Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El desafio por Science Of Silence

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 

 

recien puse a leer las normas para publicar un fic y vi q debo darle credito al creador *suspiro* bueno como sabran todos los santos q sirven a athena pertenecen a masami kurumada y yo los uso no mas para entretener a uds, a mi misma y como practica para cuando seauna gran y exitosa escritora

 

es el primer intento de lemon q hago asi que entiendan. tambien disculpas por el titulo, no soy muy creativa en ello. y traten de no fijarse en las fallas ortograficas.

 

cierto, este fic sta inspirado en el soneto CXVI de shakespeare, lo ire poniendo en partes de la historia asi a manera de songfic

sin mucho que decir aqui dejo el fic

 

 

Notas del capitulo:

quise subirlo todo pero soy realista y se que me demorare bastante en terminarlo, asi que bueno, el primer capitulo. peor es nada

El desafío

 

Esta historia, este drama, esta novela, esta realidad toma lugar en la cuna de la sabiduría y las ciencias, y tal parece, que también es la cuna del amor y el dolor.

Eran esos días donde la palabra paz aún existía, y los caballeros de oro recién habían obtenido sus armaduras…. Aún estaban reclutando jóvenes de todas las partes del mundo, hasta que solo les falto conseguir a quien tenga el privilegio de cargar con la armadura de Acuario.

La incertidumbre crecía al no saber quién seria, ya habían pasado algunos meses, y nada… incluso se empezó a creer que dicho caballero era solo un mito.

 

De pronto, una tarde de primavera,  en el coliseo se escucharon unos pasos que no pertenecían a nadie, y un cosmos totalmente extraño.

Todo se congelo en ese momento, y las miradas de los presentes se postraron sobre aquel curioso extraño.

 

 -Ehm… disculpa, ¿quién eres y que haces aquí?- se apresuró a preguntar Milo

 

 - Mi nombre es Camus…

 

 -Bueno Camus no sé qué diablos haces aquí así que si te puedes retirar harías un gran favor - los murmullos de los otros complementaron ese instante tan incomodo

 

 -Disculpa? - con otro tono de voz, se sentía un dejo de indignación- No sé quién eres, pero que te quede grabado que yo soy Camus y soy el elegido para portar con la armadura de Acuario

 

Si el silencio que se había producido con la sola llegada de Camus era incomodo, este, era sepulcral. Todos pensaron que se trataba de una mala broma, Camus en ese entonces era un muchacho de aspecto debilucho; todos querían pero nadie se atrevía a soltar una risa, temían demasiado a la mirada congelante del recién llegado, al parecer esos fríos ojos eran algo que lo había caracterizado desde siempre

 

-          Está bien Acuario – dijo en tono de burla Milo – Te tendré cuidado… o también puede ser que tu debas cuidarte de mí – acto seguido palmeo el hombro del otro y se retiró a seguir entrenando

 

Camus quedo estático, en su corta vida era la primera vez que alguien se atrevía a tratarlo tan altivamente, quiso reaccionar de alguna manera, gritarle, golpearlo, cualquier cosa; pero Aioros irrumpió en sus pensamientos y planes ofreciéndole conocer a todos.

El resto del día transcurrió normalmente, el resto de la semana igual, la presencia de Camus no había afectado en nada, prefería pasar en su habitación practicando solo a estar con los demás.

A decir verdad había pasado distante porque era la mejor manera de analizar a sus compañeros, ya habiendo terminado con esta labor opto por bajar a integrarse con ellos.

 

-          Bien – pensaba - veamos… esta Mu: tranquilo, pacífico y amable; Aldebarán: grande pero con gran corazón; Saga: algo misterioso y tétrico; Death Mask: joven con tendencias de asesino en serie; Aioria: uno de los lovers del santuario, atractivo; Shaka: tranquilo y muy religioso; Caballero de libra no está; Aioros: el más centrado de todos; Shura: Poco impulsivo, hay que saberlo tratar y piscis: extraña y excesivamente gay.

-          Camus de Acuario, finalmente decidiste aparecer -  Lo llamaba desde lejos el caballero de escorpio

-          Cierto – le sonrió mientras volvía a meterse en sus pensamientos – Milo, había olvidado tomarlo en cuenta, pero mejor así, si empiezo sé que no podría parar, el hombre más atractivo que he visto en toda mi vida, pero el más peligroso también – termino con un suspiro y se acercó al susodicho.

