siento.


 


-¿Dónde puedo verte?- tome su mano. Y la sostuve entre las mías. Vi la duda en sus ojos.


 


-Vendré a verte... lo prometo-


 


-Más te vale dobe-


 


-Más respeto si- monto su caballo e inclinándose lo suficiente deposito un beso en mis labios. Lo mire alejarse con sus dos acompañantes. Y desee que cumpliera su promesa cuanto antes... acababa de irse y ya deseaba verlo de nuevo.


 


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-Naruto por dios! ¿Dónde estaban?-


 


-Ammm ladrones en el bosque padre, tuvimos que rodear- Lee y Kiba sudaron una gota.


 


El líder del reino, frunció el seño, si Naruto hubiera sabido que llevaría tanto problemas su comentario se hubiera quedado callado.


 


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Con el pretexto de conocer el pueblo, a Naruto se le concedió una salida cada tercer día, vestía las ropas de Kiba, y con la compañía de su escudero y amigo, se dirigían a la aldea, aprendió sus costumbres, bailes, leyendas, valores. Con sus visitas al pueblo aprendió a moverse por las calles, conocer su gente, ver que no todo en esa pequeña cuidad era tan malo, encontró aquellos defectos y virtudes que componían su ciudad.


 


Y la amena compañía del moreno jamás falto. Pero a pesar de que su amor iba en aumento había un secreto que ambos guardaban recelosamente. Un bandido. Un príncipe.


 


Sus sesiones de besos iban en aumento, sus caricias eran cada vez más anhelantes, la perspectiva de Naruto por que era otro hombre se fue al carajo si podía estar unos momentos con él, y desarrollo el extraño fetiche de dormitar abrazado al moreno, en un árbol –Sasuke le enseño a escalarlos, todo un caos para bajarlos- en una colina a la caída del sol. Junto a un arroyo escuchando el susurro de sus aguas.


 


El gitano encontró su propia historia de amor. El príncipe alguien que al abrazarlo le cortaba la respiración y el corazón le bombeaba tan rápido que se aferraba al moreno por miedo a que se le saliera del pecho.


 


 


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-Sé cual es su zona mi señor- un joven de coleta en forma de piña y condecoraciones adornando su hombro, marco con un cruz el mapa que describía las planicies del reino.


 


-Si ya lo tienes cercados Iruka. Tráelos a mi presencia- el moreno se levanto y haciendo una reverencia a su líder y señor salió del salón a dar ordenes a sus hombres.


 


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-Listo...- Itachi asintió con la cabeza, pero algo en esa caravana de hombres y carruaje no le parecía normal... si tan importante era... ¿por qué iba tan poca gente a su alrededor?.


 


Una seña con la mano. Sasuke y Sai literalmente volaron entre los árboles cayeron sobre la caravana en un alto y elegante aterrizaje, la carroza vacilo peligrosamente. Kakashi y dos hombres mas cerraron el cerco por delante, el peligris sonrió al comprender, y dar cuenta que nadie salía de la caravana.


 


-SASUKE ES UN TRAMPA!-


 


Tarde...


 


-Nii san...?- la pregunta se formulo, un bala se impacto en su hombro, el dolor en su pecho ardió se llevo la mano al corazón, vio a Sai caer junto doblado por una especie de red, su frente sangraba y se dio cuenta que uno de las extremidades de dicha cosa, había golpeado a su primo, que pese a todo forzó una sonrisa.


 


Viro si vista lo más rápido que pudo y el dolor en su pecho se lo permitió, vio a Kakashi levantar las manos en señal de rendición y curvar su ojito en una especie de sonrisa divertida,  los demás que lo acompañaban lo imitaron y tirando sus armas se aglomeraron alrededor del mayor. Un hombre alto impacto un fusil contra su estomago y vio a su tío caer también.


