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PASION DESMEDIDA por DRAGIOLA

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Notas del fanfic:

QUE PUEDO DECIR LA FRASE QUE DA INICIO AL RESUMEN ES PERFECTO PARA ESTE FICS.

RECUERDEN QUE KYO KARA MAOU NO ME PERTENECE, NI LA SERIE, NI LOS PERSONAJES, PERO UTILIZO ESTOS PARA ESCRIBIR HISTORIAS PARA MATAR EL ABURRIMIENTO.

Notas del capitulo:

Algo diferente que espero no les moleste.

Pero bueno para eso estan los fics, para cambiar las realidades y los personjes.

 

QUE PUEDO DECIR LA FRASE QUE DA INICIO AL RESUMEN ES PERFECTO PARA ESTE FICS.

RECUERDEN QUE KYO KARA MAOU NO ME PERTENECE, NI LA SERIE, NI LOS PERSONAJES, PERO UTILIZO ESTOS PARA ESCRIBIR HISTORIAS PARA MATAR EL ABURRIMIENTO.

PASION DESMEDIDA




Tras una semana en una misión insignificante, Wolfram Von Bielfield por fin regresa a Pacto de Sangre, junto a su prometido.  

En lo único que podía pensar mientras ayudaba en aquella aldea, a controlar una plaga de lobos, era en el infiel, traidor de Yuri Shibuya, quien de seguro no había desaprovechado el tiempo de libertad otorgado por su hermano mayor.

Estaba furioso, desde hacia un tiempo sus misiones habían aumentado y para colmo todas eran igual de simples, que se creía su Aniki al rebajarle de esa forma, el no era un soldado rasó, el era un capitán.  Casi siempre tenia que despedir a los dos hombres que le acompañaban por rigor, ellos no tenían porque sufrir los arranques de sobreprotección que sus hermanos tenían para con él.

Estaba ya a 2 días de Shin Makoku cuando se encontró con cierto peli naranja, que de inmediato lo saludo muy alegre como era su costumbre, gracias a eso tendría compañía el resto del camino.

Nunca creyó en las casualidades, era obvio que le habían enviado a vigilarlo, sus hermanos de seguro, pensó, pero al escuchar de la boca del propio espía que había sido el rey, no pudo evitar ponerse feliz, ya que eso significaba que lo extrañaba, ahora si tenía ganas de llegar lo antes posible a su hogar.

A causa del mal tiempo se vieron obligados acampar, por suerte Yosak conocía la zona por donde iban, por lo cual no se les hizo difícil encontrar un refugio.  La cueva era bastante lúgubre, además de húmeda, tanto que calaba los huesos.   Encendió una fogata enseguida, en esos momentos se sentía orgulloso de haber sido bendecido con el mayoku de fuego, mientras tanto el peli naranja sacaba una cantimplora de su morral que enseguida extendió al rubio, quien se negó a beberlo con gentileza.   Si no fuera poco la humedad de sus ropas, a causa de la lluvia que no paraba, ahora comenzaba hacer frío, el joven mazoku intentaba de no temblar pero era casi imposible. 

Nuevamente vio como le extendían la cantimplora, otra vez negó pero al escuchar que se trataba de licor lo acepto sin dudarlo, sintiendo como su frío cuerpo se llenaba de calor.  Al menos por el momento.




Yosak veía como el hijo menor de Lady Cecile, intentaba acomodarse en una esquina para dormir, los temblores habían regresado, ya había notado al encontrarle que estaba enfermo pero como siempre aquel orgulloso mocoso, jamás lo informaría y mucho menos a el.    

–Sabe excelencia, dicen que la mejor forma de ganar calor es el cuerpo-

Apenas dijo esto pudo darse cuenta como el muchacho se preparaba para hacerlo arder en llamas, gracias a Shinoun no tenia muchas fuerzas por lo cual su flama se había desvanecido tan rápido como había aparecido. 

