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THOSE SUNNY DAYS OF MOON IN PARIS por Haschariel

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THOSE SUNNY DAYS OF MOON IN PARIS


Capitulo 1


 


 


“Navidad”. “Navidad, dulce navidad”


 


Para Bruno More aquella salmodia representaba mucho más que pasteles dulces y cava. Representaba mucho más que la emoción de la fecha, reuniones sociales y el hecho de la extraña experiencia que significaba pertenecer a la familia Montana.


 


Las Navidades, para él, eran cada año saborear la ilusión del encuentro familiar mas grande en la agenda anual. Nadar en la gran masa de Montanas que acudían al llamado patriarcal en busca de rostros… en su caso, de un rostro… 


 


Bruno More ajusto el nudo de su corbata con esforzada dedicación frente al espejo del dormitorio. Las persianas estaban descorridas dejando a la vista la desnudez del álamo del jardín haciéndole juego al edredón azul que tanto le gustaba a Blanche. El tic tac del reloj de cuerda sobre el prolífico mostrador junto al armario cantaba desgranando los minutos de aquella media mañana del 24. El clima se prometía frío aunque animoso. Se miro una vez mas complacido con su reflejo en el cristal. Su altísimo porte diplomático de hombros anchos y piernas atléticas habían logrado cuadrar armónicamente en el traje gris que comprara la semana anterior especialmente para esa ocasión. No se consideraba precisamente un hombre guapo en extremo; tenia la piel tostada porque el sol de las playas había impreso su huella en él y era difícil eliminar sus raíces mediterráneas, el rostro definido con los pómulos altos y el mentón redondeado, la nariz románica y el par de ojos plomizos de los cuales, su esposa afirmaba haberse prendado a primera vista. Se miro de perfil en  el espejo, aplasto un par de mechones castaños contra su testa y finalmente decidió que estaba listo para salir de casa.


 


Justo en ese momento Blanche asomo sus empapados rizos oscuros por el quicio de la puerta. Todavía envuelta en la bata de baño y el rostro blanco y desmaquillado


 


-cariño… no me siento bien. Me duele el estomago. Creo que es la regla


 


Bruno no tuvo la necesidad si quiera de dedicarle una mirada de reproche. Volvió a atusarse la corbata en el espejo mientras pensaba que este año la tradicional excusa había carecido de inventiva


 


-la regla te ha venido hace dos semanas –Dijo con tono paciente e incluso divertido


-…si, ya… pero suele… pasar, sabes?


 


Se dirigió hacia ella con pasos gráciles, como una pantera juguetona


 


-porque no quieres ir esta vez?. Te has pasado el mes entero de boutique en boutique buscando el vestido perfecto para  hoy. Estabas emocionada según recuerdo


-lo se… pero ahora…


-vale –Dijo Bruno y la tomo de los hombros casi obligándole con la mirada a entrar en la habitación –Si no te sientes bien, no iremos. Pero tus padres estarán muy decepcionados y no te prometo mi apoyo si tus hermanas vienen a por ti


 


Blanche hizo un gesto enfurruñado, su carita redonda parecía una oda al infantilismo. Con desgano visible se dirigió al armario, metió la mano y descolgó un blazer satinado solo para arrojarlo con pesadez sobre la cama. Había dicho estar emocionada con el inminente acontecimiento como cada año que se cernía sobre ella como una sombra con garras e incluso fingió su contento con las vísperas navideñas. No obstante, la verdad era que estaba atormentada, y lo estaría eternamente esas fechas, así pues no le apetecía lo mas mínimo salir de casa el resto del invierno.