 

Ahí estaba también Aioria así que se quedaron los tres conversando un rato, después volvieron al trabajo y terminaron la rutina característica. Ya al final del día Camus se despidió de Milo, este último fue donde su amigo leo.

 

-          Como lo ves al pequeño? – el escorpión pregunto antes de siquiera saludar

-          Retraído, ausente, frio, es decir difícil o aburrido, depende de cómo quieras verlo

-          Interesante querrás decir

-          Vaya entonces

-          Esa frase vuelve todo más fácil, quiero un reto. Qué tal si competimos a ver quién se lo gana primero?

-          Imposible, soy bueno analizando a las víctimas y mi 6to sentido gatuno me dice que me llevas ventaja, te mira mucho, pero – sonrió y abrió sus ojos por la maravillosa idea – te tengo un reto. Hazlo caer, que se enamora, luego déjalo y conquístalo nuevamente

-          Eres un total genio… muy bien ahora vera quien manda, además me la debe por creer que yo debo temerle

 

Aioria y Milo eran un peligro y peor si andaban juntos, eran los lovers del santuario. Para ellos era rutina el cambiar constantemente de pareja, era lo único que lograba entretenerlos, a decir verdad nunca habían mantenido una relación estable. Entre los mismo caballeros ya algunos habían pagado y tal parece el pequeño acuario no iba a ser la excepción.

 

La noche había anunciado su entrada cuando leo subió las escalinatas hasta el 11vo templo. Entro e inmediatamente sintió un frio atosigador, supo que se trataba del dueño del lugar quien lo provocaba; empezó a gritar su nombre hasta que Camus percato la extraña presencia, se sorprendió un poco.

 

-          Aioria como así por aquí?

-          Quise venir a saludarte, es decir llevas un tiempo en el santuario y aun no te conozco bien

-          Gracias eres muy atento, pero… hay algo que pueda hacer por ti?

-          Es viernes, es de noche, podemos bajar al pueblo por una bebida o algo, que dices?

-          Disculpa pero hoy quiero descansar

-          No te preocupes, igual mi invitación queda abierta – empezó a acercarse a él hasta quedar frente a frente, puso uno de sus dedos sobre los labios del otro y guiño un ojo, se apartó lentamente, pero antes de retirarse del todo del lugar acoto – estoy seguro de que si hubiera intentado hacer algo mas no te hubieras negado, no sé cómo debo interpretarlo

-          Aioria!! – lo llamo en un desesperado intento porque este lo escuche

-          Que paso? – aioria se sonrió triunfante

-          No intentes pasarte de listo con el caballero de los hielos

 

Como habiendo activado un mecanismo, al momento de terminar de pronunciar aquellas palabras, la mano de Aioria, la misma con la que rozo los labios de Camus empezó a cubrirse de hielo hasta llegar a la mitad del antebrazo; de igual manera la temperatura de la habitación empezó a descender; pequeños copos de nieve comenzaron a aparecer de manera mágica y el suelo inicio un proceso de cubrirse con un manto de hielo que iba abarcando todo a su paso, incluyendo los pies de leo, terminando así de inmovilizarlo. Camus se acercó casi que patinando sobre hielo hasta quedar frente a frente con Aioria, y repitió lo mismo que este había hecho en un principio, rozar los labios de este con sus dedos y sonreírle algo coqueto.

 

-          Ojala que este incidente no afecte nuestra amistad, pero te agradecería mucho si no vuelve a ocurrir

 

El hielo que rodeaba a Aioria se derritió lentamente pero el solo se mantuvo viéndolo, como queriendo terminar de procesar todo lo que había pasado en tan pocos minutos y acoto.

 

-          Me encantaste – sonrió nuevamente de manera picara y se fue, dando por terminada la noche.

 

Camus definitivamente no era una persona fácil, a decir verdad entraba en duda la simple idea de que alguien pudiese conquistarlo, el que tuviese sentimientos era aún un mito. Llego la mañana y este caballero quiso ir a desayunar donde Mu, lo había invitado y además el lemuriano le caía bien; en el camino hacía el primer templo se encontró con el caballero de escorpio.

 

-          Milo, buen día

-          Hielito decidiste salir de tu cueva? Como así?

-          Iré a donde Mu a comer

-          En serio? Yo iré a tomar un café allá al pueblo, no te apetece eso mejor?

-          No sé, ya había quedado con el – pero al ver la cara de súplica del  otro recapacito – está bien por esta vez te acompañare

-          Muchas gracias, en serio, a veces cansa eso de ir a comer siempre solo.

