Siempre se me considero como una persona silenciosa. De aquellas que no se sienten ni aunque sostengan un cartel de luces de neón con millones de flechas alumbrando hasta mí persona.
Nunca he sido notado por nadie, y no lo digo como algo que me moleste. En cierta forma eso es lo que siempre he deseado, ¿cierto?
Fui autista hasta los 7 años, y solo por eso me consideran un bicho raro.
No era que no supiese hablar. Ni que no comprendía nada de lo que me decían o preguntaban.
Simplemente, creía que el hablar era innecesario.
Así crecí. Siempre evitando producir sonido alguno. Y odiando los sonidos molestos innecesariamente altos.
¿Qué las personas no pueden controlar el volumen?
Pues pareciera que no.
Mi familia siempre tildo de un ser “especial”, (aunque mi hermano mayor refutara y dijese que mas bien soy “espacial”).
Gracias a esa “enfermedad” que sufrí de pequeño, se me envía a ver un psicólogo. Cosa que se que no necesito, pero para ahorrarme todas las charlas familiares, acudo sin falta alguna.
Solo para prolongar el silencio en mí casa.
Allí, nunca me he sentido a gusto. Mama es actriz, por lo tanto siempre tiene a todos esos perros falderos tras de ella, mi padre es deportista… así que siempre esta rodeado de personas. Personas ruidosas que molestan en mi templo.
¿Mi hermano mayor?
Siento que el es un caso perdido. Es el ser MAS ruidoso que he conocido en mi existencia.
Adora colocar música a todo volumen, al hablar lo hace con un tono muy elevado de voz, trae a su trulla de amigos a la casa, le encanta bailar y lo hace con esas canciones modernas tan extrañas y ruidosas.
A mi nunca me ha gustado hablar de mas, y si, los monosílabos forman parte de mi repertorio mas utilizado.
Más que el hecho de que no me gustase hablar, siento que es el ser un tanto solitario, lo que crea esa gran muralla que sostengo para que nadie entre en mi espacio.
Mi espacio, aquel donde puedo disfrutar y hacerme uno con el silencio.
Cuando las personas realizan tanto ruido, salgo huyendo del lugar.
Eso es algo que molesta a ese extraño chico con el que comparto consanguineidad.
Mi hermano es un ser ruidoso, lo se.
Pero debo reconocer que hasta ahora ha sido la única persona (aparte del psicólogo al que le pagan por eso) que ha logrado sacarme mas de tres palabras.
Con el siento que puedo hablar un poco mas que lo que aria con los demás.
De vez en mes mantenemos esas charlas fraternales que terminan en un leve “cuídate”, “no te esfuerces tanto”, “descansa”, “te quiero”.
Te quiero.
Se un tiempo para acá, esa frase esta causando un extraño efecto en mi.
Quiero que me lo repita muchas veces, y más que eso. Quiero que en realidad lo sienta.
Si, he de admitir que mi hermano me esta agradando mas de la cuenta y eso es algo que me asusta.
Detesto salir a la calle.
Por eso estudio en casa. Claro, recibo constantes propuestas de becas en prestigiosos lugares gracias a mi promedio casi perfecto y esa habilidad en la pintura que tantos aman.
Cuando estaba más joven solía realizar hermosos cuadros florales y de paisajes.
Ahora, al ser “adolescente”, realizo obras abstractas en donde logro expresar un tanto más mis sentimientos.
Hoy he salido a la calle.
Lo hice a pesar que no me gusta.
Lo he hecho por ti hermano, por tu gran recital del día de hoy.
Perdí la cuenta de cuantas veces me invitaste, y rogaste porque fuese a verte.
No fue si no hasta que te vi con lagrimas en los ojos que accedí a ir a brindarte mi apoyo.
Y mi cariño.
Tú no tienes la culpa. Claro que no.
Pero esos idiotas que se hacen llamar “amigos” tuyos, me molestaron desde que llegue a tu lado, te presentaste, esperamos los resultados y te llamaron al escenario para decirte que avías ganado.
No pude soportar más esos insultos y Salí corriendo del lugar.
Es doloroso para mí, me perturban esas palabras hirientes que se dedican los seres humanos, las peleas por cosas insignificantes no tienen sentido para mi, eso me deprime en cierta forma. ¿Qué no puedes entenderlo?, creo que nadie me entiende. Soy una persona extraña pero no por eso merezco el desprecio y las constantes burlas de los “normales”.
Cuando todo ese odio es dirigido hacia mi, me siento perturbado por dañar mis ideales manteniendo desprecio por esos seres.
Las palabras con violencia dañan el silencio, pero tú puedes entrar en mi pequeño mundo.
Te odio por eso…
Tanto tiempo intentando resguardarme del mundo y tú llegas y con tus palabras tranquilizadoras haces que te siga queriendo cada día más y más.
Así de simple.
Con un gesto tuyo, palabras de amor todo mi odio desvanece para convertirse en un silencioso llanto.
Al abrazarnos
¿Cuánta de mi fuerza he dejado?
No tengo idea de ello. Pero si estoy consiente que contigo me convierto en una persona diferente. Tu tienes algo que me hace querer cambiar. Correr por el parque agarrado de tu mano gritando a los cuatro vientos cuanto te amo.
Porque ya lo he admitido.
Hace 5 minutos no lo savia, pero ya no cabe duda de ello.
Te amo, te amo, te amo.
No tengo miedo a decirlo.
¡Oh! Mi pequeño niño, todo lo que siempre quise y todo lo que siempre desee, esta aquí, ¡en mis brazos!, al entrar en mi mundo soñado, donde no existen las palabras. Y solo el silencio reina en mi habitación. Esa paz interior que logro conseguir el encontrarme meditando en silencio, con la mente en blanco.
Abrazado a tu cintura, mientras tú mantienes tus brazos entrelazados en mi cuello.
Sin oscuros pensamientos ni malas intenciones, así eres.
Pero eso no evitara que esta noche nos fundamos en un solo ser. Que seamos uno y nos demostremos nuestro amor ¿verdad?
Porque me has dicho que me amas mientras buscabas mis labios para robar mi primer beso.
Porque mientras estamos unidos en este acto pecaminoso no me molestan para nada tus gemidos o todos aquellos sonidos extraños que escapan de tus labios.
Porque, nunca avía pronunciado tantas palabras juntas como lo hago ahora.
Entrando y saliendo de tu cuerpo mientras te expreso cuanto te quiero.
Esta se convertirá en mi actividad preferida a partir de ahora.
Porque te amo y me amas y no hay nada que pueda en contra de eso.
Las palabras. Ellas son innecesarias.
Solo pueden causar dolor.
Pero, esto depende la clase de palabras que sean.
Y con a quien trasmitan esas palabras.
Sigo siendo el extraño muchacho que habla poco, dibuja extraños cuadros abstractos y odia salir al exterior.
Pero…
Ahora sonrió cuando estoy a tu lado, mantengo junto a mí un block de dibujos tuyos. Me causan gracia esos extraños chistes que me cuentas, tu hiperactividad se me hace tierna conjunto a tu infantilismo.
“Las promesas son dichas para ser rotas.
Los sentimientos son intensos y las palabras son triviales.
Los placeres permanecen así como el dolor.
Las palabras no tienen sentido y son olvidadas.”
Esto es verdad.
Pero al estar a tu lado no puedo evitar adorar tu lucha contra el silencio.