–No se enoje excelencia, solo intento cumplir con mi deber- le dijo risueño como de costumbre.

Se acerco al muchacho llevando consigo su manta, enseguida se dio la tarea de sacarle las prendas que aun estaban mojadas, aunque el rubio reclamo no pudo hacer mucho para evitarlo, ya que su estado febril había empeorado, además que estaba bastante mareado.  

Sintió como el espía se acostaba a su lado abrazándolo con suavidad, enseguida se ruborizo y le exigió que le soltara, pero este solo río con descaro, alegando que esa era la única forma de hacerlo entrar en calor, se relajo al sentir como lo soltaba pero eso duro poco, el peli naranja comenzó a desabotonar su camisa, lo único que llevaba puesto aparte de su ropa interior.


-¡Que crees que estas haciendo!- grito molesto

- Su excelencia es por su bien, ya le dije que el calor corporal es el mejor para estos casos, acaso no me cree- le respondió de forma sentida el espía.


El muchacho sabia que no  mentía, en su entrenamiento como soldado había estudiado como sobrevivir en todo tipo de casos y para su infortunio, este era el mas efectivo en estos casos.  

Un sonriente peli naranja veía como el joven hermano de su capitán accedía finalmente a quitarse la camisa, apenas se lo hubo quitado pudo notar como aquella piel nívea relucía gracias a la fogata que apenas iluminaba aquella cueva, se recostó, abrazándolo por la espalda, ahora era el quien temblaba, no podía evitar sentir aquel aroma embriagador, saber que estaba tan cerca de esos bellos pezones rosas y mas aun tan cerca de aquella entre pierna. 

Intentaba con desesperación en pensar en cualquier cosa desagradable pero apenas lo hacia, sentía el calor corporal del bishounen pegándose a su piel, se estaba volviendo loco, en que momento se le ocurrió eso, pensaba molestarlo un poco pero ahora todo se le había volteado.

Pensaba en su capitán, su gran amigo de infancia, en el General, esa si era una gran distracción de solo imaginárselo viendo aquella escena todo mal pensamiento desaparecía, hasta la ex –reina paso por su mente, graso error, de tan solo imaginarla sintió como le dolía cierta parte de su fisonomía, entonces pensó en el chavalin, que diría el Heika, esa no fue la misión que le encomendó tan encarecidamente, mas que podía hacer, era joven, era hombre, estaba caliente, lo deseaba y no podía pensar en nada mas.


Se sentía extraño, extasiado, escuchaba una voz susurrarle al oído, podía sentir como acariciaban con afán su miembro, mientras pellizcaban uno de sus pezones, gimió, estaría teniendo un sueño húmedo, no seria raro, desde que estaba comprometido se encontraba en total abstinencia, gracias a un prometido enclenque que se negaba aceptarlo por preferir según el, a las mujeres, pero el sabia que eso no era tan así, en mas de alguna ocasión ya lo había visto mirándolo mientras se cambiaba de ropa. 

Tantos años así, solo tenían una solución, arreglárselas por su propia mano, ya que el no era ningún traidor infiel, eso si que no, lo otro eran aquellos sueños en donde era tomado por su amado moreno.  Ahí estaba, lo besaba, le acariciaba, removía sus cabellos, lamia cada parte de su cuerpo con desesperación, sentí como le preparaba, como succionaba su entrepierna, mientras el no dejaba de jadear rogando por mas, podía escucharle reír, lo amaba tanto que no podía evitar pedirle que lo hiciera suyo rápido. 

Ya estaba, su cuerpo se estremecía de placer, grito emocionado, se vino, estaba feliz, podría reír de la felicidad, entonces recordó que no se encontraba en su cama y peor aun estaba acompañado por alguien que no era su prometido.   La vergüenza era inminente, al igual que el rubor, abrió de inmediato sus ojos para ver con desconcierto un hombre con una ancha sonrisa sobre el.



