Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Next time, sober por samadhi06yaoi

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Next Time, Sober

 

Itachi povs.

 

Mientras te beso siento como me rodeas la cintura con tus delgados brazos, ¿quieres presumir?

 

Mi pequeño exuberante. Me gusta tu silencio. Me gusta tu mirada. Me gustan tus labios húmedos.

 

Estamos demasiado ebrios.

 

Tanto como para que me excite contigo, mi hermano menor. Tú no te quedas atrás en lo que respecta a idiotez impulsiva y me sonríes tontamente mientras te restriegas contra mi cuerpo.

 

Me pareces de pronto tan exuberante como un vaso de agua en medio del desierto, tan apetecible como un último chocolate en la caja, tan sensual como…

 

Como lo que ya eres… Porque te ves tan lindo con las rodillas en el suelo y mirando hacia arriba, esperando mis órdenes.

 

-Hermano… ¿Quieres jugar?-Me preguntas con voz claramente alcoholizada, siento tus manos en mi pecho, tirar de mi playera, a la vez que tus labios buscan torpemente los míos. No puedo mirarte, siento que esto no puede estar pasando, pero, si no es tu lengua la que se hunde en mis labios inmóviles, entonces, ¿de quién más?

 

Bueno, al menos veo que estamos en las mismas situaciones. Tú te desconciertas de vez en cuando cuándo empiezas a recuperar de nuevo la sobriedad y cordura, lo cual no te dura mucho, ya que al instante vuelves a tu estado alcoholizado y te ríes mientras me rodeas la cadera con tus piernas.

 

¿Qué tomábamos? ¿Ginebra, Vodka, Tónica…?

 

Cualquier cosa que hubiera sido, nos quitaba la moral y nos hacía encararnos con que nos gustaba el incesto, y bastante…

 

Te veo. Pero no te veo como si fueras cualquier chico… lo cual no eres ni puedes ser. Eres mi hermano menor.

 

-¿No es… excitante?-Gimes con voz infantil contra mi cuello y lo lames. Casi suena como si estuvieras orgulloso de rebasar los límites y estar a punto de acostarte con tu propia sangre.

 

Suelto un gemido y me digo a mi mismo que es claro que sí lo era, la erección entre mis piernas me delataba… era excitante estar a punto de hacer cosas malas con tu hermano.

 

Era tan enfermo. Tan sensual. Tan…

 

Juro por mi vida que no tenía planeado que pasara esto cuando te ofrecí un trago.

 

¡¿Qué esperabas?! Llegaste hecho un mar de lágrimas y lo único que quería era que tu cuerpo se calentara un poco con alcohol… Pero no de esta forma.

 

Mi cuerpo tampoco resistió y se rindió a la típica cruda que se pondría uno en un viernes por la madrugada en su apartamento en Nueva York.

 

Claro, eso era típico en esta ciudad, pero yo no clasificaría típico la forma en que nos veíamos ahora y nos besábamos. ¿Fraternal?... Si a una lengua chocando con otra se le puede considerar fraternal, entonces sí, bastante “lindo y cariñoso” nuestro contacto, ¿no crees, hermanito?

 

Ahora era yo quien te lamia desde la clavícula hasta el lóbulo caliente de tu oreja. Mi pequeño exuberante. Me gustaba a sobremanera como sabias.

 

Pero solo quiero que sepas que cuando me refería a “consolarte”, en mi mente claro, pensaba en solo abrazarte una vez, darte alcohol e irme a dormir.

 

Las cosas giraron demasiado rápido, ¿no te parece?

 

Pero, calla, silencio, hermanito; si ya llegamos tan lejos, (hasta segunda base ya es algo impresionante siendo dos hermanos ¿no crees?), no puedes, ni debes, gritar que pare o pedirme que te deje descansar.

 

Bueno, a decir verdad esto ocurría en “cámara rápida”, veía tus reacciones tan próximas a cada lengüetazo que daba y sentía mi erección tan próxima a entrar en tu cuerpo hirviendo en placer.

 

Lo cual, al principio me provoco nausea, no porque no fueras sensual y tentador, lo cual estaba de sobra decir, sino porque eras el mismo chiquillo a quien había bañado de niño, jugado con él, hecho tonterías, abrazado en su cumpleaños, llevado a la cama, (en el buen sentido), cuando se quedaba dormido… eras mi hermano menor.

 

Pero, como puedes ver, es tiempo pasado.

 

Ya no eres mi hermano menor, al menos no por esta noche, no por este momento, no en este momento, en el cual, siento tu tibia y apretada piel ceder ante mi miembro, veo tus ojos llenarse y desbordarse de lágrimas cuando te sujeto firmemente por la cadera y te siento una y otra vez sobre mi erección.

 

Veo como esas lágrimas corren por tus mejillas sonrojadas.

 

Antes te había visto llorar, de niño, pero era porque te gritaba que no entraras a mi habitación o no hicieras tal cosa y demás, pero ahora, me parece tan… irreconocible tu llanto; lloras de dolor y placer y eso me va a volver loco, ¿sabes?

 

… vaya que el mundo está loco y de cabeza, tal como tú estás a horcajadas sobre mí y tu culo empalado por mi miembro.

 

Siento como te contraes sobre mi sexo y me pides que vaya más rápido para ti.

