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Amatista por ana uchija

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Notas del capitulo:

chunchurururn!!! XD

Ahi ta segun cap y teminado hahaha

 

 

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-¿Qué es eso Ero sennin?- un infante de cabellos dorados saltaba entre los matorrales del palacio, mientras un no muy anciano señor contemplaba las nubes combinado entre las hiervas altas que se erguían a su alrededor. Tal cual ranita el niño rubio saltaba sostenido con sus manitas y rodillas flexionadas, aparecía y desaparecía entre los pastos.

 

 

 

-Una nube Naruto- el niño rio jovial y desapareció una vez más.

 

 

 

-Eso no, la cosa que traes atada a tu mano- un rebote y apareció frente al anciano, señalo con su pequeño dedito un piedra que colgaba sobre su muñeca derecha.

 

 

 

-Esto...- el abuelo subió su mano y dejo que la piedra destellara a la luz del sol -¿Quieres que te cuente una historia pequeño?- los ojitos del rubio centellaron emocionados, de un grácil movimientos se sentó con las piernas flexionadas y las manos entre ellas esperando ansioso. –Sabes que es un gitano?-

 

 

 

-Gente despreciable!- el anciano miro de mala manera al rubio, y suspiro resignado, malditos nobles como osaban contaminar así la mente de un chiquillo.

 

 

 

-No Naruto, los gitanos son personas, y valen los mismo que tu y yo, el que sus costumbre y deberes sean distinto a las nuestras no quieres decir que sean despreciables ¿entiendes?

 

 

 

-Entiendo... Pero papa dice...

 

 

 

-¿Qué importa lo que tu padre diga? Los adultos no siempre tenemos la razón. Los gitanos tienen tradiciones hermosas... – Los enorme ojos azules del príncipe lo miraron si entender –cuando aman a una persona de manera apasionada- mostro su mano y la piedra que bailaba oscilando en ella –Un piedra preciosa es la mejor manera de representar lo solido y eterno que pueden llegar a ser sus sentimientos-.

 

 

 

-Ohhh- sus pupilas se clavaron en la piedra –Ne Jiji (abuelo)!-

 

 

 

-Vamos Naruto no soy tan viejo no me llames así ¬¬-

 

 

 

-Entonces, si tienes eso, un gitano te amaba- un sonrisita melancólica apareció en el apacible semblante del mayor.

 

 

 

-Me ama Naruto- soltó un pequeña risita y saco el pecho en señal de orgullo.

 

 

 

-¿Y tú lo amas?-

 

 

 

-Si, la amo... quien no amaría un busto como el suyo-el infante inclino la cabeza de lado sin entender y el anciano soltó un risotada que vibro por todo el jardín –Algún día Naruto, algún día me entenderás y anhelaras unos enormes pechos para jugar-

 

 

 

-Ummm- el crio le dio la espalda y volvió a desaparecer saltando –¿Ne Jiji?- no ubico con precisión de donde salía la voz del rubio.

 

 

 

-Naruto... no llames así joder-

 

 

 

-Y cuando estabas con ella ¿qué sentías...?- las hebras rubias se divisaron no muy lejos de él. -¿qué se siente cuando estas con la persona que amas?-

 

 

 

-Sientes como si el aire te faltara... respirar te cuesta cuando estas entre sus brazos-

 

 

 

-Podrías morir por ella...- en peliblanco quito la mirada dedicada que dirigía al cielo y a sus cuerpos blancos que se movían en el cielo formando las mas variadas figuras. Estupefacto con lo que escuchaba de los labios del niño, como si comprendiera a la perfección el significado de amar a alguien –Si no respiras te mueres ¿no?- otra placentera risotada salió desde los mas sincero de su pecho, ese crio no tenia remedio.

 

Su sonrisa era tan pura y alegre que hasta el había caído perdido ante la alegría y dicha del infante. Cautivado con el enorme corazón que tenía.

 

 

 

-¿Otra vez por aquí Jiraiya?-

 

 

 

-Oto-chan! (Papi)- el rubio tal cual ranita salto y se aferro a la pierna del rey.

 

 

 

-Minato... ¿Por qué no te unes a nuestras pláticas? Naruto aprende rápido será un gran rey-

 

 

 

-Lo se- mimo los rubio cabellos, revolviéndolos entre sus dedos.

 

 

 

 

 

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-¡No puedes hacer eso!- grite y juro que un poco más y me desgarraba las cuerdas bucales.

 

 

 

-Esta decidido Naruto, iré al frente del convoy-

 

 

 

-¡Solo vas a que te maten! ¡Robaran las tierras sino estas tu aquí!-

 

 

 

-Estas tu Naruto...-

 

 

 

-¡Y no has pensado en que yo no quiero esto! ¿Qué pasaría si mañana me fugo con una damisela y té quedas sin heredero? No lo has pensado... no te vallas padre...-

 

 

 

Seis semanas desfilaron desde que deje de ver a Sasuke, cuatro desde que el reino vecino no ha parado de exigir que mi padre preste su ayuda al frente, dos semanas a que la caravana de gitanos se mueva y no vuelva a verles nunca. Si mi padre se va, si Sasuke se va, me quedare sin nada...

 

 

 

Y aun que más de una vez pensé en ir a verle, aun que los ataques de ansiedad por saber como esta me atacasen, aunque las preguntas -¿qué estará hacinado? ¿Dónde estará? Y ¿estará bien? – me taladraran el inconsciente, me mantuve invariable y no e acudido a su visita.

 

 

 

Veo que mi padre sonríe, odio cuando hace eso, claro signo de que no se retractara.

 

 

 

-Volveré Naruto, este es mi hogar, el lugar al que debo regresar- me revolvió el cabello –Mientras cuida bien de todos ¿Ok?- me aferré a su brazo, como cuando niño y no quería que me dejara con la niñera.

 

 

 

-No me hagas esto...-

 

 

 

-Hijo...-

 

 

 

-Iré yo... déjame ir a mí en tu lugar- Al fin y al cabo últimamente vivir sí él...

 

 

 

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-Me vale un soberano cacahuate, vamos a hacerlo-

 

 

 

-Es el rey, Itachi-

 

 

 

-Le devolveré lo que no hizo eso es todo, tiene mucho dinero en que pudrirse y mañana cuando venga a arrestarnos la caravana ya estará lejos de aquí- guiño un ojo a su tío y Sasuke se encogió de hombros.

 

 

 

 

 

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La cruzada de soldados que caminaba por el bosque era inmensa, Sasuke e Itachi se miraron, esa cantidad de hombres solo quería decir una cosa, la guerra había explotado en algún lado, se les hacia raro que un reino tan pacifico como este, se inmiscuyera en problemas de esa índole.

 

 

 

-Si intentas acercarte a un pelo de rey, una marea de soldados te pasara encima-

 

 

 

-Ya lo sé, no soy idiota, ni modo para la otra será... si es que hay otra claro- siguieron viendo en silencio como él ejercito caminaba y se abría paso por el bosque, sus botas resonando y marcando su andar.

 

 

 

-Y... ¿Naruto kun ira también?- un incomodo silencio se concibió entre todos ellos. Y un segundo después el menor de los Uchiha, saltaba a su caballo y salía a todo trote dirección... el frente de la brigada.

 

 

 

-Tenias que abrir la boca Sai.- Itachi lo asesino con la mirada y con igual agilidad bajo del árbol y monto su caballo – ¡Sasuke espera!-

 

 

 

-¿Qué dije?

