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A tres meses de distancia por akarichan

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Notas del fanfic:

HOLA! esta autora frustrada ha regresado -.-! (ignoremos eso) con una nueva idea q surgió cuando removía un balde de pintura en una situación poco usual xD o kizá se debe a la fatal gripe ke no me kiere dejar porque kreo ke se ha enkariñado konmigo LoL  ya de por sí necesitaba escribir sobre estos dos realmente los amo (literalmente -.-!) y kon tantas kosas encima los había dejado un poko de lado pero en fin aki está el resultado de mis divagaciones mentales.

ke debo aklarara uhm.... cierto lo ke esta entre comillas es "pensamientos" nada más.

Notas del capitulo:

bueno de igual forma no sé como irá esto, en sí tengo una idea general trazada espero que guste aunke sea algo o al menos se entienda un poko lo ke kize transmintir..

Por cierto Naruto y sus pesonajes no me pertenecen son de Mashasi Kishimoto sama q kasi me hace llorar kon el último manga T-T

sin más a leer...

CAPÍTULO 1: LA PARTIDA

 

Los cálidos rayos de sol que atravesaban el fino cristal se permitieron perturbar el sueño de aquel pelinegro que descansaba de manera apacible enredado en aquellas sábanas de fina seda. Frunció el ceño y colocó la almohada sobre su cabeza pero al instante el sonido del pequeño despertador  en su mesita de noche terminó por despertarlo, se desperezó y fue directo a la ducha. Salió del cuarto de baño con la toalla colgando del cuello y el cabello aun húmedo, tomó lo primero que le estuvo a mano para vestirse, unos pantalones jeans negros y una camisa sencilla del mismo color y de manga corta, cogió las cosas necesarias para el día y las acomodó en la mochila, por último cogió los lentes de sol y los colgó de su camisa. Se miró al espejo y notó su agria expresión "sería un día malo" si ya de por sí había demasiado sol para su gusto, y eso representaba un calor infernal más tarde, encima para colmo de males debía hablar sobre un tema que no quería sobre todo porque seguramente el dobe se molestaría.

 

Bajó las escaleras observando las barandas talladas en cedro y que daban al gran salón, se giró con destino al comedor donde se podía observar una gran mesa y una cantidad poco usual de sillas para la cantidad de gente que habitaba aquella mansión pero que sin lugar a dudas dejaba ver el fino trabajo que había hecho el artista que las talló de forma exclusiva para su familia. Por fin divisó a sus padres desayunando de manera tranquila, saludó cortésmente y tomó una de las tostadas que su madre le extendía.

 

- Mikoto, Sasuke puede alimentarse solo - refutó Fugaku aun entretenido con la sección de negocios del periódico del día mientras la mujer de nívea piel sonreía con amabilidad. Sasuke decidió mejor no sentarse y cogió un vaso de jugo de naranja para mojar su garganta ya que por alguna razón la tenía seca - ácido - exclamó, "definitivamente no sería un buen día". - Ya me voy - el chico se giró y sin más se encamino a la puerta mientras buscaba en su bolsillo las llaves de su auto, un Ferrari último modelo que había mandado a pintar de negro y a agregar unas cuantas caprichos exclusivamente para él, arrancó de inmediato y se puso en marcha en su habitual recorrido.

 

Habiendo recorrido unas cuantas calles se estacionó frente a una casa de mediano tamaño quizá nada parecida a la suya pero raramente llegaba hasta a agradarle. Tocó la bocina del carro tres veces como si de una señal se tratase y al cabo de unos minutos una cabellera rubia asomaba por aquella puerta de madera que tenía un gracioso grabado en forma de remolino. El chico de ojos azules se metió inmediatamente en el auto con la inmensa sonrisa que lo caracterizaba en sus labios.

 

- Gracias teme, si no vinieses por mí quizá y no llegaría temprano - bromeó el rubio mientras terminaba de abrocharse el cinturón de seguridad y el carro se ponía nuevamente en marcha.

 

- Si no viniera por ti nunca hubieses llegado a clases, dobe - le recriminó  a modo de burla mientras se colocaba los lentes de sol.

 

- ¡Oye!, no es cierto ttebayo - se quejó para luego volver a mostrar su sonrisa.

