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Flores por Mirelle

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Notas del fanfic:

Los personajes... adivinen. no me pertenecen ¬¬

Notas del capitulo:

Dedicado a Sasu neko neko. ^^ Quería agradecerle que siempre me siguiese en mis fikis sean de la pareja que sean. Tanto si no le gusta el género como si no le gusta la pareja. Me parece sorprendente y me halaga ver como alguien puede ser tan buena persona y soportarme a mí y a mis fikis >w<


Esta es su pareja favorita así que espero que le guste ^^


¡¡Muchísimas gracias, neki!!


 


Y muchas gracias a todos los que estáis leyendo ^w^

Flores.

 

 

 

 

 

Naruto no era de los mejores jardineros de la ciudad, tenía que reconocerlo. Entonces… ¿Cómo era que le habían dado a él el puesto…? Simple. Era lo que se suele denominar, enchufe. Naruto era un enchufado y no era que se pasase el día conectado a la corriente, era que le habían dado el puesto por conocer al jefe.

 

 

 

Los tiempos estaban muy mal. No había trabajo para nadie y los pocos que trabajaban lo hacían por míseros sueldos. Siendo así que todos los jardineros se pelearon por la nueva oferta que había salido al mercado.

 

 

 

Jardinería en una casa gigantesca. Rica. Buen sueldo y comida gratis además de todas las comodidades que se pueda desear.

 

 

 

¿No era un buen trabajo?

 

 

 

Por supuesto.

 

 

 

Y se lo habían dado al rubio hiperactivo por ser amigo de la mujer de la casa, Sakura, y se su marido Rock Lee.

 

 

 

Y ahora se encontraba en medio del jardín de aquella gran mansión de color blanco rodeada de árboles y fuentes maravillosas. Donde los pajaritos cantaban alegres y los empleados contaban el dinero con felicidad. Bueno, quizá eso último no tanto… ¡Tenían todos unas caras de amargados…!

 

 

 

Excepto Naruto, que entró a trabajar en su primer día con una sonrisa en el rostro.

 

 

 

El mayordomo de la familia le acompañó para enseñarle los jardines (ya que le estaba prohibidísimo entrar en la casa bajo ningún concepto y bajo juramento). Después del tour turístico que debió de durar unas cinco horas en bus (no nos pasemos) Naruto empezó a trabajar en podar unos cuantos árboles.

 

 

 

Al cabo de cinco horas más de cortar ramas, le entró una tremenda e implacable sed.

 

 

 

Pensó en sus posibilidades: morir deshidratado o entrar en la casa a pedir un baso de agua pasando por alto su juramento de que nunca entraría bajo ninguna circunstancia palabrita del niño Jesús. Y dado a que no quería morir con los veinte años que tenía, entró en la casa.

 

 

 

-¿Hola? – susurró, asustado ante las grandes escaleras que tenía delante y lo alto que estaba el techo. ¿En serio allí sólo vivían los dueños y los empleados…? Naruto pensó que en ese lugar cabría, por lo menos, todo un planeta y mitad de otro. - ¿Hay alguien?

 

 

 

Oyó unos pasos acercándose a él lenta y calmadamente. El corazón le empezó a coger velocidad. Parecía que quería salírsele del pecho y bailar una sevillana mientras él se desangraba manchando la alfombra.

 

 

 

Pero nada fuera de la realidad.

 

 

 

El chico que se le acercó era desconocido para él. Pelo negro, piel blanca con tacto suave y calentito… ¡Un segundo! ¿Cómo sabía su tacto? Ah, por qué le estaba tocando la mejilla… claro, la mejilla… ¿¡Qué?!

 

 

 

Se sonrojó al instante al ver como el chico le fulminaba con la mirada y apartó rapidísimamente la mano.

 

 

 

-¿Quién eres?

 

 

 

-Naruto, el jardinero… - susurró el mayor con una sonrisa. El moreno se ruborizó y le sonrió.

 

 

 

-Eres el único que no parece un amargado en esta casa… Me caes bien, Naruto. Yo soy Sasuke, el hijo de la cosa fea de color rosa y del cejotas de pelo negro. – Naruto tardó unos momentos en relacionar las descripciones del menor con los rostros de los dueños de la casa.

 

 

 

-¡¡No está bien que les llames así!! – le reprochó cuando salió de su ensimismamiento por la rebeldía que estaba demostrando Sasuke. Él sonrió y se dio media vuelta. Antes de irse, se volvió a girar una vez más hacia el rubio.

