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UNA NOCHE AJETREADA por DRAGIOLA

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Notas del fanfic:

Como siempre Kyo Kara Maou no me pertenece.

Notas del capitulo:

Siguiendo con la limpiesa de primavera aqui les va otro guardadito en la compu, se podria decir que esta es la 4 historia que escribi al descubrir el fantastico mundo de los fics.

 

UNA NOCHE AJETREADA

 

 

 

-Yuri Shibuya-

 

-Yuri…Shibuya-

 

-¡Yuri Shibuya!, haga el favor de salir del salón-

 

 

Le dijo una maestra realmente molesta a un moreno que apenas y se podía a si mismo.  Como había terminado en tan lamentable estado, no lo podía comprender, es que apenas se podía el cuerpo, y solo había un responsable para esto.

 

 

 

FLASH BACK

 

 

-¡Enclenque!- miro asustado tras suyo, sabia que algo no muy bueno le deparaba su destino.

 

 -¡Si tu maldito infiel!- 

 

Al ver al rubio acercarse no le quedo mas que resignarse, no tenia ganas de peliar por lo cual decidió ignorar todo lo que le dijera, de vez en cuando asentiría, tal como se lo había recomendado su amigo Murata.  Jeje, a veces este podía tener realmente buenas ideas.  Entonces  Yuri comenzó a pensar en miles de cosas que tenia planeado realizar al llegar a su casa, una de ellas era ir a ver un partido de  béisbol profesional, si tenia suerte quizás lograba atrapar una bola y lograr que se la autografiaran.  Esto realmente lo emocionaba a tal punto de sacarle una gran sonrisa, un sorprendido rubio al ver esa expresión quedo encantado.

 

 

 –Entonces estas de acuerdo-  

 

-Si, si claro –

 

Respondió el moreno dejando congelado por unos segundos al demonio de fuego.  Quien al rato fue corriendo hacia a el para colgarse de su brazo, esto no era del agrado de Yuri pero por esta vez lo ignoraría, ya que su mente se encontraba a mil años luz de aquel lugar, así que le daba igual.

 

Wolfram no cabía en la dicha, su prometido había aceptado su propuesta, jamás se imagino que este diría que si de buenas a primeras, aun tenia dudas por como habían pasado las cosas, pero cada vez que su raciocinio le daba atisbos de presentarse la felicidad borraba cualquier duda de su mente.

 

La noche había caído, un rubio nervioso esperaba con ansias a su prometido, los acontecimientos del día habían sido tan excitantes que apenas podía creer lo que estaba por pasar.  Vio al joven rey entrar en el cuarto, como cada noche se saludaron comentando el día, bueno a excepción de aquella conversación, claro. 

 

Se puso la pijama y se dirigió a la cama, el rubio solo atino agachar la cabeza. 

 

Apago las luces de su lado, dio las buenas noches dándole la espalda de inmediato.

 

–Yuri-

 

Escucho su nombre apenas en un susurro, si no conociera a su compañero pensaría que tenia pena por llamarlo.

 

 – Si – respondió

 

 -Acaso no recuerdas…lo que…hablamos esta…esta tarde- dijo el rubio

 

-A claro que si-

 

Respondió recordando los consejos de su amigo, según Ken, jamás se debía admitir no haber escuchado una conversación que supuestamente tuviste con tu pareja, aunque Wolf no era nada suyo, bueno, mas que su prometido, por accidente, pero de todas formas no quería molestar al rubio, ya que sabia que eso solo le acarrearía una gran discusión que de seguro terminaría ganando el demonio.

 

- Yurii…-

 

- Si Wolf –

 

-Yuri…ya…ya estoy listo- 

 

El moreno se pregunto  a que se refería, por lo cual se giro para verlo, en el momento que lo hizo deseo no haberlo hecho.  Ahí estaba, frente suyo, demasiado cerca, un atractivo bishounun, sin nada puesto encima, con las mejillas encendidas y con la cabeza gacha.  Pero que demonios le pasaba a ese chico, se pregunto el moreno, en un momento estando en su estado de shock tuvo el impulso de golpearlo y tirarlo lejos de la cama, pero al segundo esta idea se había esfumado al ver tan dulce escena, podía negarse el hecho de que a veces miraba con disimulo al ex príncipe y hasta que en ocasiones tenia sueños que casi le hacían caer en la desesperación al despertarse, pero esto era diferente, un demonio de fuego sumiso, eso era lo mas excitante que podría ver en su corta edad. 

