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Kanashimi wa kitto por Mitzuri

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Notas del fanfic:

Jiji los lindos personajes no son mios, claro esta XD si necesitara decir de quien son en realidad, seria demasiado, ne? X///D

Notas del capitulo:

Vale gente, un fic de Gaara y Lee n,n'' supongo que se dice así y para los sensibles X///D solo dire que es un mpreg, así que no kiero quejitas por aqui, porque me gusta mucho este genero kukuku

 

Kanashimi wa kitto

 

 

--

 

Nadie dijo que su vida iba a ser fácil, eso lo sabía bien.

 

Lee se dejo caer sobre la cama, respirando nerviosamente y dejando que el sudor de su frente corriera libremente, estaba demasiado cansado incluso para limpiarlo. No podía recordar la última vez que tuviera una noche tan mala como esa, realmente no podía. Sin poder conciliar el sueño, había decidido  levantarse lo más temprano posible, iniciando su casi sagrada rutina de entrenamiento, tomado un baño, preparando el desayuno y finalmente despertando a su adoradísima pareja. Fue ahí, donde comenzó un nuevo suplicio.

 

Como cada día desde que se habían casado, y como se había vuelto una costumbre entre ambos muchachos, quiso despertar a su amante con un tierno beso. Y como cada día, había terminado esquivando una pila de arena.

 

-Gaara-san... - susurró cansino el pelinegro cuando la arena regresara lentamente con un Kazekage adormilado y malhumorado. Era cierto que algo que caracterizaba al Kage de la arena, era aquella particularidad de no dormir; sin en cambio, también era cierto que desde "Aquello"  Gaara se mostraba mucho más cansado, necesitando dormir cuando menos algunas horas.

 

Por supuesto, dormir no era tan fácil para el Sabaku como lo era para los demás. Y domir, era igual a desastre con el pelirrojo. En cuanto su cabeza tocaba el almohadón y se perdía en sus sueños, alguien más aparecía, así es, Shukaku despertaba de su largo descanso.  La única persona lo suficientemente valiente (o quizás demente) como para contener al inquieto demonio mapache, había sido Lee. Y si bien al principio le había causado un enorme dolor de cabeza al genio del taijutsu, finalmente Shukaku comenzaba a aceptarlo.

 

No obstante, las últimas noches, Shukaku se había mostrado de un terrible humor, y eso significaba constantes ataques con arena, reclamos y amenazas incluso de muerte, justo por ello, Lee se había llevado la peor semana de su vida, lidiando con el demonio durante las noches (evidentemente sin dormir ni un segundo) y soportando los cambios de humor de su querido pelirrojo durante el día.

 

Amor o no, estaba dejándolo exhausto.

 

Se sentó sobre la cama, dejando escapar un diminuto quejido al sentir las piernas y brazos acalambrados, como si estuvieran a punto de romperse. Ni en el peor de sus entrenamientos había sentido semejante dolor y se dejo caer estrepitosamente en la cama, mirando sonriente al Sabaku.

 

-Buenos días - susurro el chico de cabello a la cazo, con un gesto de extremo amor.

 

-Buenos días - se escucho, como siempre, con la típica frialdad del otro. Al instante ya se encontraba fuera de la cama, vistiendo la ropa del Kazekage, colocándose el sombrero y saliendo de la habitación sin agradecer los cuidados de la noche anterior. 

 

-Oh... - Lee se levanto al momento, revolviendo su cabellera negra, tratando de comprender al amor de su vida, pero esbozando una sonrisa al instante. Lo mejor era tomar lo bueno de las cosas - Creo... - y su sonrisa se hizo un poco más grande - Creo  que hoy amaneció de buenas, jeje  - y sin perder más tiempo, se dispuso a limpiar la habitación.