 

 

 

-Y será mejor que te vayas pronto de aquí… Como te vea nuestro mayordomo desaparecerás de la faz de la tierra… bueno, en realidad estarás bajo tierra… Pero para mí es lo mismo mientras el mundo se destruya pronto.

 

 

 

No acabando de entender muy bien las palabras que el moreno había pronunciado al final, se excusó y explicó que él sólo quería un baso de agua. Sasuke le observó de arriba a bajo.

 

 

 

-Normalmente no suelo hacer esto, pero seré tu camarero. Vete a trabajar y ya te llevaré yo ese baso de agua, no te preocupes. Pero lo de que desaparecieras lo decía en serio…

 

 

 

-Gracias, muy amable. – sonrió.

 

 

 

Y así fue como Naruto conoció al rebelde hijo de la familia más rica de la ciudad, Sasuke. Todos creían que era un engreído, la oveja negra de la familia, un borde, un rebelde, un inútil o incluso un maníaco loco, pero Naruto sabía perfectamente como era. Un pobre niño que no había podido tener el amor que necesitaba.

 

 

 

Esa tarde, después de que Sasuke le trajera el baso de agua, se sentó encima de una rama y observó como naruto hacía su trabajo. Le estuvo preguntando varias cosas sobre plantas, a las que Naruto respondía gustoso.

 

 

 

Después Sasuke fue a verle más a menudo, a escondidas de sus padres, y se le quedaba observando o le hacía preguntas. Más adelante le pidió si podía hacer él el agujero para plantar unas flores, a lo que Naruto no se negó. Sasuke terminó lleno de tierra, con un corte pequeño en el dedo y con las flores en la cabeza. Lo de la jardinería práctica no era lo suyo. Y él mismo se daba cuenta, así que se limitaba a observar y preguntar.

 

 

 

Naruto era el único de la casa que le sonreía, que le hacía olvidar su obsesión en el fin del mundo, que le interesaba de verdad cuando hablaba, el que se mostraba atento con él sin pedir nada a cambio… De su empleado, a su compañía. De su compañía a su compañero. De su compañero a su amigo. De su amigo, pasó a ser su mejor amigo. De su mejor amigo a su hermano. Y de su hermano… Sasuke sospechaba que Naruto se había convertido en alguien muy importante en su vida.

 

 

 

-¿Y por qué nunca les cortas las hojas a las plantas pero sí las ramas a los árboles?

 

 

 

-Bueno, sí les corto las hojas, pero cuando necesito que crezcan más… - había respondido Naruto. – Las hojas de las plantas sirven para hacer la fotosíntesis junto con los rayos del sol, el agua y el aire. No puedo cortárselas por qué sí. Sólo las corto cuando están negras. Y si te fijas, tampoco corto todas las ramas…

 

 

 

Sasuke no dijo nada más.

 

 

 

Las hojas eran como el corazón de la planta. Sin él no podían vivir, pero en cambio Naruto se lo podía sacar y ellas volvían a crecer más fuertes. Pensó que era lo mismo que le pasaba a él. Desde que Naruto había cogido su corazón, llevándose consigo las cosas negras de su vida, él estaba volviendo a crecer, más fuerte y seguro.

 

 

 

Sonrió de forma sincera.

 

 

 

Y Naruto se sonrojó, pero volvió al trabajo.

 

 

 

Dos días más tarde, Sasuke volvía a preguntar.

 

 

 

-Naruto, ¿te gustan las flores…?

 

 

 

-Bueno, sí… Pero no puedo permitirme comprar estas bellezas… - explicó, observando unas hermosas flores rojas en forma de campana que estaban cerca de él. Sasuke se sintió un poco celoso de ellas.

 

 

 

Al día siguiente llovió.

 

 

 

Y al otro.

 

 

 

Y al otro.

 

 

 

Y Naruto no volvía cuando llovía.

 

 

 

Sasuke se sentía triste.

 

 

 

Observó desde su ventana a las flores “preciosas” que había dicho el rubio la última vez. Simplemente eran cosas rojas que colgaban de un tronco verde. Él era más guapo. Pero a Naruto le gustaban ellas…

 

 

 

Al día siguiente llovía muy poco, pero Naruto acudió a la casa. Con un paraguas, se puso en el jardín a arreglar el destrozo que el agua había ocasionado. Caían pocas gotas, pero aún así se cubría con el paraguas.

