Han pasado, dos días más Usagi-san a veces viene a mi habitación pero se nota un poco diferente algo más callado, no sé de que se trate pero no confío mucho en él. Ayer busque un tiempo en la gran casa la salida. Lo que es sorprendente es que no la encontré, un tiempo pensé que solo era una gran casa, pero ayer vi mi error, era tan obvio no iba a dejar a su “prisionero” cercas de la salida.
Sinceramente no sé si se dio cuenta, espero que no, pero quizá notó que estoy un poco mas decaído, no es que no me guste el sitio, es decir, es buen lugar aun así yo tenía una vida, una vida fea pero una vida es una vida.
Es hora del desayuno, como en los anteriores días me dirijo al comedor y como frente a él, esta vez fue un poco distinto me miraba con insistencia como si quisiera decirme algo.
—Usagi-san ¿Puedo irme a mi habitación?— La misma pregunta que todos los días después de comer. Casi por inercia me levanto para irme, solo que esta vez como ya dije fue algo diferente.
— Quédate un momento— Me vuelvo a sentar, sin decir nada.
¿Por qué el cambio? ¿Acaso ya se quito su máscara?
Termino de comer, se levanto de su asiento, yo solo le seguí en la mirada. Me toco el hombro a lo que me estremecí.
—Acompáñame— Indicó con una voz suave, sin replicar me levante y le seguí, me comencé a preocupar.
Abrió a lo que se la puerta de su habitación, me sentí como cordero en boca de lobo. Duró un momento el silencio, era uno incomodo, muy incomodo.
— No te dejare ir ¿Lo sabías?
¿Se dio cuenta?
— Es un crimen— Logro murmurar.
—Lo sé perfectamente, pero a eso me atuve cuando lo hice— Me regañó podría decirse regaño ya que estaba muy serio y cortante.
—Tenía una vida…
—Yo te puedo dar una mejor, porque se lo puedo hacer.
—Pero… ¿Y si no quiero?
Hubo un momento de silencio, me maldije en mis adentros por haber dicho algo tan estúpido y arriesgado.
—No es una opción…
Salió de su habitación cerrándola con seguro cuando se retiró.
Genial, creo que cabe mi propia tumba, hubiera seguido siendo amable y quizás me liberara.
— Esta será tu habitación— Me habla detrás de la puerta.
En todo el día no salgo de de ahí, no hay manera, inspecciono los rincones de esa nueva alcoba, pero no hay nada además de ridícula decoración de ricos. La cama es más grande y tiene cortinas elegantes sobre la cama de color tinto. Hay una televisión y una DVD, pero al prenderlo no aparece nada.
Genial…
Me quedo en la cama mirando el techo, pensando en general, mi vida...
Mi hermano, mis fallecidos padres, “mis amigos”, ellos nunca me quisieron, y ahora esta persona me dice que me ama, creo que es normal que no le crea ¿Verdad? Pero demostrarme de esa forma “Su afecto” creo que es algo obsesivo ¿Creo? No soy muy experto pero eso no se debe hacer.
—Usagi-san dice que puede darme una mejor vida, pero creo que una persona como yo no se la merece. Solo dice que me ama y aun no entiendo el motivo, ya me dijo que me quería pero aun así eso no me parece suficiente. No sé porque…. Solo me cuesta creerlo—
Escucho el sonido de leves toques de la puerta, me incorporo de una a la cama. Miró fijamente casi siento como mi mirada tiembla.
Él entra, mira el cuarto hasta dirige la mirada a la cama donde estoy sentado, cruzamos miradas un momento cuando la retiro él entra casi como si hubiese esperado mi autorización.
Se acerca a mí y se sienta a mi lado, no tan cercano.
¡No sé si este tipo es bipolar! En un momento me… Casi me insulta y en el otro intenta estar mejor conmigo, debía ser mi alguien yo le gustaba tenia ser como él.
— ¿No te gustaría ver una película conmigo?— Me susurro suavemente.
—¿Acaso usted no decide eso también?
Trago saliva, siento como mi respiración se altera, me encuentro más que nervioso y asustado, me la pasaba diciendo tonterías insultantes a quien no debería decirlas.
—Bien….
Se levanta se nota enojado o quizás frustrado. Sin decirme nada sale de la habitación, justo cuando sale de la puerta, por fin respiro, literalmente no había podido respirar cuando estaba junto a mí.
—AHHHH ¡Pero qué tonto!— Empiezo a gritar en mi habitación— ¿Cómo se supone que accederé a eso, si al parecer lo único que intenta hacer es que me dé más miedo?
Golpeo uno que otro cojín, para luego gritar en la almohada.
—No tengo a nadie, de igual manera… ¿Qué importa si muero?— Hablo aun con la cabeza entre la almohada. Volteo para arriba para mirar el bello decorado.
—Quizás… Me deba rendir….— Entra como una bala en mi cabeza aquellas palabras que mencione— ¡CLARO QUE NO! ¿¡EN QUE ESTOY PENSANDO?!
Aun era muy temprano, a decir verdad ni sabía la hora que era ya que no tenia ventanas para guiarme ni nada. Paso un tiempo en el cual solo pensaba de cosas, de hecho en mi tiempo de secuestrado he pensado más que en toda mi vida. Me revolcaba en la cama, intentando hayar una solución al problema.
