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Posesión Angelical. por Luizerable

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Notas del fanfic:

Tengan sexo con protección y háganlo sólo cuando sientan confianza con la persona. :)

 

 

 

 

La luna crecía cada vez más en su inmensa blancura, el cielo negro se estremeció en un caudal de lluvia portentosa. Mire a Miguel Ángel unos segundos, Dios, era un hombre guapo de verdad, tan fuerte, varonil, con esos ojos profundos que me quitan el aliento al verme tan callado y sus labios cerezos que acostumbra morderse a ratos. Evité seguirlo viendo. No quería que se enterara de que me gustaba. Mientras tanto nos estábamos mojando y eso a él le molestó. Estaba incómodo, lo hizo notar al decirme:

-Oye, no puedo pasar a tu casa al menos hasta que se acabe la lluvia? Es que me estoy mojando.- Puso una cara como si se creyera la última coca-cola del mundo.

Salí de mis pensamientos.

-Este si, al fin mis padres salieron de viaje, digo no creo que vayan a sospechar nada. Digo osea sólo vamos a entrar y nada más.-Mas nervioso no pude haber parecido. El era tan serio y no nos llevábamos como los mejores amigos de hecho sentía que le caía mal.

-Pues si, pero ya ¿no? porque nos estamos mojando.-

Llegamos al pórtico y sólo al cruzar la puerta sentí una oleada de electricidad recorrer mi espalda, el entró rápido y por un momento sentí su respiración en la nuca.

Cerré, una vez adentro no sabía que hacer que decirle, como estar, la intimidad generada me incomodaba al punto que me quedé viéndole.

-Quieres hacer algo? Tomar algo?- Estabas tan impasible que solo aumentó mi nerviosismo.

-Este pues como veas, esperamos a que pase la lluvia. De todos modos casi debo irme- No!!! Porque estaba salado sabía que me odiaba. Tenía que decir algo.

-Oye, si quieres puedes hablar a tu casa--Su cara hizo una mueca de asco, de verdad ¿tanto le caía mal? ¿Cómo detestable para él?--al menos para avisar que llegarás un poco tarde-

-Eh, ¿Dónde está tu teléfono?- Ven, está por acá.

Se movieron através del pasillo a oscuras, la casa tenía una alfombra, lámparas adornadas de un bonito grabado, en la sala había una chimenea y los muebles hacían juego con la mesa, era muy acogedora.

Alex tropezó con una caja de zapatos y chocó con Miguel Ángel que iba detrás de él, los dos se separaron incómodos pero Miguel estaba que no podía seguir con él a solas lo único que deseaba era huir, de sus sentimientos de sus deseos. Estaba terriblemente asustado de perder el control. Sin saber que hacer.

-Lo siento debí prender la luz- Dijo Alex apenado. El no contestó.

Al entrar a la habitación Miguel quedó sorprendido por el decorado había un montón de osos de peluche en la cama de tonos pastel, el armario semiabierto lleno de ropa, un coleccionador de zapatos sobre la pared al lado de la puerta y una lámpara en forma de hongo con una catarina colgando del encendedor. Estaba encima de la mesita de noche al lado de la cama. En la mesita de noche se encontraba el teléfono.

-Aquí está- Alex le pasó el teléfono a Miguel, al contacto de sus manos Miguel lo soltó y  cayó al suelo.

Se quedaron viendo a los ojos, Miguel lo tomó de las manos y entrecruzó sus dedos. Inclinándose hacia él lo besó, sintió cierta resistencia pero al poco tiempo los dos se besaron desesperados.

Deslicé mis labios sobre su mejilla y recargué mi cabeza en su hombro, intenté rodear su cuerpo con mis brazos cuando me abraza muy fuerte.

-¿Miguel?- Me sentí perturbado.

-Te…quiero- Formuló la frase con esfuerzo olímpico- M…me tengo que ir-.

-No!! la lluvia no ha pasado aún-

-Pero me esperan en casa y yo…- Puse mis manos en sus hombros y lo atraje hacia mi, lo miré fijo a los ojos mientras dije- Eres especial para mi, creo que es el momento- Deslicé mi mano izquierda siguiendo por su espalda hasta acariciar el lóbulo de su oreja, con la otra  puse la lámpara a media luz, dejé que mi chamarra se deslizara por el suelo, me quité la playera y tomé su mano posándola sobre mi pecho – Sientes esto? – Me veía callado, su contestación no necesitaba palabras. Prestaba total atención- Sólo vale la pena hacerlo por primera vez con alguien que me haga sentir tan hombre como tu me haces- Recargué mis caderas sobre el buró haciendo a un lado la lámpara y con él frente a mi, lentamente le quité la chamarra negra de cuero, no resistió mas y empezó a besar mi cuello. Una ligera mordida, lancé un gritito.

