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Hilos de Plata por Yin Yang

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Notas del fanfic:

     ¡Hola!; sí, ya se que este fic ya existía pero quienes lo hayan leido sabran que tenia grandes errores, quienes no lo hicieron no se preocupen, no hay demasiado que echar de menos.

     Yin y yo acordamos editarlo y volverlo a publicar, pero me temo que estamos casi combalencientes y no me quiero ir al infierno con esto en la consciencia.

     Dudo mucho que a partir de ahora comencemos a actualizar con frecuencia, pero haremos nuestro mejor esfuerzo para que cada capitulo valga la pena.

     Ah si, en la version original cada capitulo tenia muchas intervenciones nuestras y pense que seria triste que desaparecieran, asi que ahora estaran en las notas finales.

Notas del capitulo:

     Estoy convalenciente, dejemos esto para otra ocasion.

CAP. I  “El misterio comienza”

 

 

 

     El viento soplaba un tanto impasible, refrescante, y cómo no si ya había anochecido, solo quedaba la estela de cierto astro en el horizonte, algunas estrellas comenzaban a brillar en el firmamento y en aquel hermoso panorama se encontraba un joven de largos cabellos negros como la noche, adornados con hebras que resplandecían cual rayos de Luna, sus impactantes ojos azul rey poseían también los destellos plateados y sus pupilas felinas no eran precisamente normales, mas si atrayentes; su rostro varonil tenía rasgos bien definidos, perfectos y armoniosos, dejando a un lado su peculiar palidez. Su complexión era además esbelta, bien formada y de considerable altura; realmente destacaba con ese aire y presencia.

 

 

 

     Aquel personaje miraba el panorama completamente absorto, mostrando en su espléndida mirada cierta tristeza. Yacía sentado en un barandal de aquella costa, de forma tan descuidada como solo él podía: rodeando con uno de sus brazos su pierna derecha a la altura de su pecho, su otra pierna se balanceaba tranquilamente mientras con la otra mano sostenía su peso. El viento acariciaba sus largos cabellos haciéndolos volar y aquello era simplemente perfecto.

 

 

 

-¿Será qué pueda recordar la última vez que miré el atardecer?...- suspiró pesadamente –o tal vez ese recuerdo ya no tiene importancia…

 

 

 

     Las horas seguían mientras él seguía igual; varias personas pasaban por aquel rumbo, muchas de ellas suspiraban al verle, pero no fue hasta escuchar un familiar aullido que reacciono, notando la presencia de un gran y hermoso perro de pelaje oscuro y plata y ojos amarillos.

 

 

 

-Ya voy, no necesitas recordarme que es tarde…- bajó del barandal y observó al can para luego dirigir su mirada al cielo nocturno suspirando una vez más –aunque el tiempo sea algo retorico para nosotros, ¿no crees?- se vieron por un segundo antes de iniciar su recorrido en medio de la penumbra, perdiéndose en la niebla que a esa hora ya había descendido, incrementando el misterio de la interesante pareja.

 

 

 

 

 

 

 

-¡Legas tarde!- un joven que ya se aproximaba a las tres décadas empezó a gritar en cuanto los divisó -¡mira que nuestros “clientes” ya están desesperados!- no dejaba de regañarlo mientras colocaba su chaqueta en el perchero para encaminarse juntos a la sala VIP al lado de su oficina, seguidos por el can.

 

 

 

-¡Tranquilo Luwi!, mira que así morirás más rápido y…- se giró para mirarlo seductoramente, con voz sugestiva –harás que te salgan arrugas y eso le quitará lo apetecible a tu rostro.

 

 

 

“¿Cómo puede decir cosas así tan tranquilamente?; lo mismo haría si fuera una amenaza” Luwi evitó aquella profunda mirada, centrando su atención en el perro que sin problema se acomodaba en su lugar silenciosamente. El pelinegro reía internamente por la situación para luego desaparecer tras la puerta de caoba como si de un fantasma se tratase.

 

 

 

-¡Mira si te pareces a tu dueño!...- el can apenas alzó la cabeza ante su comentario, antes de retomar su posición.

 

 

 

     Mientras tanto, el pelinegro se encontraba con los “clientes” en la otra habitación. Apenas había puesto un pie ahí y uno de los sujetos presentes se levanto; se trataba de un tipo trajeado, rubio y caucásico que lucía extravagante con los lentes de sol en aquel lugar y a esa hora.

 

 

 

-¡Yue, amigo!- el pelinegro tan solo le miró tranquilamente, con sinceridad –pero mírate, te ves estupendo, no has cambiado nada desde la universidad; a ti los años te favorecen igual que esa ropa- él seguía igual, sabiendo de antemano que aquella no era una mera visita y si algo le molestaba era la hipocresía –además, ahora eres dueño de “Light and Darkness”, el bar más prestigioso de la ciudad; hombre, tú si que tienes suert

 

 

 

-Dominic, también es un placer verte pero no creo que tus intenciones sean felicitarme ni por mi aspecto ni por mi éxito…- apartó su mirada del rubio para llevarla al grupo de jóvenes sentados tras su “amigo” -¿o acaso me equivoco, “viejo”?