 

 

 

Kakashi rió y bajo para montar también – ¡No preguntes y vamos!- su caballo se levanto sobre sus patas traseras y salió por el sendero que los dos caballos anteriores habían marcado.

 

 

 

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La guerra.

 

 

 

Y dejar que mueras. Por favor dobe. Las ramas golpean mi cara, las hojas caen muertas ante mi paso al ser arrancadas de sus retoños, creo que Itachi grita algo, pero en este momento poco me importa no dejare que ese tarado vaya a suicidarse.

 

 

 

Mi caballo se une a la cabeza de las tropas, los matorrales y los árboles me esconden de su visión, y lo veo al frente, mi corazón late emocionado de volver a verle, y se encoge en agonía al saber que puede morir de manera desalmada.

 

 

 

La lectura de su mano viene a mi cabeza.

 

 

 

Naruto.

 

 

 

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-¿Qué es eso?- se escuchan gritos de hombres que caen de sus caballos y un corcel negro se abre paso por entre los soldados del frente, giro mi cabeza hacia donde el desorden de filas se hace escuchar, solo siento un golpe severo y rotundo sobre mis costillas, escucho a mi caballo relinchar asustado, y lo veo alejarse, soy vilmente zangoloteado y cierro los ojos al casi verme impactado sobre otro soldado. La agilidad del jinete que me secuestra es sobre humana, se abre espacio entre los peones, abro los ojos asustado... ¿qué demonios pasa?

 

 

 

-Naruto!!!

 

 

 

-Iruka sensei!!!!- y a cuestas me vi arrancado del ejercito.

 

 

 

 

 

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-Bájame idiota!!!- patalee, grite y me retorcí hasta que el se detuvo. Sin ninguna delicadeza me vi liberado del agarre que me sostenía, caí de rodillas, acalambrándose al acto,  escuche como desmontaba  y me gire colérico para enfrentar a mi agresor.

 

 

 

Sus ojos negros me escrutaron con la mirada.

 

 

 

-¿Sasuke?-

 

 

 

-¿A dónde crees que ibas?- rehuí la mirada indignado, no iba a contestarle  ¿qué no fue él, el que le dijo que mi existencia ya no recaía sobre el?

 

 

 

-Naruto...- dio dos movimientos hacia mi, me levante incomodo, las cosas no debían ir así, yo debería ir al frente de un gran ejercito, que me obedece y hace lo que yo digo, no aquí frente a este tío que solo me ve feo y hace que me enoje.

 

 

 

-Debo regresar...-

 

 

 

-Te hice una pregunta-

 

 

 

-No voy a decirte nada, que mas te da a ti lo que pase o no conmigo- camine a trompicones, un agudo dolor en la rodilla me hizo detenerme un poco y maldecir por lo bajo.

 

 

 

Esperando a que el dolor desapareciera, mire mi rodilla y vi que una mancha de sangre se expandía por el pantalón del traje azul, di dos pasos más, debía regresar.

 

 

 

Solo di un paso mas cuando unos brazos me envolvieron por lo hombros.

 

 

 

-Quieto- al momento ese agradable calorcito se fue posar a mi mejillas, las sentir arder, y aun que mi conciencia gritaba que me alejara, que lo agarrara golpes y me alejara de él, el corazón pudo más.

 

 

 

-Sasuke...- murmure.

 

 

 

-No te vallas...- el abrazo se hizo más fuerte –Si tu mueres...- gire el rostro, le autorice a mis brazos viajar a su espalda, recargue mi cara contra su pecho. -¿por qué no ibas a verme?

 

 

 

-Tú dijiste...-

 

 

 

-Al  carajo con lo que halla dicho... te extrañaba...- me separe un poco de él, las botas que portaba me daban un poco más de altura, así que solo tuve que extenderme un poco y junte sus labios con los míos.

 

 

 

Repase con mi legua sus labios, la enrede con la suya, me tomo por la  nuca y por la cintura, se hizo hacia tras hasta topar con un árbol, se recargo ahí y junto mi cuerpo al suyo, pego su pelvis contra la mía. Y no pude evitar jadear al sentirlo tan cerca. Tan mío.   

 

 

 

Nos apartamos con las mejillas prendidas y la respiración fuera de control. Volví a besarlo con más pasión, si eso era posible. Lo había extrañado tanto.

 

 

 

-No vallas- fue mas una cordial suplica.

 

 

 

-Debo de ir...-

 

 

 

-Es el destino dobe, tu naciste para que yo te conociera... ahora soy yo quien te ruega que te quedes-

 

 

 

Iba a besarlo una vez más cuando el sonido del galopar de algunos caballos se hizo escuchar. No tardo en aparecer Itachi con un semblante colérico en sus facciones. El caballo aun no terminaba de detenerse y el mayor bajo de el con singular gracia.

 

 

 

-EN QUE COJONES ESTAS PENSADO SASUKE!?- Detrás de el arribaron Sai y Kakashi.

 

 

 

Sasuke lo miro tranquilo sin decir nada. Le sostuvo la mirada a Itachi que después de un rato termino bufando alegando lo estúpida e insensata que era la vida y su estúpido hermano menor. No persistimos mucho en el páramo, subí con Sasuke a su potro y regresamos a su caravana.

 

 

 

-¿Por qué todo se ve tan... solo?

 

 

 

-Mañana nos vamos...- Mire Sai sin creerle, se iban....  mire a Sasuke que solo se encogió de hombros.

 

 

 

-Itachi planeaba atacar a tu padre- mi boca se fue al piso –Pero creímos que seria mala idea, ya que sabría donde encontrarnos... así que no iríamos al anochecer.

 

 

 

-Pero ya que podemos quedarnos...FIESTA ESTA NOCHE!- Si Kakashi san no tenia perdón de dios. Y los demás no se quedaban atrás, las victorias y gritos de júbilo se extendieron rápido por la zona, damas y niños corrían con maderos para el fuego, y otros más corrían por un poco de vino y comida para festejar.

 

 

 

Sonreí, ese ambiente me hacia recordar la primera vez que vi Sasuke. Pose  mi mirada sobre el, y vi un atisbo de sonrisa en su rostro.

 

 

 

-Supongo que será la última que se festeje por aquí-

 

 

 

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-Minato sama!- Las puertas del salón principal se abrieron con precipitación, el candelabro que reposaba con regocijo en lo alto del salón oscilo peligrosamente amenazando con caerse, el sol se ocultaba tras las veredas del castillo, el rubio levanto la mirada, era Iruka su mano derecha, se le veía preocupado, atemorizado y agitado. –NARUTO SAMA!-

 

 

 

El solo escuchar el nombre de su hijo golpear sus oídos le hizo levantarse, se arrepentía de haberlo enviado, se arrepentía de haber aceptado dicha invitación, que mas daba si los reinos vecinos querían matarse, el y su familia, su pueblo inclusive, sus soldado no tenia nada que ver.

 

 

 

-Naruto! ¿Qué le paso a mi hijo?- la alarma en su voz retumbo por las paredes del castillo.

 

 

 

-Los gitanos..- respiro profundo..- Esos malditos delincuentes, esos malditos se lo han llevado- la sangre del rey subió de temperatura hasta sentirla hervir, esos malditos, habían traicionado y decepcionado a su hijo que los había perdonado  y no solo eso, lo atacaban, agredían su persona.