 


Una mano se aferró a sus cabellos azabaches, y tirando de ellos fue bajado del carruaje, y maldijo y maldijo a su frágil corazón, la cadenita volvió a tintinear ahora de manera preocupada, se enredaba en sus cabellos, las cadenas anudadas a su cadera y cuello también sonaban.


 


-SUELTALO!- Itachi golpeaba y se quitaba de encima a todo aquel soldado que intentaba detenerlo, la expresión de su hermano, el sabia que le sucedía, si seguía así Sasuke, su pequeño e idiota hermano –CO—O QUE LO SUELTES!!


 


-Nii san...- susurro y su vista se nublo. “Naruto” formulo su mente y recordó que lo vería ese día, en dos horas treinta minutos veintiséis segundos... si así de mal y de enamorado lo tenía... amaba a ese rubio cabeza hueca.


 


Finalmente y tras mucho golpe dominaron al iracundo Uchiha mayor, respirando entre cortadamente con el rostro contra la tierra. Un fusil en su nuca. Su mirada era la del odio personificado.


 


-Uchiha Itachi, Uchiha Sasuke, Hatake Kakashi, Uchiha Sai, se les demanda por el cargo de robo y posesión ilegal de armas, entre otros... el Rey Minato Uzumaki, señor de estas tierras pide su inmediata presencia ante el para darles su merecido castigo...- el hombre del pergamino termino de leerlo y enrollándolo de nuevo, injurio contra los principales hombres arrestado y propino una fuerte patada al rostro semi inconsciente de Sasuke abriendo su frente y un fino hilo de sangre surco su rostro manchado con la tierra.


 


Abrió lo ojos asustado al ver el rostro de Itachi tan cerca al suyo que pudo haber muerto y no se hubiese enterado. Si no hubiese sido por esas correas en brazos y piernas del chico...


 


-Llévenselos!- tartamudeo asustado y miro como levantaban al chico inconsciente y tiraban de los demás para llevarlo en presciencia de su señor.


 


 


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-Ya me puedo ir, ya puedo ir, ya me puedo ir- si, y seguiré jodiendo hasta que me diga, “Si Naruto vete”, si no me deja irme ya, llegare tarde a la cita con Sasuke.


 


-Naruto basta... no puedes esperar uno momento mas, por dios?- hago un puchero molesto, quiero irmeee.


 


La trompeta suena y el arsenal de hombre que mi padre pocas veces lidera, a menos que halla una guerra o realmente sea un importante acontecimientos irrumpe en nuestro salón, mi padre ocupa su lugar en el trono, y me indica que me ubique junto a él, donde sea otra caravana de invitados para una fiesta, le doy un hastiazo a mi padre, y me largo de aquí.


 


Mi tutor, aquel que me enseño todo sobre defensa personal, y alguno que otro saber sobre la vida entra, junto a el, varios de los mejores guardias del palacio... traen prisioneros.


 


-Iruka sensei!-


 


-Naruto!- ruda y concisa la orden. Ya me callo.


 


-Mi señor. Como os prometí, postrados ante usted, aquellos que osaban robar en sus territorios-


 


El tirar de una cadena, arrodillo a dos de los que iban de pie, los otros dos quedaron parados aguantando el dolor que las tiranas cadenas ejercían contra sus extremidades.


 


Negro contra azul.


 


“Sasuke”... mire a mi padre, levantarse y caminar hasta el mayor, Kakashi san.


 


-No pediré una explicación de sus actos, comportamientos más viles esperaría de su gente...-


 


-No somos lo que usted cree... ahí gente aquí que podría corroborarlo- sus ojos se posaron en mi, en mi persona muda, que no podía debatir una palabra por que me sentía traicionado, tanto que había pasado al lado de aquella gente, que le robaba a mi pueblo, y a  los aliados de la villa.