 

 

 

-Tan perspicaz e imperturbable como siempre- Dominic se quitó las gafas mientras se sentaba frente a él, que aún estaba atento a los chicos sabiendo que su presencia los ponía nerviosos –esta bien, hablemos de negocios; verás, represento a este grupo, “Rock Power” y me gustaría que les dieras una oportunidad…- sus palabras se quedaron a medias al ser interrumpido por Yue.

 

 

 

-No me interesa un grupo que se apena tan solo con que yo lo vea, si no soportan mi mirada mucho menos podrán hacer algo en el escenario… tráelos cuando hayan madurado que ahora no me interesan, no pierdas tu tiempo ni el mío, ¿de acuerdo?- sus palabras habían sido tan seguras, directas y frías que petrificaron a todos, incluyendo el rubio.

 

 

 

-Pero Yue, al menos escuchalos

 

 

 

-¡Dominic!- por un instante su voz pareció estremecer los cimientos de todo el edificio, para inmediatamente mostrar un gesto de ternura en su rostro –lo siento

 

 

 

     El pelinegro, con su pantalón de vestir negro adherido a su figura, camisa roja de manga larga recogida más o menos a la muñeca con los tres primeros botones sin abrochar, un colgante negro al cuello y un oscuro dragón en él, parecía irradiar una luz de vivacidad, imponía respeto, transmitía fortaleza y verlo era como encontrarse con una criatura fantástica o con un verdadero demonio.

 

 

 

     Pasó alrededor de media hora cuando Yue cogió un abrigo opaco y salió para olvidar el molesto encuentro con Dominic; su cuerpo pedía a gritos el dulce alimento y, llevado por el instinto aquella noche, rondó las calles sin encontrar lo que estaba buscando.

 

    Percibió un ruido a lo lejos, se dejó guiar por él entre las calles oscuras hasta una plaza escondida tras un simple callejón, mezclándose con una muchedumbre de pigmentos resplandecientes, cuerpos fundidos e ira mal contenida. Argollas, collares en punta, maquillaje oscuro, miradas seductoras o pedidas, olor a alcohol, tabaco e incertidumbre y cabellos de colores artificiales abundaban en la multitud que bailaba, brincaba y se azotaba al ritmo de la música.

 

 

 

    Al fondo, sobre un escenario improvisado de simples tablas sobrepuestas y apenas un par de lámparas estaban cuatro jóvenes: tres hombres y una mujer. Fue ella la primera en captar su atención; el largo vestido negro con escote redondeado se ajustaba a su cuerpo contrastando con las botas que llevaba y si bien era consciente de que aquello no tenía sentido, los celestes ojos delineados, el largo cabello rubio y rizado y las facciones dulces le resultaron un contraste atrayente. Había un ángel de luto y con guantes largos cantando frente a esa legión de almas perdidas, producto seguramente de la juventud, de las ganas de estallar en un cúmulo de sensaciones que no podían comprender y ella los deleitaba y los guiaba con cada palabra, con cada nota, con cada mirada que los llamaba a perderse más para encontrar la redención o quizá, la entrada a un paraíso que no estaba seguro si existía o no.

 

 

 

     El baterista, por su parte, se deshacía en movimientos enérgicos y llenos de vida como su cabello verde; tenía una perforación en el labio, otra en su ceja izquierda y ropa negra de cuero al más puro estilo punk. Un cuervo se encargaba de la guitarra, aparentemente cómodo con la capa larga negra como el resto de su vestuario, un millar de collares colgaban de su cuello así como las pulseras se aferraban a sus muñecas y el rostro llevaba tintura roja simulando sangre y causando en Yue cierto desagrado.

 

 

 

    Sin muchas ganas se fijó en el tecladista de largos cabellos negros que le llegaban a media espalda con múltiples mechones azules, sus ropas también eran oscuras le ajustaban y los ojos miel con rasgos verdes despertaron algo en su interior, algo que no podía identificar y, sin embargo, sentía el deseo de ir y alimentarse.

 

 

 

-¡Buenas noches!- la rubia hablaba con su dulce pero potente voz –esperamos que hayan disfrutado esta noche, nosotros nos despedimos, ¡somos “Moonlight”!- los gritos no se hicieron esperar y mientras otros tomaban el lugar de aquellos jóvenes, Yue se quedó inmerso en si mismo.

 

 

 

 

 

 

 

     La rubia entró a la estancia con paso tranquilo, descubriendo con agrado que ahí se encontraba el tecladista.

 

 

 

-Hello my love

 

 

 

-Buenos días Jun-chan

 

 

 

-No me llames así, lo detesto

 

 

 

-Es tu “nombre”

 

 

 

-Sabes que no, soy Juna, no Jun

 

 

 

-Bien; “hola Juna-san”

 

 

 

-Olvídalo, a veces no se puede hablar contigo; ¿dónde están Spike y Dark?

