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Love at first sight. por VengeanceFreak

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Notas del fanfic:

La banda existe, es muy buena.

Desearía que esto se hubiera dado realmente en el Anime Festival, pero por desgracia no fue así xD

Oh, la canción es Haruka Kanata :B

                Era la última canción y cuando escuchó las primeras notas, Daniel se emocionó mucho. Era precisamente su favorita y escuchar a ese chico cantarla en el pequeño escenario del Anime Festival solamente hacía más evidente su rostro de baboso. Y es que ya había fijado sus ojos en el vocalista de la banda. Tenía el cabello teñido castaño clarísimo, tanto que parecía casi naranjo bajo las luces, y su maquillaje se inspiraba en el de The Joker, de la última película de Batman.

 

                Pero su apariencia física no era lo que realmente le llamó la atención del vocalista, sino algo más puntual: parecía llevar las emociones a flor de piel. Desde la energía que derrochaba en las canciones rápidas hasta las lágrimas que dejó caer en una canción lenta, todo gritaba en él “inestabilidad”. Sí, el vocalista de esa banda era emocionalmente inestable y exactamente por eso le gustaba a Daniel, quien saltaba y cantaba junto a sus amigos en la parte más alejada del público. Más bien solamente él saltaba y cantaba, ellos simplemente reían al ver al chico de cabello castaño oscuro tan emocionado, pues no sentían la misma energía que recorría el cuerpo de Daniel. Por un momento pensó en ir a meterse en medio, justo en frente del vocalista, pero lo detuvo el hecho de dejar sus cosas con sus amigos. Ellos no tenían por qué cargar con eso.

 

                Luego del segundo (y último) coro,  Daniel accedió a dejar su mochila con uno de ellos e ir con el otro al frente. Se situó frente al vocalista cuando este comenzó a cantar la parte lenta. Daniel cantaba con su corazón y no apartaba los ojos de él; sabía que quedaba poco para que terminara la canción y por eso buscaba desesperadamente que el vocalista lo viera. Y así sucedió. Cuando las miradas de ambos se cruzaron, quedaron sin aire. Suerte que el vocalista ya había terminado de cantar el último verso de la canción, pues ambos chicos quedaron perplejos, perdidos en los ojos del otro.

 

                Daniel sonrió.

 

                El vocalista sonrió.

 

                El tiempo pareció detenerse solo para ellos, dejándolos hablar sin palabras, permitiéndoles conocerse, obligándoles a ceder a la sensación que crecía en los corazones de cada uno. Amor a primera vista. Daniel no habría dicho que el amor a primera vista existe. No, señor, era imposible, pero ahora, absorto en el otro chico, no podía decirlo, porque en realidad ni siquiera podía pensar. Simplemente se limitó a sentir las mariposas en su estómago, los frenéticos golpes de su corazón contra su pecho y la sensación cálida que lo acompañaba. Todo se sentía tan bien, que deseó que nunca terminara.

 

                Cuando la última nota sonó, el público aplaudió con fuerza. A Daniel lo empujó un grupo de chicas con hormonas alborotadas. Al vocalista lo distrajo el bajista, quien le golpeó levemente el hombro, como si le recordara que tenía que hablar.

 

                - Muchas gracias, amigos, de verdad fue un gran show. Esperamos verlos pronto… ¡Oh, por cierto! Somos Chile & Ramen y…–su mirada volvió a encontrarse con la de Daniel, haciendo un silencio bastante largo-. Búsquennos en Facebook, fotolog, myspace, y todas esas páginas. ¡Arigatou gosaimasu! –dejó el micrófono en el pedestal y le dedicó una última sonrisa a su nuevo fan antes de salir del escenario.

 

                - ¡Vamos! Sasha tiene nuestras cosas –apresuró su amigo, quien había permanecido a su lado casi toda la tocata.

 

                - Sí, claro –respondió todavía anonadado Daniel.

 

                Que cien personas salieran rápidamente por esa pequeña puerta era pedir demasiado, pero eso no detuvo a Daniel y sus amigos intentar hacerlo. Cuando quedaban un par de filas para que Daniel por fin saliera y pudiera encontrar a sus amigos (los había perdido entre la multitud), alguien se aferró de su mano fuertemente. Se volteó y quedó helado de sorpresa cuando vio quién le había tomado la mano. Era el vocalista, con el maquillaje menos marcado y una gran sonrisa en sus labios.

 

                - ¡Hola! Perdón, soy John. ¿Cómo te llamas?

 

                - D-D-Daniel.