 

Mientras se dirigían a la nueva ruta Milo hablaba y hablaba pero nada con doble intensión; los temas eran: infancia, familia, entrenamientos, aspiraciones y vanalidades parecidas que uno acota para no ser invadido por el silencio, mientras Camus por su parte se dedicaba a asentar con la cabeza y a dar cortas respuestas.

Milo lo llevo a una pequeña panadería con panes de todas partes del mundo y le ofreció un croissant y un cappuccino.

 

-          ten, para que te sientas un poco en casa

-          gracias Milo, pero el cappuccino es italiano

-          diablos, perdón. No sé mucho de cultura general – y fue ahí cuando por primera vez vio salir de la boca de acuario una pequeña sonrisa

-          tranquilo, entiendo que los nombres te hayan confundido – pero la hermosa expresión de Acuario tenía que ser fugaz, inmediatamente cambio la postura para hablar otra cosa – cierto, por favor no intentes ser como Aioria.

-          ¿Aioria? ¿Qué pasa con él? ¿De qué me perdí? – este sabía perfectamente todo pero decidió seguirle la corriente, se sintió bien porque la fase que le correspondía a su amigo salió a la perfección.

 

Milo al terminar de escuchar la historia se sintió un poco ofendido, le dijo que le parecía imposible creer que ya había llegado a tener un prejuicio de él tan pronto. Su papel de víctima se lo tomo tan a pecho que Camus sintió vergüenza de su reaccionar y por el espectáculo que todos estaban disfrutando. Tuvo que pedir perdón.

 

-          Es que no hay parte de tu idea que no me ofenda, para empezar que romántico es llevarte a desayunar, ya quisieras que hubiera tenido esas intenciones… me agradas y quiero ser tu amigo

-          Perdón, en serio – Camus se reprochó por dentro y quiso regresar el tiempo para evitar haber iniciado ese rato incomodo… estaba pasándola tan bien, pero nada es perfecto – que puedo hacer para enmendarlo?

-          Puede ser… veras hoy quería fugarme a los entrenamientos y sé que si lo hago me llamaran la atención, pero sé que si somos dos, especialmente tú, no pasara nada

-          Mmm… - esa falsa postura de indecisión era solo una máscara para no volver tan evidente sus ansias por estar junto al caballero peli azul – está bien, solo porque te la debo

 

Milo se levantó algo entusiasmado a pagar la cuenta, Camus lo detuvo a raya y se apresuró a pagar su parte. El primero solo se sonrió por dentro pues Camus lo tomo por sorpresa con esa última movida.

Fueron de manera muy sigilosa a un pequeño como que bosque que había en la parte trasera del santuario, más allá de las ligeras señales anímicas que dio en el momento del desayuno Camus volvió a ser el mismo; pero el caballero de escorpio no se iba a dar por vencido tan pronto, era imposible q Camus realmente carezca de sentimientos, por eso al final de la tarde decidió usar una última estrategia.

 

-          Me creerás sarcástico pero pase una buena tarde

-          Tu querías a alguien que te acompañe, eso hice

-          Si y ninguno de los dos se aburrió, lo sé; sabes hallar entretenida la tranquilidad y la calma, eso es bueno

-          Tu diciendo eso? – alzo las cejas en señal de asombro – un chico fiesta diciendo que ama la tranquilidad?

-          Empiezas otra vez! Odio esos prejuicios que tienes contra mí; sabes Camus, creo que te incomodo o algo pasa porque siempre buscas algo malo de mí. Si, puedo tener mala fama, eso no es secreto para nadie pero a ti te quería de amigo porque parecías ser una persona inteligente y sabia, no intente otra cosa porque sé que nunca caerías pero bueno, te diré lo que te iba a decir al inicio: gracias por la tarde Camus, realmente necesitaba algo así

 

No lo dejo al otro decir algo en su defensa, lo último que hizo fue indicarle como regresar al santuario y se desvaneció.

Camus fue cabizbajo y en completo silencio hacia su templo, no le importó nada, solo estaba consciente de que había sido un gran idiota.

 

-          Me dijo que me había tomado en serio, es decir que vio algo especial en mí… demonios, maldita frialdad.

 

Por otro lado milo fue a darle una visita a su amigo leo.