 

 

 

-No se ni me interesa

 

 

 

-Vaya, supuse que estarías más animado después de lo de anoche

 

 

 

-Otra fiesta de darketos, punks y drogadictos; solo adolescentes que no saben como mortificar a sus padres

 

 

 

-¿Ya te he dicho lo maravillosa que es tu actitud positiva?- comentó ella sarcástica

 

 

 

-Sabes que tengo razón

 

 

 

-¿Y qué querías?, ahora nos toca esforzarnos para ganar popularidad y quien sabe, quizá alguien importante nos escuche

 

 

 

-¿Quién, un productor o algo así?

 

 

 

-Uno nunca sabe y al final es lo de menos; aún podemos conseguirlo

 

 

 

-¿En verdad lo crees?

 

 

 

-Claro que si- Juna sonrió dulcemente consiguiendo que se animara –por cierto, ¿qué pasó con tu examen?

 

 

 

-Lo usual

 

 

 

-¿Te preparaste?- él solo la miro haciendo que captara su mensaje poco sutil –no se en que estaba pensando, “el gran Ran” es incapaz de hacer tal cosa, supongo que al menos me acompañaras a buscar a ese par de vagos

 

 

 

-¿Es estrictamente necesario?- solo sintió cuando ella lo jalaba por el brazo sin admitir negativas. Estaban a punto de salir cuando el peliverde hizo su entrada fijándose en la rubia mientras el guitarrista se quedaba tras él.

 

 

 

-¡Hey Juna!, ¿cómo estas?

 

 

 

-Bien Spike, ¿y ustedes?

 

 

 

-Lo usual, que amable y lindo de tu parte preguntar

 

 

 

-Llegan tarde- la voz de Ran, a diferencia de la vocalista, era retadora y llena de reproche, igual que su mirada.

 

 

 

-Tú siempre tan comunicativo; estábamos con Umina-san

 

 

 

-¿Umina-san?, ¿qué hacían ustedes dos con él?

 

 

 

-Nos llamó cuando no pudo localizarlos a ustedes; tenemos una entrevista

 

 

 

-Otra fiesta hippie seguramente- Spike comenzó a reir por el comentario de su compañero, incluso cuando sabía que eso no lo había hecho como una gracia; lo conocía suficiente para saber que su “orgullo gótico” era herido cada vez que terminaban en esa clase de eventos porque, a su parecer, no los llevaba a nada serio aunque, en su opinión, le importaba poco quien asistiera, solo quería tocar.

 

 

 

-¿Lo dices por mi nuevo look verdad?- comentó con ligera malicia –pero puede estar tranquilo “señor líder”, esta vez se trata de un bar

 

 

 

-Ebrios en un callejón, ebrios en un bar, no hay demasiada diferencia

 

 

 

-No esta vez, se trata de “Light and Darkness”

 

 

 

-¿Qué no recién contrataron a Rock Power?- desde el inicio de la discusión Juna se había mantenido al margen, pero aquello la tomó por sorpresa y no pudo evitar preguntar

 

 

 

-No, al final el dueño no los contrató, de hecho escuche que ni siquiera los dejó tocar; parece que el tipo es un tanto peculiar o quien sabe, el punto es que el puesto aún esta vacante y Umina-san ya consiguió comunicarse con uno de los encargados

 

 

 

-¡Eso es genial!... “Light and Darkness”… ¿Ran, has oído eso?

 

 

 

-No se emocionen, aún no tenemos el contrato, ¿cuándo hay que ir?

 

 

 

-Esta noche

 

 

 

-¿Noche?- a Ran eso le parecía raro, por lo general las entrevistas eran en la tarde pero la expresión de Spike confirmo sus palabras –bien, en ese caso los veo en la facultad en una hora; Juna, ven conmigo

 

 

 

 

 

     Juna y Ran se escabulleron al salón de música de la facultad que a esas horas estaba cerrado pero el pelinegro tenía múltiples talentos, como el de abrir cualquier puerta que se propusiera sin importarle las consecuencias. Entraron y enseguida él se dirigió al piano para comenzar a tocar mientras, a lapsos, escribía en una libreta las notas.

 

 

 

-¿Y esa canción?

 

 

 

-La escuché anoche

 

 

 

-¿Otra vez esos sueños?

 

 

 

-Tranquila, creo que funcionará

 

 

 

-Es hermosa pero no es muy… tu sabes… nuestro estilo

 

 

 

-¿Cuándo han fallado mis corazonadas?- se sonrieron sabiendo la respuesta. Se sentó al lado de su compañero siguiendo la canción, dándose una idea de lo que tocarían aquella noche porque era obvio que la insistencia de Ran era porque la quería lista para aquella noche y, si bien aquello era un tanto irracional, la rubia nunca podía llevarle la contraria; nunca.

Notas finales:

Han notado como cuando pones la letra "e" en mayúscula y con acento aparecen puntos suspensivos? No se por que pasa...


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