 


Sintió las manos de su esposo rodearle la cintura y su amplio torso pegarse a su espalda, su aliento calido cerca su oído. Y la pequeña esperanza que anidaba en ella, minima, insegura, le susurro que quizá, esta navidad seria igual a las anteriores y entonces seria feliz un año mas


 


-te esperare mientras te arreglas. Tomate tu tiempo. Quiero ser la envidia de todos los primos y tíos


 


Ella sonrió. No con esa sonrisa de toda esposa enamorada si no con la tristeza de quien oye a conformidad una declaración… condescendiente


 


-no tardare


 


 


 


 


Si algo se podía plasmar en la historia de los Montana era justamente su ferviente idolatría por las tradiciones y las parafernalias familiares. La variopinta exquisitez de fechas insignes y sus inherentes celebraciones era a la familia lo que las efemérides nacionales al mundo. Un logro académico era una cena en el mejor restaurante de Boston, un cumpleaños una lujosa celebración en el jardín principal, una boda un despliegue de fastuosidades....


 


Así mismo pues, Isabel Cremer de Montana y Luis Montana estaban próximos a celebrar las vísperas navideñas, y el inseparable año nuevo que acompaña y acompañara sempiternamente los fines de año. Habían creído entonces, que lo más tradicional era que todos los Montana estuviesen reunidos en un solo punto del planeta para celebrar dicha festividad. Y así tres anacrónicas generaciones podían verse ese día revolotear por toda la mansión, dispensada cómodamente para acoger a cualquier oveja Montana extraviada en el mundo.   


 


Con tal lógica, Blanche Montana atravesó el cancel del jardín nevado del brazo de su esposo sonriendo amablemente a cuanto tío se aproximara. Iba divinamente ornamentada con un abrigo blanco de algodón añejo y un vestido rosa de amplios faldones y tirantes satinados que dejaban ver tras la seda la majestuosidad de su busto. Cuando llego al umbral de la casa, donde el número de los Montana se reflejaba en crasos grupillos aquí y allá, fue separada violentamente de Bruno


 


—Santo cielo, estas divina! –exclamo Cristín


 


De pronto se vio rodeada de Marita, Rita y Scarleth, casi al mismo tiempo que Bruno era arrastrado por su primo Archer, Thomas, Abel y el tío George. Quiso rehusarse a acompañar a aquel grupo de desidiosas marujas pero se encontró sentada en uno de los divanes del salón de descanso formando corro con sus hermanas y primas. Además de ellas y sus voces chillonas, la habitación entera se antojaba vacía, de no ser por el murmullo lejano de la parentela irrumpiendo en el salón principal y el estridente chillido de los niños alrededor del colosal árbol navideño


 


—Recibiste mi postal? —Pregunto Cristin en tono hambriento. Había echo un viaje a las Indias ese verano y aun hoy no perdía oportunidad para relatar sus aventuras


—Exótico


—Que envidia


—He estado pensando en hacer otro viaje antes de año nuevo


—Claro. Mamá estará feliz de que hagas el viaje justo para estas fechas


—Estoy aquí hoy o no?. Toda la familia esta aquí, justo como ella quería. Además que yo falte a la fiesta de noche vieja no hará la diferencia para ella este año. Es mas ni lo notara


—Cristin seria mejor que mantuvieras la boca cerrada


 


El comentario había sido con tal tono reconventivo que fue difícil para Blanche pasarlo desapercibido. Una especie escalofrío subió por su espalda y se instalo en la parte baja de su estomago. La siguiente pregunta, salio de sus labios en un hilo


 


—Por que dices eso?  


 


Ocho pares de ojos se miraron entre si con exagerada complicidad. Algunos expectantes del siguiente movimiento, otras mostrando algo que podría haberse tomado como tristeza ajena. Finalmente fue Marita, la comprensiva hermana, que rompió el difuso silencio


 


—Oh Blanche…


 


Marita siempre había tenido el don del consuelo en su canto suave. Sin embargo, Blanche sintió que esta vez su nombre sonaba en aquella boca como una sentencia


 


—Cuando? —Fue su única pregunta en tanto sentía que su cuerpo se hundía en la peor de sus pesadillas como un velero destrozado a plena mar:


“Pero porque ahora, porque este año, porque ahora, porque?!”