 

Si ya de por sí el calor era insoportable aun usando el aire acondicionado y vestirse de negro no había sido una buena idea, estar atorado en el tráfico de camino a la Universidad de Tokio, una de las más prestigiosas de Japón, era simplemente un cruel castigo divino. El pelinegro se desabrochó unos cuantos botones de la camisa dejando ver algo de su blanca piel al tiempo que el rubio se abanicaba con un cuaderno tratando de poner los ojos en lo que sea que no fuera la atrayente imagen que su amigo le proporcionaba.

 

- Ahora que recuerdo, ¿Qué es eso que ibas a decirme teme? - la total atención del joven se dirigió al pelinegro que en ese instante sintió que el calor no podía ser peor.

 

- Me voy - soltó en una sola vez como tratando de no darle importancia al asunto. Naruto se agitó y empezó a emocionarse - ¿acaso otra vez tu familia se va de vacaciones?, deberían pensar en llevarme después de todo soy tu mejor amigo -

 

- ¡Naruto! - llamó el ojinegro pero el rubio parecía seguir en su propio mundo.

 

- Además soy económico me alimento de todo siempre y cuando no se mueva aunque eso sí necesito bastante comida - un manotazo llegó a su cabeza y sólo así terminó con su parloteo - deberías tenerme más respeto Sasuke teme - reclamó simulando algo de resentimiento mientras sobaba con una mano la zona afectada.

 

- a veces, muy a menudo, me exasperas - gruñó el pelinegro - escucha que esto es importante - la seriedad agregada a aquellas palabras, mas de lo usual, hizo captar al ojiazul que debía permanecer callado y simplemente fijó sus dos zafiros en él.

 

- Me voy a Francia por tres meses - dijo por fin después de un corto silencio que llegó incluso a hacerse molesto.

 

Naruto pareció no inmutarse y permanecía con la vista fija en la ventana de vidrios polarizados mientras por fin Sasuke lograba estacionar el auto. Unos cuantos minutos bastaron para que la noticia acabara de procesarse en la cabeza del rubio y que éste se enfureciera.

 

- ¡¡¡Qué!!!, y ¿Cuándo demonios pensabas decírmelo teme? - se cruzó de brazos y lo miró inquisidoramente.

 

- Yo me enteré ayer - respondió el chico algo contrariado con el tema - es mi deber, tengo que hacerlo -

 

- Pues eso es algo que debiste haberme consultado primero, no te puedes ir así, ¿Cómo se te ocurre dejarme? - las palabras del ojiazul pararon en seco y éste trago saliva, está bien, lo último no había sonado muy bien que digamos, lo único que faltaba era que le hubiese dicho "terminamos" tratando de cubrir su error simplemente se bajó del auto y azotó la puerta con furia y gritándole - ¡imbécil! - a su amigo de toda la vida.

 

Lo último que Sasuke logró escuchar fue "debiste pedirme permiso" y "¿cómo se te ocurre dejarme?" y esas frases habían quedado rondando en su cabeza, incluso el portazo que recibió su adorado carro no le había importado - ¿A qué venía eso? - suspiró con pesadez "definitivamente el día era malo", el dobe ni siquiera le había permitido explicarse. Bajó del auto y se encaminó a clases, sería un largo día.

 

El bullicio infernal desatado en el salón de clases le provocaron un dolor que parecía taladrarle la cabeza y eso sumado a las constantes miradas de reproche que Naruto le regalaba de cuando en cuando eran de por sí frustrante. Rogó que de una vez las clases comenzaran y por fin un castaño de mediana estatura ingresó por la puerta para impartir su cátedra. Trató realmente de poner atención a aquella pizarra donde incluso los números y variables parecían burlarse de él, sacudió la cabeza y decidió una vez más intentar conectarse con la clase y eso le fue imposible. Seguramente después repasaría un poco y le sería fácil dominar el tema después de todo dejando la "humildad" de lado ¿en qué era malo él? Simplemente todo lo que se le asignaba lo hacía incluso más que bien.

