Hitori estaba seguro de su indiscutible ejecución, pero nada lo preparó para lo que estaba apunto de escuchar. El anciano frente a el, lo miró severo y a la vez reflexivo. Tardo unos minutos en decir algo pero cuando lo hizo, sorprendió a todos los presentes y aún más a Hitori.
- He tomado la decisión de que no serás ejecutado.
Todos lo miraron entre desconcertados y en desacuerdo. El anciano volvió a hablar.
- La razón por la que he tomado esta decisión es por que he notado ciertas cosas… te pondré no como un prisionero, estarás a prueba, si eres alguien de confiar te perdonaremos la vida, en caso contrario serás inmediatamente ejecutado.
Hitori no supo que pensar, una y mil cosas vinieron a su mente. Lo primero fue sentir una gran confusión, después alegría, luego todo eso paso a la melancolía.
- Serás asignado como un compañero en la décima división y desde ahora en adelante, Toushirou Hitsugaya será tu capitán
El pequeño capitán no estaba de acuerdo, sin embargo no dijo nada al respecto. Todos estaban confundidos y sin saber que hacer o qué pensar ante aquella extraña situación. Toushirou no confiaba en lo absoluto en aquel azabache, claro que lo vigilaría y ante cualquier acción extraña el no se inmutaría en atacar y de ser necesario darle muerte.
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Hitori ahora no parecía un enemigo, el traje que llevaba ahora, era casi igual al que tenía pero el anterior era más corto y este le hacia sentir extraño. Sabia que todos lo miraban con recelo y algunos más deseaban que cometiera un error y así darle muerte.
Su mirada reflejaba mucha tristeza y eso, algunos si lo notaban. Ichigo e incluso Renji. Durante algunas misiones, Hitori demostró que era de fiar, no traicionaba a nadie pero aún así había desprecio hacia su persona.
Hitori no soportaba aquella situación, no sabía que hacer, pero algo si tenía seguro, ahora que habían decidido el perdonarle la vida a cambio de cierta conducta, era obvio que no traicionaría a nadie. En varias peleas de poca importancia demostró que no abandonaría jamás a su equipo y que estaba dispuesto a colaborar.
En cierta ocasión, Hitori salió de aquellas “murallas” como solía llamarlo. Toushirou estaba buscándolo. No lo encontraba por ninguna parte y sinceramente eso le preocupaba, no confiaba del todo de ese chico y el que se hubiera desaparecido lo hacia parecer sospechoso.
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Hitori caminaba por la orilla de un río, junto a lo que parecía una aldea. Algunas personas parecían tenerle miedo. Una niña frente a el se aterra y en un intento por huir se termina tropezando y se lastima la rodilla. Hitori se dirige a la asustada niña y en un tono suave le habla.
- ¿Te has lastimado? Déjame ver.
El pelinegro revisa la rodilla de la niña y al ver que se trataba de un raspón, la cura, arrancando un trozo de tela y se la coloca en la rodilla lastimada. Cuando termino, escucho un grito infantil, pero molesto.
- ¡Aléjate de mi hermana!
Le habían arrojado una piedra, no le causó gran daño pero aquel niño siguió arrojándole cada vez piedras más grandes y una de esas logró darle de lleno a la cabeza haciendo que sangrara. La pequeña al ver que el muchacho no tenía malas intenciones trató de detener a su hermano.
- espera, no le hagas daño, no nos lastimará, no es malo. Hermano.
Pero Hitori ya se estaba marchando. Se alejo un poco de la aldea y llegó a un riachuelo. Se acercó un poco y entonces se quito sus sandalias y entró al agua. Después de rato, Toushirou estaba en la aldea donde antes había estado su compañero.
La pequeña niña lo reconoció y corrió hacia donde se encontraba. Toushirou la miró y entonces, sin saber por que, le hizo una pregunta.
- ¿Has visto a un chico por aquí?, shinigami.
- Si, se fue en esa dirección.
- Gracias.
Así, sin más, se fue a buscarlo. Al fin dio con el y se dirigió a donde se encontraba. Hitori ya se encontraba casi a la mitad de su cuerpo dentro del agua, parecía disfrutarlo. Estaba sereno, inmóvil y con su cabeza ligeramente inclinada hacia arriba, como si reflexionara sobre algo muy profundo dentro de su ser.
Toushirou le habló severamente por aquel acto descuidado de su parte.
- ¿Qué haces aquí?
- Tan solo pensaba.
- No vuelvas a escapar, si lo vuelves a hacer te harás de sospechas y entonces todos comenzarán a buscar oportunidades de acabar contigo.
- Lo siento, solo que me dio curiosidad y quería salir, no tenía idea de que hacia algo malo.
El pequeño capitán reflexionó un poco y sabía que había exagerado un poco en aquella llamada de atención.
Hitori, al darse la vuelta al fin, dejo ver aquella herida sangrante en su cabeza. Toushiro se alertó a eso e inmediatamente le pregunto la razón.
- Nada, solo tuve un accidente, eso es todo.
- ¿Un accidente?
No le creía en absoluto, pero, que importaba, ni aunque lo obligara se lo diría, después de todo, a el ¿qué le importaba?
- Será mejor regresar, si se dan cuenta de tu ausencia empeoraras las cosas.
- Si. Lo siento.
Hitori ya se había marchado, y antes de que el joven capitán también lo hiciera, aquella niña apareció de repente.
- Disculpe…
- ¿Si?
- solo quería que aquel joven supiera que lamento mucho lo que mi hermano le hizo, no le quería hacer daño, solo quería cuidarme, y que le agradezco que me curara.
- Yo le haré saber.
- Gracias.
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Así, Toushirou comenzó a reflexionar un poco más acerca de Hitori. ¿En verdad, quién era el? ¿A qué se debía su forma de ser? ¿Era alguien de fiar o de cuidado?
Así, ambos regresaron y nadie había notado la ausencia de Hitori. Toushirou, estaba comenzando a verlo con ojos diferentes. Las dudas eran muchas, parecía alguien confiable, pero, ¿Cuántas veces ha pasado que una persona parece un tan fiel aliado y amigo y cuando menos te das cuenta te traiciona?
Eso era algo de lo que el estaba seguro, parecía confiable, pero uno nunca puede confiar en una persona al 100%, siempre habrá alguna sombra detrás del enemigo. Y eso era algo que el sabia muy bien y de sobra si cabe la duda.