 

-Y bien- dijo el rubio. 

 

El moreno aun no Salía de su asombro, esto era muy diferente a bañarse con el Mazoku de fuego.  Este se le acercaba con los ojos cerrados en posición de besar, podía sentir su aliento, su calor corporal, el deseo estaba asiendo acopio de el, podía desatar toda su lujuria en ese instante, sin impórtale las consecuencias, después podría recriminarse por lo que estaba a punto de ocurrir, después se odiaría para luego intentar de borrar todo recuerdo de esa noche de su memoria.

 

Beso desesperadamente al bello joven, mientras que una voz interna le decía.

 

 –ES UN HOMBRE- 

 

Sintió como este le quitaba la camisola, mientras seguían con los besos cortos, uno tras otro. 

 

-ES UN HOMBRE –

 

Sintió la urgencia por besar ese delicado cuello con suavidad para luego dejar una que otra marca de su paso por ahí. 

 

–ES UN HOMBRE-  

 

Respiro profundo su aroma embriagador para así no olvidarlo nunca y sin previo aviso lamió una de sus adorables tetillas para luego morderla con sumo cuidado, un quejido excitante le produjo el deseo de besar nuevamente aquellos rosados labios. 

 

-ES UN HOMBRE- 

 

Lo beso con desesperación pensando para sus adentros, son míos, solo míos.  Lo tomo por la cintura con fuerza, prosiguió con los besos, dejando resbalar sus manos por sus suaves y redondos glúteos. 

 

-ES UN HOMBRE- escuchaba a su voz interna repetirle.  

 

-¡NO ME IMPORTA!-

 

 

Se respondió, ya estaba casi al limite, paso su mano sobre el miembro del rubio, nuevamente la voz interna se hacia escuchar mas fuerte que nunca. 

 

 

-¡ES UN HOMBRE!, ¡UN HOMBRE IMBECIL!- 

 

 

Detuvo los besos, se le quedo viendo, tan bello, tan sonrojado sobre esa piel nívea, tímido, sumiso, un ángel, su ángel, entonces se dio cuenta de lo que tocaba su mano y con espanto la saco de aquel lugar.

 

 

 –mmm.....… que pasa-  dijo el rubio al notar que su amado llevaba un rato sin hacer movimiento alguno. 

 

 

Tras un rato abrió sus preciosos ojos verdes, que por un segundo hipnotizaron al moreno.

 

 

 -¿Qué sucede amor?-

 

 

Sin siquiera meditarlo, el moreno soltó una dolorosa frase.

 

 

-Yo no soy tu amor-

 

 

Un atónito Wolfram lo miraba asombrado sin entender que sucedía.

 

 

 –Yuri- dijo melancólicamente 

 

-Etoo… esto…no puede ser… yo…he…nosotros…no, no podemos- respondió el nervioso muchacho de cabellos azabaches.

 

-¿Qué estas diciendo enclenque?-

 

 

El Mazoku de fuego lo observaba con mucha preocupación, no entendía que le había ocurrido a su prometido, entonces escucho la tan típica frase de esté, que rompió su corazón,

 

 

-Somos hombres,….dos hombres juntos…eso…eso es anti natural, he…e...es algo anormal…no es correcto-

 

 

Su corazón estaba roto, podía sentir como se habían reído en su cara, su orgullo estaba pisoteado, entonces de la nada una ola de ira se posesionó de él.  Yuri se sorprendió al ver tan bello rostro cambiar tan radicalmente, sus ojos se anegaban de lágrimas y su rostro solo demostraba odio hacia su persona.  Quiso decir algo para calmar las cosas, nunca pensó que el rubio lo tomaría tan mal, pero apenas abrió la boca este se le hecho encima a golpes gritando una sarta de insultos.