 

- Sasuke kun - la dulce voz de la ojiperla sentada a su costado lo regresó a la realidad - ya terminó la clase - dijo de manera suave algo sonrojada a causa de su timidez. El pelinegro bufó con molestia al notar que Naruto ya había desaparecido de su campo de visión - hoy almorzaremos en el jardín - volvió a hablar la chica mientras se iba dirigiendo a la puerta - te estaremos esperando -

 

El hermoso contraste de verdes daba un toque especial a aquel inmenso jardín que tenía una fuente en el centro y mesas acomodadas estratégicamente para dar algo de privacidad y a las cuales el servicio de la cafetería llegaba sin problemas. El pelinegro divisó al grupo de chicos sentados, de los cuales solo a algunos podía llamar amigos, otros se acercaban a eso y los demás simplemente eran conocidos. Al momento que intentó sentarse al lado del ojiazul, éste puso una mano en el lugar vacío - está ocupado - gruñó mientras se metía una cantidad descomunal de fideos a la boca.

 

- Sasuke kun aquí está libre - llamó la pelirrosa mientras agitaba su mano y una sonrisa se posaba en sus labios. Con todo el pesar del mundo y haciendo valer su orgullo el pelinegro fue y se sentó al lado de Sakura.

 

Se sentía la tensión a flor de piel, las miradas desafiantes, azul contra negro y viceversa.

 

- ¿Qué planes para el fin de semana? - el castaño con unos graciosos colmillos trataba de hacer llevadero el ambiente - podemos irnos de fiesta -

 

- ¡Sí! - gritaron al unísono Ino y Sakura.

 

- Es una buena idea Kiba kun - contestó Hinata.

 

- Ya que insisten, que se le puede hacer - afirmó Gaara ante la cara incrédula de sus amigos ¿quién rayos le había insistido?

 

- Recién comienza el nuevo ciclo así que tengo tiempo libre, definitivamente puedo ir - siguió Neji mientras fijaba sus ojos en el más hiperactivo del grupo que parecía estar con la cabeza en otro lugar - Naruto ¿irás? - preguntó.

 

- Sí, yo no tengo problema pero Sasuke teme ya tiene planes - bufó molesto.

 

- Como si fuera algo que yo quisiera - respondió el moreno.

 

- Pero no te opusiste -

 

Uno a uno cada chico se fue retirando resignado, cuando esos dos se peleaban eran peor que un matrimonio y ellos solos debían arreglarse, lo mejor era dejarlos solos. Sin embargo, cierta pelirrosa y su rubia amiga decidieron esconderse entre las plantas cercanas al lugar para saber a qué venía todo ese rollo.

 

- Eres un bastardo - gritó Naruto al tiempo que cogía uno de los vasos que se encontraba aun sobre la mesa y se lo lanzaba al pelinegro que por poco logra esquivarlo.

 

- Déjate de estupideces y escucha - Sasuke se acercó al rubio y lo cogió de las muñecas evitando que un nuevo utensilio de cocina volara cerca de  su cabeza. Sin querer el rubio tropezó y ambos cayeron al césped quedando en posiciones comprometedoras y sus rostros solo a unos centímetros de distancia pudiendo incluso sentir la respiración del otro, sus corazones palpitaron con fuerza y muy rápido y el sonrojo marcado en ambos logró que se sentaran con rapidez desviando la mirada - hablemos más tarde, vamos a cenar al Ichiraku - dijo por fin el pelinegro tratando aun de disminuir su propia tensión.

 

- Está bien, pero me debes una porción extra grande de ramen -

 

- ¿Te debo? -

 

- Sí, y agradece que estoy de buen humor - la sonrisa juguetona del ojiazul reapareció en su rostro - nos vemos a la salida - dijo para luego desaparecer dentro del edificio. Por su lado Sasuke también fue directo a su próxima clase, realmente iba a extrañar a ese dobe.

 

-¡Auch!, Sakura algo me picó - la rubia se sobaba la parte trasera algo molesta.

 

- Alguien te metió mano y no te diste cuenta - rió la pelirrosa - bien hoy tenemos cena en el Ichiraku - dijo mientras una mueca de preocupación aparecía en su rostro.

 

- ¿Por qué? ¿Pasa algo malo? - interrogó la rubia al tiempo que se sacudía su corta falda de marca exclusiva.

