Me había armado de valor para terminar con mi pareja con quien llevaba un año de relación, la quería mucho pero no podía soportar el dolor que me provocaba cuando me encontraba con ella.
Hacia una semana que no la veía, recibí varias llamadas suyas en estos días y mas que se acerca mi cumpleaños, dijo que quería arreglarlo y estar cuando cumpliera mis 21 años.
Arregle algunos ramos de rosas muy bellas, mientras que entraba un cliente y yo volví a mi escritorio y lo mire con una sonrisa amablemente.
-¿Desea unas flores?-Pregunte con tranquilidad.
El señor seguía parado frente a mí, con un gorro tapando su rostro y mirando para el cristal que estaba entre nosotros.
-Si, me gustaría ese ramo.-Respondió levantando su vista.
Quede sorprendida un momento, no era El, era Ella, su largo saco de color gris y su pelo recogido en ese gorro del mismo color lo hacían ocultar su feminidad pero le daban un toque de misterio y elegancia.
-Este.-Pregunte abriendo el cristal y sacando la foto que había señalado.
Era un ramo de Lirios blancos, eran mis preferidos así que no pude ocultar mi emoción al dársela en las manos, ella sonrío mostrándome así sus blancos y perfectos dientes.
-Si, este es perfecto.-Me devolvió la foto y levanto el rostro.
Sus ojos eran de un color gris muy claro, era la primera vez que veía unos ojos como esos.
-¿Señorita?-Hablo la mujer.
-Si, disculpa, quiere que lo envíe a algún lugar o lo llevara ahora.-Dije buscando un bolígrafo.
-Lo llevare ahora.-Respondió con la misma amabilidad de antes.
-Esta bien.-Dije pasándole un papel.-Podría firmar aquí mientras voy a traer el ramo.
Fui a la bodega y con cuidado de no dañar ningún ramo perfectamente ordenado y cuidado a diario por los cuidadores, tome el ramo de lirios blancos entre mis manos para luego volver junto a la mujer de los ojos grises.
Ella inmediatamente al verlo sonrío ampliamente, contagiándome esa alegría, se lo pase y se quedo observándolo un momento.
-Es muy bonito.-Dijo mirando las flores para luego mirarme.- ¿Donde pago?
-En la otra caja, con aquel chico.-Dije señalando al chico cerca de la entrada.
Me sonrío y susurro un “Gracias” se acerco a mi asistente con quien hablo un momento luego pude ver como salía del local.
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Luego de unas cuantas horas con la ayuda de los cuidadores termine de cerrar el local, me despedí de cada uno y empecé a caminar, la noche estaba muy tranquila, aunque había un poco de viento, las calles estaban despejadas, era tarde, tal vez las nueve de la noche, este día hubo mucha gente por lo que tuve que salir mas tarde.
Mi casa no estaba muy lejos de mi local, pero aun así sabia que a estas horas era peligroso, apresure los pasos, en las calles de vez en cuando pasaban algunos autos pero uno llamo mi atención al bocinar a mi lado, no hice caso seguí caminando, tratando de apurar aun mas mis pasos, este auto estaciono en un lugar vacío frente a mi y lo observe.
Me asuste al ver el modelo de la camioneta de color negro, voltee la mirada y tratando de evadirla apresure mis pasos tomando otro camino.
Escuche como cerraba la puerta de su auto y se acercaba rápidamente hacia mi.
-¡Espera, Sofía!-Me grito y yo me asuste aun más.
Iba voltearme pero esta me tomo con fuerza de mis brazos y me empujo contra un árbol, había llegado a la plaza estaba muy iluminado dejándome ver a mi agresora.
-¡Amalia, me haces daño!-Dije tratando de zafarme.
-¿¡Porque no respondes mis llamadas!?-Grito en mi cara.
Sentí su aliento etílico, ella había estado bebiendo, me encogí aun mas en mi posición, si ella me golpeaba estando sobria me daba aun mas miedo estando ebria.
-¡Nosotras terminamos!-Grite pero mi voz sonó quebrada.
Rápidamente me arrepentí de haber dicho eso, porque fuertemente me volvió a empujar contra el árbol lastimándome aun más.
-Eres una estúpida.-Grito
-¡Déjame!-Dije empujándola con mi cuerpo.
