(Con paciencia y prudente distancia)
Puedo ponerme cursi y decir
Que tus labios me saben igual,
Que los labios que beso en mis sueños
No había caído en la cuenta. Le gustaba decirse eso, que nunca lo había notado, que nunca había sido de su conocimiento lo que pasaba por su cabeza de vez en cuando, aquello que se le venia a la mente en el instante de ver esa imagen. Incluso le gustaba decirse que no se percataba de que su propia mirada era arrastrada hacia esa parte del cuerpo del otro. Porque admitirlo era difícil, porque admitirlo era confesarle al mundo que había soñado demasiadas veces con aquel momento que, para su mala suerte, nunca llego, y nunca llegaría según iban las cosas.
A Itachi no le gustaba admitir, ni frente a si mismo, que había soñado, desde que ambos eran niños, con besar los rosados labios de su hermano menor. Porque admitirlo era difícil, admitirlo dolía.
Puedo ponerme triste y decir
Que me basta con ser tu enemigo
Tu todo, tu esclavo, tu fiebre, tu dueño
Y aun deseando fervientemente besar al otro, y llegar aun mas lejos, sabia que lo que tenia, ya era mucho, que a alguien mas le hubiera bastado con eso, con estar a su lado todos los días, por ver su mirada soñolienta en la mañana, con ordenarle que se fuera a la cama porque ya era muy tarde, con prepararle algo cuando estaba enfermo, con discutir con él por cualquier tontería. Creía que muchos abrían dado lo que fuera por estar en su misma situación. Eso le complacía, pero no le bastaba. A veces se creía muy ambicioso, pero es que simplemente, eso no le bastaba.
En muchas ocasiones la consoladora idea de que cualquiera desearía estar en su lugar, no era tan consoladora, era mas bien tristemente satisfactoria, pero triste al fin y al cabo.
Y si quieres también
Puedo ser tu estación y tu tren
Tu mal y tu bien, tu pan y tu vino
Tu pecado, tu dios, tu asesino
En cierta forma, había un millón de ideas vagando por su mente al momento de verlo.
Sabia que era una persona por demás importante en la vida de su hermano, muchas veces se lo había confirmado, había muestras de sobra al respecto, pero también deseaba más. Anhelaba ser más que el apoyo del otro (y una vez se pensaba muy insaciable), quería ser aquella persona que…simplemente quería llegar a hacer aquello que, como familia, ya era de por si inalcanzable.
Quería ser todo, quería ser el mundo de su hermano, sin importarle nada, eso era lo que mas deseaba.
O talvez esa sombra
Que se tumba a tu lado en la alfombra
A la orilla de la chimenea a esperar
Que suba la marea
Tampoco se había dado cuenta de ello. También le gustaba decirse que no lo había notado, que nunca se había percatado de esa tan marcada y dolorosa distancia que se interponía entre ambos.
Mas que la existencia de esa abismal separación que aparecía en los momentos menos esperados, se negaba a darse cuenta de que Sasuke la había creado. Se negaba a creer, se mentía si mismo, y prefería pensar, mientras se mantenía esperando a prudente distancia, que era solamente cosas de niños, luego fueron de adolescentes, y de momento aun se aferraba a eso ultimo .
Se negaba a creer que su insano amor era tan obvio, tanto como para que el otro lo alejara, tanto como para tener que esperar, pacientemente, a que el contrario se creyera seguro, para dejarlo entrar de nuevo en su vida.
Puedo ponerme humilde y decir
Que no soy el mejor, que me falta valor
Para atarte a mi cama
Había otras cosas sobre las cuales no se mentía.
Nunca, en ningún momento, se había creído, ni por un instante, un cobarde, sensato talvez, pero cobarde era un calificativo que no encajaba en ningún lugar, algo que no tenía cabida dentro de toda su existencia. Y no solo lo creía, si no que lo sabía. Pero con el era distinto, con el era un cobarde: La excepción que confirma la regla.
Muchas veces, aunque las suficientes como para contarlas, se había encontrado a si mimo afuera de la habitación de su hermano con una sola idea en mente: decirle lo que sentía. Y en el instante en que levantaba una mano para tocar, se arrepentía, porque tenía miedo. Le temía a la respuesta.
Pero aunque no se mentía en ese aspecto, si le gustaba creer que gran parte del motivo para alejarse de la puerta era que, aunque le pesara, su hermano era feliz con Naruto. Le gustaba decirse que se alejaba porque, al final, prefería dejar a su hermano tener una vida sentimental común y corriente, pero sobre todo, feliz, una vida que no estuviera plagada por las inseguridad y paradojas que el incesto podía acarrear.
Le gustaba decirse eso, porque, aunque ya lo admitiera, le costaba aceptar que era un cobarde.
Puedo ponerme digno y decir
Toma mi dirección cuando te hartes de amores baratos
De un rato me llamas
Otra de las cosas sobre las cuales no se mentía era que, sin importar ya las innumerables paradojas e implicaciones éticas de esa no lograda relación, él podría haberle dado algo mucho mejor a su hermano.
No se creía, se sabia capaz, completamente seguro de que, a su lado, Sasuke nunca hubiera sufrido ningún desamor, de que siempre hubiera estado bien, porque nunca se hubiera atrevido a lastimarlo, porque prefería todo antes de herir a su hermano.