Las únicas dos posibilidades que tenía en mi cabeza eran.
1.—Atreverme a lo que sea, desafiarlo y forcejear (aunque era obvio que perdería)
2.—Ser su novio (CLARO QUE NO)
3.— Ganarme su confianza y luego apuñalarlo por la espalda (Eso es demasiado cruel para mi)
4.—Ser su amigo y pedirle amablemente que me deje ir (Creo que es la única que me siento apto para hacer)
Tocan la puerta, siento como me moriré de nervios, me incorporo a la cama miro para la pared intentado regular mi respiración. Él entra sentándose igual en la cama en el otro extremo.
Otra vez el silencio abruma el cuarto, aunque en esa ocasión tenia que ser valiente y llevar a cabo mi último plan.
—Ah.. h…m…e….h…t…. y..yo…. ehm…..—La mirada de él se posó en mi, sentía como las lagrimas casi me comenzaban a salir y como mis labios temblaban sin poder hacer una palabra coherente. Estaba sumamente nervioso de tener esa mirada violeta en mi. Agache el rostro aun intentando decir algo.
—E….t…. hdm…. Ah…. Esq..ue… s…se…ñor…. Us..a…
—¿Qué pasa?— Me respondió entendiéndome a lo que decía ¡Sorprendente!
—Ah… P…pu..es… l..le….pare..ce….si…………………..
—¿Si?
—Ahm…— Me cohibí de inmediato, un extraño pensamiento entro en mi cabeza de que me abrazara, pero ni siquiera sé ¡porque!
—P…Podemos.. sser… a..migos…— Mencione dificultosamente— P..Por… mi e..es..staria… bien…
Finalmente termine de decir la frase que mas esfuerzo me ha costado decir. El silencio inunda de nuevo la habitación, logrando hacer que me suden las manos y mi pulso se acelere. Miro para abajo para controlar ese nerviosismo.
—Está bien— Me responde, calmándome un poquito. Se acerca a mí y me acaricia el cabello, logrando que pasara un escalofrío por mí.
Logre escuchar un “por el momento” me hizo sonrojar levemente a la vez de ponerme nervioso, esperaba en mis adentros haber hecho una buena decisión.
Ese día después de todo, si vimos una película, el término de amigos servía para nosotros dos, para desgraciadamente él, el ver películas, comer juntos, platicar, porque eso hacen los amigos. Por mi parte tengo lo que más me interesa, nada de mucho contacto, pláticas serias o algo así. Lo extraño es que parece no importarle.
Me relaje un poco más, aun seguía nervioso y asustado pero pude disfrutar la película. Él no parecía tan mala persona, solo quizás un poco rara.
Al día siguiente, el no estaba en el desayuno, de hecho no había desayuno, sin muchos rodeos fui a la cocina una muy amplia por cierto y comencé a hacerlo, no demasiado solo algunos ingredientes así que no era una comida muy espectacular, lo suficiente para, dos personas.
Tome asiento a lo que el apareció saliendo de un pasillo, se sorprendió al verme ya sentado y con comida delante mío.
—Ahm, perdón ya hice la comida, también hay para usted.
Me sonrió y se sentó en el otro extremo de la mesa, aunque lo hacía todo el tiempo me cuestione, si realmente está cuidando la distancia entre los dos.
—Ah… Misaki toma—Pasó una hoja de papel por la mesa.
El encabezado decía “Reglas”
Venia detallado lo que significaba el termino amigos, a mi no me importaba mientras fuéramos amigos, solo que indicaba mucha convivencia.
Al parecer la distancia que se consideraba normal en las amistades era de 1.2 metros, era “normal”. A quien engañaba no había nada normal en esa situación, ni siquiera una amistad con un hombre mayor que me secuestro y dice que me ama, cuando sé casi por completo que no es así.
De igual forma, asentí cuando termine de leer las reglas de esta amistad que solo me daba mala espina.
—Y dime Misaki ¿Qué te gusta hacer?— Menciona de una manera muy relajada y pasiva, como si fuera completamente normal hablarme.
—¿H..Ha..cer?
—¿Algún hobbie?
Era una pregunta sencilla, pero es que simplemente me estaba mirando de una manera muy…. Entregada, me estremecía que me mirara, lo malo es que en el reglamento nunca se especifico que no me podría mirar.
—La ver..dad… S…solo… me… gust..ta… el.. ma..nga y la.. Cocina…
Me sentía más que patético de hablarle tan entrecortadamente.
—Vaya ¡Cocinas muy bien!— Probó algo de mi comida, puse una ligera sonrisa tratando de disimularla.
—M..Me gusta cocinar—Dije sin mucho preámbulo.—¿Y si se puede saber que le gusta a usted?
—Es “tu” Misaki, quiero que me llames así, ya habíamos dicho eso.
—C..Claro… ¿Qué t..te gust..ta?
—Me encanta escribir, lo hago muy frecuentemente.
—Vaya, que raro nunca había conocido a una persona que le gustara escribir, supongo que cada quien tiene sus gustos. —Me rio un poco por debajo tratando de no llamar mucho la atención.
Le vuelvo a mirar, desvió la mirada ya que otra vez me mira de esa manera, no sé muy bien que le sucede.