Agarro sus muñecas con fuerza, el muchacho se  despertó y de inmediato había comenzado a dar lucha por liberarse de quien le dio tanto placer.  Todavía no acababa, el aun estaba duro y no era justo quedarse así luego de haberse tomado el tiempo de saborear tan excito cuerpo, debía terminar lo empezado, con o sin su consentimiento.

Veía furia en su mirada, más estaba débil gracias al licor bebido y a la misma enfermedad.  Abrió sus pierna, acomodándolas en lugares estratégicos de su cuerpo, podía sentir como babeaba de la emoción, estaba igual que animal en celo, ya no podía aguantarlo mas, escucho como el rubio le gritaba que parara, que se arrepentiría, estaba en la entrada, la cabeza de su pene rozaba aquel bello agujero, entonces pudo escuchar como el orgulloso mocoso lloraba suplicándole que lo soltara, jurándole que jamás contaría lo ocurrido, su corazón se había derretido, como podía esa persona tan voluble y malcriada que solo tenia a su favor esa apabullante belleza heredada de su madre volverse aun mas perfecto. 

Lo beso con desesperación sintiendo sus dulces lagrimas y sin hacerse esperar le penetro por completo de una sola vez, sintió morirse de placer, ya no tan solo lo deseaba, lo quería, le pertenecía, el era dueño del hermoso Wolfram Von Bielfield, prometido del imbecil del Maou que de seguro ni siquiera había saboreado aquel cuerpo deseoso de placer, placer que el se encargaba de darle con desesperación.

Los jadeos hacían ecos en la cueva, podía escuchar como se fusionaban al compás de las penetraciones que tanto les hacia vibrar, soltó al muchacho para agarrarlo con fuerza de las caderas, luego tomo sus glúteos para aumentar ansioso su excitación, tomaba su pequeño pene erecto sobandolo con cariño pero sin dejar su labor principal, podía sentir sus manos alrededor de su cuello, sus gritos de placer en su oído lo estaban sacando de sus casillas, se besaron, sus lenguas no querían separarse pero no pudieron evitarlo debían respirar, sus brazos rodeaban su espalda, entonces noto emocionado como el rubio le pedía más, el no se hacia esperar sus palabras eran ordenes para él.  

Lo sentía, no podía evitarlo, quería aguantarse, deseaba estar en su interior un poco más, solo un poco mas, porque debía ser tan bruto, porque tuvo que apresurar todo, se dio prisa con la masturbación que daba en su miembro, debía ser perfecto, tenia que serlo, después de todo seria ejecutado apenas llegara a palacio, eso si el demonio de fuego no lo quemaba vivo al día siguiente al sentirse recuperado y mas conciente de sus actos.  

Un sonoro grito inundo su inesperado refugio, fue mutuo, se percato apenas estallo en su interior llenándolo por completo de su ser, su pecho estaba pegajoso, lo habían hecho juntos, podía sentir su respiración agitada, tragando con dificultad su propia saliva, aun aferrandose a su cuello, le beso la cabeza, luego la frente.  Lo extendió con cuidado sobre la manta, se recostó por unos segundo sobre este, sabia que era el triple del peso del muchachito, así que con pena comenzó a salir de él, viendo como su propio semen descendía por sus esbeltas piernas. 

Se acostó a su lado, ya se había dormido, lo beso en la boca y lo arropo. 



Cuando despertó se sentía confundido, aquel sueño había sido muy real, tanto que se sentía cansado, bueno estaba enfermo, no debía extrañarle, pero entonces sintió un dolor en su parte inferior que casi creyó olvidada, estaba en shock, saco la manta para verse mejor, estaba vestido, no se sentía para nada sucio, pero entonces, porque le dolía.  Yosak entro a la cueva trayendo un animal para cocinar, se podía escuchar como seguía lloviendo afuera.

