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Feliz Cumpleaños, Gokudera-kun! por LoonelyHeart

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Notas del capitulo:

Hola nwn, este es el segundo fic que subo :3.

Las letras escritas en cursiva son pensamientos.

Fic dedicado a Gokudera en el día de su cumpleaños. Algo ovbio XD

 

N-Nueve de septiembre, hoy… —pensaba un chico bajito, de ojos y cabello color castaño, mientras desayunaba muy apurado, casi sin masticar el último  pedazo de la tostada que estaba comiendo. Se dirigió hacia la puerta de esa casa, y antes de abrirla suspiró. —Tengo que apurarme.. — Para luego abrir la puerta, cerrarla y caminar muy rápido, casi corriendo a comprar un regalo para una persona muy importante para él. Entraba tienda en tienda, buscando alguna cosa que pudiera ser del agrado de aquel peli plateado, miraba casi cada diez segundos el reloj para que no se le pasara la hora, porque tenía que devolverse hacia su casa otra vez, antes de que llegara él a buscarlo, como acostumbraba hacerlo.

 

 

Ah… No sé, de verdad no sé que tipo de regalo hacerle a Gokudera-kun… —se pasaba las dos manos por su castaño cabello, preocupado. Miró el reloj y corrió hacia su casa lo más rápido que pudo, faltaba media cuadra casi cuando se tropezó y cayó al suelo pesadamente.

 

 

—¡Ahh! —no pudo evitar quejarse el castaño al caer.

 

 

—¡Juudaime! ¿Está bien? Juudaime! —corrió hacia él un chico de más altura que él, de ojos verdes y cabello plateado.

 

 

—E-Estoy bien… Gokudera-kun… Me demoré mucho…—intentó sonreír el menor, a lo que el peli plateado lo ayudó a levantarse del suelo. —Perdóname, Gokudera-kun… no pude conseguir nada en tu cumpleaños…

 

 

Los dos caminaron juntos hacia la escuela, en el camino el más alto iba contando y diciendo cada cosa que se le ocurría, para intentar levantarle el ánimo al ‘juudaime’ , ya que al parecer se notaba en sus ojos algo de decepción.

 

 

—¿No irá a venir a la escuela Yamamoto hoy? Normalmente nos habríamos encontrado con él en el camino…—comentó Tsuna.

 

 

—No lo sé, lo más seguro es que se haya quedado dormido ese idiota del béisbol. —se quejó el italiano. —Eso significa que hoy, justo en el día de mi cumpleaños podré estar solo con el Juudaime —pensó, sonriendo interiormente. —¿Y qué va a hacer hoy, Juudaime? —intentó hacer conversación.

 

 

—No lo sé… Soy un inútil. En serio… ¿Cómo es que no pude encontrar nada?

 

 

Entraron al colegio, donde no hubo nada fuera de lo normal para los dos. Hablaron sobre varias cosas, la mayoría de las veces el que hacía el tema era Gokudera, porque estaba contento de poder hablar solo con el Juudaime, sin que el ‘idiota del béisbol’ estuviera con su molesta presencia.

 

 

En la hora del almuerzo subieron a la azotea los dos, callados, ya que al parecer al mayor se le acabaron las ideas para hacer conversación. Pero aún con eso estaba satisfecho, estando junto al Juudaime. Se sentaron junto a la rejilla de la orilla de la azotea, y sólo el de ojos verdes comenzó a comer.

 

 

—¿Juudaime?... ¿Qué le pasa? —preguntó algo preocupado el peli plateado al darse cuenta de que el menor no tenía siquiera la intención de comer un bocado. —Juudaime se olvidó de mi cumpleaños… Bueno, debe tener millones de cosas que pensar, y en la última cosa que pensaría de ese modo sería en mi. —pensó algo dolido el más alto de los dos.

 

 

—Gokudera-kun…No puedo decirlo, no puedo…… Es… sólo no tengo hambre. —mintió el castaño. De verdad se sentía preocupado, él acostumbraba a regalarle algo cuando un amigo o persona muy importante para él estaba de cumpleaños, además, era con la primera persona que se sentía de ese modo, justo antes, cuando tenía planeado decirle un ‘Feliz cumpleaños, Gokudera-kun!’ no podía, por alguna razón sentía que después de decir esas palabras sentiría la necesidad de correr a abrazarlo, y eso sería… vergonzoso. Pero aún así, tenía que hacerlo, ya que él era su amigo y siempre lo apoyaba.

 

 

El peli plateado sólo respondió con una mirada algo preocupada. Aún  así el sabía que no podía obligarlo a comer, así que sólo siguió intentando disfrutar de su almuerzo.

 

 

El tiempo pasó en un incómodo silencio, a veces alguno de los dos trataba de hacer conversación, pero casi nunca resultaba. Al salir de la escuela caminaron juntos como de costumbre a la casa de Tsunayoshi, aún en silencio.

 

 

—Ya estamos aquí—suspiró Tsuna, algo aliviado aunque aún sin saber qué cosa decir. —Gracias por acompañarme a casa, Gokudera-kun—sonrió.

 

 

—Juudaime…Es la primera vez que me agradece por esto, y de esta manera.... No es nada—sonrió también el peli plata.

