Dos Shinobis de Cuidado
Capítulo I – Cuestión de Orgullo
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Sudor, murmullos, gemidos, caricias, que un par de amantes adolescentes buscasen el bosque como cobijo antes sus apasionados encuentros era algo que podría calificarse de normal.
Por supuesto que nuestra querida pareja protagonista no era la excepción, y completamente enroscados en las faldas de aquel árbol era difícil distinguir donde comenzaba uno y terminaba el otro, devorándose a besos y dejando marcas visibles que poco les importaba fuesen descubiertas, solo desean perderse en esa danza de lujuria, pasión y amor adolescente que ambos se profesaban.
Unas pálidas manos se deslizaban con desenfreno a lo largo de la descubierta y bronceada espalda, los agiles dedos se deslizaron a lo largo del desacomodado short y se colaron por la estorbosa ropa interior y justo cuando encontraron aquello que con tanta ansia buscaban… —Sasuke.
El aludido no contestaba estaba completamente entretenido mordiendo aquel cuello, y buscando que sus dedos profanaran aquel estrecho lugar que tanto ansiaban.
—Sasuke, detente.
—Basta —…Lo que comenzó como suaves susurros confundidos con murmullos habían comenzado a subir de nivel.
El otro al saber que estaba siendo completa y deliberadamente ignorado, decidió a pesar de que su cuerpo se opusiera rotundamente terminar aquel contacto, con la fuerza y destreza adquirida de años de arduo entrenamiento logro dar un certero golpe en la mejilla del otro chico, cuyos pensamientos nublados por la pasión le impidieron prever aquel golpe.
— ¿¡Qué demonios te pasa Idiota!? —…Bramo por haber sido interrumpido de aquella manera.
—Te pedí que te detuvieras pero no escuchaste —…Comento con molestia el otro chico.
—Como sea —… Una mano se paso por el desordenado cabello azabache…— ¿Qué coño es tan importante como para interrumpirme?
Estaba molesto, muy molesto porque el idiota de su compañero le cortase el rollo, y pensar que ya estaba avanzando.
—No te hagas el imbécil, se cual era tu plan querías enloquecerme de pasión hasta lograr que estuviese lo suficientemente idiotizado para poder aprovecharte de mí y hacerme uke —…Le apunto acusadoramente mientras su ceño se fruncía en clara muestra de molestia.
El otro que se hallaba sentado a escasos metros suyos con las ropas y el cabello desordenados resoplo molesto, ahí iba la discusión de siempre aunque tenía que admitir, que el rubio no estaba del todo equivocado.
—Usuratonkachi, yo no planeaba engañarte.
—Pero si agarrarme de Uke.
Ante eso no pudo objetar solo se encogió de hombros.
— ¡Bastardo Pervertido! ¡Maldito violador! —…El moreno se mantenía en silencio dejando al otro despotricar a gusto, aunque era visible la pequeña venita que comenzaba a hacerse visible ante los “cariñosos” apelativos que el otro le refería.
— ¡Basta! —…Dijo ya fastidiado…—Lo único que hice fue intentar ir mas allá de simples besos y caricias, te recuerdo que es algo que tu también deseas.
—Si no hemos llegado a más ha sido tu culpa.
— ¿Mi culpa? —…Bramo indignado…—Nuestra kimosabi, te recuerdo que no hemos logrado llegar a un acuerdo.
—Si cedieras un poco.
Un tic se hizo presente en el ojo del azabache, en verdad ese rubio era capaz de volverlo loco en más de un sentido…— ¿Y por qué no lo haces tú?
Ambos se miraron con enojo, retándose con la mirada...
Pero… ¿Quiénes eran nuestros apasionados amantes?, déjenme hablarles un poco de ellos.
Comencemos por el moreno, de piel blanca, cabello azabache y enigmáticos ojos negros; Uchiha Sasuke.
Sasuke era el segundo hijo del líder del prestigiado Clan Uchiha, uno de los clanes más importantes del mundo ninja.
Habitantes de una de las aldea ninja más poderosas, Konohagakure no Sato; los Uchiha destacados por su etérea belleza así como su mortífero poder, el Sharingan un poderoso Doujutsu, el kekkei Genkai distintivo de los Uchiha.
Desde que tiene memoria Sasuke ha sido presionado para sobre salir, durante muchos años permaneció a la sombra de su hermano mayor el orgullo de su padre, del clan entero el futuro líder del clan, claro hasta que Itachi tomo aquella decisión que le relevo como futuro heredero.
Aquella responsabilidad recayó en Sasuke, y si antes se sentía presionado ahora las cosas eran peores.
Obligado a madurar antes de tiempo el carácter alegre e infantil de Sasuke cambio drásticamente, volviéndose alguien serio, frio, arrogante, un maldito bastardo con complejo de dios, era como solían definirlo los demás.
Y sin embargo a pesar de eso era admirado y adorado, las mujeres le perseguían y los hombres le envidiaban y deseaban ser sus amigos, pero el ignoraba a los demás a todos excepto a él, la única persona que podía presumir el privilegio de ser el mejor amigo de Sasuke.
Aunque el rubio no lo veía precisamente como tal…
Rubio, de imposible y hermosos ojos azules, bronceada piel y aspecto aniñado Uzumaki Naruto era el único hijo del actual Hokage de Konoha, Namikaze Minato.
Naruto nació en medio de la tragedia, su madre murió el día de su nacimiento salvándole a él y a la aldea de su inminente muerte.
Kushina Uzumaki la madre de Naruto, era descendiente de un extinto clan del antiguo país del remolino, poseedores de un chakra especial, Kushina había sido elegida como la Jinchuriki del Kyuubi no Youko, una de las bestias mitológicas de chakra definitivo.
