el poema de jose hierro es este :
"Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada."
Vida
Si alguna vez alguien os dice que hay que luchar por lo que queréis... que si te esfuerzas lo consigues... no le creas, es pura hipocresía, pura falsedad, las cosas realmente las consiguen lo que pueden permitírselo, las personas normales como tú y como yo… caerán en el olvido... abandonados… puro sufrimiento y agonía…
No escribo estas palabras para ti, mi lector, si no para “él”… el fue mi todo… fue quien me llevo a la nada, pero aun así nunca podre odiarlo, es mas… lo amo, lo amo con todo mi ser, como si aun siguiera aquí a mi lado, aun siento sus labios sobre mi piel, trazando surcos que nunca podre borrar.. Ya que mi cuerpo fue y será siempre suyo...
Con estas palabras espero que si las lee algún día… cosa que dudo, comprenda lo mucho que lo ame y lo amo por siempre será así, incluso después de mi muerte… le querré, si... te querré… no puedo evitar escribirlo como si estuviera contándotelo... Sé que nunca escucharas estas palabras de mis labios… y el solo pensamiento de eso me lacera el alma como cuchilla de frio hielo…
Aun recuerdo todos aquellos momentos que pase a tu lado... le diste sentido a mis segundos de vida, a cada minuto que pasaba contigo mi sonrisa se hacía más amplia, todos pensaron que todo se arreglaría que todo saldría bien... eras mi todo… pero para ti... yo era la nada.. O al menos eso me dijiste... aquella última noche… en la puerta de aquel piso, que tantas otras noches pise... pero esa fue la última... ya que después no volví a verte... Pero aun así… te amo.
Me duele el alma solo de pensar que me iré sin poder verte, sin poder tocar tu cuerpo, sin que tu toques el mío… sin poder rozar tus labios, esos labios que me daban la vida que me hacia poder respirar, te necesito.. Y no puedo evitarlo, las lagrimas resbalan por mis mejillas pero aun así sigo escribiendo, tengo estas palabras escritas a fuego en el corazón, y me laceraran el cuerpo por siempre ya que nunca te las pude decir... nunca las oirás de mis labios…
Pero a todo esto se resume una sola cosa… te amo, te amé... y te amare por el resto mi corta vida, incluso después de mi muerte mi corazón seguirá latiendo solo por ti… tu... eres mi todo.
Te quiero.
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Y allí, en una fría y blanca habitación de hospital, un chico de no más de 20 años, dejaba caer su mano sobre el colchón echándose hacia atrás, aquel folio, empapado de sus propios sentimientos reposaba en su regazo, cerró los ojos... y el bolígrafo con el que había estado escribiendo cayó hacia el suelo…. Un único sonido inundaba las paredes de aquella habitación… la máquina de las constantes vitales... un pitido incesante y sonoro... su corazón había dejado de latir, pero seguiría sonando en lo más profundo de su ser, se podrían seguir escuchando los latidos que sonaban por amor.
Un nuevo sonido se une al de la maquina, pasos… alguien corre, la puerta se abre de golpe y entra otro joven, algo mayor, su rostro muestra preocupación, mira la maquina y al escuchar el pitido, su rostro se inunda de lagrimas… no puede consigo mismo, grita… grita su nombre desesperado... no quiere creerlo, no para de gritar “te amo te amo... por favor... vuelve” pero el otro chico no despierta, pero su rostro refleja una dulce expresión de paz.
El mayor se acerca a él, con el alma descompuesta y ve aquellas palabras... una a una las asimila... no puede parar de llorar.
“tú no eras mi nada… intentaba gritar “nada” y el mundo me devolvía “todo”… eres mi vida… y sin ti… “quedo callado. Mirando aquel rostro apacible surcado por las recientes lagrimas, se inclino y beso aquellos labios, inertes... fríos, muertos.
“te amo” y una sonrisa segura le ilumino el rostro por unos segundos.
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Aquí estoy… no sé si abras leído mis palabras, seguramente no, bueno… este es mi cielo, donde tendré que pasar el resto de mi eternidad, te echo de menos, aun te amo... mi alma no puede olvidarte, estoy mirando el mundo de los vivos... pero no te veo, te busco de forma incesante pero no te encuentro..¿Donde estas?... es que acaso ni después de mi dolor me dejara el destino contemplarte... pero entonces noto unos brazos, tan familiares… tan cálidos.
“eres mi vida… y si tú no estás, mi vida se acaba “oigo como tu voz, porque es tu voz, me dice al oído, me giro... te veo…
Y entonces comprendo que no solo "la vida" es lo que se vive en vida…
Después del todo... la nada… y ahora la nada es mi todo.
Te amo.