 

 

 

Oyó unos pasos acercarse y se giró.

 

 

 

Se quedó mudo.

 

 

 

Delante de él estaba Sasuke, muy mojado y lleno de arena, que le observaba con una expresión soñadora. Levantó las manos, y entre ellas, había un brote de esas flores rojas que tanto le gustaban a él, con tierra y raíces.

 

 

 

-Es que si la cogía sin raíz te enfadarías por qué había muerto y si la cogía con raíz pero sin tierra tampoco podría vivir, así que tuve que cogerla así. ¿Está bien…? – Naruto sonrió enternecido. Claro que estaba bien. Todo lo que hacía su pequeño acompañante estaba bien.

 

 

 

Le abrazó para darle calor y Sasuke apoyó la cabeza en su hombro, observando la planta que traía en las manos.

 

 

 

-A ti te gusta pero no te la puedes permitir… este es un brote nuevo y seguro que papá no se da cuenta de que falta… es un regalo, Naruto.

 

 

 

-Vivirá conmigo.

 

 

 

Sasuke se sonrojó. Sentía que si Naruto cuidaba a esa pequeña planta, era como si le cuidara a él. El rubio cogió la flor en sus manos y besó la frente del niño. Bueno, niño adolescente.

 

 

 

-Nos estamos empapando, entremos.

 

 

 

Pero desde ese día, Sasuke no le volvió a acompañar en las salidas.

 

 

 

Naruto no volvió a ver su rostro.

 

 

 

Ni siquiera se cruzaron.

 

 

 

Naruto se sentía muy mal sin ese pequeño chico del que se había hecho dependiente. Era como su droga y ahora no estaba con él. No podía ni siquiera verle. Muchas veces entró en la casa a escondidas, pero nunca le vio.

 

 

 

Una tarde, volvió a su casa después del trabajo y se sentó en el sofá, cansado.

 

 

 

No tenía ganas de sonreír.

 

 

 

La vida se le había ido con Sasuke.

 

 

 

Por casualidad, vio la flor que él le había regalado el último día. Estaba de color marrón y parecía a punto de caerse. Naruto recordó que, preocupado por Sasuke, no la había regado ni un solo día. Le echó agua y le pidió que se recuperase.

 

 

 

Cuando se levantó a la mañana siguiente, la planta seguía igual

 

 

 

O peor.

 

 

 

Justo cuando Naruto le pasó al lado, cayó la última hoja que tenía.

 

 

 

Sasuke.

 

 

 

 

 

 

 

Corrió como un condenado. Voló sobre coches. Cruzó carreteras. Se tiró de puentes. Todo para llegar cuanto antes a la gran mansión. Algo le decía que ese día sí vería a Sasuke, pero no como deseaba. Y no se equivocó.

 

 

 

-Naruto… hay plantas que no se recuperan cuando les cortas las hojas negras…

 

 

 

Sasuke estaba en su cuarto, tendido en su cama. Tapado hasta el cuello. Con la piel pálida, muy pálida. Tenía ojeras notorias y le temblaba la voz. Naruto se quedó estático observando ese pobre cuerpo herido. Eco de lo que alguna vez fue.

 

 

 

-Sasuke…

 

 

 

-Estoy enfermo, Naruto… Un día me dijiste que no todas las plantas podadas se recuperan y creo que yo soy una de ellas… Me sacaste los malos pensamientos, los malos ratos y creí que renacería fuerte pero me equivoqué… supongo que soy demasiado débil…

 

 

 

-Sasuke…

 

 

 

Naruto no podía creerlo. No podía. ¿Por qué? Sasuke no debía morir. Era el único que le había dado la perfecta felicidad. Más de una vez había soñado en tener una familia juntos, con una casa llena de flores que habrían plantado juntos…

 

 

 

Empezó a llorar.

 

 

 

Sasuke le limpió las lágrimas con la mano temblorosa.

 

 

 

-Naruto, crees que podrías… ¿concederme un último deseo….?

 

 

 

Negó con la cabeza.

 

 

 

-No vas a morir, Sasuke, yo voy a encargarme de ello y…

 

 

 

-Tómame.

 

 

 

-¿Eh?

 

 

 

-Por favor, Naruto, tómame aunque no sientas lo mismo por mí…. Creo que… no puedo seguir sin esta cura… - Naruto se limpió las lágrimas y juntó ambos labios.