 

- Tengo un presentimiento Ino - la pelirrosa de igual modo se acomodó la ropa y ambas se encaminaron a clases.

 

Por lo demás el día había sido tranquilo, el sol ya empezaba a ocultarse y los diferentes colores en el cielo entre rosados, naranjas y amarillos eran algo por demás hermoso. Sasuke se encontraba recostado  en su auto esperando al ruidoso rubio que salía algo calmado, solo se miraron y se metieron al carro y todo el camino estuvieron en completo silencio, entretenidos en cualquier cosa.

 

Una vez en el famoso Ichiraku y ya acomodados en su respectiva mesa, Naruto se encargó de ordenar el tazón más grande y más caro de la carta mientras Sasuke solo pidió el pequeño. No tardaron mucho en atender su orden y al cabo de unos minutos humeantes platos con la especialidad de la casa estaban frente a ellos.

 

El rubio ojeo la ración del pelinegro - ¿sólo eso vas a comer? - interrogó al tiempo que trataba de no atragantarse con la comida.

- Las personas normales comemos así - se burló.

 

- ¿Qué estás insinuando teme?-

 

- Nada, dobe, nada -

 

Muy cerca de allí cierta pelirrosa y una rubia con gabardinas negras, lentes oscuros y sombrero negro supuestamente intentaban pasar desapercibidas, le pagaron a uno de los mozos del lugar y con su ayuda lograron acercarse lo suficiente a la mesa de sus compañeros como para tener un rango de visión aceptable pero sin lograr escuchar lo que hablaban.

 

- entonces te vas - comentó el rubio con algo de nostalgia - ¿y cuándo?-

 

- Mañana - contestó secamente mientras comía de forma lenta.

 

- Es muy pronto, teme - la tristeza en los ojos del rubio era notoria - ¿es necesario? -

 

- Estamos en tercer año de arquitectura, Naruto, sabes que pronto me haré cargo de los negocios de la familia y mi padre decidió que era bueno que fuera a un curso de creación y administración de empresas ya que, según él, ese tema me será indispensable para manejar correctamente su "imperio" - la voz molesta del pelinegro dio a entender a Naruto que no era algo que él hubiese aceptado de no ser estrictamente necesario.

 

- Pero apenas tenemos veinte - reclamó el rubio

 

- Conoces a mi padre, tú también deberías esforzarte si vas a trabajar conmigo - el rubio hizo un puchero - si lo sé, lo sé todos los Uchiha carecen de vida social, excepto Mikoto san - el característico tic en la ceja del pelinegro apareció al tiempo que levantó sus palillos de manera brusca intentado refutar y sin querer salpicó algo de ramen en la camiseta naranja del rubio.

 

- Teme ¿cómo te atreves? - la chillona voz del chico hizo que toda la gente se girara hacia ellos.

 

- Fue un accidente - la mirada de disgusto del Uchiha no logró que la atención se desviara de ellos. Inesperadamente el ojiazul se paró y señalando su parte baja, lugar cercano a donde había caído el resto de comida, exclamó con despreocupación - ¡Ahora te la comes! - la cara de Sasuke en ese instante era hasta divertida, pudo notar las risillas de algunas mujeres que no les quitaban la vista y cómo los hombres se aclaraban la garganta haciéndose los desentendidos y gracias a ello el sonrojo en sus mejillas fue en aumento y sentó de una vez al rubio en su lugar al tiempo que éste se daba cuenta del resultado de sus palabras y se sonrojaba al instante.

 

Una sensación extraña de calor y el tono carmesí en el rostro de Sakura era intenso, casi se va de espalda al ver aquella escena y solo escuchar "te la comes", salió intempestivamente del local seguida por su amiga  tratando de procesar lo que había visto y escuchado.

 

- Yo.... eh....bueno.... tú entiendes lo que quería decir - el rubio trataba de explicarse con cierto deje de nerviosismo en su voz.

 

- Sólo lleva el polo a mi casa y te lo entregarán limpio -

 

- Es cierto, debí recordar que alguien nada en dinero y todo lo hacen por él - y diciendo esto terminó por fin de comer.

 

- ¡Usuratonkachi! - reclamó el Uchiha desviando la mirada, en ese preciso instante lo deseaba por lo menos tan siquiera probar sus labios pero ¿acaso eso era posible?