Su hermano no era idiota, y las parejas que había tenido a lo largo de su vida había resultado ser buenas elecciones, personas que sabían tratarlo como se merecía, pero que también le daban grandes dolores de cabeza y que lograban confundirlo y perderlo en el complicado mundo de las relaciones interpersonales.
Muchas ocasiones, creía que Sasuke se merecía algo mejor.
Muchas ocasiones, creía que él era lo mejor.
Y si quieres también
Puedo ser tu trapecio y tu red
Tu adiós y tu ven, tu manta y tu frío
Tu resaca, tu lunes, tu hastío
Como cualquier hermano mayor que se respetara, Itachi molestaba al otro. Con tonterías, revolviendo el cabello, escondiendo algún objeto del otro, poniéndole el pie a mitad del pasillo, diciéndole insultos carentes de un significo trascendental pero que lo molestaban.
Como cualquier hermano mayor que se respetara, servia como apoyo en todo momento. Talvez ocultándole a sus padres que Sasuke había hecho tal cosa, que en lugar de estar en la escuela estaba en una fiesta, cuidándolo cuando estaba enfermo, consolándolo cuando estaba triste.
Él era su hermano mayor.
Le dolía pensar que así era como el otro mas lo quería, comos su hermano mayor.
O talvez ese viento
Que te arranca del aburrimiento
Y te deja abrazada a una duda
En mitad de la calle y desnuda
Ya era de conocimiento del otro.
Él ya se había dado cuenta de que realmente era así de obvio.
No le gustaba pensar en ello, porque era inquietante creer que, quizás, algún día su hermano viniera para encararlo, para gritarle a la cara que lo que sentía era enfermo. Sabia que eso no pasaría, le gustaba creer que no pasaría.
Lo que no le gustaba creer, algo en lo que se negaba a pensar era en lo confundido y contrariado que se sentía Sasuke al darse cuenta de tales sentimientos, porque pensar en ello no era lindo.
Pensar en ello era creer que lastimaba, de alguna manera, a su hermano menor. Y eso no era lindo.
Y si quieres también
Puedo ser tu abogado y tu juez
Tu miedo y tu fe, tu noche y tu día
Tu rencor, tu porque, tu agonía
Y así como la sola idea de lastimar al otro no era fácil de concebir en su mente, la idea de que alguien mas lo hiciera, si lo era.
Tachado como simple sobreprotección de parte de todos sus conocidos, el simplemente cuidaba, en todos aspectos, de su hermano.
Pareciese como si mantuviera bajo constante vigilancia a todas las personas cercanas al otro, como si todos estuvieran bajo un escáner. Defendía a Sasuke de cualquier cosa ligeramente amenazante.
Y también juzgaba sus acciones. En su intento de llevarlo por un camino sin complicaciones, terminaba por meterse en cada aspecto de su vida, analizando con cuidado sus decisiones, felicitándolo si las creía correctas, echándoselo en cara si le parecían erróneas.
Esa situación hubiera cansado a cualquiera, y así fue con el menor de los hermanos.
Itachi no se arrepintió de nada cuando el otro le reclamo, prefirió seguir entrometiéndose, porque así todo podría seguir pasando como sobreprotección, porque le gustaba proteger al otro.
Porque le gustaba ver su cara de fastidio, que cada vez se asemejaba mas al infantil puchero de antaño.
O talvez esa sombra
Que se tumba a tu lado en la alfombra
A la orilla de la chimenea
A esperar que suba la marea
Había aprendido que mantenerse como el eminente hermano mayor era no solo mas doloroso, si no que también mas fácil.
Junto con el tiempo se fue la mayor parte de sus intentos para lograr algo más. Ya no esperaba pacientemente y a prudente distancia que el otro lo dejara entrar de nuevo en su vida, porque ya no le daba razones para sacarlo de esta.
Ya había aprendido.
O talvez ese viento
Que te arranca del aburrimiento
Y te deja abrazada a una duda
En mitad de la calle y desnuda
Haber aprendido, sin embargó, no siempre significa que ya no se cometerán errores, que ya no se puede fallar en la técnica.
Itachi fallo.
Un inocente beso en la mejilla que repentinamente llego más allá, de forma momentánea y correspondió de manera fugaz en ese instante de confusión.
Ya nadie lo saco de la vida de su hermano.
Lo único que realmente llego a saber en aquel entonces, fue que su hermano quedo confundido, sorprendió, desconcertado, y que al final, decidió ignorar lo sucedido.
O talvez esa sombra
Que se tumba a tu lado en la alfombra
A la orilla de la chimenea
A esperar…
Ya no se mortificaba por su anormal sentimiento.
Ya no se esforzaba, demasiado, por ocultarlo.
Ahora simplemente, tras ver que Sasuke no se alejaba y esa tímida sonrisa cómplice que ilumino su rostro cuando él hizo un comentario por demás sugerente, se dedicaba a esperar.
Esperaba, con paciencia y a prudente distancia, que lo dejaran entrar en la vida del otro.
Itachi esperaba, con paciencia y a prudente distancia, que la puerta, a la que al fin se había atrevido a tocar, abriera.