Y aun en medio de la paradoja que todo eso representaba, supo que abrir la boca no valía la pena, no al menos en ese momento.
Siendo siempre de su conocimiento que había algo extraño en todo lo que llevaban de conocerse, nunca se decidió a formular una pregunta o al menos decir insinuantes palabras que se sobreentendieran, para así poder responder todas las dudas que respecto al otro lo envolvían con la delicadeza y opresión que habría ejercido una boa.
No era que le tuviera miedo, ni a él, ni a su reacción, ni a su respuesta, era solo que evitarse el problema era más sencillo. Era más fácil seguir su apacible vida que amargarse la existencia pensando en respuestas que sabía no llegarían a sus oídos, o preguntas que estaba muy conciente no iba a formular. Era más sencillo, e ignorar la situación lo dejaba disfrutar más de la situación misma.
Esas salidas imprevistas, que duraban mínimo una semana, lo dejaban relajarse y ser tan solitario como a él le gustaba, a demás de que las visitas de su único amigo íntimo no eran mal vistas por nadie, ni criticadas mordazmente a la hora de la cena, e incluso podía permitirse hacer lo que antes hacia con su intimo amigo.
También estaban esas llegadas a media noche, o de madrugada, donde sus muy importantes horas de sueño eran interrumpidas por una persona que, por demás silenciosa, olvidaba serlo a la tres de mañana. También ignoraba eso, a esas horas o en la mañana no tenia ganas de discutir.
Las cosas eran más sencillas de aquel modo. A Gaara no le gustaba indagar, a Sasuke no le gustaba responder, bastaba con que los dos estuvieran al tanto de cosas básicas, no tenían porque saber demasiado del otro. Gaara no tenía que saber a donde iba Sasuke cuando desaparecía, Sasuke no tenia que saber que hacia Gaara cuando no estaba…O mas bien, no querían saberlo.
No era que a Gaara le hubiera destrozado el corazón saber que su pareja iba a la casa de su hermano, no exactamente para jugar cartas, únicamente prefería darle el benéfico de la duda, así como Sasuke se lo daba a él.
No era como que a Sasuke le hubiera dolido mucho que el pelirrojo hiciera más que charlar, comer galletas y beber té con su buen amigo Sai, simplemente le gustaba creer que Gaara no era tan maldito como lo parecía.
Aun así, Gaara no podía evitar encontrarse a si mismo preguntándose que seria, con exactitud lo que hacia su pareja cuando dejaba la casa y había una nota sobre la mesa que decía “Fui a ver a mi hermano”, él, de hecho, no podía impedir preguntarse si realmente iba a una visita familiar.
Pero claro, no preguntaba, porque quería seguir si vida tranquila, y en caso de que Sasuke se acostara con alguien mas, el no debería sentirse muy ofendido, después de todo, ambos eran unos mal nacidos, y a mucha honra.
Era solo que las ideas saltaban a su cabeza, cual liebres en la prado. Las ideas saltaban a la cabeza de ambos.
Fue por estas mismas ideas, que la noche cuando Sasuke regreso a casa a eso de las cuatro treinta de la mañana, no pudo evitar preguntarse, con cierto temor inusitado, si Gaara, quizás, se había cansado de aguantar sus salidas y llegadas, en las cuales no se despedía ni saludaba. Pero este pensamiento era muy telénovelesco, imaginarse al pelirrojo tomando sus maletas, con rostro indignado, para salir por la puerta mientras lloraba sus engaños y su propia idiotez por aguantarlo, eso era, simplemente, algo que solo podría suceder en un mundo paralelo, donde alguien hubiera ultrajado la personalidad de Gaara para convertirlo en una niña o algo peor.
Pero, a pesar de eso, aun temía que algo así, aunque menos dramático, hubiera sucedido.
Justo antes de que saliera a buscarlo, cayó en la cuenta de que alguien estaba en la ducha, y a menos que un ladrón con estrictas normas de aseo hubiera entrado a su casa, era el pelirrojo quien debía estar en el baño.
La puerta del baño se abrió, y pudo ver a Gaara saliendo de este, con una toalla en la cintura.
Con solo verlo, a Sasuke se le olvido todo lo que había estado pensando, y decidió que quería acostarse con el pelirrojo esa noche.
Cuando el moreno se le acerco, Gaara decidió cerrar lentamente la puerta del baño, extremadamente tentado a mirar atrás.
No era que temiera que Sasuke armara un escándalo, era solo que quería evitarle la molestia, de descubrir que durante su ducha, había tenido la muy grata compañía de Sai, quien ahora debía prepararse para salir por la ventana o algo así.
Los delicados movimientos de su pareja, no pasaron desapercibidos para el moreno, quien se vio extrañadamente deseoso de echarle un vistazo al baño, pero, pensándolo cuidadosamente, no estaba muy ávido de confirmar sus conjeturas.
Quizás, algún día, ambos se atrevieran a preguntar, pero de momento, era mas importante el hecho de que la visión de Gaara semi desnudo, era por demás existente…después de todo, ambos preferían darse el beneficio de la duda, solo para que el contrario no descubriera que si eran tan mal nacidos como aparentaban.