 

 

 -¡ERES UN MALDITO ENCLENQUE, TRAIDOR, INFIEL, TE ODIO, TE ODIO!- 

 

 

Gritaba a toda viva voz sin preocuparse siquiera que el resto del castillo pudiera escucharlo.  El moreno intento defenderse, de los golpes que el rubio le propinaba, realmente dolían, entonces vio como se formaba una bola de fuego en su mano, sin pensarlo siquiera, lo abofeteo con tal fuerza que lo arrojo en la cama, dejándolo realmente adolorido. Al notar que este se disponía a reanudar la pelea se lanzo sobre este sujetando ambas muñecas toda la fuerza que poseía.

 

Estaba furioso, ya no aguantaba mas aquella situación, el no lo quería de prometido, no lo quería tras de el cada segundo del día, no lo quería ver espantándole a todo aquel que se le acercaba, no soportaba el hecho que se le metiera en la cama cada noche como si nada y para colmo esto ultimo, esto si lo había sacado de sus casillas, ahora si Wolfram Von Bielfield sabría quien era el.

 

 

 -¡Te enviare lejos donde no puedas seguir fastidiándome!- 

 

En muchas ocasiones había pensado esto en forma de broma para sus adentros pero jamás fue en serio, ahora  había hablado sin pensar en las consecuencias y ante el tenia  a un hermoso ángel de grandes orbes verdes anegado en lágrimas que comenzaban  a resbalar por aquellas delicadas y tiernas mejilla, aun ruborizadas.

 

Antes de poder pedirle disculpas, además de retractarse de lo dicho, escucho como la puerta del cuarto se habría de un fuerte portazo, al ver la silueta en la entrada no lo reconoció enseguida, hasta que vio una arruga emerger en el puente de la nariz, observándolo con una mirada asesina, para luego ver a su pequeño hermano bañado en llanto, inmóvil, asustado, bajo el cuerpo de aquel desagradable sujeto. 

 

Antes de pronunciar palabra alguna, se dio cuenta de la posición en la que se encontraba, soltó al rubio hecho un atado de nervios, intentando explicar lo ocurrido pero por más que intentaba las palabras adecuadas no salían por ninguna parte

 

 

 – Gwendall…eto…eto…no…no…es…yo lo …puedo explicar…veras..-

 

 

Entonces escucho el sollozo suprimido del rubio romperse y recordó todo, realmente se sentía mal por lo ocurrido.  El hermano mayor se acerco a este poniéndole su bata.

 

 

-Todo estará bien- le decía suavemente

 

- Anue- dijo entre sollozos mientras el Mazoku de tierra se apartaba lentamente de el para acercársele con intenciones asesinas.

 

–No se… lo que… que piensas, pero no…no es eso…no…eso no es lo que paso… te lo juro-  dijo temeroso el moreno al ver como cada vez el mazoku de tierra estaba mas cerca de el.

 

-¡¿Qué ocurre?!- entro corriendo un castaño preocupado, al verlo un moreno suspiro aliviado, estaba a salvo pensó este.

 

 –Wolf, que ocurrió, porque lloras- pregunto preocupado el padrino de Yuri a su hermano, después de no conseguir respuesta de este se disponía a hacerle la misma pregunta al muchacho parado al lado de la cama, pero entonces noto algo que realmente le llamo la atención.

 

 -¡Vamos!, ¡EXPLICA MALDITO PERVERTIDO!-  dijo el peli negro de cabellera larga, obteniendo por respuesta un escuálido suspiro. 

 

-¿Que?- 

 

El moreno estaba congelado ante tal escena que lo dejaba de tan mala manera entonces entro la guinda de la torta.  Un peli lila de lo mas alterado gritando desaforadamente.

 

 

-¡Heika, Heika!, escuche gritos, que le ha sucedido, que le ha hecho Lord Mocoso ahora- ahí estaba Gunter, el único que podría salvarlo de aquella situación.

 

-Eto, esto… es un mal entendido…yo- antes de poder continuar su consejero salio en su defensa.

 

 –Por supuesto que nada de eso, que le ha hecho ahora este mocoso, díganoslo Heika, no tema en contárnoslo, que si ellos no le creen yo si lo haré- gracias al cielo tenia de su lado a su fiel consejero, sin importar lo que pasara siempre podía contar con el.

 

-No es mi hermano quien nos debe una explicación- dijo un enfurecido Gwendall ante un asombrado peli lila.

 

 -¡es el!- dijo señalando al maou.

