Ahora desde que estas a mi lado la brisa helada que me levantaba por las mañanas y que tanto odiaba, lo único que me produce es felicidad porque me recuerda a ti.
Sé que no aceptaran nunca nuestro amor, nos tacharan y nombraran de miles maneras diferentes pero mejor no escucharlos; pero no te preocupes hay países de mente abierta que nos permitirán casarnos, no sabes las ganas que tengo de viajar allá y proponerte matrimonio.
Pero tú eres muy tímido y eso a mí a veces me molesta; decides callar tu amor y te guardas tus sentimientos o no tomas en serio cuando trato de ser romántico contigo, pero así con esa frialdad y todo te amo.
También te dejas llevar por los comentarios de los demás hasta que llegas al punto de odiarme y odiarte pero créeme que si amarte significa estar mal, entonces yo no quiero estar bien. Nunca me cansare de repetirte que el amor es ciego mi pequeño.
Hasta tanto deberé soportar tus berrinches, tus lágrimas, la indignación que te da saber que nadie entenderá nuestro amor, es que si todos conocieran tu lado dulce, ese que solo yo he podido ver, dejarían de llamarte “el caballero de los hielos” y te dirían algo más dulce, como “muñeco de cristal” que es así como me dejas nombrarte de cariño.
Siempre me la pasas hablando de tu alumno, sé que suena estúpido pero eso me hace sentir celos. A veces pienso que lo quieres a él más que a mí.
¡Oh vaya sorpresa! Se ha declarado estado de emergencia, los santos de bronce han traicionado a la diosa y quieren atravesar las 12 casas… por fin conoceré a tu queridísimo Hyoga.
Ya habiendo pasado varias horas bajas a mi templo y me pides de favor que lo deje avanzar, aun debes enseñarle una lección final. Te alejas no sin antes darme un beso y susurrarme en el oído: “Adiós, no olvides que te amo…”
Por favor no me digas eso, tus palabras no fueron un hasta luego, fueron un seco adiós. Si mis sospechas son ciertas, planeas morir solo para enseñarle a usar el séptimo sentido. No seas tan idiota, solo eso te pido, piensa en mí un poco por lo menos.
Al poco tiempo el susodicho hace acto de presencia, lo mire con odio así que luche con todas mis fuerzas, pero después de una ardua pelea decido cumplir mi promesa, decisión de la cual me arrepentiré toda mi vida… pues pocas horas después dejo de sentir tu cosmos.
No hay palabras que puedan expresar el gran dolor que sentí al entrar en tu templo y verte ahí tirado… Athena revivió a tu discípulo, ¿por qué a ti no?
Entre lágrimas y sollozos voy todos los días a visitar tu tumba. Mi corazón ha olvidado que es la felicidad.
Bueno, creyó hacerlo, porque cuando te volví a ver en la batalla contra Hades, toda la alegría que creía perdida había vuelto a mí.
Los demás te acusan de traidor, yo no les creo porque a ti te conozco muy bien Camus, tú nunca serias capaz de traicionar a alguien.
Pero al decirme que solo estarás por 12 horas me haces desilusionar. Te pido que te quedes a mi lado todo el tiempo que te queda, al decirme que no, entro en ira y empiezo a ahorcarte.
¿Qué será? ¿Qué ya no me amas? ¿Qué ya no quieres estar junto a mí?
Después logras explicarme bien acerca de tu misión y yo apenado por mis actos te pido disculpas. Y con esa sonrisa que tanto me gusta, nuevamente te alejas de mí, no sin antes darme un beso y susurrarme en el oído otra vez esas palabras: “Adiós, no olvides que te amo…”
Otra vez ese adiós, de tus palabras lo que más me molesta no es esa fría despedida, sino a esa petición, ¿Cómo diablos me pides que no te olvide? ¿Dudas de mi amor? Yo te amé, te amo y lo hare por siempre Camus de Acuario.
Ganamos la guerra contra Hades, en el otro mundo volví a encontrarme contigo, pero que cruel es el destino… Athena tuvo la brillante idea de revivirnos; me separan de tu lado nuevamente porque esta vez tampoco regresas al mundo de los vivos.
Desde entonces maldigo a mi diosa y al destino, pero esto debe terminar, si sigo así pronto moriré de soledad.
Por eso en esta ocasión al visitar tu tumba dejo ahí un papel con un poema de despedida, porque por mi bien creo que lo mejor es dejar de pensar en ti…
Muñeco de cristal
De noche, bajo la lluvia oigo mis pisadas
Atrás mío, no es posible, te escucho…
Volteo para hallar tu mirada.
No, solo era mi sombra,
Un sucio truco de mi mente
Quien aún te nombra.
Diez de la noche te voy a buscar
No me canso de hacerlo
Aunque se, no te voy a encontrar.
Te llamo, te llamo, una vez más
Lo sé es masoquismo
Porque nada volverá a ser lo mismo.
Ni aunque intente despertar
Nada volverá a ser normal.
Llámame como quieras, pero no lo voy a aceptar;
El solo pensar que ya no estarás conmigo
Me causa malestar
Abrazo tu frío cuerpo una vez más
El calor que antes tenías
No lo recuperaras jamás
Mis palabras llenas de ternura recuérdalas bien
Porque ya no serán parte de mi identidad
Porque al irte te llevaste mi alegría
Todo… incluso mi felicidad
Dicen que el destino es cruel
Yo más bien digo que es caprichoso
¿Cómo pudo llevarte así no más?
Dejando en mí solo un sollozo
Parece imposible pero sé que con el tiempo pasará
Por eso en este papel anoto lo que siento
Lo archivo y guardo con el nombre de triste recuerdo
Creo que ya es momento que te deje partir
No quiero tenerte atado a este pesar en mi vivir
Ya es la hora de la despedida final
Hasta luego muñeco…
Hasta luego… muñeco de cristal…
Te prometí y jure nunca olvidarte, ser siempre tu amante pero debo pensar un poco más en mí. No he comido, no he dormido, ni siquiera tengo noción de que es la vida. Mi estado es tan deplorable que solo tu podrías reponerme… pero ya no estas y debo aceptarlo. Toda la vida soñé con vernos en un altar, ambos vestidos de blanco y sellar con un beso el juramento de “hasta que la muerte nos separe”. Pero ya no, ahora por más que me estés odiando te olvidare hasta que algún mensajero del dios del inframundo toque a mi puerta y me diga que es momento de partir. Te olvidare y pensare solo en mí, mi querido: “hasta que la muerte nos reencuentre”