Algo salió mal aquel día el sello se destruyo y el Kyuubi fue liberado, en el intento por proteger a su familia Kushina con ayuda de Minato lograron detener a la bestia, encerrándole dentro de su recién nacido hijo, aquello fue lo último que la Uzumaki logro hacer antes de fallecer.
Minato decidió ponerle el apellido de su difunta esposa a su hijo, en honor a su sacrificio para que el pequeño preservara el clan de su madre, aun sabiendo que el mismo era el último de su ancestral clan.
Sin embargo a pesar de aquel trágico pasado, Naruto creció como un niño normal amado por su padre; heredo el carácter de su madre siendo un chico alegre, hiperactivo y con un carácter de los mil diablos.
Para Minato el criarle fue difícil, y seguramente sin la ayuda de Tsunade le habría sido aun mas difícil, claro conseguirle una madre no le hubiese costado demasiado siendo buen mozo y Hokage de Konoha, mujeres era lo que le sobraban, sin embargo el se mantuvo fiel al recuerdo de Kushina, claro hasta que se topo con aquellos aturdidores ojos negros que lo atraparon y no le dejaron ir.
Minato se había enamorado de Uchiha Itachi el futuro líder del clan Uchiha, y para su fortuna era enteramente correspondido; Itachi había renunciado a su derecho como heredero para formar una familia con el Hokage.
A pesar de la pequeña decepción que embrago por un momento a Fugaku debido a la decisión de su hijo mayor, tenía que reconocer que sentía orgulloso de su hijo quien había sido fiel a sus convicciones, eso y porque realmente emparentar con el Hokage no estaba mal, nada mal de hecho.
Para Naruto fue raro que aquel al que considera un hermano mayor se convirtiese en ¿Su madre?, claro aceptar aquello fue muy difícil para el menor pero después de una profunda platica que sostuvo con su padre e Itachi comprendió que aquello no estaba mal, y en realidad le agradaba la idea.
Para Sasuke las cosas no fueron muy diferentes, aunque adoraba a su Aniki no podía evitar tenerle celos al ser el ninja genio al que todos adoraban, y al saber que el sería el sucesor le hizo sentirse usado, el plato de segunda mesa —Y los Uchiha no eran platos de segunda mesa — sin embargo al igual que Naruto termino aceptando la idea, cosa que si era sincero le agradaba porque eso significaba tener un lazo “familiar” con su rubio amigo.
Creciendo juntos como mejores amigos, realmente ninguno es del todo consiente cuando fue que las cosas comenzaron a cambiar, cuando el verse como “hermanos” comenzó a ser incomodo, cuando la presencia del otro comenzó a alterarles de aquella manera.
¿Cuándo fue que descubrieron que estaban enamorados el uno del otro?, realmente ninguno lo tenía claro, lo cierto es que un buen día para el rubio fue imposible seguir callando, y el orgulloso Uchiha tuvo que admitir que se sentía igual.
Que las hormonas hicieran de las suyas fue cuestión de tiempo, sin embargo a pesar de las ganas que se tenían mutuamente aun no habían logrado estar juntos, y la razón era tan simple como estúpida.
Ambos se negaban a ser Uke, cuestión de simple orgullo.
Los recuerdos se arremolinaban durante pocos segundos. Ambos, a pesar de todo, se amaban, de eso no había duda.
Pero a veces el amor, no puede sobresalir por el orgullo.
-Naruto, no dices que no le tienes miedo a nada, comienzo a pensar que te asusta…-
Esa fue la gota que derramo el vaso. Un puño directo, sin titubear, golpeo su rostro dejando una marca rojiza en su mejilla y parte del labio.
-¡Eres un idiota!-
El rubio tomo impulso y se fue de allí. Sentía sus ojos llenarse de lagrimas, pero de rabia, era un idiota. Si tanto decía quererlo, ¿Por qué no ceder un poco?
Llegó hasta una calle solitaria de la villa; comenzó a caminar lentamente, sintiendo el viento golpear sus mejillas, respiraba despacio, hasta que se encontró con su amiga.
-¡Sakura-chan!-
La susodicha se giró, entornando una sonrisa tranquila dirigiéndose a su encuentro.
-Naruto, ¿Cómo estás?...qué extraño no veo a Sasuke-kun por aquí-
-Ese idiota…no me hables de el-
-Oh… ¿pelearon?—Enarco una ceja mientras veía un dulce puchero en el rubio—Lo mismo de siempre, ¿cierto?—Le guiño un ojo
No era un secreto para ella, por algo era su amiga.
El de ojos azules se sintió un poco abochornado; sentía mucha vergüenza pero, su sentir era más fuerte.
-Naruto… ¿Qué te parece ir a comer ramen?-
Como si fuese un antídoto a sus problemas, aquel rostro cabizbajo se iluminó, sin duda, Naruto era un estuche de monerías.
Caminaron hasta el Ichiraku con paso normal; aunque no muy lejos de ahí, y más bien, porque sabía que lo encontraría ahí, un aura oscura y realmente aterradora caminaba por los alrededores.
Sasuke caminaba con paso lento; observo aquel chico atolondrado hablando animadamente con la pelirosa.
No pudo evitar sonreír tontamente. Aunque sea brevemente, recordó una plática que tuvo con su hermano hace tan solo unos días.
“Cuando amas, todo lo demás no importa. Solamente ver aquella sonrisa que te roba el aliento…eso es amor”
Y no lo dudaba.
Pero le era tan difícil ceder, ceder a aquella petición del rubio, acceder a ser el uke.
-El también puede serlo-
Murmuro mientras se daba media vuelta en dirección a su casa.
Sin percatarse de una mirada azulada, triste y decepcionada.
Continuará…
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