 

Gunter no entendía nada pero entonces sus mejillas se sonrojaron para luego tomar por completo su rostro dejando caer al instante un chorro de sangre.

 

 

 -¡Heika!, ¡Heika!, ¡como pudo!- gritaba mas alterado de lo normal señalando un punto en particular de aquel moreno que se encontraba hecho un atado de nervios. 

 

 

Fue ahí que lo noto, bajo disimuladamente la vista hasta aquel punto observado por aquellos tres sujetos, apenas pudo tragar su propia saliva para no atorarse  de la impresión.  Bajo sus pantalones un bulto prominente se hacia bastante notorio.

 

 

-Eto…yo…yo puedo…ex…no…se imaginen…eto…Wolf…yo-

 

Los colores se le subieron al rostro dejándolo en un rojo vivo, como iba explicar eso, ahora como se defendía, para colmo el rubio seguía sin pronunciarse, peor aun, continuaba llorando. Esto va mal se dijo, entonces noto cuatro par de ojos mirándolo con ira, estaba muerto, definitivamente lo estaba.  Pero entonces como caído del cielo Gunter se pronuncio.

 

- ¡Esto no es culpa de Heika!, de seguro ese mocoso hizo algo par dejarlo en ese estado-

 

 

Ambos hermanos dirigieron su atención al menor en la cama.

 

 

-¡Vamos confiesa!-

 

Le gritaba un peli lila al magdalena.  Cuando creyeron que el demonio de fuego al fin se pronunciaría este solo atino a taparse los ojos, se levanto de la cama y se fue corriendo a su cuarto, sin que nadie puédese detenerlo en medio de un desgarrador llanto.  Tras unos segundos de silencio el consejero del rey volvió al ataque.

 

 

-¡Ahaaaaaaaa!, ahí lo ven, huye porque no tiene como defenderse, lo sabia, mi Heika es demasiado honesto e inocente para este tipo de cosas, estoy seguro, ese horrible mocoso….-

 

-¡Gunter cierra el pico de una buena vez!- le grito furioso Gwendall ante un asombrado consejero real, que por mas intentar no pudo decir ni pío.

 

- Tú – dijo de la forma más tenebrosa jamás imaginada hasta ese entonces por el moreno.

 

 – Yo- dijo apenas audible este indicándose así mismo.

 

-¡Si!, ¡tú, que le hiciste a mi hermano! - 

 

 

Estaba asombrado, ahora el que se dirigía hacia él no era otro más que Conrad, quien también lo miraba con cara de pocos amigos.  No, tu también Brutus, pensó para sus adentros, ahora si, definitivamente estaba muerto.

 

 

Después de horas de interrogatorio poco fructuosos, los hermanos del Mazoku de fuego desistieron para ir a descansar pero no sin antes advertirle a un nervioso  Heika de pacotilla que sus acciones no quedarían así, que mas le valía pensar detenidamente que explicación les iba a dar al día siguiente, porque aquello no acabaría esa noche.  Un consejero angustiado lo tomo por los hombros, con ojos llorosos  jurándole que no permitiría que aquellos energúmenos le hicieran daño, porque el, GUNTER VON SPILVERGTH, seguía creyendo en el, claro porque  para el solo había un responsable de aquel escándalo y ese no era otro que un mocoso odioso, que lucia como una dócil oveja pero que en realidad era un lobo sediento de sangre, bien que el lo sabia, por ello no caería en su trampa, ¡EL NO!

 

 

 

FIN FLASH BACK

 

Ya en el pasillo decidió dirigirse a la enfermería, realmente no se sentía bien, no había logrado pegar el ojo en todo lo que quedo de noche. Para su suerte se  había librado del interrogatorio, tal era su preocupación que sin quererlo abrió un portal hasta la comodidad de su baño familiar, provocando un estruendoso grito por parte de Shori.

 

Ya recostado en una camilla, recordó todos los sucesos pasados del día anterior, no entendía muy bien como había terminado en tan bochornosa situación, bueno para ser francos, tampoco entendía como su madre lo forzaba el mismo día de su llegada a ir al colegio.

 

-Yu-Shan, la educación es lo mas importante en la vida, mas aun para un rey sin importar de donde sea- (palabras de Miko- San). 