 

 

—B-Bueno… nos vemos mañana, Gokudera-kun—dijo el castaño, entrando apurado a su casa, sin siquiera darle una oportunidad al mayor de despedirse. Al cerrar la puerta se quitó los zapatos y se dirigió a su cuarto, donde se recostó sobre su cama, y comenzó a pensar cosas… un rato después se durmió.

 

 

--

 

El peli plateado decidió pasar antes que a su casa, a la pequeña plaza que quedaba cerca ésta. Se sentó en un columpio, no había más gente ahí que un par de niños hasta el otro lado de la plaza.

 

 

Bueno… creo que no se acordó. —suspiró el de ojos verdes, antes que estar ahí, prefirió ir a su casa pronto. Pero cuando llegó, se encontró con algo… alguien, que no se había imaginado.

 

 

—Yo, Gokudera—lo saludó un chico moreno, de ojos cafés claro. La cara algo sorprendida del peli plata no tardó en volverse en una cara molesta.

 

 

—¿Qué estás haciendo aquí, tú.. idio- —lo interrumpieron.

 

 

—Feliz cumpleaños. —sonrió el moreno. La cara de sorpresa del italiano no tardó en notarse.

 

 

—Lo… recordaste… —

 

 

—Claro, ¿Por qué lo olvidaría? Después de todo yo te considero un amigo. —sonrió otra vez el chico de cabello negro, sacando un paquete envuelto en papel de regalo de una mochila que traía, y dándoselo al de ojos verdes.

 

---

 

 

—hm—se estiraba un castaño sentado en su cama. —No pensé que me dormiría… Lo de Gokudera-kun… lo olvidé por completo  y me dormí. —se levantó de inmediato, y recordó que se había dormido con el uniforme de la escuela. Se cambió de ropa y se dirigió a la casa de Gokudera.

 

 

Tocó el timbre y esperó a que viniera su peli plateado a abrir la puerta, aunque se demoró un poco.

 

 

 

—Juudaime…—demoró algo en reaccionar el italiano—Pasa, Juudaime—sonrió, y abrió la puerta. El menor entró, y  de inmediato se sintió decepcionado de sí mismo al ver a Yamamoto en esa casa. Caminaron hacia donde el moreno estaba sentado, y tomaron asiento junto a él.

 

 

—¿Qué estaban viendo? —preguntó el castaño, intentando pensar que no estaba interrumpiendo nada.

 

 

—Ah, es una película que traje para Gokudera. Él no la quería al principio, pero creo que de algún modo lo convencí haha—rió Yamamoto, orgulloso de su gran hazaña de convencer al peli plata. —Que bueno que hayas venido, así puedes verla con nosotros—sonrió.

 

 

—S-Sí… pero..Cuánto han visto de la película? —preguntó el que recién llegaba, no es que realmente le preocupara, pero quería saber cuanto tiempo faltaba más o menos para que acabara la dichosa película.

 

 

—Ah.. No tanto, unos 10 minutos yo creo, y la mayoría ha sido la publicidad que sale al principio—empezó a hablar el moreno, pero el menor de los tres estaba más atento en el rostro de Gokudera, el cuál tenía una mirada algo perdida, incluso estaba callado… que eso era lo más extraño del mundo. —Quizá está sentido por que ‘’no recordé su cumpleaños’’, o algo así… bueno, eso creería él, por que yo sí que lo recordé… pero, simplemente, no sé qué decir. —pensó.

 

 

Pasó una hora y media más o menos y la película ya estaba por llegar a su fin, siendo sólo Yamamoto el que realmente le puso atención, ya que los otros dos estaban sumidos en sus pensamientos. Ya terminada la película, Yamamoto se despidió.

 

 

—Bueno, nos vemos mañana. —se despidió el moreno con la mano, mientras se alejaba de ahí.

 

 

—Gokudera-kun… yo creo, que también tengo que irme. Mamá y los demás iban a llegar en la noche, y ya es noche, podrían preocuparse…—empezó a despedirse el castaño.

 

 

—S-Sí… Es lo mejor, Juudaime. Ten cuidado en el camino, por favor. Nos vemos mañana. —dijo el de ojos verdes, sin mirar a los ojos a Tsuna.

 

 

—E-Entonces, nos vemos mañana, Gokudera-kun. —se despidió el menor, para empezar a alejarse de la casa del mayor, el cuál cerró de un portazo y suspiró. Pasaron unos minutos, y escuchó el timbre.

 

 

¿Quién podrá ser ahora? Ya no quiero que me molesten más. Si viene alguno a molestarme, lo rellenaré de dinamita si no se arrepiente en los primeros 5 segundos. —pensó antes de abrir la puerta sin siquiera mirar quién era.

 

 

El castaño se paró en puntillas y puso sus brazos alrededor del cuello de Gokudera, para luego darle un tierno besito en los labios.

 

 

—Ju-Juudaime… ¿Qué está haciendo? —preguntó algo dolido y confundido el peli plateado, aunque sabía que él deseaba que pasara eso hace bastante tiempo.

 

 

—Te quiero mucho, Gokudera-kun, mucho…—se alejó un poco del mayor para poder mirarlo a los ojos, bastante sonrojado. El chico de ojos verdes lo abrazó nuevamente, y lo volvió a besar. —Feliz cumpleaños, Gokudera-kun—susurró el castaño en el oído del peli plateado que era dueño de su corazón.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer! :D 


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