 

 

 

Minato camino decidido por el salón, dio ordenes a diestra y siniestra y el castillo se lleno de gente que iba y venia obedeciendo mandatos.

 

 

 

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El ambiente era diverso, nunca me gusto salir de mi tienda cuando Kakashi se aparejaba las fiestas, la fogata ascendía hasta el cielo nocturno y parecía iluminarlo hasta convertirlo en día, un día lleno de festejos y gritos de regocijo.

 

 

 

Si por mí fuera estaría en mi tienda disfrutando solo de los tambores sonando y embriagándome con su melodía. Pero no, Naruto quería salir, Naruto quiere estar con todos disfrutando. Cantando y bailando. Fruncí el ceño. Todos los miraban...

 

 

 

Hice un imperceptible puchero enojado. Me levante lo envolví en mis brazos, veo sus mejillas colorearse y gruñir algo sobre que todos nos están mirando pero poco me importa.

 

 

 

Lo jalo y lo arrastro fuera de la mirada de todos, lo beso, lo acaricio, le necesito. Miro que un poco más y llegaremos a mi tienda. Esa tienda azul con lunas en distintas fases. Naruto frena y la mira. Me adelanto abro la cortina y le extiendo una mano.

 

 

 

Me mira dudoso.

 

 

 

-Prometo que te va a gustar...- le miro sonrojarse, una proposición por demás indecorosa y directa.

 

 

 

Me da su mano y con delicadeza la acaricio con mi dedo pulgar.

 

 

 

 

 

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-Sasuke...- lo escucho suspirar, su nombre en obscenos jadeos, le beso la clavícula, la pequeña pañoleta que decoraba su traje colgaba sin vida sobre su cuello, su saco abierto, su camisa debajo también.

 

 

 

Su chaleco lucia perdido en la oscuridad de la tienda, sus múltiples collares tintineaban discretos, la fogata fuera brillaba y les proporciona la luz necesaria para poder admirarle el rostro sonrojado y los ojos añorantes  velados en pasión.

 

 

 

Subió entre besos por su pecho, succiono sus pezones y se contorsiono en una contracción de placer... subió un poco más. Le beso el cuello y valiéndose de sus gemidos se inspiro a succionar con fuerza su hombro, beso su barbilla, lo recorrió con las  manos, sintiéndolo ser presa de escalofríos y temblores por todo el cuerpo.

 

 

 

Le beso los labios, el rubio atrapo y  sostuvo con sus brazos al moreno que lo acariciaba con deleite, rememorando aquella primera vez en esa tienda, esa lectura de mano, esas caricias sobre su palma, el beso sube de tono, la saliva escurre un poco por su barbilla, Sasuke imponía los movimientos de pelvis contra la contraria.

 

 

 

Lo sintió duro y erecto, al igual que él. Su mano descendió un poco y acaricio su miembro por encima de la ropa. El ojiazul gimió de nuevo, sus ansias por seguir siendo acariciado de esa manera iba cada vez en acentuación. Pero quería tocar también, quería escuchar y embriagarse con los susurros y jadeos de Sasuke.

 

 

 

Retiro las manos de Sasuke que profanaba su cuerpo. Se incorporo, la ropa floja abandono su cuerpo y aquella que le estorbaba, la despojo de su cuerpo, su gallarda camisa se perdió junto a la chaquetilla del mayor. Le miro el torso desnudo se acerco y deposito un beso en su pectoral izquierdo. Acaricio con la yema de sus dedo el pezón derecho, Sasuke se sentó abrió las piernas y el rubio se coló entre ellas. Lo besaba y lo acariciaba mientras apresaba con su cuerpo el acanelado contrario.

 

 

 

Desabrocho su pantalón y levanta las caderas para permitir sacarlo, y en ese momento se dieron el lujo de oscultarse con la mirada, cada rincón de su cuerpo, cada centímetro que soñaban poder besar y poder acariciar. Con ese color trigo en su piel, con ese mármol inmaculado en el contrario,  el rubio vello, sus hermosos ojos azules  cegados por todas las sensaciones que esas calientes  manos le provocan. Los bien marcados músculos del azabache, sus obscuros ojos como pozos sin fondo, con la llama de la lujuria y la pasión encendida en ellos. Un nuevo beso, una nueva caricia acompañada de sutiles palabras de amor.

 

 

 

Ambos desnudos en esa diminuta tienda, Sasuke se recostó atrayendo consigo el cuerpo de su rubio, lo recostó sobre él y lo volvió a besar con vehemencia en sus movimientos, el choque de ambas pieles, calientes y húmedas.

 

 

 

-Tócame Sasuke...- no tuvo que repetirlo, mientras lo besaba recorrió con sus manos su cintura, su cadera...  estrujo su trasero entre sus manos, sus lenguas en un danza que era acompañada por los tambores que sonaban alegrando y ambientando el momento. 

 

 

 

Sasuke giro un poco, de lado se dio el lujo de rozar su miembro con el contrario, el rubio contestó buscando más contacto,  enredados entre cojines y caricias, entre cortinas y besos. El rubio beso su hombro y enredo sus dedos en los cabellos oscuros de su pareja. Sentía los dedos de Sasuke delineando cada contorno de cuerpo, aprensando en ciertas áreas, tanteando cada uno de sus músculos, con violencia inclusive.

 

 

 

Sus respiraciones se aceleraban por momentos, cuando el beso se hacia demasiado penetrante, cuando el roce se profundizaba hasta hacer sentir al contrario que el solo toque quemaba, cuando ambas erecciones se tocaban rogando por más atención, cuando el sudor perlaba el cuerpo contrario y le daba ese sabor salado que solo hacia excitar más al contrario.

 

 

 

Naruto jamás había experimentado semejante sensación, cuando el calor es demasiado y se te va a la cabeza, bullendo,  se te nubla el pensamiento y no eres capaz de pensar en otra cosa que no sea seguir, seguir, y perderte en los brazos del otro.

 

 

 

Sasuke jamás había sentido pasión igual, doncellas habían sido implementadas para saciar su sed de placer, pero ninguna le había hecho sentir lo que Naruto con unos simples besos, bien dicen, cuando se hace por amor es diferente, y Sasuke lo sentía, el amor que el rubio profesaba con cada gesto que hacia, con su manera de tocarlo, de entregarse.   

 

 

 

El Uchiha volvió a girar con el cuerpo contrario entre sus brazos se posiciono sobre el, recorrió con su lengua la mejilla contrario, centrándose en esa pequeñas marcas que surcaban las mejillas de su rubio, su mano derecha se enredaba en las hebras rubias empapadas en sudor compartido.

 

 

 

Unas fuertes piernas se ciñeron contorno a sus caderas, inconsciente a tener más contacto; Naruto no se dio cuenta de lo que con aquel gesto había provocado en el interior de Sasuke, su corazón se aceleró más de lo que ya estaba, su deseo se fue a acompañar al astro que tanto amaba, su miembro reaccionaba por momentos ansioso...

 

 

 

-No aguanto más Naruto- un susurro, anhelante, deseoso, afanoso, Sasuke ya no toleraba más, quería hundirse en ese cuerpo, marcarlo como suyo, hacerlo gritar de placer, que sus jadeos resonaran por encimas de las panderetas y los tambores.   

 

 

 

Amarlo tanto que Naruto no quisiera volver a separase nunca de él.

