Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Noche de Nieve por Usami Sakurabarayuri

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Pues verán, supongo que este fic ya lo habían leído antes con Zetsubou_Misaki-san.

Pero eso no quiere decir que es una especie de plagio, no, le pedí el debido permiso, hasta abogado hubo.

Y llegamos a un acuerdo.

Io lo publico, pero ella se queda con tooooda la gloria, fama y esas cosas.

Espero que no les importe.

y si es así, haganmelo saber.

 

Notas del capitulo:

Pues bien, no es plagio, no necesitan demandarme, si no creen que no he pedido permiso a su autora original, pues preguntenle.

Night no Yuki: *Personajes principales.*

Takahashi Misaki: Ocho años de edad al inicio de la historia, hijo menor de una familia de cuatro integrantes; él es el pequeño, valiente y dulce uke de esta narración.

Usami Akihiko: Dieciocho años de edad al comienzo del cuento; abandonado a su suerte por su familia tan solo cuando tenia cuatro años; él es el débil, sobre protector y frágil seme (Su personalidad fue cambiada totalmente para hacer que el fic se apegara mas a mis ideales, espero no les importe).

*Personajes secundarios*

Takahashi Takahiro: De la misma edad que Akihiko, hermano mayor de Misaki; debido a que quiere mucho a su hermano también es constante motivo de celos de Usami. Algunas veces su forma de ser con Misaki se representará como si estuviese enamorado de él.

Hashimoto Rei: Madre de Takahiro y Misaki; treinta y dos años de edad; nunca supo que tipo de relación tenia su hijo menor con Akihiko ya que murió antes de enterarse, solo sabia que eran amigos.

Takahashi Soushi: Padre de Misaki y Takahiro; esposo de Rei, excelente padre y amante; misma edad que su esposa; también sabia qué Akihiko y Misaki eran amigos, pero murió al mismo tiempo que Rei y por eso no se enteró de qué su hijo menor tenía una relación amorosa con Usami.

Sakura Masahiko: Amigo de Misaki en la secundaria; de su misma edad; se muestra estar enamorado de él y al confesárselo los problemas entre Misaki y Akihiko se agravan; ya que los celos del mayor no le permitirán seguir con su vida "tranquila".

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Night no Yuki: Nieve dentro de mí y de nosotros...

-¡Misa-chan, ven a jugar!

En el semi-obscuro cielo, las nubes comenzaban a dispersarse con algo de rapidez para darle espacio a las estrellas para que brillaran con libertad.

-¡Hai, ya voy!

Hacia mucho frio en la calle y aun dentro de los hogares; en una casa de techo con tejas anaranjadas y paredes grabadas de color blanco, corría un niño de aproximadamente ocho años; de hermosos cabellos castaños y dos grandes ojos como las esmeraldas, vestía unos pantalones cortos beiges y una camisa de mangas cortas de color azul cielo, sus bordes verdes y en el costado derecho, en la parte superior, tenía bordada la carita de un perrito sacando la lengua.

Se dirigía a la cocina tras haber respondido al llamado, totalmente feliz para pedirle permiso a su madre de salir a jugar, ya que su padre no se encontraba en casa como para pedírselo a él; su mamá estaba cocinando algo delicioso, porque olía bastante rico; entró velozmente y de manera fugaz le dijo:

-¡Mamá, Tai me invitó a jugar ¿Puedo salir?!

Rei dejó de hacer lo que hacía al escucharlo y se giró para responderle:

-Esta bien, pero en cuanto llegue tu padre te metes.

Le sonrió dulcemente y el niño hizo lo mismo, salió corriendo de la cocina y escuchó como su madre gritaba:

-¡Ponte un suéter y tu bufanda!

El pequeño obedeció y al llegar a la sala se puso a  buscarlos como loco, de aquí para allá y al encontrarlos se los colocó de inmediato.

Fue hacia la puerta de entrada y la abrió rápidamente para reunirse con su amigo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Afuera lo esperaban otros tres niños aparte de Tai y uno de ellos llevaba en sus manos una pelota de estrellas rojas y doradas; el niño oji-esmeralda se la pidió y al tenerla entre sus manos les dijo:

-Juguemos futbol.

