Un ligeros hazes de luz iluminaban entre las cortinas aquella habitación, juntamente con una ligera brisa mañanera y los cantos de los pájaros y....
RRIIIIINNGGG!!!!!!!
Y como no, el maldito despertador.
Xiaolang tanteaba con la mano en busca de este. Cuando consiguió pararlo, suspiró: solo eran las 7 de la mañana. Se desperezó y se levantó de la cama. Se dirigió hacia el bulto de la otra cama.
- ¡Xiaolong, despierta!
El nombrado solo gruñó y se hizo más "bola" ¿Realmente era su hermano gemelo? Bueno, al menos entendía al otro par, sobre todo a Yuui.
- Bueno, pues si quieres llegar tarde, allá tú, pero luego no me vengas con quejas.
De mientras, se fue desvistiendo para ponerse el uniforme.
- ¿Que, hermanito? ¿Listo para ligar con esa chica tan guapa?
Xiaolang se puso como un tomate, cogió un cojín y se lo lanzó.
- ¡¿P-pero que dices?!- Estaba muerto de vergüenza.
Cogió la maleta y se marchó de la habitación.
Xiaolong, con una sonrisa todo el tiempo, entristeció la mirada.
- Ojala yo...
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Le costaba mucho desperezarse tan temprano, su cuerpo aun le pedía un rato más de descanso.
Un gran bostezo salió de su boca. Se dirigía hacia el patio, donde había quedado con ese par de mocosos antes de las clases para entrenar.
Todavía no se acordaba como es que aceptó ese trato, supuso que había aceptado para que le dejasen en paz un rato, pero a los pocos días, les cogió gran aprecio a ese par.
Los muy malditos eran bastante buenos.
Enseguida los vio, se saludaron y sacó la espada de su bolsa.
- Bien, espero que lo hagáis mil veces mejor que la ultima vez
- ¡Si, sensei! - dijeron los otros dos.
Así empezaron a entrenarse durante bastante tiempo. Lo que no se dieron cuenta es que un grupo de colegialas les estaban espiando detrás de unos matorrales.
- ¡kyaa! ¿Los habéis visto? ¡Qué guapos sonnn!
- ¡Ha merecido la pena despertarse tan temprano! ¡El castaño para mí!
- ¿Cuál de los dos?
- ¡Para mí el que tiene más cara de niño!
- ¡UFF! ¡Como está el profesor de educación física! ¡Me lo pido!
- ¡NO VALE! ¡HAY QUE RIFARLO!
- ¿A quién hay que rifar?
Las chicas se giraron asustadas, era el profesor de ciencias, a muchas se le volvieron a poner los ojos de corazones.
- ¡Hola Fye-sensei!
- Buenass... ¿A quien miráis aquí escondidas?
- A nadie, a nadie.... - estaban muy rojas.
Fye alzó la vista.
- ¡Si es Kuro- wan wan! Ohhhh que perro más mono, está jugando...
Las chicas le miraban con una gota en la cabeza.
De mientras, Kurogane estaba más que sudado por el entrenamiento, realmente los mocosos eran muy insistentes.
Cogió los extremos de la camiseta y se deshizo de ella. Esto provoco varios gritos femeninos.
Miró hacia los lados, no había nadie aparte de ellos.
- ¿Qué pasa, sensei? - Xiaolang lo miró preocupado.
- No, nada, nada... seguid.
Entre los arbustos, Fye se reía de las chicas, que se callaban unas a otras nerviosas.
- ¡No te rías, Fye!- replicó una molesta.
- Es que hacéis mucha gracia, aunque debo admitir que tiene muy buen cuerpo - entrecerró los ojos y amplió la sonrisa.
Alguien a lo lejos le dio un escalofrío en el espinazo.
- ¡Qué cuerpo, por el amor de dios! - las alumnas estaban babeando examinándole, uno por uno, los músculos del tórax y la espalda - es que tiene todo, es guapísimo...
Una, por hacerse la interesante, comentó:
- ¿Os imagináis echarle un chorro de chocolate? Ayy... se le iría metiendo por los huecos entre los músculos dejándole más marcado y deslizándose poco a poco hacia abajo hasta llegar hasta......
- ¡¡¡AYYY!! ¡¡CALLA, CALLA!! es que mira que eres...
- Uff ¿y os imagináis a Fye?
Las chicas miraron a Fye, con estrellitas en los ojos, y se dirigieron poco a poco hacia él.
- Ehhh... estoo... ¡Que tarde se ha hecho! ¡Tengo que irme al laboratorio!
Con pasos rápidos se dirigió hacia la entrada.
- Menos mal - suspiró.
Todavía le quedaba tiempo para ir clase. Aprovechó para dirigirse hacia la cafetería, le había entrado antojo de chocolate.
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Se despertó ilusionado, como cada mañana desde que llegó a ese instituto. Se levantó animado, cogió su ropa y se dirigió al baño. No quería que su queridísima Himawari le viese en paños menores por ahora.
Antes de meterse en el baño, se acercó a la otra cama. Las mantas tapaban todo su hermoso cuerpo.
Decidió destaparla y darle unos buenos días esplendidos.
Cogió con nerviosismo la manta, se decidió y estiró hacia atrás.
- ¡¡¡Buenos días mi preciosa Himaw.......!!!
Se quedó de piedra, no, en serio, de piedra. En vez de una pequeña, dulce y pálida Himawari, se encontró con un alto, moreno y simplemente gilipollas Doumeki.
- ¡Q-Que coño hace el aquí! - pensó con el pelo alborotado y con muchas gotas en la cabeza.
Una idea le pasó por la cabeza. ¿Podía ser qué?... Se le quitó enseguida. Solo imaginarse a esos dos en... ¡ejem!... en "eso", le daba escalofríos.
Vio una nota en la pared pegada. Como esa nota estaba en la pared donde estaba pegada la cama, que era muy amplia, tuvo que encorvarse y apoyarse en ella para poder cogerla.
"Para Watanuki:
Lo siento, pero esta noche he ido a dormir al cuarto de Sakura, como Doumeki duerme con ella, le he pedido que duerma en mi cama.
PD: Por favor no os peleéis"
Suspiró de alivio, por lo menos lo peor no había pasado.
Doumeki, aun dormido, se giró rápidamente, poniendo su mano en un sitio MUY delicado de Watanuki.
Este se quedo petrificado, se quería apartar, pero justamente le estaba dando un roce muy agradable... cuando se dio cuenta, estaba transpirando y muy rojo. Se apartó antes que fuese demasiado tarde y le dio un capón al dormido.
- ¡DESPIERTATE, SO CERDO!
- ¿Mm? ¿Ya es de día?- Estaba tan normal como siempre, sin saber qué pasaba.
Watanuki, rojo de ira y vergüenza, cogió su ropa y se dirigió al baño a cambiarse.
En mitad de las clases, el megáfono sonó con una voz muy conocida por todos:
- Quiero comunicarles, que esta noche habrá una feria en la ciudad, así que saldrá un autobús a las 8. No puede faltar nadie porque si no tendrá un cero.
Muchos miraron con cara de "WAYYY!!!" otros con "será divertido" otra con "veré a Sakura vestida en kimono"( adivinad quien ), otros con cara de "esta trama algo" y otros con "que sea como dios quiera".