 


-Yo solo creo lo que veo, y su presencia en mi reino solo la perjudica, esperan en los calabozos hasta que yo decida lo contrario y su castigo sea decidido... llévenselos!-


 


Me deje caer sobre un taburete cercano... ¿cómo pudieron?. Enmudecí totalmente, quería salir de ahí... y antes de que sus tambaleantes cuerpo desaparecieran del salón. Vi a Sasuke destinar una mirada hacia mi posición, no había rastro de ninguno de los sentimientos que acostumbraba ver en sus orbes oscuras, y caí en cuenta de algo... si yo me sentía traicionado con aquello que había descubierto... secretos, yo también tenia con él... secretos que acababa de descubrir.


 


Y aun que sonara a  consecuente hacia mi persona... mi secreto no era tan ruin como el de Sasuke. Reprimí un grito de frustración y valiendo muy poco si mi padre me diera o no la autorización para retirarme, salí del salón.


 


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-Tu no me entiendes Kiba- me lleve las mano al rostro.


 


-Creo que realmente si lo entiendo señor, que más da si robaban o no, si no los libera su padre...-


 


-Pero ellos... esa gente...


 


-Mi señor...- Lee –Creo que mejor que nadie en este palacio sabe de esa gente...  si usted no hace nada por sacar a Kakashi y a Itachi san... que va a ser de su caravana...


 


-Basta ya Naruto! Van a matarlos y lo sabes!- dirigí una mirada severa a Kiba, mi padre no se atrevería a... –Tu sabes que lo harán! ¿Quiere eso?- No... Yo no –Usted los conoce, no por que roben unas cuantas monedas de oro quiere decir que son malas personas...


 


-Naruto sama!


 


-No... No voy a liberarlos...


 


-Van a matar a Sasuke! ¿Eso quiere?


 


Sasuke, Sasuke... mi Sasuke. Desvié la mirada.


 


-Creí que... bueno... se le veía tan feliz cuando estaba con él...


 


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-Muévete!


 


-Príncipe Naruto! ¿Qué?- las mazmorras del palacio se sentían frías, Naruto entro haciéndose lugar entre los carceleros, ordenando salir de ahí y dejarlos con los únicos prisioneros del lugar.


 


Una vez solo corrió hasta las celdas donde sus amigos aguardaban el veredicto del rey.


 


En una celda Sai lucia una profunda herida en la frente, la sangre seca no le daba un buen aspecto, junto a el y no muy lejano en cuanto a condiciones estaba Kakashi, con varios morados en rostro y brazos.


 


En la celda de junto Itachi con golpes variados en rostro, sangraba aparatosamente de uno de sus pies. Sasuke en la esquina de la celda, con la cara aun más pálida de lo normal, los cabellos azabaches caían desordenados por su rostro y un sutil pero claro moretón surcaba su mejilla.  Con las mangas de la camisa de Kakashi haciendo un torniquete apretaba su brazo, la sangre corría libre por este.


 


Naruto llego hasta la celda de Sasuke se arrodillo frente a esta con la cara inundada en preocupación.


 


-¿Están bien?


 


-¿Te parece que lo estamos... alteza?- la voz de Itachi, sonó fría casi  hiriente. Sasuke miro al rubio un solo instante y regreso a su mutismo.


 


-Perdónalos zorrito Sasuke no esta bien e Itachi se preocupa- Kakashi curvo su ojito en una sonrisa.


 


-Los sacare de aquí...- rebusco en sus bolsillos de la fina ropa que en esta ocasión portaba. Saco un manojo de llaves largas y gastadas, con apuro las metió en la cerradura y abrió la primera celda, Kakashi y Sai salieron, él ultimo le regalo una sonrisa sincera, que debió doler por la mueca en su rostro.


 


Abrió la segunda celda Itachi se apresuro a acercarse a Sasuke.


 


-Vamos ototo...- se paso el brazo de Sasuke por los hombros tiro de el, un chorro de sangre broto y escurrió hasta deja una mancha antiestética en el suelo.


 


-Sasuke...- intento acercarse pero el mayor se lo impidió.