Los demás festejaron su idea y comenzaron a jugar.

Otro chamaco colocó el balón en el piso y el oji-esmeralda retrocedió para tratar de anotarle un gol a su compañero, corrió hacia él, lo pateó con mucha fuerza y éste salió disparado; voló y voló hasta estrellarse contra una ventana; todos los niños se asustaron al ver en que casa había ido a caer su pelota, en especial el castaño, los otros escuincles voltearon a verlo y entendió que tenía que entrar por ella.

Cruzó la calle para llegar hasta ahí ; la casa estaba bastante descuidada, sus dos noveles se deterioraron horriblemente, la pintura que ahora era verde fuerte y que, parecía que había otras cinco o más capas de distintos colores bajo éste; las ventanas se notaban bastante sucias y maltratadas por el paso del tiempo; un enorme árbol, que más bien parecía un hombre con grandes garras, atravesaba una de ellas; el techo era semejante al que se usaba en las mansiones, y era recubierto con un montón de hojas verdes, anaranjadas y rosadas; el patio o jardín delantero parecía una jungla en miniatura, gracias a que las plantas estaban bastante crecidas. La única forma de que pudiera entrar era escalando la gran reja oxidada de la entrada, porque esta se hallaba cerrada con candado para que nadie entrara, comenzó a treparse un tanto inseguro, ya que la reja hacia ruidos extraños y el estar hasta arriba sus amigos le dijeron:

-¡Date prisa, Misa-chan!

Este tragó en seco, bajó la mirada y se asustó al ver a que altura se encontraba y en cuanto se disponía a saltar para bajar se atoró su bufanda en uno de los fierros; se dejó caer hacia el frente y entonces la bufanda se desgarró haciendo que el niño perdiera el control y cayera golpeándose la cara; los otros niños se asustaron y le preguntaron:

-¿Estas bien?

El mencionado se levantó lentamente y mientras se sobaba la nariz y miraba a su bufanda destrozada respondió:

-Hai, ya voy a entrar.

Y así lo hizo, comenzó a caminar en medio de la "selva en miniatura" y debido a que la maleza cubría todo no podía encontrar la puerta; la empezó a buscar y al encontrarla a un costado de la casa, la abrió tímidamente, se decía que esa casa estaba embrujada y que en ella habitaban fantasmas, duendes y otras cosas más, de verdad tenía miedo.

Adentro todos los muebles eran cubiertos con sabanas blancas, la chimenea parecía no haber sido usada durante mucho tiempo y aun tenía cenizas en el interior; encima tenía dos candelabros y un portarretratos vacio. Todo estaba lleno de polvo y de telarañas con algunos bichos en ellas; solo había dos puertas en los costados de aquella habitación, el reloj antiguo ya no avanzaba y una enorme araña azulada salía de éste.

Se sentía un ambiente pesado y de angustia y precisamente en medio de esa sala, se encontraba lo que el niño buscaba.

Rápidamente y temeroso se acercó a ella y al tomarla escuchó como una puerta se cerraba y se caía algo en la planta alta; su curiosidad puso más que el miedo y decidió ir a ver que había sido.

Subió las escaleras, ubicadas al fondo de la sala, con cuidado; lo condujeron a un largo pasillo lleno de pinturas antiguas y jarrones costosos, había como unas cuatro o cinco puertas, trató de abrir la primera, luego la segundo, y así sucesivamente, pero ninguna cedió, entonces descubrió más al fondo, una puerta de madera rojiza, diferente a las demás, puso su mano derecha en el picaporte para abrirla y al ver que esta si cedía decidió entrar.

En aquella habitación el techo y las paredes se estaban cayendo en pedazos; la pintura se volvió correosa y quebradiza, no había ningún mueble salvo que en una esquina se encontraban varios conejos de distintos colores, tamaños y diseños, acomodados de tal forma que parecía que fuera una cama. Caminó hasta ellos porque le habían gustado y entonces escuchó como algo corría detrás de él; esto hizo que se aterrorizara , dejó caer la pelota y esta rebotó hasta que algo la detuvo; el niño quería correr pero sus piernas no respondían; los pasos de alguien comenzaron a acercársele lentamente y con algo de torpeza mientras el niño retrocedía horrorizado. La luz de la luna penetró por el vidrio roto y antes de que la cosa fuera iluminada por ella dijo:

-Que linda pelota, me gusta.

