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Quemaduras de 3° Grado por VerityMalfoy

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Notas del capitulo:

Oh estoy muy muy muy muy complacida, es la primera ves que recivo tantos comentarios en un solo fic XD!!!! este fic era de un capitulo único, pero aquí les dejo la continuación!!!!! en agradecimientos a los comentarios!!!!

 

 

 

 

Nunca antes me hubiera atrevido a hacer esto con nadie, pero era Mello, la única persona en este mundo a la cual podría llegar a amar, nunca se me presentara una oportunidad parecida a esta otra vez, mis manos acariciaron sus muslos, su piel era tan suave y caliente, como si las llamas del accidente hubieran decidido alojarse en su cuerpo y permanecer en el eternamente, mis labios rozaron delicadamente su vientre, bajando lento, rozando nuevamente su palpitante virilidad.

 

 

 

-Ahh...N-Nearahh- me sentí explotar, en el instante que su voz hizo eco en la habitación, mi nombre en sus labios, no había nada mas hermoso en este mundo, que ese delicioso jadeo escapando solo y únicamente de su boca, comencé a lamer su rosada entrada, besando, hundiendo mi lengua, mordiendo delicadamente. 

 

 

 

-Oh Dios, Near- No pude evitar la curiosidad, levante la vista para observarlo, Mello estrujaba con ambas manos las sabana de seda blanca, unas cuantas lagrimas se acumulaban en el mar azul de sus ojos que eran consumido por su pupilas negras completamente dilatada, quería devorarlo, como el mismo había dicho y de lo que yo también estaba completamente seguro, es que esta seria la primera y ultima vez que lo tendría de esta manera, jadeando suplicante mi nombre, mientras intentaba no mirarme a los ojos, ocultando el rubor que consumía sus mejillas, la primera y ultima vez que lo tendría a mi merced. 

 

 

 

Arremetí contra su boca, escuche como un gemido de sorpresa se ahogaba entre mis labios, me respondió con la misma rudeza con la que lo besaba, Me separe un poco y pose ambas manos en su cuello, sus ojos azules, mantenían su miraba fija en la mía, el color de sus ojos parecido el del mar después de una tormenta, de un azul tan profundo... Sentí como posaba sus manos sobre mi cintura y subían hasta situarse en mis pezones, un gemido agudo afloro de mis labios. 

 

 

 

-Tu voz... es como la de una colegiala- susurro divertido, al parecer quería darme batalla, tan típico de Mello. 

 

-Esta noche, Mello- susurraba en su oído mientras una de mis manos viajaba por la cicatriz de su cuello hasta rozar con mi pulgar sus labios-Seras mio. 

 

 

 

El sabia exactamente lo que pretendía hacer, apretó fuertemente sus labios, desafiándome, como diciendo "Intenta hacer que los abra, mocoso." Y eso seria realmente un grato placer, coloque la mano que tenia libre sobre su pecho y me acomode aplastando su miembro con mi cuerpo, restregándolo, lenta...tan lenta y tortuosamente como me fue posible, sintiendo la dureza de Mello entre mi trasero, podía sentir un poco de humedad en el, haciendo que resbalara con mucha mas facilidad. 

 

 

 

Mello estaba mucho mas rojo aun, podía sentir el vapor que emanaba de su cuerpo, realmente adoro las lagrimas de sus ojos, no pude evitar lamer una que escapaba por su mejilla, mordía tan fuertemente su labio inferior que un hilito rojo comenzaba a mojar mi pulgar. Acerque mi lengua y lamí sus labios, degustando el sabor metálico de su sangre al llenar mi boca, sintiéndome realmente embriagado por el, sin apartar mi mano un segundo y sin dejar de moverme sobre el. 

 

 

 

-Vamos Mello- susurre sobre sus labios- abre la boca, sabes que deseas hacerlo. Sentí como cedía lentamente, lanzándome una miraba furiosa, pero a la vez cargada de lujuria, pero antes de que mis dedos penetraran, en aquella húmeda cavidad, me diriguio una sonrisa sarcástica, que rayaba en la malicia, sus manos que antas había estado en mis caderas, tomaron de una manera posesiva y agresiva mi miembro, apretándolo de una manera exquisita, haciendo que soltara un gemido bastante audible, Mello ensancho su sonrisa. 

 

 

 

Empleo todas las fuerzas que tenia, toda su fuerza de voluntad y con un movimiento bastante brusco, y sorprendente para el estado en el que se encontraba, quede inevitablemente abajo de el, mientras sus manos expertas seguían acariciando y recorriendo mi virilidad desde la raíz hasta la punta, haciéndome estremecer notablemente bajos su cuerpo caliente. 

 

 

 

-Tendrás que trabajar muy duro si quieres mi virginal trasero- hablaba aceleradamente, podía sentir su aliento sobre la piel de mi cuello, he iba bajando lentamente hasta sentirla en mi entrepierna. 

 

 

 

-Ahh...hmnn...Mel...Mello- solloce, me faltaba el aire, la punta de mi miembro estaba siendo aprisionada por esos jugosos labios, y Mello, posaba su mirada sobre mi, sus azules ojos remarcados por unas largas pestañas rubias, se veía tan feroz y peligroso, tan lleno de vitalidad y recordé lo que me había dicho, no hace mucho "Espera que me recupere, me vengare pequeño Near" una oleada de calor recorrió mi cuerpo al escuchar nuevamente esas palabras en mi mente he inconscientemente arquee la espalda para sentir aun mas profundo la boca de mi rubio compañero, esta seria una dura pelea, pero no me dejaría ganar, esta vez, Mello, seria suyo, fuera como fuera, era su única oportunidad, entrelazo sus delgados, finos y pálidos dedos en la melena dorada de chico, que lamia hábilmente. 