 

-          aioria pásame una cerveza, debemos brindar el hecho de que soy perfecto

-          no querrás mejor vino francés? Cuenta que ha pasado

-          lo lleve a desayunar y le deje en claro que solo quería su amistad – ambos se miraron y al mismo tiempo dijeron “basura” – después, en la tarde lo lleve a mi lugar clave – guiño el ojo – se veía difícil, pero aproveche algo que él dijo para enojarme y hacer un drama, quedo tan mal que mañana ira a buscarme

-          eres grande, ya no requerirás mi ayuda?

-          Al contrario, tu sigue siendo un cerdo, eres muy útil siéndolo, no te toca actual demasiado

-          Quítate la sonrisa de la cara, tendrás que justificar con Shion la falta

-          Crees que no pueda conquistarlo?

-          Milo cálmate un poco, no querrás que te boten  

 

Era ocaso y Camus empezaba a tener hambre, pero las mariposas de su estómago, sumado al enojo interno que se tenía no le permitían comer… llevaba ya media hora al pie de su templo y no sabía cómo continuar: entrar o no entrar; si entraba podía decidir entre hacer de cuenta que nada había pasado o llorar: si no entraba podía ir tras milo a rogarle por perdón o ir a hablar con Shion para decirle que renunciaba.

Cualquiera que fuese su decisión iba a traer una consecuencia que no le iba a agradar. Seguía con su mirada en el vacío cuando sintió un pequeño peso en su hombro derecho; lo ignoro, pudo haber sido un ave que se le postro o bueno también otra persona, pero no le importaba, hasta que esa fuerza extraña fue volteándolo de tal manera que quedaron frente a frente ambos.

 

-          Camus… que haces aquí? Esta oscureciendo, puedes enfermarte

-          No – su mensaje fue casi susurro, pues se mantenía sin palabras por el hombre que tenía en frente – a mí no me afecta el frio

-          Nunca tientes tu suerte, crees que podamos entrar? Quiero hablar de algo contigo – Camus no respondió, solo camino hasta el interior, precedido por el caballero de escorpio

-          Perdón Milo – le dijo deteniendo su paso, pero sin voltearse para hallar su mirada.

-          Perdóname tu – la inesperada respuesta fue lo que motivo al acuariano a mirarlo fijamente al otro – perdóname por ser un imbécil.

-          ¿Qué? Y ¿por que?

-          Pues veras, mis reacciones hoy no fueron correctas

-          Sí, pero fue por mi manera de actuar – dejo de verlo y volteo la cabeza a un lado, avergonzado

-          Camie, ¿si te puedo llamar así verdad? – se acercó más a él y sostuvo su rostro – no seas ingenuo, todo es mi culpa por amarte

-          Mi… Milo – el peso de su cuerpo casi se vence sobre sus rodillas, Milo al darse cuenta lo abrazo a su cuerpo para sostenerlo.-           

 

Déjame que el enlace de dos almas fieles

No admita impedimentos.


-          No me creas, solo siéntelo- y planto delicadamente un beso en los labios del otro. Se instauro un ambiente de incertidumbre; ambos tenían los ojos cerrados, solo faltaba la respuesta de Camus. El caballero de escorpio empezó a retirar sus labios en vista que nada ocurría, pero el acuariano lo detuvo, de manera dudosa pero segura empezó a corresponder el beso, eran caricias suaves, como si le estuviera dando pequeños mimos, a Milo se le hizo un poco difícil seguir este paso, pero se resistió y guardo su habida lengua que hacia vibrar hasta al más fuerte.

-          Milo – Camus termino el beso para poder observarlo nuevamente, le sonrió y lo abrazo como queriéndose convencer que todo era real o como si quisiera retenerlo para nunca dejarlo ir.

 

Siguieron pasando los minutos y lo ocurrido aún se sentía muy ilógico así que Milo, dándose cuenta que el ambiente empezaba a contaminarse por las dudas de Camus, se separó un poco de él y trato de darle una explicación a los sucesos del día.

 

-          Veras, tú me has encantado desde que te vi, fue  como que un amor a primera vista, tu actitud tan seria me hizo saber que serias diferente a los demás, quien siempre pedí. Quise intentar conquistarte pero no sé, me intimide un poco… y tal parece Aioria me gano y bueno, por cierto parece que no le fue bien – ambos rieron – hoy mis intenciones que te plantee en la mañana y tarde eran sinceras pero tu comportamiento me hizo pensar que ni siquiera te interesaba por eso te trate mal…  - dejo de hablar, como si le faltara un poco el aire, Camus beso su mejilla, motivándolo a seguir – ya cuando volví al santuario no pude dejar de pensar en ello y vine a arriesgarme pues no quería seguir callando… y parece que gane – sujeto el rostro de Acuario y le planto un fugaz beso – eres mío Camie, mío, mío, mío.