 


-No lo toques- salió de la celda y un poco mas y golpea al rubio con su hombro al salir –Bien genio guíanos-


 


Los condujo por los largos pasillos que conformaban las mazmorras, salieron del otro algo del castillo, y bendijo que de niño le gustase esconderse por ahí, salieron a los espléndido jardines y tras esperar un rato escondido entre vario matorrales saltaron las murallas, sorprendiendo al rubio ante el despliegue de habilidad que veía, aun con Sasuke casi a hombros, trepaban y corrían por las edificaciones como si toda la vida lo hubieran hecho,,,, y tal vez así era. 


 


-Naruto sama- el rubio curveo las cejas un tanto triste, ya no era zorrito para Kakashi –Gracias...- salto de la muralla lo siguió Sai, Sasuke bajo después sin mirarlo.


 


-Itachi...-


 


-Sí su alteza...


 


-No me llames así....- pidió enojado.


 


-...-


 


-Iré a verlos mañana...-


 


-No vengas, si te vuelvo a ver en los alrededores de las caravanas te matare, Sasuke no quiere volver a saber nada de ti y tu “gente”- su expresión fría e indiferente hería en el alma al rubio –No necesitamos nada de ustedes, la caravana se moverá en alrededor de dos meses más, tu padre no sufrirá más por nosotros, así que por favor, no vuelvas.


 


El rubio se quedo estático en medio del jardín... ¿Se irían? ¿Qué no volviera? ¿No lo volvería a ver? Y callo de rodillas al suelo, con la sensación de pérdida y desesperación bombeando por sus venas y un enorme hueco en el pecho.


 


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-¿Mejor?-


 


Entre abrió sus ojos negros, un tanto cenizos por la perdida de sangre –Mejor...- susurro y confiando plenamente en su hermano se quedo dormido necesitaba descansar.


 


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-Ahg! Maldita anciana fíjese!-


 


-¿A quien le llamas anciana niñato?- y haciendo énfasis en que mi comentario no le agrado jala de la aguja con la que sutura mis heridas, maldita vieja loca, ¿la mejor medico de la caravana? Mis... –Ya esta...- corta el hilo y después de ver que me incorporo me azota un manotazo en la espalda.


 


-Salvaje...- murmuro por lo bajo, mientras checo el vendaje que ahora cubre mi brazo y creo que me escucho por que enfila la aguja hacia donde estoy. –No dije nada-


 


-Mas respeto Sasuke kun- Sai me sonríe sentado frente a mí, me pongo serio, lleva un vendolete en la ceja, y varias suturas y puntos decoran uno de su brazo, de seguro dejaran cicatriz.


 


-Calla bufón- me levanto.


 


-Y sobre lo otro Tsunade?- escucho la voz de mi hermano en la entrada de la tienda.


 


-Estoy bien Itachi-


 


-Tuviste un ataque Sasuke no me arriesgare a que té de otra vez y puedas morir-


 


-Ya te dije que estoy bien!-


 


-No me levantes la voz Sasuke!!-


 


-Itachi- la voz de Tsunade nos detiene a ambos –Vivirá... pero Sasuke, debes cuidarte más, solo tienes una vida muchacho-


 


-Y Naruto kun cuando viene a visitarnos- el silencio se apodero de la tienda. Bufo molesto y me coloco  mi chaleco, quiero caminar un rato.


 


-Ya no es bienvenido aquí- digo y sin esperar respuesta salgo de ahí.


 


Un príncipe, mi rubio de ojos azules es el príncipe del reino, un reino que dentro de poco abandonare, miro el castillo que se ve a lo lejos en lo alto del pueblo, y por fin muchas cosas me cuadran, riquezas, responsabilidades, claro, el futuro rey. 