 

 

 

Las mejillas del rubio tomaron una tonalidad más grana de la que ya tenia, ser uno completamente con el azabache, entregarse por completo a él... a esa persona que le cortaba el aliento... y no solo eso, le aceleraba el corazón,  le agitaba la respiración, dejaba su mente en blanco.

 

 

 

Y le sacaba suspiros enamorados.

 

 

 

Se abrazo al cuello de Sasuke lambio la oreja, sintiendo temblar al de ojos oscuro entre sus brazos.

 

 

 

-Quiero ser tuyo... para siempre tuyo- un nuevo beso, de los muchos que abundaban esa noche, sello su promesa silenciosa de amarse para siempre. El de hebras negras bajo por su torso, acaricio en le proceso con sus manos, su ingle haciendo deliciosa presión, acaricio sus fuertes y marcadas piernas.

 

 

 

Inundo con su aliento el miembro del rubio, un beso en la punta hizo al rubio tratar de cerrar por reflejo las piernas.

 

 

 

-¿Q-que haces teme...?-

 

 

 

-Shhh dobe, tu confía...- ¿qué confiara? Naruto abrió los ojos, no asustado. Pero tal vez si un poco dislocado, Sasuke tomo su pené entre sus dedos, lo masajeo de arriba abajo, una chispazo de electricidad  recorrió su espina dorsal, la boca de Sasuke engullo toda la longitud, la espalda de Naruto se arqueo en repuesta, llevo las manos a uno de los cojines que le servían de apoyo y se aferró a el, para no perderse entre todas ese sensaciones que le hacían sonrosar el cuerpo.

 

 

 

-Ummmm Sasuke!!- las cabeza del azabache se movía rítmicamente, el rubio levantaba la cadera simulando una perfecta penetración. La saliva del azabache escurrió entre sus glúteos. Un dedo invasor se coló en el interior de un agonizante príncipe... agonizaba de placer... –Ya... no sigas... Sasuke...-una de sus manos viajo hasta la cabeza del moreno, la otra se mantuvo empuñada al cojín, sus dedos se abrían en un errático movimiento –Sasuke!- el movimiento se detuvo, el de los ojos negros se separaron un poco y miro a los ojos a su rubio, con las mejillas teñidas de color sangre y algunos flequillos pegados a su frente. Un hilo de saliva unía su boca con la intimidad del chico.

 

 

 

Se volvió a posicionar sobre el rubio, entre sus piernas, su mano quedó entre ambos cuerpo masajeando ambos miembros.

 

 

 

-Voy a entrar...- el rubio ni siquiera proceso las palabras, el glande Sasuke, húmedo y caliente se abría ya paso entre las sensibles paredes de su ano.

 

 

 

-No...!- alcanzo a balbucear el rubio, una punzada de dolor recorrió su espalda, y con sus manos trato de alejar al azabache, su ceño se frunció en una dolorosa mueca.... –Espera... me haces daño...

 

 

 

-Tranquilo... ya pasara...- un ronco gemido salió de la garganta de Sasuke. A pesar de pelear contra el dolor, solo de escucharlo la dermis del rubio se erizo excitada. La esencia que desprendía Sasuke se filtro por sus fosas nasales. Y muy al contrario del dolor que sentía no quería que Sasuke saliera, quería que se quedaran así, unidos, escuchado los soniditos que Naruto provocaba en Sasuke... –Voy a moverme... trata de no tensarte tanto...

 

 

 

 

 

Un débil asentamiento de cabeza regalo el rubio, dolía demasiado aun, sintió al moreno deslizarle fuera de su interior con un tanto de dificultad solo para volver a entrar con un poco más de fuerza, todo el ser de Naruto vibro. Una segunda, tercera, sexta embestida, y su cuerpo se agitaba en espasmo y contracciones de placer, el dolor había sido asesinado por oleadas de encanto. 

 

 

 

-Ahhhh Sasuke, Sasuke!!!- y eh ahí una vez mas, su nombre salido de aquello carnosos labios que lo incitaban a volver a besarlo.

 

 

 

Sasuke coloco su brazo por encima de la cabeza de rubio, sus muslos se marcaban deliciosamente cada vez que ejercía movimientos arremetiendo contra el trigueño cuerpo que gozaba bajo él, su otra mano viejo a la cadera del rubio, con la que se valía para levantarlo y lograr entrar aun más profundo en su rubio. Los dientes de Naruto se cerraron contorno  a su cuello, mordió un poco marcando la nívea piel. Sus dedos nos sabían de donde aferrarse para mantenerse unido a su amante, enterraba las extremidades de sus manos en un punto de la fornida espada y suspiraba escandalosamente en su la oreja de Sasuke.

 

 

 

-Deja de hacer eso dobe...- a repuesta solo recibió un gritito sofocado más. El ritmo de los movimientos oscilantes de cadera del mayor se fue en aumento, los agiles movimientos de muñeca también. Sentía los pezones erectos de su rubio contra su pecho, su cuerpo y el contrario se estremecían en placer.

 

 

 

Quería llegar, que el rubio sintiera explotar su orgasmo dentro de el, pero al mismo tiempo no quería que terminara, quería quedarse ahí, refugiado en la calidez  del cuerpo del oji azul.

 

 

 

O quedarse ahí en esa diminuta carpa, para hacerle el amor cada vez que su cuerpo rogara por ser amado o amar a su contrario.

 

 

 

-Ahh...- gimió por lo bajo Sasuke, la dedicación que ponía en cada embestida, se veía recompensada por los cada vez mas audibles gemidos y grititos de placer que daba el rubio, quería acallarlos, lo notaba, y no lo conseguía, lo vio cerrar los ojos, curvear una mueca completa de placer. Una mueca que se le quedaría grabada a fuego en su memoria. La cara de la persona que amaba contorsionada en placer. –Naruto...- aferro su mano a las sabanas, inclino la su cabeza, sus flequillos se armonizaron con los rubios contrarios. Una gota de sudo se fusiono con otra contraria y se retiraron escurriendo por la mejilla del rubio.

 

 

 

-Ya... ya no puedo más... Sasuke-  Sasuke jadeo extasiado, cerro su mano contorno al miembro del rubio, al semejante de sus embestidas marco una regularidad similar con su mano, con un grito de satisfacción el rubio se corrió sobre su mano, el espeso y traslucido fluido se escurrió entre sus  dedos.

 

 

 

 

 

El cuerpo de su rubio se tenso por completo mientras se corría, su entrada ese pasaje que Sasuke deleitaba sin parar, se contrajo deliciosamente, cerro los ojos en un mohín de total placer, las contorciones en su propio cuerpo lo hacia temblar entero entre los brazos de un Naruto que se negaba a soltarle hasta que no terminara también, ayudándole con un vaivén de caderas auto impuesto por el mayor.

 

 

 

-Naruto...- un ronco gemido y por fin ese cuerpo fue enteramente suyo. Soltó el aire retenido y cayo satisfecho sobre el otro cuerpo. Le beso la frente, miro el rostro del rubio que por fin dejo caer sus extremidades a sus costados con su simiente escurriendo entre los glúteos.

 

 

 

Salió de su interior y Naruto le regalo una última exhalación de satisfacción.

 

 

 

-Le amo... su alteza...- el rubio rio ante el comentario viro su semblante y miro a esas cuencas oscuras y hermosas que lo miraba deleitado. El azabache tomo su mano y beso sus dedos en forma juguetona, sus respiraciones aun un tanto anormales.  –Ha sido un placer...- se puso de lado, con su cuerpo hacia una prisión momentánea y era feliz de que su prisionero no intentara escapar.

