Se podía ver un cielo precipitado, en realidad no se podía diferenciar entre el cielo y las nubes, era una gran mancha blanca y ancha. Era normal en estos días, se suponía que hoy era un día soleado sin lluvia, era de esperarse escuchar tal falsedad, todos querían que la época de lluvia cesara; pero yo no, en especial, yo no…
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- ¿Por qué dices eso? Gabi, yo pensaba que tu creías que yo era un persona de bien, de buenas intenciones.
- No es eso Nico, tú crees que las personas son de piedra, y que no sienten dolor… ¿a caso no ves como las otras personas que has dejado atrás, sufren de amor? Eres un caprichoso.. Y lo peor de todo, es que aún no te has dado cuenta… - Que duro fue conmigo en ese momento, tal vez estaba harto ya de mis relatos, de cómo me anteponía sobre todo, y de una forma trato de decirme que le ponga un pare a esto.
- Piensa lo que quieras, ya no me interesa saberlo, solo quiero que esta farsa se acabe. – Dije en un tono grosero.
- Ahii Nico, no te sientas mal, lo siento pero sabes que lo que yo digo es verdad, respeto tu definición de “amor”, pero no la comparto. – Seguramente porque nunca lo ha percibido como yo lo hice, aunque si he sentido ese amor del que Gabi sobreprotege, ese amor puro y ejemplar, el de los sueños y el que tanto buscamos.
- Nico.. no quiero discutir contigo, más bien decidamos ¿dónde nos vamos a reunir hoy? Recuerda que debemos terminar el Trabajo de Ciencias…
- Qué pena Gabriel pero hoy me voy de viaje, lo más seguro es que no venga mañana al colegio, estaré ocupado… ¿pueden reunirse ustedes sin mí?
- Ahhh… si, pero no lo haremos todo el tiempo, ¿vale? Trata de cancelar tus planes para la próxima vez. – Lo dijo con un tono calmado, pero con firmeza.
No me dejo ni siquiera despedirme, salió del salón de clases muy rápido y enojado, tampoco me pregunto a donde iría y porque no vendría mañana al colegio, me sentía pésimo, Gabi y yo somos ¡los mejores amigos! No era divertido tener charlas tan frías como esas; me quedé un tiempo recogiendo los dibujos que estaba realizando en ese momento, llegue a salir de ultimo en el salón, pero de repente se acerca un compañero hacia mí, y de nuevo la costumbre de esos súper latidos ante él..
- ¿Qué paso con Gabriel, Nico? – Susurro mientras colocaba su mano en mi hombro.
- N... nada, solo un malentendido, Jajaja tranquilo, me sorprende que te hayas dado cuenta.
- Ehmm… es que se notaba por como salió tan rápido del salón... van a cerrar el portón, no demores en salir – Salió corriendo disimuladamente, era lo que faltaba para haber notado la incomodidad, obviamente no fue por lo deprisa que salió Gabi, lo más seguro era que nos espiaba, algo que no me sorprende, pero si me alegra.
Camilo siempre ha sido prudente, respetuoso y tolerante ante los demás, es un chico muy solitario, con pocas amistades y no muy sociable, por eso las pocas palabras que pronunciaba eran muy esenciales para mí, siempre me ha gustado Camilo, desde el momento en que entre a esta escuela.
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- Ehh, Nicolás, ya llegamos, te puedes bajar del auto? O te llevo en mis espaldas – Dijo mi papa en un tono chistoso.
- Ha Ha Ha! Que risa padre… más bien pásame el paraguas para no pescar un resfriado. – comencé fingiendo la risa, mi padre se había dado cuenta que me pase todo el viaje pensativo y viendo como la lluvia caía sobre la ventana.
- ¿Tienes problemas en el colegio, de dinero, de amor? - Agrego mi padre cerrando la puerta del auto y caminando hacia la casa.
- Ahh? P... para nada papa, no tengo ningún tipo de problemas, pero gracias por alarmarte, Hehe. – dirigiéndome hacia él con una sonrisa.
- Así me gusta mi muchacho! – aclamo devolviéndome la sonrisa.
Entrando a la casa me di cuenta de alguien parado en la esquina… No podía diferenciar de quien se trataba, aun no paraba de llover, iba caminando lentamente hacia la casa hasta que me detuve para mirar con más claridad, Papa lo noto:
- ¿Qué sucede hijo?
- Padre… Ehmm… Hay una amiga parada allá, a lo lejos, ¿la logras ver, Esta empapada, puedo invitarla a entrar? – dije lo primero que se me pudo llegar a la cabeza.
- Claro que si hijo… desde acá no la logro a detallar bien, me la presentas más tarde, tengo que ir al Baño! – entro a la casa corriendo.
Aun veía a esa persona mirando hacia donde yo estaba, como un tonto voltie a los dos lados para confirmar que era a mi quien dirigió su mirada, podía notar por la forma de su cuerpo que se trataba de un muchacho. Sin pensar que me podía pasar y forcejeando aún más la mirada comencé a acercarme más y más hacia él; él no se movía, solo esperaba que yo me acercara… ¡Al fin!, pude ver quien es, de quien se trataba, No lo creía, era imposible! No podía creerlo, esto sucede una entre un millón de veces! Pero… de nuevo, comenzaron los predecibles y rápidos latidos de mi corazón…