El niño ya no pudo más y entonces fue que un gran grito se escuchó por toda la cuadra; sus amigos se asustaron al oírlo y huyeron despavoridos a sus casas.

=·En la casa·=

-Shhh, n-no grites, por favor.

La cosa se encontraba tapándole la boca al oji-esmeralda mientras trataba de tranquilizarlo, cosa que no logró, ya que aunque éste la tuviera tapada, seguía gritando con las pupilas contraídas; la luna iluminó a la cosa, que no era una cosa, sino un hombre de dieciocho años tal vez, con el cabello largo hasta la espalda de color plateado; el fleco le cubría los ojos por completo y tenía una camisa grandísima de mangas largas; estaba descubierto de los hombros y un poco del pecho y la prenda cubría tanto su trasero como la entrepierna; mantenía abrazado al castaño y su rostro reflejaba desesperación, miedo y preocupación. Quería que el niño dejara de gritar porque lo asustaba, su pálida y fría mano cubría débilmente la boca de éste y le pidió de nuevo:

-Por favor deja de gritar, te lo suplico.

El oji-esmeralda notó el miedo en la voz del peli-plateado y se calló, el mayor suspiró aliviado y dijo:

-Gracias.

Lo soltó y de inmediato el niño se echo a correr hacia la puerta rojiza causando el desconcierto del más grande; el poner una mano en la perilla fue detenido por él:

-¡No te vallas! Lamento haberte callado pero es que me dio miedo.

El castaño bajó la mirada porque no sabía que hacer; en cambio, el mayor fue corriendo a la esquina de los conejos por uno rosa y delgado; se acercó rápidamente al niño y mientras abrazaba al peluche le decía arrepentido:

-De verdad lo siento... es que no estoy acostumbrado a tener a alguien más en casa conmigo. Toma a Niko, te lo doy para que te calmes.

Terminó estirando el conejito a un lado de la cabeza del menor y sonriendo tristemente. El castaño comenzó a llorar y volteó rudamente a verlo, el más grande se sintió peor todavía y le volvió a decir:

-No, no llores, por lo que más quieras no llores.

Pero éste no le hacía caso, se recargó en la puerta y comenzó a bajar hasta que se sentó en el piso, contrajo las piernas y escondió la cara en ellas; el peli-plateado no sabía que hacer, sentía que era su culpa, volteaba a todos lados tratando de encontrar una solución y entonces se le ocurrió una idea:

-No llores, los niños lindos no lloran.

Dijo haciéndola de ventrílocuo con el conejo; movió una de sus patas para tocar la cabeza del niño y éste alzó la mirada:

-Tú eres un niño lindo, no debes llorar. Vamos, dame una sonrisa.

Le sonrió dulcemente a lo que el niño correspondió de igual forma:

-¿Ves? Te ves mejor así, ya no llores porque si no, vas a hacerme llorar a mí también y luego no podré parar.

Puso una carita triste y el peluche hizo lo mismo; el niño moqueó mientras se limpiaba los ojitos y volvía a sonreír.

El peli-plateado le dio el conejo temblorosa y dulcemente y éste lo tomó con alegría:

-No te haré daño, no debes tenerme miedo.

Dijo tocándole la punta de la nariz con el dedo índice; el niño se acordó de algo y por eso:

-Lo siento señor solo vine por mi pelota, en seguida me iré.

Se levantó del suelo ante la mirada de preocupación del peli-plateado; éste por su parte dio la vuelta velozmente y corrió hasta llegar al balón, se agachó para recogerlo y de inmediato fue a donde el castaño:

-Toma y llévate también a Niko; el te cuidará.

Le dio la pelota cortésmente y el oji-esmeralda se quedó quieto y solo la tomó, entonces supuso que ese señor no lo lastimaría y para demostrarle su agradecimiento sacó del bolsillo de su pantaloncillo un caramelo rosado; le agarró una mano y mientras se lo daba decía:

-Gracias señor; mi nombre es Misaki y le prometo que cuidaré a Niko.