-Su excelencia ya despertó, que bueno, eso quiere decir que se encuentra mejor-


Actuaba raro o solo era su impresión, entonces recordó el sueño húmedo y mas preguntas le vinieron a la mente, no despertó mojado como habitualmente lo hacia, además estaba vestido, acaso no le habían desvestido por que sus ropas estaban mojadas, lo mas extraño aun, el peli naranja ni siquiera se había burlado de él, estaba seguro de haber gritado el nombre de Yuri y hasta de haber gemido.


-Yosak, tú me vestiste- , silencio absoluto.

-¡Yosak!-


Ni aquel grito le hizo darle la cara, seguía con la mirada fija en aquella presa que se empeñaba en limpiar con ahínco.

El demonio se levanto de un salto pero enseguida cayó a la fría tierra, sus piernas le temblaban, ahora si, no podía seguir ignorando a su cuerpo, algo había ocurrido, y ese individuo que iba a auxiliarlo tras caer, tenía que ver con ello.  

Estaban frente a frente, el mazoku le miro con rabia, su ojos chocaron, el peli naranja se ruborizo por completo, entonces el rubio supo que no se trato de un sueño.



Todo el camino se fueron en un sepulcral silencio, ni siquiera por aquel temporal se detuvieron a descansar, aunque el espía temía por la salud del joven que había robado su corazón, como podía siquiera sugerirlo con lo ocurrido.

El primer día de su regreso a palacio se preparo para aceptar su castigo, no le importaba el hecho de que Gwendall Von Voltaire le matara a golpes, ni que el Maou lo encerrara de por vida, por que conociéndolo, solo lo castigaría por su honor, no porque amara o respetara el compromiso, todos sabían eso, extrañamente tampoco la decepción e ira de su mejor amigo al enterarse del crimen cometido contra su pequeño hermano y eso que era lo que más le había atormentado camino al reino.  Todo eso quedaba en ultimo lugar, porque lo que realmente le importaba era ver esa expresión de desprecio y odio en el rostro de su amado, si, porque por mas estupido que sonora, solo le había bastado una noche de pasión para terminar locamente enamorado del futuro consorte real.



Los días pasaban, nada ocurría, cada vez que veía un par de soldados acercarse se preparaba para ser arrestado, ellos solo reían pensando que se trataba de una de sus recurrentes bromas, si hubiesen sabido la verdad no habrían reído, caso aparte era el General, le era imposible no ponerse en guardia al verlo, este solo lo ignoraba, no era muy asido a las jugarretas.  Después estaba Conrad, no pudo evitarlo, ya no le podía ver a la cara, fue el único que le noto extraño, pero luego le invento una excusa para relajarlo.  



No lo había visto desde que se marcho de su lado en la entrada de palacio, escucho que se fue junto al chavalin a su mundo, se preguntaba cuanto mas tendría que esperar para verle, ni siquiera tuvo la oportunidad para pedirle perdón, el lo había callado de un golpe y de ahí, silencio absoluto. 

Ya no importaba que lo mandaran a ejecutar solo quería que viera su arrepentimiento. 

Sabia bien a esas alturas que el demonio de fuego no hablaría, no tanto por la vergüenza si no por su orgullo herido y por temor a que el baka de su prometido tuviera la excusa perfecta para romper el compromiso, por eso lo había decidido, a toda costa se encontraría con él, le pediría perdón y respetaría su voluntad como si la del rey se tratara.  Estaba preparado para el exilio, para la tortura y en el peor de los casos para la muerte.



Sin esperarlo llego a sus manos una nota que le indicaba como llegar a cierta torre abandonada en un extremo de palacio, por la cual nadie pasaba, porque según rumores estaba embrujado desde la época en que el tercer consorte real de la ex – Maou había fallecido.  

Se dirigió sin demora, sabia bien quien le esperaba en la cima de esa torre.

Su cabello se mecía con la brisa del viento, estaba de espaldas viendo el horizonte, por un momento quiso retirarse para no intervenir con sus pensamientos, pero entonces recordó el motivo por el cual ambos estaban en ese lugar, trago saliva, se aclaro la garganta y vio como se volteaba para hacerle pagar su crimen.