 

Cuando se casaran, habían acordado dividir las tareas del hogar, después de todo, ambos trabajaban hasta el cansancio. Lee había sugerido que contrataran a alguien quien les ayudara en casa, pero ante los celos y negativa de Gaara, no le había quedado más que desechar la idea. De esa manera, les había tomado casi una semana acordar todo perfectamente: La comida quedaría a cargo de Lee, porque por alguna razón, el azabache se temía que su amado Kaze fuera terrible para la cocina (n_n''). Gaara se encargaría de limpiar vasos, platos, cucharones y demás, Lee se encargaría de lavar la ropa, Gaara de mantenerla planchada, el azabache limpiaría la habitación, la sala y si había tiempo quizás el baño, Gaara la cocina y el patio principal, nada difícil, considerando que el patio  estaba repleto de arena y con una orden, la arena se desplazaba.  Los fines de semana se dividirían la limpieza de la casa y saldrían a pasear.

 

Parecía perfecto, y ambos se habían comprometido a realizar sus labores.

 

A una semana de casados sin embargo, Lee supo lo difícil que era vivir con una persona como Gaara, quien nunca había sido independiente. Suspiro exasperado al notar como los trastos se apilaban sobre el fregadero, la ropa no se planchaba y la cocina, así como el resto de la casa, era un desastre. Comenzó inconscientemente a realizar las tareas de Gaara, y antes de darse cuenta, prácticamente todas las tareas eran ahora su obligación.

 

Y eso... no habría sido tan malo.

 

Lee amaba a Gaara después de todo, un poco de trabajo extra no representaba nada, mucho menos iba a restarle amor a su relación.

 

Sin embargo, y sin explicación alguna, el carácter del pelirrojo iba cambiando, por no decir empeorando. Las visitas del azabache a su oficina se fueron haciendo mucho más breves y espaciadas, básicamente porque Gaara hacía comentarios como: "No hay tiempo" "No he terminado" "Regresa más tarde" Ser el Kazekage más joven de la historia de Suna no podía ser sencillo, justo por eso Lee había tomado las tareas de Gaara y había pensado en darle su espacio. Lo último que quería en su matrimonio, era ser un estorbo para el otro. No obstante, comenzaba a sentirse algo decepcionado.

 

Su vida con Gaara no era muy similar a como él hubiera esperado. No había ni la mitad de romance o diversión que él quisiera, (aún considerando que se trataba del frío Kazekage). Peor aún, con el paso de las semanas, notaba que su pelirrojo se había distanciado de él, se soltaba de los abrazos repentinos de Lee y se negaba a pasar tiempo extra con él, a veces ni  siquiera comía o cenaba en compañía de su esposo.

 

-"Todo eso son cambios naturales" - había dicho Temari a Lee, el pelinegro se había sentido tan desairado que había buscado consejo de la rubia, no únicamente en esa, sino en muchas ocasiones - "Es normal que alguien como Gaara, quien nunca ha  tenido un amigo, se sienta de esa manera. Nada de eso quiere decir que no te quiera, solamente que aún no se acostumbra a la compañía. Se paciente Lee, por favor" 

 

-"¿En verdad crees que se trata de eso?" - Preguntó en esa ocasión el azabache - "Quizás se está comenzando a cansar de mi" -

 

-"¡No seas tonto Lee!" - había reprendido al instante la chica - "¿En verdad piensas que Gaara se habría casado contigo entonces? Solamente mantén la serenidad, y si lo haces, seguramente un día de estos te llevaras una gran sorpresa" -

 

Y vaya que Temari tenía razón.

 

En una de aquellas ocasiones, en que Gaara llegara particularmente tarde, Lee se había esmerado preparando la cena. A casi cuatro meses de vivir juntos, el genio del taijutsu conocía prácticamente todas las recetas que le gustaban al pelirrojo, unas difíciles, otras no tanto. Pico con habilidad casi sobrehumana los vegetales, colocándolos en la olla y bajando el tamaño de la flama. El estofado era algo nuevo, similar al curry pero menos picante, con varias carnes y verduras, nadie hubiera dicho entonces que Lee no era un excelente cocinero, y estaba seguro que aquel platillo lograría poner una sonrisa en el rostro de su Kage.