 


—Ha llegado esta mañana… muy temprano. Tal parece que el cambio de horario le ha afectado un poco. Duerme desde entonces


 


Ella levanto la cabeza alertada —Vosotras no parecéis sorprendidas


 


Hubo otro momento de tenso silencio


 


—Veras… —Empezó Scarleth titubeante — Fue hace meses… Le dije a mamá que no era muy buena idea pero ya conoces lo tozuda que se pone cuando se le da contra


—Scarleth


 —Bueno, el hecho es que se empecino en enviar una carta a Inglaterra. Dijo que estas navidades eran diferentes porque celebrara 30 años de conocer a papá, blablaba, lo mismo de siempre y pues… Ella nos quería a todos reunidos…


—Él pudo haber rechazado la invitación! —Exclamo Blanche casi para si misma


—Lo hizo!, como siempre. Pero luego fue padre mismo quien envío otra carta obligándole a venir


—Padre? … Papá nunca había tomado partido —Dijo desconsolada


—Blanche, querida. Han pasado cinco años de no ver a su único hijo. Que esperabas?. Tomas es el pequeño de la familia, el bebe de mamá y hasta hace cinco años, era el mas consentido por todos los Montana, tu incluida. Sabias que tarde o temprano tendrías que enfrentar su regreso. Tambien es tu hermano  


—Es muy pronto. Si tan solo yo, estuviese…


—Pero no es así


—Que voy ha hacer?


—Basta ya! —Grito casi Cristin, saltando del sofá hacia la butaca donde había media docena de cajas de chocolate. Tomo una entre las manos, la estudio y metiéndose a la boca la pieza mas gorda regreso al grupo —Habláis de Tomas como si de un monstruo se tratase y es solo un chiquillo, uno con muy pocos atributos diríamos. Además, estáis olvidando contarle a Blanche lo mas importante


—Es cierto


—Como ignorar ese pequeño gran detalle? —Comento más animada Rita


—El que?. Hablad de una buena vez!


—Querida no tienes nada de que preocuparte. Tomas no ha venido solo… sino con el novio que se ha echado en las Bretañas


—No-vio?


—Y que ejemplar —Acoto Cristin —Créeme, ningún Bruno More, se atrevería a competir con ese hombre.


-Si, si… Si hay algo que tenemos que reconocerle a nuestro hermanito es su buen gusto por la carne extranjera… El ingles esta guapísimo


—El hombre es un ente importante de la política. O lo será pronto que es lo mismo. Tiene un doctorado en derecho comercial o algo así. Juega guaterpolo, viene de una familia muy bien acomodada en Liver Pool, tiene mundo, es galante… en fin, que es perfecto


—Bruno no juega ni al marro


—Este otro es educadísimo. Un libro andante… todo un ingles


—Lo mejor es que por lo que pudimos ver esta mañana, esta coladísimo por Tomas…  


 


De pronto Blanche se sintió como un submarino navegando en las profundidades del océano. Vislumbraba con su periscopio otra vez la minima esperanza de conservar su matrimonio. Y porque no, quizá estas navidades serian la clave, el desenlace tan esperado de ocho años de inconclusa telenovela


 


Con nuevo ánimo renovado por las palabras de sus hermanas y primas se irguió en busca de su esposo. Anhelaba lucirse de su brazo a la hora en que la pareja recién llegada decidiese hacerse presente en el salón común. Cristin, Rita, Scarleth y Marita la siguieron de cerca, coreándola con risillas. El ambiente abigarrado de Montanas, pino y chocolate tranquilizo su espíritu como un suave murmullo. Entre los tíos mas veteranos pintados con sweters tejidos a mano, diviso la figura jubilosa de su canoso padre pero no quiso acercársele “Resentimiento” pensó muy en el fondo. Su madre debía de estar en la cocina con las tías, terminando de disponer todo para la perfecta cena de esa noche.