 

 

 

-No esperaba menos de usted, mi señor- se miraron un rato más, acompasando sus respiraciones.

 

 

 

-Naruto...-

 

 

 

-Ummm?- tenia sus orbes cerradas y una expresión de relajación total.

 

 

 

-Yo... quiero que tengas esto...- el bermejo abrió los ojos, el azabache se despojaba de la pequeña cadenita que colgaba de su frente. La dejo reposar sobre su mano y esta se balanceo oscilando en el aire. -era de mi madre... originalmente era una gargantilla...- el rubio acogió a la cadenita entre sus mano, era de oro, vario arnillos unidos unos con otros sostenían una pequeña placa, en el interior casi imperceptible, una hermosa piedra color violáceo reposaba dentro. Giro en torno a su eje y refulgió un poquito, mostrando los sublimes y perfectos que eran sus cortes.

 

 

 

-Sasuke no...- el azabache con sus manos cubrió las contrarias cerrándolas al acto, recluyendo la cadena entre sus dedos.

 

 

 

-Quiero que la tú la conserves...- y las palabras del anciano vinieron a su mente, recuerdos hermosos de infante regresaron a el. Cerró los ojos enternecido.

 

 

 

-Esta bonita la cadenita –rio el rubio -¿qué piedra es?-

 

 

 

-Amatista...Según la mitología griega era la piedra favorita de Dionisio, dios de vino y el desenfreno-

 

 

 

-No entiendo el porque tienes algo así- Sasuke rio y se dejo caer a su costado el rubio entrelazo sus piernas con las de él y con  un beso dio por terminada la sesión de esa noche, el rubio se acurruco junto al moreno y el ruido de los tambores se fue alejando hasta que solo quedaron ellos dos, después nada solo el calor que desprendían y compartían el uno con el otro... el sueño termino por vencerlos a ambos.

 

 

 

Y la cadenita tintineo contenta colgada sobre la muñeca del rubio

 

 

 

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La luz acre que cubrió el cielo y ruido furioso que se dejo escuchar a lo largo del cielo, anuncio sin premonición alguna que la tormenta estaba sobre ellos, sus pestañas rubias temblaron incomodas alejando el sueño de sus ojos, abrió los ojos y escuchar el copioso sonido de las gotas estrellándose contra la carpa, ruidosas y sin piedad.

 

 

 

De fondo a ellas, gritos, pies que corrían, que huían e iban y venia, el olor a humo inundo sus fosas nasales, el cuerpo junto a el, ya no estaba.  Se incorporó dejando que la cortina que cubría su cuerpo le acaricia a la deslizarse de su cuerpo.

 

 

 

Fuera las llamas alumbraban como si fuera de día, fuera los gritos se confundían con los truenos de la lluvia, fuera el trotar de caballos se hacia seguir por el sonido de carpas y chozas cayendo, fuera el infierno mismo.

 

 

 

-Sasuke!- se viro violento buscando el cuerpo de su amante, lo encontró no muy lejos terminando de acomodar sus ropas con algo parecido al desesperar –Sasuke ¿qué ocurre?- se levanto dejando su cuerpo desnudo, los ojos azabaches de su novio no le devolvieron la mirada.

 

 

 

-No salgas de aquí...-

 

 

 

-¿Cómo que no salga idiota? ¿qué cojones pasa?-

 

 

 

-Si lo supiera ten por seguro que te lo diría, ahora hazme un favor y obedece- lo vio acercarse a un hermosa alfombrilla bordada a mano, un abanico en dos colores se erguía frente al moreno, rojo y blanco, Sasuke levanto la  cubierta  y extrajo de una hermosa caja con una sublime espada en el interior, enfundada en una agraciada funda negra, la saco un poco de ella y su filo relumbro amenazante y dispuesta a la batalla.

 

 

 

-Sasuke... espera!- vocifero el rubio al ver su moreno salir de la carpa –ESPERA JODER!- su clamo fue en vano, y quedo solo en la estancia. –La puta...- revolvió cojines y cortinas en busca de sus prendas de vestir.

 

 

 

Y después maldijo el sublime gusto de los nobles para vestir prendas tan complicadas de asentar.

 

 

 

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Se incrusto en el suelo, arrastrando su arma, que arrasaba con el fango y sangre confinada en su instrumento, las húmedas gotas se estrellaban en sus cabellos, pesado por el exceso de agua se pegaban a su rostro, entre sus flequillos rojos no perdía de vista su oponente.

 

 

 

La sonrisa sádica en su rostro hacia retroceder  los potros y cabalgantes en sus sillas.

 

 

 

Volvía a presionar la cadena húmeda entre sus dedo con firmeza, miro la bola colmada de elegantes picos que con la luz de las carpas de sus amigos incendiadas  brillaba furiosa. Caminaba como si no hubiera más que acabar con aquellos que lo rodeaban.

 

 

 

Odiaba a los nobles, por que sentían que tenían todo el derecho de hacer con los demás lo que se les viniera en gana. Imponiendo sus pensamientos, costumbres y religiones...

 

 

 

El sonido de las espadas de sus oponentes y los casco sonando contra la húmeda tierra lo pusieron alerta, una orden baja, cuatro jinetes se abalanzaron sobre el, los escruto con sus hermosos ojos verdes que rugían furioso, un movimiento de arma... ah! Como amaba su arma, tantas manera distintas de llamarla, látigo de guerra o como lo llamaban el norte de las tierras altas, mangual y morgenstern. Que importaba el nombre, el solo se deleitaba con el sonido que hacia al crujir y destrozar cráneos, o cualquier lugar donde sus filosas crestas se impactaran. Las sangre brotaba, si la suerte lo acompañaba los sesos de su contrarios se regaban cerca suyo y en esta ocasión no fue la excepción.

 

 

 

El comandante en turno miro horrorizado, la bola de hierro impactarse concisa, uno tras otro, sus hombres caían al suelo con fracturas y aberturas en sus cráneos, huesos fuera de su lugar en la fisonomía del esqueleto, quebrados a la mitad y sobresaliendo entre la piel ensangrentada.

 

 

 

Miro la cara del gitano que seguía avanzando hacia él, girando el arma medieval que llevaba entre sus manos, la cadena hacia un silbido por la rapidez que llevaba y la bola al final salpicaba sangre.  Un nuevo ataque y mas bajas en sus filas.

 

 

 

Su caballo bailo asuntado alejándose de la mortal esfera.  Después huyo solo, su coronel tampoco contaría esta noche.

 

 

 

-Gaara! Por Dios ¿cuántos has matado?-

 

 

 

-Lo suficientes para poner a los niños a salvo- la esfera se dejo caer cansada y satisfecha al suelo –Pero aun hay muchos de ellos, y mientras no salgan de aquí y nos dejen en paz, no me importara seguir acabando con ellos.

 

 

 

Nuevos jinetes arribaron en aquel paraje donde las llamas comenzaban a extinguirse sofocadas, dejando cenizas húmedas a su paso.

 

 

 

-Sai, ¿dónde esta Itachi?

 

 

 

-Kakashi fue a buscarlo...- espalda con espalda, observaron a sus nuevos atacantes. Defenderían a su pueblo, aunque la vida se le fuese en ello.