 

-¡Gaara! - alegó con una enorme sonrisa Lee al verlo entrar - ¡Qué bueno que llegaste! - Al momento el chico de cabello a la cazo lo había obligado prácticamente a sentarse y había servido un enorme platón de comida - ¡Onegai shimasu! ¡Pruébalo! - Sería grandioso, estaba seguro que Gaara amaría el nuevo guisado ¡No podía esperar a ver su sonrisa! Lo probaría,  y primero habría en su rostro una expresión de asombro ante el nuevo platillo, una esperadísima sonrisa y finalmente le preguntaría que era la nueva y deliciosa comida, estaba seguro ¡Ya no podía contener sus ansias por verle sonreír! En especial después de tanto tiempo sin una expresión por parte del menor.

 

-No tengo hambre Lee... -  y sin más que decir, se había levantado y caminado hacia la habitación.

 

Lee permaneció en medio de la cocina, mirando desconcertado como Gaara entraba a la habitación y la cerraba. El azabache contemplo el plato abandonado en la mesa. Y esta vez, por más paciente y dulce que fuera, el genio del taijutsu, sólo, no lo contuvo.  Una expresión de completo enfado tomo su rostro ¡Era el colmo! ¡Se había esmerado muchísimo en preparar esa cena! Y Gaara como si nada sólo había dejado de lado  el plato... ¡Lo único que quería era una sonrisa del menor! ¿Le estaba exigiendo demasiado? ¿Un poco de amor?  No importaba lo que hubiera dicho Temari, eso era demasiado para él, y realmente no estaba dispuesto a contenerse más.

 

-¡Gaara! - grito esta vez exasperado el otro, abriendo de golpe  - ¡Gaara tenemos que hablar! -

 

El Kage miró tras de sí.

 

-¿Podrías permitirme un momento? - alego el Kaze, no le gustaba mucho que Lee lo interrumpiera justo cuando se cambiaba de ropa, y aunque esposos, no parecía muy cómodo con su presencia.

 

-No, necesito hablar contigo ahora - murmuró Lee, sabiendo bien que si no decía todo lo que sentía en ese momento, aunque solo se contuviera un par de minutos, al cabo de estos ya habría olvidado su enojo, y no sería capaz de reclamar nada. Tenía que decirlo ahora.

 

-Sólo te pido un minuto... - reitero el pelirrojo.

 

-Igual yo, además... estamos casados ¿Qué tiene que te vea sin ro...? - Calló al ver que Gaara retrocedía - ¿Gaara-san? ¿Qué pasa? -

 

-Nada, déjame en paz - agregó con voz agria el otro.

 

-Gaara, por favor - murmuro tomando la mano del otro y acercándolo hacia si - ¡Sólo quiero que hablemos un momento! - dijo juntándolo hacia sí - ¿Pero qué...? - al instante, Lee se encontraba en el otro extremo de la habitación, empujado por la arena del Kaze, pero fuera de eso, el azabache se encontraba realmente sorprendido. Al haberse acercado al Kage, estaba seguro de haber sentido algo fuera de lo normal con él - ¿Gaara-san? -

 

El pelirrojo se mordió los labios.

 

-Yo... -

 

-¿Gaara? - nuevamente se aproximo a él sin saber que decir, y pese a la negativa del otro, lo había acercado nuevamente a él - Oye... ¿Qué me escondes? -

 

El Sabaku suspiro, desabotonando el pijama y dejando a la vista su cuerpo y la fina y sedosa piel. Aún más, Lee abrió enormemente  sus oscuros ojos al contemplar un diminuto bultito entre ambos, y Lee se hubiese imaginado cualquier cosa, excepto que se tratara del vientre del menor.

 

-¿Ah? ¿Gaara? ¿Tú...? ¿Acaso tú estás? -  el pelinegro sintió que se desmayaría por la impresión, pero logro mantenerse en pie de alguna manera - Ah... Ehm... ¿Realmente lo estás? - murmuró sin saber como preguntárselo a su pareja sin avergonzarlo, pero también sin llevarse un ataúd de arena en el intento. Era lento, sobre todo si se encontraba en una crisis y no lograba gesticular las palabras más apropiadas para preguntar algo tan "monumentalmente" importante, pero al cabo de algunos segundos encontró las palabras que parecieron más adecuadas - ¿V-vamos a ser padres? -

 

Gaara suspiro, vaya que a Lee le había costado, pero eso ya lo había previsto. Asintió repetidas veces.