 

Lo haces con voz inocente y diciéndolo de una forma como “soy tu hermano menor, hazme todo lo que quieras, pero no te pases de listo, idiota”...  lo insinúas como si fuera mi deber no lastimarte ni hacerte sangrar…

 

Mierda, esto era bastante raro y enfermo, quería, y a la vez no, verte implorar piedad, rogándome que parara, y ver tu sonrojo cada vez más notorio en tus mejillas, tu entrada, tus pezones, tu boca... Lo hice, comencé a bombearte con furia mientras te mordía los erectos pezones rosados y húmedos en saliva y alcohol.

 

Vi, gustoso como se ponían más rosas, y tus mejillas también ardían en pudor y placer.

 

No estoy seguro si en estos momentos en los que me decías “te amo, Itachi, por favor, sigue, ah, ah” lo decías de verdad.  No lo creo, estábamos tan ebrios que no podríamos diferenciar entre una manzana de una botella de vino. Lo cual lo digo porque así paso. Rompimos una botella de vino, todo el apartamento se manchó, nuestros cuerpos igual y tú, mi pequeño y exuberante hermano menor, te inclinaste y comenzaste a lamer mi ingle, no puedo creer lo bien que lo hacías, me gustaba a sobremanera tu sucia boquita contra mi miembro.

 

Te veías tan niño cuando estabas en el suelo de rodillas, mirándome inocentemente a la vez que, nada inocente, me chupabas con fuerza y desesperación la entrepierna.

 

Esto era lo más estúpido, impulsivo y placentero que jamás pensé llegar a hacer.

 

Pero, a decir verdad, no era tan malo rendirse ante la lujuria de un buen sexo, en una noche de otoño, viernes a las 12, con tu propia sangre.

 

Era tan sensual, sabias que le gustaba a esa persona y sabias lo que no toleraría ni aunque estuviera ebrio. Era algo tan distinto al típico “en la tercera cita, tiene que haber sexo”… ahora era “entre hermanos, tiene que haber sexo”.

 

Pensar en incesto hace unos momentos, sobrio, me habría hecho pensar que era un enfermo, pero ahora, ebrio hasta la coronilla, me hacía desear follar contigo a cualquier hora, lugar y momento. “Tantas veces como respirar”, te diría…

 

Vaya que era excitante.

 

Siento como vuelves a ponerte sobre mi miembro y te auto-penetras, soltando gritos de placer desmedidos, apretando los parpados cada vez que bajabas, y exclamando “si” cada vez que subías sobre mi miembro.

 

Yo no podía evitar gritar de placer y follarte como si la vida se me fuera en ello. Destrozarte tan placenteramente me hacía delirar y mandar a la mierda el hecho de que eras mi hermano.

 

Te beso en los labios mientras te sujeto por la estrecha y desnuda cintura y para menearte sin cesar sobre mi miembro. Escucho tus húmedos gemidos ser ahogados en mi boca, y siento tus manos sobre mis hombros intentando detenerte de algo para no perder la conciencia, (la cordura ya la habíamos perdido, y mucho), y el equilibrio de tu trasero contra mi pelvis.

 

Siento miles de espasmos en mi entrepierna y me sorprendo de que tú lo intensifiques cada vez más, contrayéndote rítmica y deliciosamente sobre mi sexo, vamos, mi pequeño exuberante, córrete…

 

Siento cada espasmo multiplicarse por mil,  tus contracciones hacerme gritar de placer y sentir un rayo partirme y volverme a unir en un suspiro de contracciones orgásmicas dentro de ti, inundándote “cariñosamente” el ano de semen hirviente y tú, al sentir eso, contraes todo tu cuerpo, entierras tus uñas en mi espalda y te corres entre nuestros abdómenes gritando a conciencia sobria mi nombre.

 

Exhaustos y aún más atontados, nos tumbamos en el sillón, tu sobre mi pecho; desnudo jugueteas tiernamente con cada mechón de mi cabello. Te miro y no sé qué pensar ante el hecho de tenerte aferrado a mi cuerpo, caliente y jadeando después de una sesión de sexo en la madrugada.

 

-Sasuke…-Llamo y espero que al menos puedas hablar, ya que casi no puedo respirar ante el sofocante calor aun restante en mi cuerpo.

 

-¿Mmmm…?-Gimes pícaramente mientras alzas la barbilla y me miras a los ojos, curvando las comisuras de los labios hacia arriba, una mueca de satisfacción es lo que denotas.

 

-¿Qué piensas?-Pregunto mientras paso una mano por tus cabellos en un desorden provocador y enredo mis dedos en cada hebra.

 

¿Qué piensas, Sasuke?

 

Necesito saberlo, saber que no soy el único que se está volviendo loco con el hecho de que el causante de una avalancha de orgasmo era mi propio hermano.

 

Me sonríes y, apoyando tus manos sobre mi pecho desnudo, te sientas a horcajadas sobre mi pelvis para después decir con tono tentador:

 

-…Esta vez sobrios.

 

Por lastima, ambos estábamos ebrios a morir.

 

Te beso las mejillas sonrojadas y húmedas y susurro contra estas:

 

-Mi pequeño y exuberante hermano menor, no me engañas, veo que no estas nada sobrio.

 

-Entonces, ¿Por qué no hacer el amor mientras se pasa el alcohol? 

¿Porque te ves tan lindo con las rodillas separadas, sentado sobre mi pelvis y mirando hacia abajo, esperando follar conmigo?

Está bien, Sasuke.

Pero la próxima vez, sobrios.

 

♥ Fin ♥

Notas finales:

Espero que les haya gustado ^_^

♥ Samadhi ♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).