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Pyong Pyong por katzel

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El clima extraño y la gente corriendo por las avenidas con regalos navideños me pone enfermo.

Me detengo ante la luz roja del semáforo y despotrico mentalmente de toda la temporada. De san Nicolás, del reno Rudolf y del hijo de su mamá que inventó la costumbre de montar árboles de navidad en las casas porque era de esperarse que Pyong Pyong pidiera el más grande y el más coposo para que lo llevase arrastrando sobre una espalda cansada de sumar y sumar en la oficina.

Las bufandas, los enamorados y los niños vestidos de gorro hacen que quiera pasarla como el año anterior cuando me tomé un litro de buen vodka y perdí la conciencia durante dos días seguidos. O como en mi cumpleaños, que me encerré toda la mañana y me quedé dormido, tirado en el frío suelo de la cocina mirando el techo y recordando mi perdida juventud.

¿Para qué comprar regalos que no le gustan a nadie? ¿Quién ha determinado que el rojo y el verde pueden ir juntos en el mismo objeto sin causar parálisis cerebral? ¿Por qué rayos todos son un poquito más felices con un día más del año? ¿qué tiene de interesante la cutre temporada navideña? ¡Por favor, ocultad un poco vuestra emoción!

Si encuentro una tarta y un kilo de regalos y a los vecinos metidos en mi casa preparando una fiesta sorpresa, los correré sin pensarlo aunque me llamen "Mr Scroodge" en todo lo que me queda de vida.

Con la innoble carga encima, al abrir la puerta, encontré un panorama salvaje y desolador.

Cuatro tíos de mi edad con ropas corporativas y el cansancio que les cerraba los ojos. Lucían impacientes sentados a la mesa de la cocina en un departamento ¿decorado? con murciélagos, duendes y animales surtidos. ¿Estábamos hablando de navidad o de alguna festividad pagana?

- ¡Ya llegó Shoji! - gritó Pyong Pyong echándose sobre mí - ¡Feliz día de la No-Navidad a ti!

- ¿Ahhhhhhhhh?

Mantengo viva la hipótesis de que en la mente de mi recogido vive un patito bailando rap que le sugiere avalanchas completas de ideas extravagantes.

Cargar con él y al mismo tiempo mantener el árbol en su lugar era demasiado para mi columna vertebral, así que hicimos ¡cataplum! contra el piso ante la vista indiferente de los señores que nos observaban silenciosos.

- ¡De dónde salió eso de la No-navidad!

- Como a Shoji no le gustan las fiestas, creí que sería bueno hacer algo diferente... ¡mira el resultado de mis esfuerzos!

¿Esfuerzos? La casita del horror no iba a necesitar más mano de obra. Y encima hacerme traer a rastras ese estúpido árbol... no soy el defensor de la tradicionalidad, pero confundir Halloween con Navidad tampoco me hacía saltar de alegría.

En el piso, casi privado, con Pyong Pyong y el rey de los árboles aplastándome, señalé a los cuatro jinetes del apocalipsis y le pregunté:

- ¿De dónde has secuestrado a estas pobres personas? ¿No sabes que traer a la gente en contra de su voluntad es un delito penado por la ley?

- Más respeto con tu sempai, o es que ya no reconoces a tus mayores cuando los ves - dijo el que me quedaba más próximo - ... que te hayas vuelto gay no significa que pierdas la perspectiva...

- ¡A quién llamas gay!... ¡Espera...! ¡Sawada-sempai! ¡Tú! ¡El "salvaje del Shinto"!

- Por supuesto, en vivo y en directo...

- ¡Un macarra como empleado corporativo!... a dónde ha llegado la miseria de nuestro país... ¡Ohhh... y tú eres Otta-san!

- Ahora soy visitador médico...

- ¡Y Ueda-san! ¡El monitor de la clase! ¿Es que he sido transportado a otra dimensión? ¿Qué hacen aquí?

- Que me maten si no sigues siendo un bicho raro, Masamune - dijo el que agitaba el cigarrillo tranquilamente - ...hemos venido porque tu "noviecito" nos invitó.

- ¡Tatsumi!