 

 

 

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Giro con agraciados y agiles movimientos, la espada giro entre mis dedos, mis cabellos  húmedos juegan frente a mis ojos, adhiriéndose a mi rostro, caigo sobre la rodilla izquierda, colocó una mano muy cerca de ella, en la otra la espada chorea sangre de soldados muertos a mi pasar. Acabaría con todos, no dejaría ni uno solo de pie, miro a mi alrededor, mis hermanos machacados por los sables de los gauchos adjuntos al rey.

 

 

 

-Corran- abría el paso a los pocos habitantes de la caravana que aun no lograban salir, y a aquellos que ayudaban a los heridos a ir y ocultarse de sus atacantes y mientras más heridos desfilaban frente a mi mirar mis deseos de venganza se disparaban incontrolables.

 

 

 

Observo también a los pocos guerreros que tenia la caravana, luchando y oponiéndose a los soldados. Y entre todos ellos uno altivo y dominante apareció causando bajas entre mi gente. Un trueno surco el cielo y consumió  un árbol cercano, ahora no solo eran los carros y carpas  los que ardían, el hermosos bosque que nos había dado resguardo durante estos meses parecía apoyarnos, las ramas quemadas caían irrefutables sobre los soldados.

 

 

 

Unos ojos azules se posaron sobre mi persona, me enderece altivo y desafiante y reconocí a ese rubio enseguida, el rey de aquellas tierras, el padre de Naruto, y supe inmediatamente a que se debía su visita, había robado el tesoro mas grande del reino... su hermoso príncipe.

 

 

 

-Gitano has afrentado una vez mas sobre mi pueblo, esta vez no tengo intensión alguna de perdónate- una hermosa espada apunto en mi dirección.

 

 

 

-Lo siento mi alteza, esta vez no tengo intensión de regresar lo que e tomado- el ceño de Rey se frunció inmediatamente, y mientras mi mirada debatía la contrario, la lluvia arrecio con mas fuerza.

 

 

 

Un nuevo relámpago nos cegó momentáneamente.

 

 

 

Monte mi pose de batalla, la espada al frente dispuesta a rebana cualquier cosas que se le pusiera frente, y mire al rey, tan parecido, si alguien me hubiese negado que era su hijo no le hubiese creído, solo había que mirarle, ver ese fuego en sus ojos y la dedicación de su porte.

 

 

 

Naruto seria un gran rey, si seguía los pasos de su orgulloso padre.

 

 

 

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Corrí anudando los últimos botones de mi sotana, donde dirigía mi mirada muerte y dolor reflejaban, las hermosas tiendas de colores se veían reducidas a un gris cenizo, la poca gente que seguía ahí se aferraba a defender a lo suyos.

 

 

 

Mi corazón se apretó en agonía cuando reconocí a más de uno de los supuestos atacantes, los soldados de mi padre, aquellos con los que crecí, o que me vieron crecer, algunos extinguían vidas, otros suspiraban su ultimo aliento.

 

 

 

Un moreno de coleta alta, pase el suficiente tiempo detrás de él, corriendo y aprendiendo para no saber de quien se trata, frente a él, un pelirrojo que llegue a ver una o dos veces junto a Sai, blandiendo una enorme arma medieval empapada en sangre.

 

 

 

-Iruka sensei!!! Deténgase!!!- corrí lo mas rápido que mis extremidades bajas me lo permitieron, agite los brazos al aire sintiendo escurrí las gotas de lluvia por las mangas de mi estola. –IRUKA SENSEI!!!-

 

 

 

-Naruto...- lo vi bacilar un poco, frenar su ataque, los ojos verdes del pelirrojo se centraron en mi, Sai grito algo a la lejanía y el oji verde bajo su arma sobre el fango. –Naruto!- bajo del potro, corrió hacia mi y me abrazo con desesperación -¿Estas bien? ¿No te paso nada?

 

 

 

Me deshice del abrazo, lo mire furioso.

 

 

 

-¿Qué diablos significa esto?- hice un ademan con la mano alejando esa mano amiga que se disponía a volver a abrazarme.

 

 

 

-Esta gente...- su mirada era el hielo personificado.

 

 

 

-Esta gente nada! Detente! ¡Detén todo esto!- grite hasta que la garganta me ardió. No mas muerte, no mas sangre de gente inocente derramada por un maldito mal entendido.

 

 

 

-Ellos te secuestraron!

 

 

 

-Por dios Iruka sensei! ¿Le parece que me han privado de mi libertad!? ¿le parece que me encuentro mal?- los ojos de mi maestro eran el desconcierto total –estoy bien, regresaría mañana...Ahora por favor ayúdeme a detener todo esto- enmudeció. Tratando de asimilar lo que de mis labios salía.

 

 

 

-Naruto...-

 

 

 

-Por favor...- sonríe para el, de la manera mas sincera que pude. Me retuvo la mirada un poco.

 

 

 

-Tu padre... encuentra a tu padre y dile que ordene la retirada, yo me ocupare de este lado- asentí y antes de salir corriendo para localiza a mi padre, hice un ademan a Sai para decirle que de ese lado ya todo saldría bien.

 

 

 

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Había bajado del caballo, el sonido del metal chocando una y otra vez resonaba por encima de la torrencial lluvia, se unían y sonido del filo al rozar con el otro rechinaba irascible.

 

 

 

Utilizaba solo una mano, su brazo izquierdo sangraba profundamente, la estola ondeaba tras el, el cabello rubio se movía rítmicamente junto a las estocadas de su espada.  El azabache hizo girar su espada llevando al contraria junto con el, se abrió un espacio un cabezazo y una patada lograron hacer retroceder al rey con un dolor profundo surcando su cráneo.

 

 

 

Era bueno ese maldito crio.

 

 

 

Se lanzo una vez mas a la carga, con una sonrisa altanera en su rostro, tenia que abrirse un espacio, por muy reducido que fuera y entonces ese ruin gitano rodaría por el suelo agonizando. Un nuevo trueno rugió por el cielo.

 

 

 

El lodo bajo los pies de Sasuke le traiciono, traspillo un poco y el rey vio su victoria escrita, golpeo desde abajo con una fuerte estocada el arma de su oponente, Kusanagi voló girando en el aire y se clavo detrás del rey, una nueva estocada, rasgo la piel del azabache, profundo y fino el corte, y así como el filo vino, regreso con igual fuerza abriendo el mismo brazo pero en un corte contrario.

 

 

 

Un espantoso tache surco la piel del de cabellos negros, un grito mas de dolor surgió directo de su garganta siendo transformado en un gruñido doloroso. Se tambaleo dando una par de paso hacia atrás.

 

 

 

Giro sobre su propio eje y burlo la nueva estocada que el rubio le dedicaba. Corrió para alcanza su arma, los choros de sangre que brotaba de su brazo eran tratados de limpiar por el fuerte aguacero sin resultado alguno. Empuño su espada, invirtió su cuerpo pero el rey había sido mas rápido.

 

 

 

Abrió los ojos con desconcierto, por puro reflejo levanto la mano con la espalda incluida, el filo surco su estomago, su propia sangre mancho su rostro y el contrario, el sabor metálico d sus sangre pudo ser degustada en su boca, un calor insoportable subió desde sus entrañas hasta su garganta, y por un momento pudo ver sus intestinos colgado fuera de su estomago, ilusión creada por sus propios miedos. Cayo de espaldas aterrizando sobre un charco ocasionado por la lluvia, llenando sus ropas con fango y sangre. Y aun que el dolor nacía desde lo mas profundo de su ser, se valió para verificar que su interior siguiera en su lugar, miro su mano inundada en sangre, brotando sin parar.