-Lo siento- dijo mientras miraba que le hacía.

-No grité de dolor- Desabroché los botones de su camisa observando su abdomen marcado. Sintiéndolo temblar, su pecho cambió a un color encendido mientras lo despojé de su ropa.  Sentado en la mesita crucé las piernas alrededor de Miguel Ángel aprisionando su cuerpo, tomó mis caderas y acercó su sexo generoso, puse mis manos arriba en su trasero y miré sus ojos – Te esperé tanto y cuando creía la suerte echada, veo que me equivoqué – Sonrió pícaramente moviendo su pelvis de arriba hacia abajo – Me traes dando vueltas como loco todo el tiempo, no puedo respirar libre sin ti cerca -

Acercó más su cuerpo pegando abdomen con abdomen – Amor! Eres irresistible- Grité con urgencia muy fuerte sin pensar en los vecinos – Rodeó con sus duros y formados brazos mi delicada espalda, lo besé desesperado sintiendo su fuerte boca húmeda mientras mis manos despeinaban su cabello negro, volvió a besar mi cuello desatando gemidos que delectaba en su oído. En un instante me mordió la oreja estremeciendo mi ser volcado por descargas eléctricas, sudé en el sopor. Mi respiración se entrecortó.

-Ven conmigo- Dijo y me recostó en la cama, quitándome lo que restaba de ropa. Acomodé los peluches que estorbaban. Tocó con ternura reparando las cicatrices; sentí como un niño indefenso  nace ante el placer de la vida.

-¿Me quieres?-

-Te amo- Quedó un rato contemplando mi cuerpo desnudo para luego pasar su lengua por el pecho.

 

Alex era hermoso, tan frágil y entero. Un hombre hecho; llegó mi lengua a su diminuto pezón. Miraba sorprendido de sus reacciones: como se erizaba la espalda, la sangre que rodeaba sus mejillas sonrojadas, los labios rojo intenso adornando esa cara de piel blanca que me miraba. Tomó mi nuca y acercándome a él, su boca a mi oído susurró:

-Quiero que entres en mi- Sólo de oírlo el corazón palpitó fuerte.

-¿Estás seguro?-

-Mas que nunca- Alex me entregó un condón, abrí el empaque mientras él frotaba su rodilla contra mi sexo. Me quité los pantalones, bajó con su pie el boxer. Me coloqué el condón. Intenté abrirle las piernas pero me dijo- No así no- y se recostó boca abajo

 –¿Estas nervioso?- Pregunté al ver su cuerpo algo rígido.

- Si, es mi primera vez-

-Entiendo-

-¿Puedes hacerlo con cuidado?, despacio ¿Quieres?-

-Como tú digas amor- Lo besé en la mejilla intentando tranquilizarlo, lo cierto es que  también yo estaba nervioso. Me permitía entrar en lo hermoso de su ser, me sentí privilegiado, deseoso. Así que me recosté al lado y dije unas palabras a su oído mientras le acariciaba la espalda y a ratos donde termina, el asentía dijo- Confío en ti- Era el momento.

Me posé en su entrada y ligeramente empujé poco, él soltó un alarido

-Quieres que pare?-

-No- seguí entrando, una sensación increíble invadió mi cuerpo. Estaba totalmente adentro toqué su nuca con mi aliento tomando sus caderas,  esperando a que se pasara su dolor  y empecé un vaivén medio. Alex sudaba en frío, pude sentirlo por las gotas de que se deslizaban por su cuerpo y, me acerqué de manera que mi pecho rozara su espalda mientras lo friccionaba soltó unas lágrimas, entonces lo besé. Cambió algo en él sentí pequeñas pulsaciones, su respiración agitada, por momentos exclamaciones; me incitaban a continuar cuando oí.  -Miguel No tE detenGas!!- Mordía un oso de peluche para no gritar, esta vez era de placer. Continué sin importar nada terminé abrazándolo muy fuerte los dos nos sacudimos y llené su alma –Te amo!!!!!!!!.

 

 

 

Notas finales:

Esto era un regalo para mi amiga Vicky (Venus Tsukime) quien me pidió continuara la historia, así que la subí y pronto la continuaré espero les guste.


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