 

 

 

Sakura y Lee los observaban desde lejos, tristes por la ida de su hijo. Se dieron media vuelta y les dejaron solos.

 

 

 

Naruto acariciaba toda la piel del menor mientras ambos jugaban con sus lenguas en varios besos. Juntó ambos cuerpos. La temperatura subía y los dos lo estaban dando todo en esa unión.

 

 

 

Naruto preparó a Sasuke y le penetró. Los dos gemían pero ninguno se atrevía a romper el silencio que se había posicionado entre ellos. No hacían falta palabras, ambos sabían lo que sentían sin necesidad de ellas.

 

 

 

Naruto se vino en el interior de Sasuke mientras que el moreno lo hizo entre el estómago de ambos. Terminaron con un beso.

 

 

 

-Gracias…

 

 

 

-Sasuke, te amo, por favor, no me dejes…

 

 

 

-No te dejaré nunca, Naruto…. – susurró en su oído el moreno. – Pero te esperaré pacientemente en el otro lado, si no te importa… - Naruto negaba frenéticamente. – Sé que tal vez sea un poco egoísta pero… por favor, no me olvides…

 

 

 

-¡¡Nunca voy a hacerlo, Sasuke!!

 

 

 

-Te amo…

 

 

 

Naruto observó como los ojos negros con brillo del moreno se transformaban en oscuridad. Su sonrisa se convirtió en una mueca triste y su cuerpo empezó a pesar.

 

 

 

-Maldita sea… yo también te amo, Sasuke…

 

 

 

 

 

 

 

Sin decir ni una palabra, el rubio salió de la habitación, de la casa, y de los jardines que habían disfrutado los dos. Observó la planta que le gustaba, la roja, como yacía medio muerta en el suelo. Era como el alma de Sasuke. ¿Sería por eso que le había gustado?

 

 

 

Caminó hasta un puente y observó su reflejo en el agua.

 

 

 

Parecía muerto.

 

 

 

Sí, su alma se había ido con la de Sasuke.

 

 

 

Ahora sólo quedaba su cuerpo perdido en la oscuridad. Sin la luz de Sasuke.

 

 

 

Observó como bajaba una flor rojiza por el agua. La misma que siempre. La misma de Sasuke. La misma que había muerto en su casa. La misma que había muerto en casa de Sasuke. La misma que le seguía atormentando incluso después de muerto.

 

 

 

Observó sobre la superficie, como alguien le tendía la mano.

 

 

 

Sasuke estaba sobre el agua.

 

 

 

Sasuke le tendía la mano para que la cogiese.

 

 

 

Sasuke le estaba esperando.

 

 

 

Sasuke quería que se fuese con él.

 

 

 

Sonrió con una expresión que daba terror. Era la sonrisa de un muerto. Pero a nadie podría importarle menos que a Naruto. Alargó su mano hasta sentir el frío de la mano de Sasuke, que no se encontraba en ese mundo.

 

 

 

Su luz le había dio a buscar para guiarle una vez más.

 

 

 

Esperaba pacientemente a que le dijese a la cara que le amaba como él.

 

 

 

-Sí, Sasuke, ya voy… no te impacientes….

 

 

 

Sus labios se movieron.

 

 

 

Pronunciaron tres sílabas claramente.

 

 

 

-Naruto.

 

 

 

El rubio sonrió y le agarró. Por fin le agarró. Se dejó caer en el agua y mientras todo se volvía oscuro y su cuerpo muerto se hundía en el agua, Sasuke estaba a su lado, tendiéndole la mano con una sonrisa.

 

 

 

-¿Estás ahí, Naruto? ¿Puedes ver las flores? Nos esperan para que vayamos con ellas…

 

 

 

 

 

 

 

Fin.

Notas finales:

TT^TT


 


Bueno, la verdad es que es una historia un poco rara, pero triste a la vez… si no habéis entendido algo, no dudéis en preguntar e igualmente, si os ha  gustado, agradecería que dejaseis un review que responderé con muchas ganas ^w^


 


La verdad es que no me gustan mucho los finales trágicos, por qué me hacen llorar y soy una llorona (aunque con los finales bonitos también lloro/ de felicidad)… ¿Ustedes qué prefieren? ¿Un final trágico o feliz…?


 


PD: Si creen que he puesto algo mal sobre las flores, no se preocupen, puede que tengan razón. Piensen, simplemente, que las flores de las que hablo son imaginarias o fantásticas. ^w^


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