 

 

 

Levanto la mirada para ver a mas de tres metros de el, a Minato sosteniendo su espada, y entre ambos amenazante y filosa su espada. Si no hubiese sido por ella lo mas seguro es que hubiese sido cortado en dos de un solo tajo.

 

 

 

Intento incorporarse, pero los cortes en su brazo y estomago dejaban escapar el liquido vital que corría por sus venas, su vista se nublo y un nuevo gruñido de dolor escapo de sus labios.

 

 

 

El rey de acercaba para brindar un Jate Mate seguro. Cerro los ojos... Naruto.

 

 

 

-SASUKE!!!- el dueño de las tierras abrió los ojos a ver llegar corriendo a su hijo de entre el fuego y los restos de aquella caravana. Pero no gritaba su nombre, y no pedía su auxilio.  Lo vio llegar y barrerse entre el lodo tomar al chico contra el que peleaba entre sus manos y levantarlo –Sasuke, Sasuke-

 

 

 

-Dobe, te dije que no salieras.- Minato frunció el ceño que demonios pasaba ahí.

 

 

 

-Maldita sea! Sasuke!- viro su rostro, de entre los arboles. Surgía dos caballos, reconoció a dos de los hombre que se acercaba galopando al tercero no le dio importancia. Bajo del caballo en movimiento, cuando toco el suelo, no pudo evitar dar trompicones y tropezar un poco  para reincorporarse, el rubio que lo acompañaba desapareció con el unos segundo después. El peli plata se quedo a una distancia prudente observando con su único ojo bien abierto.

 

-Ototo... – se detuvo junto a Naruto, mirando las heridas profundas de Sasuke. –Kakashi trae a Tsunade! Dile que mi hermano se muere! MUEVETE!

 

 

 

-Nadie... esta muriendo Itachi...- un fino hilo de sangre corrió libre por su labio inferior y marco su camino por la babilla de este, se sostenían del rubio que ocultaba sus orbes tras sus flecos rubios mojados por la lluvia.

 

 

 

-Naruto- su voz sonaba demandante y segura –Ven aquí...- dio dos pasos acercándose hasta el grupo de personas que se agrupaba frente  el.

 

 

 

-ALEJATE! NO TE ACERQUES!- Minato se detuvo en seco, miro asombrado las pupilas de su hijo dilatadas, su cejas curveando una perfecta mueca de desprecio.

 

 

 

-Naruto! Te e ordenado que vengas aquí- siguió caminando terminando con el espacio que había entre el rey su hijo.

 

 

 

-Y yo te he dicho que no te acerques!- Sasuke se removió incomodo intentando levantarse.

 

 

 

-¿Qué mierda significa esto Naruto?- el rey se detuvo al ver al azabache mayor levantarse y con agilidad deslumbrante tomar a Kusanagi entre sus dedos y señalar al señor de esas tierras con el filo dispuesto a rebanarlo.

 

 

 

-Lárgate... llévate a tus soldado y lárgate... estas tierras de momento me pertenecen...- el rubio frunció el seño ¿quién se creí ese crio arrogante? Eran sus tierras, el procuraba que nada faltase en ellas, que todo fuera paz y benevolencia. En cambio ellos que robaban y se mofaban de todo ¿Qué derecho tenia para reclamar algo que le pertenecía a el?

 

 

 

Minato rio a carcajadas, burlándose del intento del Uchiha por intimidarlo.

 

 

 

-No lo diré una vez más... lárgate y te dejare vivir... pero, si me hermano muere, te perseguiré hasta no dejar nada de ti y tu linaje-

 

 

 

-Ja! Patético plebeyo...¿que puede hacer alguien como tu a mi persona?

 

 

 

-...- Itachi aferro el arma con recelo entre sus dedos.

 

 

 

-Ustedes que solo roban y viven a expensas de lo que mi pueblo produce, ustedes que son una de las razas mas despreciables, ¿crees que me importa tus insulsas amenazas? Yo solo vine a recuperar lo que es mío...

 

 

 

Fue el turno del de ojos negros para reír.

 

 

 

-Sabe que Minato sama... No somos tan diferentes... ¿vivir a expensas del lo que el pueblo haga? No usted se limita a cobra los impuestos sobre su gente... ¿No usted se alimenta de lo que el pueblo cosecha? ¿Somos nosotros los que vivimos a expensas? ¿O bien no viene a ser lo mismo? ¿Atacar a gente desprevenida? Nosotros no tenemos fuerza militar mi señor... si se ve de esa manera.... si observa a su alrededor... en esta situación ¿Quién es peor? Ustedes los nobles que viven creyéndose más que nosotros o nosotros que solo intentamos sobrevivir en un mundo en el que ustedes nos hacen nada... ¿quién es peor su alteza?

 

 

 

Minato frunció el ceño, molesto, las palabras de ese insipiente gitano le habían calado hondo... pero el era el rey, lo que el hacia era incuestionable ¿O no? Sus ojos azules admiraron la escena que se presentaba a su alrededor, alfombras de cadáveres de gitanos –mujeres y jóvenes entre ellos- y soldados, amigos inclusive.

 

 

 

El humo se levantaba sobre el paraje espeso, vigas y maderas semi consumidas y cuarteadas en partes, gritos y agonía de aquellos que yacían en el suelo aun con vida.

 

 

 

Desvió la mirada algo perplejo, levanto una mano y clavo su espada en el suelo... miro a su hijo postrado en el fango con un hombre que supuestamente no valía nada entre sus brazos...

 

 

 

¿Por qué de repente el había pasado a ser el malo, el despiadado de la historia?

 

 

 

Vio en el mirar de Naruto la preocupación y desconsuelo en sus hermosos ojos azules, tan similares a las suyos, observo al otro chico con los ojos opacos mirando con dedicación a su hijo... una caricia... y el rey comprendió muchas cosas en ese momento.

 

 

 

“Y no has pensado en que yo no quiero esto! ¿Qué pasaría si mañana me fugo con una damisela y té quedas sin heredero?”

 

 

 

Sonrió sin alegría reflejada... así que a eso se refería... su pequeño hijo se había enamorado... y no precisamente de una bella damisela, y aun que por un momento la negación llego a su mente, recordó la bella y feliz sonrisa de su hijo y la duda se disipo, enfundo su arma, grito a todo pulmón la retirada de sus tropas... el príncipe estaba a salvo.

 

 

 

Subió a su potrillo, observo a una rubia llegar corriendo con un grupo de chicos, miro sus vestimentas. Todos llevaban algo extravagante en ellas, inclusive las tonalidades... gitanos... ¿quién podría entenderlos?

 

 

 

-Tiene una semana para desalojar mis tierras... Naruto regresemos a casa- no dio lapso a una respuesta se dio la vuelta en el caballo rogando por que su primogénito le siguiera.

 

 

 

-Oh Por dios Sasuke...- la rubia se agacho, incorporaron a Sasuke, su vista se nublaba, y la sangre no dejaba de salir.   –debemos llevarlo a un lugar seco y seguro... debo suturar esto cuanto antes...-

 

 

 

-Las tiendas del norte están ilesas...-

 

 

 

-¿Y qué esperan? Muévanse, muévanse- levantaron a hito a Sasuke, el rubio se detuvo, miro la espalda de su padre que cabalgaba alejándose un poco, miro la espalda de Sasuke que era llevado  a cuestas por Itachi...