 

 

 

-No pien...so ahhh...!- un ligeros espasmo recorrió mi cuerpo indicándome que se acercaba el orgasmo- N-no mee....rend-d...ire..taaahhh- mi respiración era tan acelerada, dudo que el rubio pudiera endentar algo de lo que estaba diciendo-Fácil- solté de una sola vez jadeando pesadamente. 

 

 

 

-Eres un pequeño pervertido- dijo dejando de succionarme haciendo que lanzara un gemido quejumbroso, sus manos se posaron a cada lado de mi cabeza, y me observaba con esa sonrisa arrogante, dibujada en sus perfectos y apetecibles labios- Ni siquiera puedes hablar- lo observaba con mis ojos entrecerrados, un poco cegado por el placer, pero observe como sus brazos flanquearon por un instante y esa era la señal que necesitaba para tomar nuevamente el control de la situación. 

 

 

 

-Tienes razón, Mello- dije en un jadeo sumiso, elevando mis manos para acariciar sus mejillas- Deja que me prepare para ti- Me incorpore lentamente llevando nuevamente mis dedos a su boca, pero esta vez confiado por mis palabras, los lamió ansioso tomando con ambas manos la mía, lubricandola, mientras lo recostaba en la cama, quede otra vez encima de el, una mínima sonrisa surcaba mis labios, pero el no pudo observarla, y era lo mejor, ya que si la hubiera visto se daría cuenta de mis intenciones. Cuando ya estaba completamente húmeda la retire y sin previo aviso adentre dos de mis dedos en su interior. 

 

 

 

-Ahhhh...!!! E-en.....nano Tramposo- soltó en un alarido. 

 

 

 

-Solo haría lo mismo que tu, Mello- dije moviéndome en su interior de manera circular, era tan cálido y estrecho- Seré el primero, Mello. 

 

 

 

Los colores volvieron a sus mejillas al escuchar lo ultimo, que extraordinariamente vulnerable se veía en ese momento, tan exquisitamente sumiso, completamente indefenso, su respiración volvió a acelerarse, y sus caderas se movían quedamente al compás de mis dedos. Lentamente su respiración se convertía en dulces gemidos que afloraban de sus palpitantes y sedientos labios. 

 

 

 

-Quiero escucharlo Mello, di que me quieres dentro de ti-relamí mis labios, retirando mis dedos y posando la punta de mi miembros en su entrada rozándola, estaba tan húmedo y se sentía tan provocativamente ardiente, mi corazón esta latiendo a mil por hora, necesitaba entrar, bombearlo, quería oírlo gritar mi nombre aferrarse a mi cuerpo, pero no, hice nada, el mismo tenia que admitirlo, rogarme que entrara. 

 

 

 

El rubio me miro claramente enfadado, enrosco sus piernas alrededor de mi cintura e hizo algo que realmente no esperaba. me empujo profundo dentro de el, como si se estubiera empalando en mismo y comenzaba a mover frenéticas y desesperadamente las caderas. Me sentí desfallecer en ese mismo instante, moriría lentamente, cuando mi pene fue envuelto en esa caliente cavidad que la presionaba tan deliciosamente, que casi era obsceno. 

 

 

 

-Oh por Dios....Near...ahh...mas....mas fuerte  

Como no cumplir sus demandas, abrí mas sus piernas para poder embestirlo llegando mas profundo, tocando ese punto, que hizo que estallara de un grito tan placentero que senti envidia del rubio. 

 

 

 

-....Near...s-si....sigues así y-yo voy- seguí bombeando en el mismo punto, realmente yo también estaba apunto. 

 

Y hay estaba con el ultimo golpe de gracia, mello estallo, estremeciendose de tal forme, temblando de arriba a bajo, gritando mi nombre involuntariamente , apretando sus nalgas tan suculentamente que yo tampoco pude evitar terminar en su interior. 

 

 

 

-Te amo- susurro Mello casi inconscientemente, con el placer acumulado en su mirada antes de cerrarlos y caer completamente dormido. Salí de el suavemente, y fue cuando me di cuenta que tenia un poco de ese blancuzco y caliente liquido muy cerca de la comisura de mis labios, lo lamí... no pude evitar pensar que Mello tenia el sabor de las lagrimas, algo salado y ligeramente amargo, pero al mismo tiempo delicioso, era como el mar. Tome una toalla y limpie el cuerpo, de mi hermoso rubio, borrando los indicios de lo que había pasado, le coloco unos bóxer limpios y unos pantalones de pijamas, lo arrope con una manta, acaricio sus rizos dorados y lo bese en la mejilla, cuando ya estaba listo para retirarme, sentí que algo me agarraba tiernamente de la muñeca. 

 

 

 

-¿A donde crees que vas? 

 

No supe que contestar, pero era obvio, iba a dormir, claro que ahora dormía en un sillón, afuera, ya que Mello ocupaba mi cama. 

 

 

 

-Quiero que duermas conmigo- susurro jalandome para que entrara en la cama- No me dejes solo.

 

 

Le brinde una amplia sonrisa, como decirle que no cuando te miraba con esos ojos suplicantes, me adentre en la cama y me acune en su pecho, volviendo a sentir el calor de su piel. 

 

 

 

-Sabes que, Me vengare por esto verdad- su voz era pausada en un tierno y ligero susurro mientras se me abrazaba. 

 

 

 

-Si, Mello- la promesa de sus palabras, sumado a mi deseo de poder entregarme muy pronto a el, me reconfortaba profundamente- Estaré esperándolo con ansias, sabes que soy todo tuyo, como tu eres todo mio. 

 

 

 

-Desde cuando te volviste tan posesivo- dijo riendo quedamente. 

 

 

 

-Desde el instante que pose mis ojos en ti.

 


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