- Sí, soy yo... el amo de las Olimpiadas estudiantiles... y ya me estoy cansando de la novela, parece que es una escena de dos y estamos estorbando... sólo quiero una buena razón para que me hayan traído en un día como este.

- Pyong Pyong - dije haciendo rodar al chico cual bola de nieve - ... no es mi noviecito. Sólo vivimos juntos porque es un incordio que simplifica los detalles doméstico.

- Explotador de menores - dijo Sawada-sempai sonriendo- ahorita mismo iré a denunciarte...

- Hazlo - respondí haciendo una seña a Pyong Pyong para que trajera algo que comer- ... he trabajado tanto desde que nos graduamos que sería un sueño estar encerrado con casa y comida gratis.

- Maldición, Masamune, tu vida sigue apestando...

- ¡Esta noche les serviré sake y bollitos! - invitó Pyong Pyong aplaudiendo y corriendo diligentemente a la cocina.

- Es una linda campanita tu chico - dijo Sawada - si no te gusta me lo puedes dejar...

- Ponle un dedo encima y te rompo la cara - advertí con una sonrisa amistosa.

Era la vieja pandilla de la escuela, con ese aire desenfadado y perdedor, alrededor de la mesa, en mi propia casa.

Sawada, Otta, Ueda, Tatsumi y yo...

- Pues no debes ganar tan poco si tienes una sala de cuatro tatamis...

- Neee... Pyong Pyong... ¿Cómo te las arreglaste para traer a esta caterva de ancianos en nuestro día de la No-Navidad?

- Nos llamó diciendo que te ibas a morir y que debíamos realizar tu última voluntad - dijo Otta riéndose.

- Diablos, pensé que ibas a la otra... ya hasta tenía escrito tu discurso de funeral.

Ese era Tatsumi...

- ¡Levantemos los vasos! - anunció Pyong Pyong para el brindis.-¡Kanpai!

- Kanpaiiiii - respondimos alborotados.

- ¡Por la peor Navidad de la historia humana!

- ¡Y por la primera No-Navidad!

Me fijé en Sawada... había cambiado un montón. Desde sus días de cadena y moto hasta los de saco y corbata... bueno, quién diría que la vida da vueltas de 360 grados.

- ¿Qué me miras, te gusto? - se quejó sempai medio picado - ... por si acaso no salgo con contadores.

- No es eso... recuerdo a cierto gamberro de motocicleta... y no me explico cómo hemos terminado así.

- Oye, yo siempre quise ser visitador médico - dijo Otta.

- Yo no me imaginaba en la constructora - se quejó Ueda - quería ser pintor.

- Yo metí la pata con Tsunade - rezongó ebrio Tatsumi - ... y aquí estoy... kilos de mujeres, triunfos deportivos... popularidad hasta las nubes... y para qué... vino un hijo... y luego tuve que casarme... y las pistas de carreras se fueron alejando... lo intenté por años... pero ya no era igual... ¡no era igual!

- Somos patéticos - alargué el brazo para otro brindis - ¡por la ola de la vida que nos dejó frustrados!

Pyong Pyong se levantó y fue a traer algo. Era una caja de fotos, las esparció sobre la mesa ante nuestros desorbitados ojos mientras gritaba:

- ¡Dejen de quejarse, viejitos!

Las imágenes reflejaban a cinco muchachos de instituto vestidos de uniforme, tocando en el festival escolar.

- ¡No lo creo!

- Ni siquiera me acordaba...

- ¡Somos nosotros!

- Después de ese concierto nos suspendieron... se armó una buena... mis padres no me dejaron salir en un mes...

Elevé ambas manos al cielo y lancé mi revolucionaria propuesta:

- ¡Volvamos a hacerlo! ¡Armemos jaleo esta noche!

- ¡Bieeeeeeeeeen Shoji, ese es el verdadero espíritu de la No-Navidad!

El espíritu de la qué... ¿hacer locuras? ¿quedarse ebrio? ¿jugar a la máquina del tiempo? ¿calcular cuánto has envejecido desde tu cruel adolescencia?

- ¡Por nuestras ilusiones perdidas! ¡Por los salarios miserables y la ancianidad desoladora que nos espera! ¡Por esta vida sin sentido! ¡Salgamos a tocar las viejas canciones de AKFG (*)! ¡Comportémonos dignamente como estúpidos guerreros! ¡Caeremos en el campo de batalla!