 

- A que hora tengo que ir a despedirte - el chico jugueteaba con sus palillos tratando de contener los sentimientos en su interior.

 

- Mi vuelo sale a las cinco de la mañana, debes llegar antes que eso -

 

- ¡Pero es de madrugada! - Se quejó el ojiazul enfocando su mirada en una pequeña carnecilla en el plato de Sasuke - te vas a comer eso - interrogó.

 

- Sí - contestó al instante.

 

- Sasuke mira un auto igual al tuyo - exclamó de manera sorpresiva para lograr desviar la atención del muchacho y robar con sus palillos el trozo de carne.

 

- Devuélveme eso - reclamó el pelinegro al tiempo que se acercó rápidamente al rubio a Naruto.

 

- Toma -  y con su habitual risilla pícara estiró sus palillos para darle de comer.

 

Sasuke ya había perdido la cuenta de las veces que se había sonrojado durante el día, el dobe era imposible, o lo hacía a propósito o era demasiado ingenuo.

 

- Cómela - finalizó el Uchiha volviendo a su asiento - entonces vas de frente al aeropuerto -

 

- Sí, creo que es lo más conveniente -

 

- Entiendo- dijo finalizando por fin su cena -es hora de irnos, aun no he preparado nada - el ojinegro le hizo una seña a uno de los meseros para que le trajera la cuenta.

 

- Vámonos - el rubio flaqueó en su sonrisa - esta es nuestra última cena en tres meses -

 

- Tres meses se pasarán rápido - el pelinegro trató de evitar mirar los ojos del otro para no perder la cordura en ese mismo instante.

 

El camino a casa fue lo más habitual, una que otra rencilla y temas sin nada de mucho interés, el pelinegro dejó a Naruto en su casa y se dirigió a la suya, tenía que prepararse.

 

Había intentado en vano por lo menos lograr conciliar el sueño unos minutos, después de llegar a su casa había ido directamente a su habitación y había metido la ropa en las maletas sin preocuparse en elegir tal o cual prenda después de todo si algo le hacía falta simplemente lo compraría en Francia, no era necesario cargar con tantas cosas y más cuando era lo menos que le preocupaba. Giró su cabeza y enfocó su pequeño reloj en la mesita de noche "las tres de la mañana, era hora de prepararse". Se levantó con todo el desgano del mundo y se metió directo a la ducha, sintió el agua fría recorrer su piel pero no pareció inmutarse. Salió de la ducha y se vistió con lo más cómodo que encontró, se peino un poco y ordenó que bajasen sus dos maletas y las colocaran en "su auto" también iba a extrañar a ese trozo de metal. Recorrió tranquilamente el salón cargando una pequeña maleta de mano y llegó hasta la inmensa sala donde se encontraban sus padres esperándolo para despedirse ya que había decidido ir al aeropuerto solo, bueno con un empleado que se encargaría de regresar su carro.

 

- Oto san, Oka san, es hora de irme - la seca voz sumada a su mirada perdida en cualquier parte hizo que Mikoto se abalanzara sobre su hijo y lo abrazara como si se fuera a separar de él para siempre, inevitablemente Sasuke correspondió el gesto de su madre quizá no con tanta intensidad pero realmente amaba a esa mujer. Se separaron al cabo de unos minutos y su madre depósito un beso en su frente causándole un leve sonrojo - no hagas eso - reclamó.

 

- Te voy a extrañar, por favor cuídate mucho y llámame - la mujer de nívea piel regresó a su lugar observando a su esposo que a pesar de estar despidiendo a su hijo tenía aun esa mirada dura tan característica en él.

 

- Aprovecha al máximo esta oportunidad Sasuke ya deja de andar pensando en tonterías, demuestra que realmente sirves como hijo - la voz grave del hombre sólo logro generar una mueca de impotencia en Sasuke quien se mantuvo en silencio dejando que su padre continuara con lo que tenía que decirle - mantenme informado de tus avances y que tengas buen viaje - finalizó posando una de sus manos en el hombro de su hijo menor.

