Y SUCEDIÓ ASI
Un rey llego a palacio con firmes convicciones de firmar un acuerdo de alianza. El reino de Shin Makoku se encontraba desconcertado, ya que aquel soberano, al igual que sus antecesores habían jurado jamás unirse a la raíz de los imperios demoniacos, como eran tan bien conocidos.
Sorprendidos, así estaban todos, al escuchar su condición para unirse nuevamente a quien fuera en otros tiempos la madre patria de su reino.
Oportunidad, dudas, desconcierto, eso fue lo paso por la cabeza de un joven Heika que ni sabia de la existencia de otro reino gobernado por demonios.
Angustia, dolor, decepción, fueron los sentimientos que se mezclaban dentro de un joven perdidamente enamorado de su soberano.
Lo que en un principio se pensó una broma, luego se creyó una lección, mas tarde un castigo y finalmente una realidad.
No lloraría, debía tener un poco de amor propio, tenia que sacar de su letargo aquel poco orgullo que creía perdido.
El tiempo pasa, las estaciones nos dan cuenta de ello, un corazón frío añora una calidez que despertaba extraños sentimientos en este.
La cama se le hace grande, demasiado.
Invitaciones de boda llegan a palacio, por fin la alianza será concretada, no hay vuelta atrás.
La gente celebra, una semana de fiestas anuncia el rey, su regalo de bodas dedicado a su pueblo.
Asombroso pensaron, tranquilidad sintieron, falsos aquellos rumores de crueldad de aquel reino lejano, se dijeron.
Risas, juerga, alegría, un joven es pasado por encima de la muchedumbre en medio de la celebración popular.
Le bajaron con la sola intención de entregárselo en brazos a un hombre alto que le miro por encima suyo con orgullo y admiración.
Sus cabellos seguían meciéndose por la brisa del verano, sus hermosas orbes verdes miraban al sujeto expectantes, su sonrisa no podía ser mas sincera.
Algo en su interior se removió, algo dentro suyo lo golpeo, algo en su interior le hizo despertar de su negación.
Lo amaba, ahora lo sabia, iría hacia él, se lo arrebataría, lo abrazaría, lo besaría y se lo llevaría devuelta a Pacto de Sangre.
Un paso, solo un paso para que una mano en su hombro le advirtiera de su error, la alianza, el dichoso pacto que uniría en hermandad aquellos pueblos que antes fueron uno, pero que por rencillas sin sentido terminaron por separarse.
Valía realmente la pena aquel sacrificio, perder a su amor por ello, lo amaba, estaba seguro que el también, fue un cobarde, cruel, pero aun no era tarde para remediar sus errores, le salvaría de un futuro de desdichas junto a un individuo por el cual no sentía nada, así significara el fin del dichoso tratado o peor aun, de una posible guerra.
De sus brazos descendió, justo hasta sus labios, le besaba con pasión, le tocaba con ternura y él, se dejaba gustoso con una expresión radiante que llenaba de felicidad hasta el corazón mas negro.
Era tarde, nadie le informo, quizás no lo sabían, le olvido, como él mismo siempre lo deseo.
La mano descendió del hombro y un lo siento se escucho.
Y así fue, como por sus prejuicios, perdió a su amado Wolfram.
FIN