 


Y ya no me veo futuro junto a él, no tengo mucho que ofrecerle, no me importa que me engañara, justificado lo tiene, un vil gitano, que conoció un día de juerga sin importancia, un gitano con el que podría pasar un rato, después se puede deshacer de él, como los aristócratas hacen con todo aquello que nos les hace falta.


 


¿Te hago falta Naruto? Un suspiro largo abandona mis labios, y al llevar mi mano para desarreglar un poco mis cabellos una punzada de dolor atraviesa este. Y me alegra que sea en mi hombro y no en otro lado. Enarco las cejas, molesto, la perdida de sangre me hace decir sandeces.


 


 


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-¿Cómo que escaparon!?- Minato golpeo la mesa en la que estaba y el florero d centro tembló inevitablemente, unas gotas de agua escurrieron fuera de los pétalos de las flores que decoraban la estancia. –Imperdonable!-


 


-Mi Señor... El príncipe Naruto...- Minato lo asesino con la mirada... ¿Qué tenia que ver su hijo en todo esto?. La puerta de roble que daba al salón comedor se abrió, el rey vio entrar a su hijo, pero había algo en sus ojos, algo en los ojos de su pequeño que tenia mucho que deseba ver, esa disposición por algo que deseaba. La altivez en su caminar, con porte, orgullo y decisión en sus pasos, y sin darse cuenta Minato descubrió lo orgulloso que estaba de su hijo y lo rápido que este había crecido.


 


Parecía ayer cuando el pequeño niño revoltoso jugaba en los calabozos, con los presos, ese día que se escurrió y entro en la jaula de un peligroso asesino, por una ves en su vida el rey tembló y tuvo miedo por lo que le pudiera pasar a su hijo, al acercarse a la celda, y verlo sentado junto al criminal, sonriendo y mostrándole una flor, el delincuente sonrió, Minato llamo a su hijo con un nudo en la garganta, el pequeño hombrecito se levanto y camino fuera de la celda, el hombro lo miro sin detenerlo y con la pequeña manita Naruto se despidió.


 


 


-Yo os deje salir, si habrá represarías que recaigan sobre mí- Minato lo miro enojado.


 


-¿Y podría saber él porque?


 


-Ya no robaran en tus terrenos, en dos meses la caravana sé ira, ya no tienes por que preocuparte-


 


-¿Y a ti te consta eso?


 


-Creo en ellos- al rey no le pareció su respuesta, pero algo era cierto, era la primera decisión como líder que su hijo tomaba y no iba rebatirla.


 


-Si vuelven a robar Naruto, por más pequeño que sea el objeto, acabare con todos ellos ¿entendido?- el rubio sostuvo la mirada retador, ya no lo harían estaba seguro. Subió lo hombros en gesto de que realmente no le importaba y salió del salón, se dirigió a las caballerizas y dio el aviso de que salía. Los soldados que custodiaban la entrada se miraron confundidos pero el hijo del rey se veía tan decidido que nadie le negó la salida.


 


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-Itachi la realeza!- veo a mi hermano levantarse de golpe, me hace una señal, salimos por la parte trasera de la tienda, veo a Kakashi no muy lejos siguiendo la ruta que planeamos por si algo así pasaba.


-¿Dónde esta Sai?- niego con la cabeza, Itachi mira la caravana tratando de dar con él. Tres excelente caballos están al centro de ella, una cabecita rubio resalta entre ellas.


 


-Sasuke kun! Tienes visitas- Sai grita desde el centro, ese idiota, no me muevo, no Itachi le dijo que no volviera. Veo las caras de varios en la caravana llenas de confusión, a Naruto ya no le importa ocultarlo, las ropas que porta lo hacen ver lo que en verdad es, un noble, con las cadenas de oro que decoran su vestimenta, y la fiera espada forjada colgando del cinturón, su potro inclusive le hace verse más altivo.


 


“Sabes con quien hablas plebeyo?”