Oh, si... cuando bebo demasiado soy un lío en mí mismo.

- Y se puede saber de dónde sacaremos los instrumentos, Masamune-baka - dijo Sawada.

- Los alquilé de antemano con la tarjeta de crédito...-

Pyong Pyong abrió la puerta y allí estaba nuestra tarjeta a la noche más salvaje de nuestras vidas.

- Eso no es suficiente - Sawada no daba su brazo a torcer.

Ueda fue tambaleándose hacia el bajo.

- Qué bien se siente...

Tatsumi cogió los palillos de la batería.

Otta agarró la segunda guitarra y se cruzó la correa sobre el pecho.

- Oigan... no me digan que están tomando en serio a este tipo.

Yo le arrojé la primera guitarra muy ufano.

- Démosle algo que hacer a los guardias del distrito.

- Y si nos apresan... ¿tú pagarás mi fianza?

- Te lo dije, Sawada... es mi sueño... comida y casa totalmente gratis.

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Parados en medio de los árboles del parque central. Probábamos el alcance del micrófono. En vez del clásico 1-2-3 probando... usé lo siguiente:

- Enano cutre, has pagado esto con mi tarjeta de crédito, si tengo que alquilarte para pagarme las letras no dudaré en hacerlo... menos a Sawada...

- Ok... se escucha bien - dijo Ueda levantando el pulgar hacia arriba.

La gente empezó a arremolinarse con curiosidad. Ya sabía que era cuestión de tiempo para que el presidente de la vecindad llamara a la central, pero me importaba un pepino.

Tomé el micro y el sonido delgado hizo que todos se taparan los oídos.

- Buenas noches... somos un f... grupo de vagos ebrios y teoricamente profesionales que valen una m... y vamos a tocar porque es nuestra forma de olvidar lo mal que nos ha ido en esta p... vida... ¡No tenemos permiso! Así que... disfruten de esto si quieren... y si no... ustedes y su estúpida navidad pueden...

En este punto todos me taparon la boca.

- Exagerado - sonrió Tatsumi, dando la señal con las baquetas.

- ¡Uno-dos-tres-dale!

sasai no kotoba ya nani genai shigusa de
con palabras triviales y gestos casuales
hokorobu omoi wo tada tashikametai boku no uta
con mi canción sólo deseo afirmar los sentimientos que se alejan

kanashii kao shite setsunai furi shite
poniendo un rostro triste, mostrando mi pena
kie yuku omoi wo tada sekitometai kyou no uta
cuando la canción de hoy quiere atrapar los dispersos sentimientos

ame no michi wo hatteru tokage mitai ni kitto doko ka de
tiemblo por el camino lluvioso como un animal que no sabe dónde ocultarse
yamu wo no matte iru no sa
estoy esperando a que termine
kitto boku wo
y eso está esperando por mí

tsunaide itai yo
desearía que estuviésemos juntos
kimi no koe ga kikoeta hi kara moeru iro
en el día en que podría escuchar tu voz y los colores brotasen
nobashita te kara moreta tsubu ga
las lágrimas escaparían de mis manos extendidas
mirai wo omotte koko ni hikaru
brillando en este lugar, pensando en el futuro

sasai na gokai ya ikichigau kokoro de
con mis triviales incomprensiones y mi inentendible corazón

hokorobu omoi wo tada sekitometai boku no uta
con mi canción sólo quiero atrapar sentimientos que se desvanecen
sugiyuku jikan ga ubatte wa kowashite
viendo el pasar del tiempo y deseando quebrarlo
sore de mo omoi wo tsunaide ite yo
incluso ahora, permanezco cerca de mis memorias

tokedasu kokoro
mi corazón empieza a comprender
boku no koe ga todaeta hi kara moeru iro
que el día que pierda mi voz los colores se escaparán
tsunaida te kara moreta tsubu ga
y las lágrimas lanzadas de mis manos abiertas
mirai wo omotte koko ni hikaru
brillarán en este lugar pensando en el futuro

