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Cuarto para las Cuatro por Neko_Chan_XD

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Notas del fanfic:

 

Vaya vaya, parece que duranre un fin de semana puedo escribir bastante xD, menos actualizar el fic que deberia ^^U

Esto surgio porque me pidieron continuacion de un one-shot de naruto, pero para cuando me di cuenta, ese fic no se podia continuar y yo me encontraba escrbiendo acerca de estos dos personajes. Ademas de que sali al patio y mire la luna olcultandose entre las nubes, y ademas, acaba de llover...solo que no era tan tarde xD

Espero les guste este fic ^^

 

 


 


Coloca las manos detrás de la cabeza, y murmura palabras intangibles, a la par que alza la mirada con innegable fascinación hacia la luna, que por un momento ha sido liberada de su prisión construida por grisáceas nubes de tormenta.


El aire esta frío y con rastros de humedad, siente aun la esencia de la lluvia mojando sus mejillas. Le llega con claridad el reconfortante aroma de la tierra mojada, el cual inunda sus pulmones con vehemencia y lo obliga a transpórtese a otro lugar cerrando los ojos.


Desvía la vista de la luna y la baja al piso, al mismo tiempo que sus brazos caen con pesadez a sus costados. Observa su rededor con suspicacia, como si buscara algo que debe estar fuera de lugar.


Se topó con que permanece de pie en medio del balcón de aquel apartamento. Hay unas cuantas masetas alargadas y otras rechonchas donde varios helechos crecen a sus anchas. El barandal del balcón esta seccionado en dos largos rectángulos de metal hueco, pintados a manera de que parecen madera, para dar un ambiente más calido y cómodo al departamento.


No encuentra nada fuera de lugar en toda la extensión del balcón, pero su mirada se pasa de forma ceremoniosa varias veces más, aun en busca de algo, cualquier cosa que le indique que algo anda mal, porque las cosas se sienten mal.


Levanta la vista de nueva cuenta, sin embargo, la luna se ha ido, como si nunca hubiera estado sobre su cabeza, pues las nubes vuelven a acorralarla en esa prisión celeste.


Se lleva la mano al bolsillo derecho del pantalón para sacar un cigarrillo y un encendedor. Se lleva el pitillo a los labios, acerca el encendedor con una mano y con la otra cubre la flama, para protegerla del frío y refrescante aire nocturno que hace que sus pezones se pongan erectos, pues en su momento la idea de colocarse una camisa no resultaba muy necesaria.


Da una profunda calada mientras guarda el encendedor e intenta ignorar el reciente frío que lo hace temblar ligeramente. Casi sin notarlo, echa de nueva cuenta una mirada a su alrededor, para encontrase con que todo parece estar bien.


Decepcionado cierra los ojos, y deja que el sabor del cigarro lo lleve a ese lugar en su mente donde el olor a tierra mojada lo incitaba a visitar.


El sonido del teléfono, que retumba con inusual fuerza en medio del silencio que significa la noche, no lo distrajo en lo absoluto.


Para cuando se da cuenta, solo le queda el filtro entre los dedos, el cual suelta y pisa en suelo, sin importarle que la persona dentro del departamento lo regañe después.


Observa una vez más el cielo nocturno, y piensa que si las cosas no están mal afuera, debían estarlo dentro.


Abre la puerta de cristal corrediza y contempla la habitación que esta a oscuras. La cama es un asco total, completamente desarreglada y con almohadas y sábanas desaparecidas en quien sabe donde. El piso, no era una historia muy distinta, sus boxers están ahí, al igual que su camisa, su corbata y su saco, junto con las ropas del dueño del departamento. El despertador se había caído de la mesita de noche, y nadie se tomo la molestia de recogerlo en su momento. Se acerca hasta el objeto y lo mira, comprobando que las baterías se han salido y sus manecillas indican, como un hombre señalando en dos direcciones distintas, que son cuarto para las cuatro. Sin embargo, todo ese desorden, no le dice que hubiera algo mal, al contrario, esta bien.


El siguiente paso, es dirigirse al tocador. Abre la puerta del baño, sabiendo perfectamente que no hallara nada erróneo. Todo esta perfectamente acomodado, como siempre en casa de su amante. Cierra la puerta.


Regresa al cuarto y se sienta a los pies de la cama, mirando por los grandes ventanales esa ciudad que aun duerme en medio del acogedor manto nocturno. Através de los cristales, puede apreciar algunas nubes y un par de estrellas que se niegan a compartir celda con la luna, de la cual no hay rastro. Tiene la fuerte sensación de que algo anda mal, algo debe ir mal.


Se deja caer, un tanto harto de que su mente insista en hacerle creer que algo anda mal, sobre la desarreglada cama que hace muy poco había presenciado el acto de aquella pareja, como un testigo bien recibido, como una muestra de su lado exhibicionista.


Mira el techo con aprensión, algo dentro de su pecho le exige hacer algo para arreglar lo que sea este mal, algo se lo implora.


De pronto cae en la cuenta de que hacia poco sonó el teléfono.


De pronto cae en la cuenta de que su pareja debió contestar.


De pronto cae en la cuenta de que su pareja no ha vuelto a la habitación.


Sale del cuarto, para atravesar un pequeño pasillo que lo lleva a la sala de estar, donde, junto a una pequeña mesa donde reposa el teléfono descolgado y una libreta que sirve de agenda se convirtieron en inseparables compañeros, un sillón mullido y alargado de cuero rojo, el cual recibe a cualquiera que entre como el mejor anfitrión, sostiene con un brazo a un inconsolable hombre que llora a lagrima viva y con el doloroso silencio que evoca los vacíos cementerios.


Se acerca rápidamente, se sienta a lado del otro y posa con delicadeza las manos sobre sus hombros.


No le pregunta que ha pasado, en ese momento el otro no necesita preguntas, solo su calido abrazo, con el que, al momento de sentirlo, deja salir los sollozos que ha contenido por una razón desconocida.


No le pregunta que ha pasado, solo lo abraza, y recarga la cabeza en la espalda del otro, quien lanza sollozos aun más fuertes al sentir mas cerca la presencia de su amante.


No pregunta que ha pasado, ni tampoco susurra palabras de consuelo que sabe no vienen al caso, solo lo abraza y se siente extrañamente complacido por estar ahí. Solo lo abraza y revisa el reloj de la sala, el cual, por una razón que no entiende y lo obliga a levantar la cabeza un poco, marca cuarto para las cuatro.


 



Notas finales:

 

Por cierto, solo se el nombre de uno de los personajes, es Rolando, y es, de hecho, el que se encuentra llorando, sobre el otro...no lo se xD

Si les gusto dejen review y si no, tambien.

Gracias por leer!


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