 


Sus palabras viene a mi mente con abrasador estruendo, camino a pasos grandes hasta donde esta, le veo desmontar su caballo. –Creo que te dijeron que si volvías te mataríamos- desenvaino una espada que esta dentro de unos de los tanto cestos, veo que desenvaina su espada y su mirada se enciende en una retadora.


 


-No vengo a pelear...- fijo mis ojos en los suyos, Oh! Gran error, mi perdición total... –Solo quería verte...- suelto el primer tajo, ni siquiera le roza, los gritos de las gitanas resuenan a mí alrededor, veo a Ino que abre la boca de par en par.


 


-¿Qué estas haciendo Sasuke!?-


 


-La próxima vez no fallare- mis ojos negros lo mira con arrogancia, va enserio Naruto. No se mueve. Levanto la espada, el suelta la suya... la dejo a escasos centímetro de su cuello...


 


-Quiere hablar conmigo- y me sonríe... curvo las cejas molestas al no poder defenderme ante él. Entiende Naruto. Lárgate de una vez con los tuyos. –Dame cinco minutos-


 


El silencio nos rodea, bajo mi arma y me encamino al bosque, escucho lo pasos de rubio detrás de mí. No adentramos hasta salir a una colina que no queda muy lejos.


 


-¿De que quiere hablar... su alteza?


 


-No me llames así...-


 


-Eso eres Naruto... ¿por qué no me lo dijiste?- se quedo callado, tal vez no había respuesta para esa interrogante.


 


-Si te lo hubiera dicho...¿me hubieras aceptado?- más silencio, no lo sé, tal vez lo hubiera alejado desde el mismo momento en que me lo dijera. Su mundo y el mío son totalmente opuestos.


 


Un brisita refrescante nos rodeo a ambos.


 


-Te amo...- lo mire, su mirada desafiante y las mejillas coloreadas. Me acerque acaricie su mejilla, el viento movió sus rubias hebras, me tomo de chaleco con delicadeza, miro el vendaje que cubría mi herida, beso mi hombro, lo tome por la barbilla y deposite un corto beso sus labios entre abiertos. –No te vallas- susurro.


 


-Ven conmigo...-


 


Dos peticione por demás egoístas.


 


-No puedo quedarme...


 


-No puedo irme...-


 


Un ambiente asfixiante se poso sobre nosotros, no queríamos decir adiós, pero supongo que era inevitable.


 


-Entonces ya no vengas...- lo vi mírame con sus zafiros llenos de tristeza, te entiendo mi zorrito, pero creo que lo nuestro no puede ser –Si seguimos juntos... no llegaremos a ningún lado, ya no vengas a verme-


 


-Y.. ¿Si decido irme contigo?-


 


-¿Para que Naruto? Soy de corazón valiente, pero el de aquí- señalo su pecho –sé esta muriendo... no me queda mucho dobe, si vienes conmigo solo será para verme morir. Vive para tu pueblo Usuratonkachi- lo solté me aleje de él. Se quedo al pie de la colina mirándome  sin decir nada.


 


-¿Es todo lo que tienes que decirme?- lo vi cerrar sus puños, coraje quizás.


 


-¿Eso te pregunto yo? Si ya no tienes nada que decirme me voy.


-Baka!- ni siquiera lo vi venir, sentí el impacto en mi mejilla, un certero y poderoso derechazo se impacto contra mi rostro, un hilo de sangre corrió por mi labio, abrí lo ojos y lo mire sorprendido, se dio la vuelta y emprendió el camino de regreso.


 


Mire su espalda, sus cabellos revolviéndose al ritmo que se movía, sonreí melancólico.


 


-Naruto...- dije desde el pasto –Te amo...- freno un poco y después sin más y más enojado de lo que ya estaba camino más aprisa hasta desaparecer.


 


Contianuara...

Notas finales:

Tachan!!!!! XD

Bueno pues ahi ta, luego subo el segundo cap, ya saben es para hacerle de emocion hahahah XD

Rw? yo espero que si XD

Atte Anapollo!


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