 

El menor de los Uchihas se giró y emprendió su camino hacia la salida pero antes se detuvo un momento dudando de lo que iba a decir - díganle a Itachi que lo único bueno de este viaje es que no tendré que soportarlo- Mikoto sonrió dulcemente antes de responderle - yo le digo que lo extrañarás mucho - y sin más el pelinegro partió al aeropuerto.

 

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-Naruto....- la apacible voz que parecía llamarlo se escuchaba lejana - Naruto... - volvió a escuchar algo más fuerte pero sólo se removió un poco en su cómoda cama - ¡Naruto! - el estridente grito que la pelirroja había emitido acompañado del muy maternal abrazo de sus manos a su cuello que le había proporcionado casi ahogándolo terminó de despertarlo - son las cuatro y media, acaso Sasuke no se va hoy - todo rastro de somnolencia en el rubio se borró al instante - ¡Que! - gritó al tiempo que intentaba cambiarse mientras lanzaba mil maldiciones al despertador que no había sonado y su madre salía de su habitación. El rubio salió lo más rápido que pudo muy preocupado puesto que era casi imposible que llegara a tiempo pero su madre lo detuvo en la puerta con una sonrisa pícara en el rostro - creo que esta vez...- dijo mientras giraba unas llaves en sus dedos - a tu padre no le molestará que uses su moto - continuo ante la mirada de total agradecimiento silencioso de su hijo quien solamente cogió las llaves y con un casi imperceptible - gracias - salió a toda prisa.

Era la novena o décima vez que miraba el reloj, prácticamente lo estaban obligando a abordar el avión, faltaban cinco minutos para partir y el rubio no daba señales de vida " se quedó dormido" suspiró resignado "no vino". Cogió su maleta de mano y se giró decidido a abordar, sin embargo la escandalosa voz de su amigo lo detuvo.

 

- ¡Teme! - Naruto llegó hasta el lugar donde se encontraba el pelinegro aun jadeante y sin poder pronunciar palabra alguna debido a al falta de aire, se enderezó como pudo y lo miró fijamente - el despertador no sonó - se excusó con una risilla nerviosa.

 

Una pequeña sonrisa se dibujo en el rostro de Sasuke - usuratonkachi - exclamó - ya debo irme - y allí se encontraba pensando en como debía despedirse sin lanzarse encima de él, ¿Acaso bastaba un simple adiós o quizá estrechar su mano? No pudo seguir en su pequeña confusión mental ya que el rubio se le había abalanzado sujetándolo en un fuerte abrazo, fuerte y cálido a la vez, permitiéndole aspirar todo su aroma y dejándole intentar grabarlo en su memoria. Sólo fueron un par de minutos pero para ellos parecía haber sido un segundo, se separaron mientras escuchaban la última llamada antes de partir y el rostro sonrojado y a la vez casi al punto de llorar del ojiazul terminó por llenar la última gota que rebalsó el vaso y en un instante Sasuke atrajo a Naruto y lo besó de manera tranquila y el no dudo en responderle, fue un beso suave, dulce quizá un mero roce y sus corazones se habían disparado, se separaron sin decir palabra alguna y el pelinegro se volteó inmediatamente evitando ver al rubio a los ojos para no flaquear en su decisión, dio unos cuantos pasos y levantó la mano en señal de despedida.

 

- No ha nacido la persona que le robe un beso a Uzumaki Naruto - exclamó el rubio aun sin poder calmar su agitado corazón.

 

- Tienes tres meses para planear tu venganza - le respondió con cierto tono de complicidad y al fin desapareció de la vista del otro.

 

Una sonrisa sincera se dibujó en los labios del ojiazul mientras llevaba una mano a sus labios recordando aquel contacdo de hace unos instantes - ¿y ahora cómo voy a soportar tres meses sin probarte otra vez?.....

Notas finales:

oh! x kami tengo ke hacer la pregunta ¿y q les pareció? ¿realmente merece la pena que lo continue? o ¿lo entierro en mi cajita de sueños rotos? xD

en realidad espero q les haya gustado y no piensen q fue una pérdida de tiempo leer T-T , así q espero ke me dejen un review y me lancen sus comentarios, críticas o lo ke sea, sólo expresense =P

Akari

pd: no sé si algún día aprenderé a usar esto del todo -.-!


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