Yuri decidió terminar con el compromiso, fue lo que le escucho decir a un triste rubio, enseguida se imagino que había sido a causa de lo ocurrido, era obvio que le contaría, el jamás le ocultaba nada al rey.  Pero enseguida, como adivinando lo que diría, lo negó, había otro motivo, el Maou se comprometió en su tierra natal con una mujer ese había sido el motivo para llevárselo con el, quería solucionar todo eso fuera del escrutinio tanto publico como familiar, ya que sabia bien que Wolfram no reaccionaria bien al principio y siendo Heika o no, con cierto demonio de tierra nunca se sabia que podía pasar, sobre todo cuando afectaba a un miembro de su familia.


-Su excelencia estoy listo para recibir su sentencia- dijo tras escuchar el relato del melancólico rubio, quien lo miro extrañado.

-No se los diré, así que no tienes porque temer- le dijo mirando el suelo, obviamente avergonzado.

-Pero…yo…lo siento- dijo, ahora era él quien miraba el suelo.

-Esta bien- decía pasando a su lado.

-Toma- dijo pasándole un pequeño frasco que miro curioso.

-Su excelencia que es esto-

-Encárgate de que lo analice un medico, de preferencia uno que este fuera de castillo-


El peli naranja no entendía nada.  El rubio se volteo para darle la cara algo molesto.


-Debes hacerte cargo, si resulta positivo…- no pudo terminar la frase.  El espía sintió de repente como el corazón le bombeaba a mil por horas, que significaba eso.


Wolfram realmente estaba furioso, pero no tenia mas opciones que confiar en el culpable de sus preocupaciones y es que el dejo de cuidarse al darse cuenta que Yuri era un verdadero enclenque que jamás intentaría sobre pasarse con el por mas intentos que hiciera por tentarlo, todo debido a sus complejos y escrúpulos, o peor aun, por cierto hermano mayor que le celaba con desenfreno, amenizándolo constantemente.  Como podía preveer aquel error en sus cálculos, bien sabia que el espía era el culpable de todo pero tampoco podía quitarse de la cabeza aquella noche de sexo desenfrenado que hace tiempo no tenia y que tanto había extrañado al lado del moreno, que si bien lo amaba, no podía negar que Yosak le había despertado la lujuria que tan bien tenia encerrada hace años.



-Su excelencia, acaso usted- decía ruborizado y tímidamente el colorín sin salir de su estupor.


-¡TENDRAS QUE RESPONSABILIZARTE POR TUS ACTOS!, ¡ASI QUE PREPARATE PARA ENFRENTARTE A MIS HERMANOS!- termino de decir siguiendo su camino, mientras tras suyo el espía aprisionaba entre sus manos el pequeño frasco que contenía un liquido rojo en su interior.


-¡SOLO SI RESULTA POSITIVO!- le grito observándole por última vez.


Se marcho dejándolo sólo, con la mente llena de miles de imágenes de un posible futuro feliz a su lado.  Entonces recordó sus ultimas palabras, “solo si es positivo”.



-No se preocupe su excelencia, estoy seguro que lo será y si no lo es, bueno, lo será tras la boda- se dijo en voz alta, ya que no pensaba dejar escapar aquella oportunidad que la  vida le daba.





FIN

Notas finales:

Bueno que les parecio, espero que les haya agradado, se que es una pareja diferente, muchos diran, porque no fue Murata, o porque no Conrad, POR DIOS ¡ES SU HERMANO!, aunque no negare que tengo hace tiempo una historia atravesada con ese par, pero no se, me da juleque escribirla.  Tambien estaba la posibilidad de las feminas del castillo, pero entonces ya no seria yaoi, verdad.

Bueno gracias por leer esta historia, no duden en dejar sus comentrios.

P.S.: Tengo muchos on-shots, por cada 5 comentarios subo 1.


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