 

 

 

-Itachi... espera...- su hermano se detuvo –Naruto... –

 

 

 

-Déjalo ir ototo... no pertenecen al mismo mundo...-

 

 

 

Minato se detuvo, viro un poco su cabeza y miro a su hijo parado en medio de la vereda, con el agua empampando sus ropas... con la disposición de seguir en su dirección... y su mirada clavada en la espalda del chico azabache...  y corrió en dirección contraria al reino...

 

 

 

-Sasuke!! Espera Sasuke!- desesperar en su voz. Sus pasos chapoteaban al correr entre el agua y la tierra.

 

 

 

-Itachi detente...- su suplica fue ignorada –Aniki... basta Itachi- de un fiero empujón cayo de la espalda de su hermano, se llevo la mano al estomago, un hilo de sangre goteo copiosamente perdiéndose entre la tierra húmeda, trompico un poco al darse la vuelta. Y su rubio le dio alcance, el azabache le tomo el rostro, restándole importancia al manchar su piel con su sangre. 

 

-Dobe...- el sonido salió rasposo.

 

 

 

-Teme... yo...- Sasuke se acerco más a él, Naruto pudo percibir el liquido espeso y caliente que  manchaba sus atavíos.

 

 

 

-No lo digas... solo bésame...- unió sus labios, encajando a la perfección, se acariciaron con los labios sin llegar a más, solo roces de veraz amor. 

 

 

 

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-Mi señor...- el camino de regreso al castillo jamás le había parecido tan largo, tan agónico inclusive, miro a su alrededor los soldados heridos y aquello que con suerte su golpes eran menores, miro u poco a su derechas las carretas que trasportaban a los muerto, y se sorprendió del numero, y aun que su campo de visión no lo alcanzaba, sabia, que al final de su improvisada caravana de hombres, iba su hijo.

 

 

 

-Si Iruka san...-

 

 

 

-Bueno Naruto sama...- se hicieron a un lado, dejando los caballos desfilar frente a ellos, el rey cabizbajo, observo al próximo sucesor al trono, con la mirada gacha, y oculta tras sus flequillos. Aferrándose a las riendas de la silla del semental.

 

 

 

La lluvia comenzó a caer nuevamente, camuflajeando el llanto del príncipe con el llanto del cielo.

 

 

 

Llanto que fue suprimido hasta que el nudo en garganta del príncipe fue demasiado doloroso, hasta que no pudo contener la frustración y desesperanza en su pecho. Por que tenia miedo, miedo a lo que le pudiera pasar a Sasuke.

 

 

 

Y un caballero jamás lloraba... pero las lagrimas bajaba sin tener autorización, apretaba los dientes indignado. Odiaba verse débil.

 

 

 

-Naruto...- cruzo su potro e interrumpió el andar del que Naruto cabalgaba. El animal se detuvo –Hijo... yo...-

 

 

 

- Quiero saber si esta bien... Quiero estar con él... -y el corazón del rey se encogió al ver la desesperación en su descendiente

 

 

 

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-Sasuke tu...- miro el catre vacio, un hueco se le hizo en el pecho al no verlos postrado y con lo delicado de su estado. -Estúpido hermano menor...-

 

 

 

Las nubes se habían disipado, de su caravana poco había quedado, de sus hermanos penosas perdidas había. Pero nada que el tiempo no pudiera sanar. Miro el cielo enternecido.

 

 

 

-Acaso soy yo el que se equivoca madre...- el trotar de vario caballos fuera me hace girar mi persona, Sai debió llegar con lo que le encargue.

 

 

 

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Recargo mi espalda contra una frondosos árbol, llevo mi mano a mi hombro, lo veo vendado y dentro de la cubierta varios puntos suturan mi herida, maldito rey, se ha pasado.

 

 

 

Levanto la mirada y veo las  hojas de ese enorme abeto bailar con el aire, los rayos de sol se cuelan entre los espacio que el viento abre con su danza. Un suave soplo me trae la brisa húmeda de la noche anterior. Si fuera de noche, seria perfecto... corrección, si Naruto me acompañara seria perfecto.

 

 

 

Pero mi hermoso príncipe escogió su reino. Sonrío melancólico, una vida sin el... ¿dónde quedaba mi promesa de amor eterno? Cierro los ojos y veo esa hermosa mueca de placer en sus facciones.

 

 

 

No puedo irme... no puedo estar sin él. Me levanto sin cuidado en mis acciones, recargo mi mano sin precaución, un agudo dolor atraviesa mi brazo y mi estomago recién suturado.

 

 

 

-La...-

 

 

 

-Esa lengua Sasuke baka...- abro los ojos incrédulo, el dolor me hace desvariar. Levanto la vista nublada por el dolor y miro una toga desgastada sin mangas. Una camisa en parecido estado  anaranjada debajo dejando a la vista parte de torso, las manos atestadas de hermosos y melodiosos cascabeles, una tobillera hecha con varias semillas. Y sobre su cuello la amatista brilla con el sol.

 

 

 

-¿Naruto?-

 

 

 

-Bah! Le dije a Itachi que era demasiado- desvía la mirada mirando la toga que ondea con el viento, miro sus cabellos desordenados que juegan con el aire divertidos.

 

 

 

Salgo de mi inicial ensoñación, verlo de esa manera me ha hecho imaginar demasiadas cosas -¿Dobe, que haces aquí?- con dificultad me levanto, un tenue dolor se acentúa en mi estomago al levantarme.

 

 

 

-No ¿tu que haces aquí? Hasta donde se, deberías de estar descansando.

 

 

 

-Sabes de que hablo Naruto-

 

 

 

-Quería verte... yo... no me imagino lejos de tu persona... si lo hiciese ¿dónde quedaría mi promesa de amor eterno?- lo miro, los colores se le han ido al rostro, y a pesar de que el bochorno se pinta claramente en sus ojos, no retira las pupilas de mi persona.

 

 

 

-¿Vendrás conmigo?-

 

 

 

-Hasta el mismísimo infierno teme...- una agradable calorcito se posa sobre mi pecho, como cada vez que le miro, respirar me cuesta por un momento. Le extiendo mi mano.

 

 

 

-¿Quieres que lea tu mano Naruto...?-

 

 

 

Su mano acaricia la mía... entrelazo sus dedos con los míos, acariciando con el pulgar el dorso de su mano.

 

 

 

-Tengo una mejor idea...- su mano se aferra a la mía, su boca busca ansiosa la mía.  Mi mano libre atrapa su cadera y la restriega contra la propia, gime dentro de mi boca y agradezco que ahora sus ropas sean mas fáciles de quitar. Cuelo mi mano por el costado de su toga, se cuela bajo su ropa, le toco la piel caliente y no puedo evitar sentir un leve cosquilleo bajo mi vientre. –Te amo...- jadea y sus labios rozan los míos.

 

 

 

-Y yo a usted mi alteza...- lo atrapo aun más entre mis brazos, con cuidado de nos lastimarme, me recargo en el árbol y el hace lo propio contra mi pecho. El sol se oculta tras la vereda y no me importaría si fuera mi ultimo atardecer si es con el a mi lado.

 

 

 

Si mi historia de amor terminara con el ser que amo entre mis brazos...

 

 

 

*-*-*Fin*-*-*

 

.........................

 

 

 

 

Notas finales:

Y ahi ta!!!!

 

espero le haya gustado n_n


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