 

Fue entonces que lo recordó.

 

 -¡Murata!- había sido el quien le dijo esa sarta de idioteces de cómo tratar a su pareja, como ignorarlo sin provocar peleas, ni herir al otro.

 

-¡ahaaaaaaaaaa ese Ken!-

 

 

Apenas lo viera se iba a vengar, de seguro fue a propósito, el jamás lo aconsejaba sin un doble sentido cuando se trataba de Wolf, aunque en esos momentos no se refería a el.

 

¡Diablos, diablos!, en que lío estaba metido.  Después de pensarlo mucho cayo en cuenta que no tenia la menor idea del porque el rubio se había comportado tan osado, bueno mas de lo normal.  Fue ahí donde recordó una respuesta que resonaba en su cabeza.

 

 -SI, si, si claro-

 

Luego recordó un rubio tomando muy alegre su brazo, se puso blanco, que había sido eso, de que habían estado supuestamente hablando, a que había accedido que Wolf  se había puesto tan feliz. 

 

Entonces cayó en cuenta.

 

 

-¡Maldito Murata, todo fue tu culpa!- 

 

Como miraría de frente a Conrad, como haría para protegerse las espaldas de Gwendall, cuanto tendría que soportar la histeria de Gunter.  Para colmo el Califa de su rey había intentado de forzar al bello bishounun a ser suyo, aunque este entre medio de suplicas y lagrimas le pedía esperar hasta la noche de bodas, la imaginación de Yuri volaba lejos. Aunque todo eso estaba muy lejos de la realidad, tres chismosas de palacio estaban  enteradas de todo, gracias a cierto consejero que no paraba de gritar por los cuatro vientos por la inocencia de su Heika.  Dos hombres, uno que por cierto estaba que echaba humo, el otro en cambio se encontraba muy preocupado por cierto demonio de fuego que se había encerrado bajo llave en su cuarto, de donde se escuchaba todavía llorar.

 

-Cielos-

 

Entonces recordó a la persona más importante, se acordó de su rostro anegado de lágrimas, sintió oprimírsele el pecho.  Hizo memoria de cada instante de la noche anterior, tan detalladamente que grito del asombro, como le había hecho eso a su amigo.

 

 -¡Cielos!-

 

Para colmo lo había golpeado, aunque el lo hizo antes primero, solo se defendió, ¿verdad? pero aun así, otra vez se le venía a la mente aquella imagen de su triste rostro, no creía haberle dado tan duro, se veía tan frágil debajo suyo, con aquella piel nívea, aquellos adorables…

 

- ¡No que estoy pensando!, ¡ambos somos hombres!- grito a viva voz para luego taparse la boca automáticamente, muriéndose de la vergüenza al recordar donde se encontraba. 

 

 

Por suerte estaba solo.  Poco a poco fue cerrando los ojos para al fin quedarse dormido, cuando una frase se le vino a la memoria.

 

 

-¡Te enviare lejos donde no puedas seguir fastidiándome!-

 

 

En ese momento se dio cuenta del error cometido, era por eso que su rubio lloraba, ya decía el que aquel golpe no había sido nada para un soldado se su rango.

 

 

-Wolf, lo siento tanto, no quería herirte-

 

Todo se había tratado de un terrible mal entendido, todo aquel desastre tenia un solo responsable ¡Murata!, el y sus malditos consejos que para nada servían, apenas lo viera iba a saber quien era YURI SHIBUYA.  Suerte para el que no estudiaba en su escuela, porque sino, ya estaría bien golpeado. 

 

Respiro hondo, pensando en su amado prometido, ¡no!, en su amigo, apenas regresara a Shin Makoku, aclararía todo aquel lío, si era necesario le pediría perdón de rodillas, se lo merecía por todo lo mal que lo había hecho sentir, porque a fin de cuentas, aunque quisiera culpar a otros por los hechos acontecidos la noche  anterior, sabia perfectamente que solo había un responsable de todo lo ocurrido y esa persona era el mismo.

 

 

 

 

 

FIN

Notas finales:

Bueno quizas no sea la gran cosa y quizas no sea tan humor como puse pero ya ni modo, espero que la hayan disfrutado y les haya gustado.

Gracias por leer.


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