 

El azabache se dejo caer en la cama, mirando el suelo perdidamente.

 

Ahora todo parecía tener una explicación lógica. El mal humor de Gaara (sí, todavía más de lo normal n_n''), la indiferencia, la falta de apetito y las nauseas, el cansancio extra y con ello el hecho de dormir, cosa que antes jamás hacia. Pero sobre todo la distancia entre ambos. Como nunca, Lee había resentido la distancia entre el Kage y él, sintiendo que comenzaba a dejarlo de lado, cuando únicamente quería esconder su "condición".

 

-¿Por qué no me lo habías dicho? - pregunto consternado el azabache.

 

A lo que Gaara solamente se encogió de hombros. Realmente no lo sabía. Había sido súbito e inesperado para él también. Tsunade había confirmado la noticia, y Gaara simplemente no había tenido manera de decírselo a Lee, no tenía idea de cómo.

 

-¿Estás molesto? - preguntó quedamente el Sabaku.

 

Lee lo miró, sonriéndole abiertamente, abrazándolo efusivamente y levantando al pelirrojo por la cintura.

 

-¡Claro que no! ¡¿Cómo habría de enojarme?! ¡Es maravilloso! - lo bajo entonces, depositando un dulce beso en la mejilla del pelirrojo, todo sin dejar de abrazarlo - ¡Es la mejor noticia que he recibido en mi vida!  ¡Y estoy muy feliz! Es el mejor regalo que podrías darme Gaara-san - reitero abrazandole nuevamente, no podría creerlo. ¡Iba a ser padre! Y lo mejor de todo, junto a la persona que más había amado.

 

-Lee... no me dejas respirar - se quejo el Kage.

 

-¡Es el abrazo asfixiante de la juventud Gaara-san! -

 

Por supuesto, aquello no había durado mucho y al instante se encontraba en el suelo, nuevamente bajo una tonelada de arena.

 

--

 

Desde entonces las cosas habían avanzado más lenta y tranquilamente, pero de igual manera agotantes para el azabache. Era cansado para él lidiar con los cambios de su querido Gaara, pelear con Shukaku, hacerse cargo del hogar y encima de todo preparar las cosas para el bebé. El Sabaku había alegado no saber nada de eso, librándose aparentemente del problema. No obstante, parecía olvidar que Lee también era padre primerizo y sabia lo mismo o menos que él.

 

Pese a esas pequeñas diferencias, el final del día compensaba absolutamente a Lee.

 

-Estoy agotado... - había dicho el azabache, dejándose caer en la cama, al lado de su pelirrojo - ¿Tú que tal? -

 

-Muero de sueño - repondió el pelirrojo.

 

El chico de cabello a la cazo suspiro, sabiendo que eso se traducía en: "Noche de muchos conflictos con Shukaku para ti Lee"  Incluso Shukaku parecía sensible a los cambios en el cuerpo de Gaara, y se había tornado mucho más violento y exigente, realmente no sabía cómo iba a sobrevivir a esto.

 

-Gaara por favor... - suplico el azabache, en verdad también necesitaba dormir. Pero guardo silencio al sentir la mano del pelirrojo tomar la suya y colocarla sobre el adorable vientre del Kaze.

 

-¿Lo sentiste? -

 

Lee permaneció inmóvil por largos minutos, y finalmente lo sintió también.  Una sonrisa ilumino su rostro.

 

-¡Lo sentí también! - dijo pegando su rostro a la pancita del menor y sonriendo más cuando percibiera las tenues pataditas del bebé, ilusionándose al sentirlo.

 

Sí, definitivamente el final del día, era lo mejor para él.

 

*cOnTiNuArA*

Notas finales:

Preggy Gaara es tan cuchis!!! <333 ♥!!


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