Le sonrió de nuevo y el mayor se comió el dulce de un solo bocado; el niño se dio cuenta de la hora y por eso se dispuso a irse pero el peli-plateado se li impidió contestando al mismo tiempo en que colocaba una mano en su pecho:

-Me llamo Akihiko y gracias a tú Misaki.

Se quitó el cabello de los ojos, con la mano que tenía libre para verlo mejor, Misaki admiró el hermoso color lila del que eran y volvió a sonreír:

-Bueno, de nada Akihiko-san; gracias por no comerme también.

-Akihiko no entendió muy bien a que se refería y por ello cuestionó:

-¿Comerte?

Misaki comenzó a reír sincera y dulcemente y contestó:

-Es broma, es que dicen que en esta casa hay monstruos come-niños, pero usted no es un monstruo ¿Verdad?

El mayor agitó la cabeza negativamente con sus manos cerradas a la altura del pecho:

-Eso es bueno, bien discúlpeme, tengo que irme a casa, mi mamá debe estar histérica.

Comentó dándose la vuelta otra vez y al dar el primer paso fue detenido nuevamente por el peli-plateado:

-Quisiera verte de nuevo; por eso quédate aquí conmigo... no me abandones; no te haré nada, solo quédate a mi lado.

Le dijo agachando la mirada, Misaki se sorprendió un poco por aquella petición y detuvo su andar; Akihiko se sentó pesadamente en el piso y comenzó a jugar con su camisa; el niño tomó asiento junto a él y respondió:

-Eso no es posible, mi familia me necesita en casa y no me dejarán quedarme aquí.

-Lo sé... pero aun así quiero verte otra vez...

-¿Eh? ¿Acaso vive aquí solo? ¿No hay nadie más con usted?

-No... Mi familia me abandonó desde hace mucho tiempo y estoy solo, aquí con mis conejitos.

Misaki dudó un poco de lo que pensaba hacer, pero al oír lo triste que se sentía el mayor, tomó una decisión:

-Ya veo... de acuerdo Akihiko-san, yo seré su amigo y como solo tengo ocho años, pues no tengo muchas libertades, pero aun así le prometo que todos los días vendré a visitarlo, ¿Esta bien?

Akihiko lo miró sorprendido y preguntó:

-¿De verdad?

Misaki sonrió cerrando lo ojos y contestó:

-Claro y también le traeré varias cosas.

-Muchas gracias Misaki.

-No es nada, pero ahora tengo que irme.

Dijo levantándose del suelo para marcharse, pero el mayor lo tomó de la mano para decirle:

-Júralo, jura con el corazón... que nunca faltarás un solo día.

El niño se asustó un poco al notar que tan serio estaba el más grande, decidió no tenerle miedo y mientras colocaba la mano libre que le quedaba en su corazón, respondió:

-Se lo juro, de todo corazón.

Akihiko lo soltó más calmado y contestó dulcemente:

-Entonces... será mejor que te vallas a descansar.

-Hai, nos vemos mañana Usagi-san.

-¿Porque... Usagi-san?

-Lo que pasa es que le gustan los conejos.

-Hai.

-por eso es Usagi-san.

-Bien... entonces solo dejaré que tú me llames así, nadie más.

-De acuerdo; que tenga buenas noches, Usagi-san.

-Tu también, que sueñes con los angelitos.

Dijo finalmente mientras el niño salía corriendo de aquella casona, dejándolo un tanto alegre, se dio cuenta de que Misaki había dejado a Niko y lo agarró para abrazarlo, pero de inmediato se entristeció; se acercó a la ventana para ver a través de ella y pudo observar como el castaño corría a su casa y era recibido con un abrazo de parte de un joven como de dieciocho años, de lentes y cabello azulado; con el uniforme de la secundaria colore negro.

Se sintió intimidado y molesto por ver aquella escena; no quería que nadie más tocara al niño y por eso ahora había tomado una decisión. Hacer que Misaki fuera suyo.

 

Notas finales:

Bien, es todo.

Hasta el otro chapter.

Recuerden, los derechos de autor son respetados no me denuncien

y si lo hacen, no habrá más de Alicia.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).