 

                - ¿Daniel? ¡Qué hermoso nombre! Definitivamente te hace justicia –Daniel se sonrojó. El vocalista todavía no le había soltado la mano, más bien era tan firme que parecía casi desesperado por aferrarla, como si estuviera decido a no perder de vista al chico de cabello castaño-. Bueno, Daniel, te estaba viendo en la tocata y… me preguntaba si quisieras salir conmigo unos de estos días.

 

                El chico de cabello castaño oscuro se puso aún más nervioso. Esto no solía ocurrirle. Nunca. ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Salir en una cita con un completo extraño o rechazar una gran oportunidad? El vocalista, por su parte, titubeó:

 

                - Aunque, bueno, si no juegas de este lado…

 

                - No, claro.

 

                - ¡Lo supuse! Un chico como tu debe estar rodeado de mujeres…

 

                - No, perdón, no entendiste bien.

 

                Pero el otro continuó:

 

                - Y no sé por qué realmente hice esto. ¡Demonios! Ahora debes pensar que soy un maldito pervertido –suspiró melancólicamente-. Debo aprender a controlar un poco mis impulsos…

 

                - ¡No! Entiende que no es eso. ¡Claro que quiero salir contigo! –Daniel exclamó, logrando atraer unas cuantas miradas curiosas y unas pocas risas. En un tono más moderado, agregó:- Me encantaría salir contigo.

 

                John sonrió de oreja a oreja.

 

                - ¿En serio?

 

                - Sí –el chico se sonrojó nuevamente.

 

                - ¡Muchas gracias! Prometo que no te arrepentirás. Etto… ¿me das tu número?

 

                Daniel sonrió y comenzó a dictárselo una vez que el otro sacó su teléfono. Luego, John sonrió de vuelta como si fuera un pequeño niño que acaba de recibir el mejor regalo de todos los tiempos. Ambos volvieron a mirarse fijamente a los ojos. A su alrededor ya no había tantas personas, por lo que nadie realmente se fijó en la intensa sensación que los inundaba. De nuevo, ambos chicos se perdieron en los ojos del otro y se quedaron así, disfrutando del sentimiento durante varios segundos. Hasta que John interrumpió el silencio:

 

                - ¿Puedo hacer algo?

 

                - ¿Qué cosa? –preguntó Daniel entrañado.

 

                - Un experimento –sonrió pícaramente-. Solo para… comprobar algo –tomó a Daniel por la cintura y se inclinó hasta lograr besarlo.

 

                La sensación de los labios del vocalista sobre los suyos aceleró su corazón a tal punto que pensó que el otro lo podría escuchar. Daniel se ponía cada vez más nervioso, moviendo los labios torpemente. Sintió que John sonreía y acercaba sus cuerpos, dándole así una sensación de protección al chico, como si intentara asegurarle que nada malo sucedería si se relajaba y cedía. Y así lo hizo Daniel. Lentamente, los movimientos torpes se convirtieron en suaves y cálidos roces, sus dedos se enredaron en el cabello de John y sentía como éste acariciaba su cintura por debajo del borde de su camisa.

 

                Cuando Daniel decidió profundizar el beso, lo detuvo un agudo grito ahogado. Ambos chicos miraron en dirección del ruido y encontraron a un grupo de chicas mirándolos con ojos brillantes de emoción. Daniel les lanzó una mirada irritada; era uno de los mejores momentos de su vida y fue interrumpido por un grupo de chicas adictas al yaoi. ¿Es que no respetaban al resto? John simplemente rió por lo bajo y tomó al otro chico por la barbilla, obligándolo a concentrarse en  él y no en las chicas emocionadas. Luego le dio un pequeño y gentil beso.

 

                - Tengo que ayudar a desmontar la batería. Te llamo luego –John sonrió y le dio un beso en la frente antes de dejar a Daniel solo.

 

                Una vez disipado el grupo de chicas, Daniel encontró a sus amigos cerca de un stand que vendía anime. Ellos no sabían lo que había sucedido y preguntaron por qué se había tardado tanto. Él mintió y dijo que le había costado trabajo encontrarlos, pero ellos lo miraron desconfiado, pues tenía los labios rojos con maquillaje. En ese momento sonó el celular de Daniel. Era un mensaje de texto y al abrirlo, leyó:

 

                “Creo que nadie había logrado quitarme el aliento, menos aún en plena tocata. No puedo dejar de pensar en ti. ¿Quieres ir mañana a comer helado? John.

 

                Daniel sonrió.


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