tsunaide itai yo
desearía que estuviésemos juntos
kimi no koe ga kikoeta hi kara moeru iro
en el día en que podría escuchar tu voz y los colores brotasen
nobashita te kara moreta tsubu ga
las lagrimas escapadas de mis manos extendidas
mirai wo omotte iru
estarán pensando en el futuro

tsunaide itai yo
desearía que estuviésemos juntos
kimi no koe ga kikoeta hi kara moeru iro
en el día en que podría escuchar tu voz y los colores brotasen
nobashita te kara moreta tsubu ga
las lágrimas escapadas de mis manos extendidas
mirai wo omotte koko ni hikaru
brillarán en este lugar, pensando en el futuro

koko de hikaru kimi no kakera
aquí, pedazos de ti brillarán
koko de hikaru boku no kakera
aquí, pedazos de mi brillarán

El vocal me pertenecía. Me importaba un bledo si sonaba bien. Era catártico. El "yo odio a todos" convertido en un "Whooooooooooohoooooooooooo". El público terminó coreándonos y Pyong Pyong saltaba como nuestro más acérrimo fan.

Claro que lo siguiente fue explicarle al guardia de turno por qué cinco abuelos andaban armando escándalo en el parque central de un tranquilo vecindario.

Salimos pagando fianza durante la madrugada.

Pyong Pyong me arrastraba más muerto que vivo. Otta no traía camisa. Tatsumi llevaba la melena desarrapada colgándole por los lados. Ueda no dejaba de gritar y Sawada era el único consciente del saldo de la masacre de cuerdas vocales y físico de nuestro reencuentro escolar.

Y el saldo de mi expoliada tarjeta tuvo que invertirse en contratar un servicio de taxi confiable que pudiera llevarse a los cuatro de la banda a casa. De ninguna manera podían quedarse conmigo, porque ya el teléfono reventaba con las llamadas de las esposas furibundas que amenazaban con divorciarse si no llegaban en cinco minutos.

- ¡Viva el rock! - gritó Ueda mientras lo metían a trompicones en el carro.

Sawada se despidió y me llevó aparte antes de subir junto a los demás.

- Oye... ignoro si alguna vez repetiremos esto... así que... espero que no me llamen nunca más para advertirme que estás al borde de la muerte y... cuida a ese chico... no lo dejes ir nunca... es especial...

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Pyong Pyong tuvo que quitarme la chompa porque estaba out.

- ¿Qué tal la No-navidad, Shoji?

- Macanuda... nunca me había divertido tanto... ¡soy el rey del mundo!

- Jijijiji... cuando bebes te pones tan gracioso...

- Cállate y arrópame... qué diantre de hora será... me muero de frío.

Calculo que ahí el alcohol hizo estragos en mi buen juicio, porque tomé el paquete completo con Pyong Pyong y la frazada para envolverme.

- Shoji...

- Hum... así está mejor... más calentito.

Si estuviese sobrio jamás le hubiera besado.

Pero ebrio hasta los huesos y casi una estrella de rock, pues a lo mejor.. hum...

Suavecito... con sabor a cereza... ¿hay algo más dulce que eso?

- ¡Shoji! - protestó tocándose los labios - ¡me has besado sin pedirme permiso!

- Shhhh, anda duérmete... tengo sueño... no estoy de humor para reflexiones prosaicas.

- ¡Me besaste! ¡A cambio debes quedarte conmigo mañana todo el día! ¡Y no te atrevas a olvidarlo!

- No... ya te traje un árbol de Navidad... confórmate con eso... ahora si quieres otro beso...

- Juega conmigo mañana todo el día...

- Nope... mañana tengo que trabajar, espera a que sea feriado.

- Shojiiii Shojiiii ehhhh ehhhh ¡Shojiiiiiiiiii! ¡No te duermas!

Al despertar, negaré cínica y categóricamente que le he besado. Aunque insista, seré bastante descarado y diré que no lo recuerdo. Se pondrá super enfadado y tendrá esa carita linda que he podido ver poquísimas veces... mañana... mañana... mañana...

Por esta noche quiero dormir abrazado a mi pequeña campana... debe ser el licor que me hace pensar tonterías...

... pero creo que estoy enamorado de él.


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