 

Quedaron un rato más hablando pero estaba anocheciendo, Milo tuvo que marcharse diciendo que tenía que hacer algo, Camus quedo con una gran sonrisa y una expresión de quinceañera ilusionada, le era tan difícil creer lo q sentía, pero estaba seguro de que estaba amando.

Los días empezaron a transcurrir y no hubo que contar la noticia, a decir verdad nadie lo hubiera creído de haber sido solo palabras,  todos los residentes del santuario habían empezado a notar algo realmente inusual, fue un pequeño shock que les costó algunas semanas superar: Milo tenía una pareja y Camus desbordaba de felicidad.

Habían quienes no tomaban en serio el asunto, reían y se lamentaban del pobre Camus, ya conocían demasiado bien al pequeño escorpio; otros quienes le hacían mala cara a la relación puede que por celos, y otros como Aioria, que en lugar de simplemente ver como sucedían las cosas decidió ir y preguntarle a Milo que era lo que estaba ocurriendo

 

-          Milo, ¿Qué está pasando?

-          Aioria, querido amigo, pues que parece? Soy una persona feliz.

-          Tu sabes a qué me refiero

-          Perdón – se rio un poco – me metí mucho en mi papel, estoy cumpliendo el reto

-          Pero qué raro ¿porque no seguiste las reglas? No se supone que ibas a esperar a que Camus te buscara? Y había que hacerlo sufrir más.

-          Si, decidí cambiar un poco mi formato, pero las cosas van bien

-          Han pasado dos meses y sigues pegado a él; algo anda raro.

-          Pobre mi leoncito, ¿porque vives tan apresurado? Estoy lidiando con un hombre diferente, debo tener todo fríamente calculado para que salga bien. Tu tranquilo que este corazón no cae - Aioria solo lo observo, tratando de hallar alguna mentira en sus palabras, mas no, sonrió y le pidió disculpas a su amigo por desconfiado, pero es que lo extrañaba, esas noches no eran lo mismo el solo.

-          Milo – se percató de algo que le llamo la atención – tu cuerpo ha cambiado un poco, es como si ya no estuvieras en forma, ojala no sea lo q yo creo

 

Se observaron, ambos sabían de que estaban hablando, a Milo le toco aceptarlo, hablaron un poco más de cosas irrelevantes hasta que Camus llego y se lo llevo a Milo a quien sabe dónde, quizás tomar un café o un helado mientras observaba el ocaso, como acostumbraba hacerlo.

 

 Seis meses habían pasado y fue ahí cuando Milo recordó el comentario de Aioria, no podía creerlo pero había pasado mucho tiempo junto a una persona y mostrando afecto de la manera más anticuada posible, sin la necesidad del sexo; no era algo que desagradaba del todo, tampoco le parecía placentero, simplemente se sorprendió de lo que era capaz de hacer por lograr su objetivo y también del hecho de que Camus nunca halla, vulgarmente hablando, aflojado.

Todo era perfecto, pero cuando algo es demasiado bueno no puede ser perfecto así que el escorpión se preparó a dar fin a la primera parte de su plan. Era una noche cálida con estrellas, Milo empezó con sus insinuaciones, pero como de costumbre Camus lo detuvo; entonces este reacciono de una manera poco usual

 

-          Camus, porque no?

-          Porque no quiero!

-          No es justo que yo me esté sacrificando de esta manera y tu ni siquiera me tengas consideración

-          Me dolerá a mí, no a ti, y pudiste haber hecho lo que sea en el pasado, pero las cosas han cambiado

-          Estoy harto, nuestros entrenamientos son terribles y dices q eso duele? Perdón, te amo Camie pero no satisfaces mis deseos. Debo irme

-          Así no más? Botas todo solo por eso?

-          Es que si uno no está satisfecho en una relación para que seguir? Siento que no me amas realmente

-          Milo!!! Me reemplazaras por cualquier persona que simplemente se acueste contigo?

-          Solo si me hace sentir un orgasmo

-          Por favor

-          Perdón, intente acoplarme a tu ritmo pero no pude – empezó a caminar en dirección a la salida, pero antes acoto – eres tan tranquilo en  todo que ni siquiera me gusta como besas

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

en el proximo capitulo estara el lemon, nos vemos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).