Aproveche la oportunidad y trate de correr pero aun estando ebria era mas rápida que yo, sus brazos pasaron alrededor de mi cuerpo inmovilizándome totalmente, me levanto unos centímetros del suelo siendo ella mas alta que yo, y entre forcejeos me acercaba a su camioneta.
Abrió la puerta trasera y me metió en ella sin darme tiempo de voltearme coloco una mano sobre mi cabeza obligándome a que mi mejilla tocara el cuero del asiento dejándome con las piernas dobladas, incomoda por la posición trate de relajarme ya que no conseguía nada usando la fuerza ya que sabia que en eso me ganaba.
-Esto te gustara.-La escuche reír.
Acto seguido escuche el sonido del cierre de su pantalón descender, no se porque pero me dio un temblor que recorrió mi cuerpo, su mano libre levanto mi falda y cuando sentí que me estaba tratando de sacar mis bragas di un respingo del susto.
-¡Para!-Grite con la cara roja de la vergüenza y del esfuerzo.
Trate de abrir la puerta que se encontraba frente a mí pero estaba con seguro, ella solo reía aun con su mano en mi cabeza, depositando su peso en mí para que no pueda hacer nada.
-¡Auxilio!-Grite entre lagrimas pero el auto omitía mi voz al exterior.
Mis ojos se abrían grandes al sentir algo extraño en mi entrepierna, siendo empujado con rudeza pero no pasaba.
-¡Me duele!-Hice una pausa presionando fuertemente mis dientes.- ¡Para, duele!-Volví a Gritar
-Maldición, que estrecha eres.-Rió.
Luego de unos segundos de estar presionando eso contra mi vagina el ardor se hacia cada vez mayor dando paso a aquella cosa que no paro ni un segundo.
Solté un grito ahogado, y enterré mis uñas al asiento de cuero tratando así de mitigar el dolor pero parecía imposible.
-Te gusta mi amor.-Dijo entre jadeos.
Cerré mis ojos pero aun así mis lagrimas seguían fluyendo, abrí la boca suspirando con pesadez, lo único que podía escuchar eran sus jadeos y el sonido que producía al penetrarme.
-Ah… Sofía, no sabes cuanto deseaba hacerte esto.-
El peso de su mano sobre mi cabeza cada vez era menos, tratando de que no se molestara levante un poco la cabeza tratando de mirarla, solo pude ver su mentón, tenia la cabeza para atrás, acaso lo estaba disfrutando.
-Huh, Amali…a-Dije al sentir una ultima embestida.
Su respiración estaba muy acelerada, la mía también causado por el dolor que había sentido, sentí un fuerte ardor cuando se alejo y sacaba eso, yo me gire con dificultad apoyando así mi espalda al vidrio, mirándola de frente.
Ahora pude ver lo que tenia, estaba amarrado a su cadera un miembro masculino, eso quería decir que ella ya tenía planeado hacerme esto, me aguante las lágrimas, no quería llorar, sabía que ella disfrutaba viéndome llorar.
-Ven, Sofía.-Dijo pero lo sentí una orden.-Acércate.-Repitió esta vez más serio ante mi silencio y temí por mi seguridad.
Con miedo empecé a acercarme ella separo sus brazos y pensé que quería que la abrazara, tarde unos segundos en hacerlo pero me acerque para abrazarla, ella rodeo mi cintura y acerco mas mi cadera a sus pechos, la mire un momento y sentí que lo que quería era que me sentara.
Lentamente fui haciéndolo pero me detuve al entender lo que me estaba queriendo decir.
-No.-Dije quebrada y las lágrimas se volvieron a asomar.
-Siéntate maldición.-Dijo presionando mi cadera mas a su cuerpo para que no me alejara.
-Por…favor, ya no.-Implore.
Llevo ambas manos a mi cadera y empezó a empujar para abajo, acerque mi cuerpo al suyo abrazándolo con fuerza, solo deseaba que esto terminara de una vez, mordí su hombro al sentir de nuevo aquel miembro entrar dentro de mi, ella pronto empezó a jadear, con una sonrisa en sus labios que trate de ignorar.
-Que… bien.-Dijo cerca de mi oído.-Yo también, tengo uno dentro.-Empezó a mover su cadera lentamente para luego ir aumentando.
Continuara…