 


Busco a Bruno con la mirada, primero serena, luego a cada segundo apresurada, como si su ser interno presintiese algo


 


De pronto sucedió


 


Toda la estancia quedo en silencio. Las copas dejaron de beberse, las chocolatinas cloquearon entre los dientes. Cada Montana dirigió su vista a lo alto de los escalones estupefactos y ella quedo congelada a dos metros de Bruno More en el momento justo en que acababa de encontrarle


 


“Por supuesto” Pensó. La reacción de la familia era previsible pues cada miembro había sido un silencioso espectador y critico de su telenovela. Era obvio que la presencia de Tomas tomaba a muchos de ellos por sorpresa tanto como a ella hacia un par de minutos


 


En lo alto de los escalones, sostenido de la balaustrada y mostrando una inseguridad irresuelta estaba de pie, mirándoles con ojos enormes, almendrados y asustados, un muchachito que ha simple vista no terminaba de cruzar los 20 años. No era frágil en extremo pero su juventud transmitía un extra de cuidados intensivos a un nivel que no era medico en absoluto, sino sentimental. La piel blanquecina resaltaba en el jersey azul que llevaba puesto y los mechones almendrados desordenados revelaban su reciente despertar. Tal parecía que el mismo se había visto fatídicamente sorprendido por la hora del te. Además de esos detalles, Tomas Montana no había ganado ni un centímetro más en los huesos durante ocho años.


 


Añadiendo claro que cinco años de ausencia no habían servido para robarle tan siquiera un ápice del encanto que tenia arrobada a toda la familia. Incluso Blanche, se maravillo con él un segundo antes de volver a hundirse en la cruda realidad.


 


A dos metros de ella, Bruno estaba deslumbrado con el muchachito. Sostenía su copa de coñac petrificado, embelesado, sonriente. La misma sonrisa bobalicona de hacia ocho años. Blanche grito por dentro. Corrió junto a su esposo justo cuando dos cosas importantes se sucedían al mismo tiempo


 


La primera era que su padre, el gran Montana, soltaba en el acto una potente exclamación, mas parecida a un trueno que a una palabra, adelantándose al pie de los escalones para espolear a su pequeña oveja a reunirse con la familia. La segunda cosa, dejo sumida la estancia en el mutismo por segunda vez. Un segundo personaje acababa de atravesar la puerta del cuarto de invitados y se reunía con Tomas en el primer escalón


 


El hombre era un ingles de sepa. Un actor de uno 82 perfectamente modelado al cuerpo de los héroes griegos. Con la cabellera bien peinada, rubia como los rayos de sol en la mañana; la piel dorada suave y los ojos nobles, azules como el alma placida del cielo. Vestía pantalones de tela grises y el jersey pulcro y blanco con el cuello en V ribeteado de suave verde navideño. Le dedico una leve sonrisa a su pequeño compañero antes de animarle totalmente a bajar


 


Mientras tanto Bruno acaba de darse cuenta que tenia a Blanche asida fuertemente a su brazo y que en sus ojos oscuros se debatían en las mil y una preocupaciones que había tratado de ocultar durante esos cinco años, entre las cuales pudo claramente distinguir el miedo, los celos, el desconcierto, la inseguridad, la debilidad de un cuerpo a punto de desfallecer de amor. Vio claramente sus fantasmas, no porque conociera o amara a Blanche lo suficiente para leer su alma, si no mas bien, porque aquellos fantasmas eran los mismos que le batían en ese exacto momento. Los mismos que compartía con su esposa por razones abismalmente diferentes y dirigidas hacia un ser diametralmente diferente.


 


“Porque ahora?, Porque este año?. Porque?!”


 


Y si no hubiese sido por el brazo coercitivo de ella, por la mutua mirada que se dedicaron tan parecida, tan diferente a la vez, Bruno More le hubiese ganado la carrera a papá Montana y hubiese sido el primero en abrazar a aquel cuerpecillo tan conocido por sus manos


 


No le quedo mas remedio que beber un trago seco de su copa y bajar la vista al tiempo que escuchaba el exaltado monologo del patriarca de la casa


 


—Cinco largos años! —Decía Luis —Y mi pequeño no ha crecido ni una pulgada. No te has cuidado bien!


 


Entre atusados mimos y panegíricos discursos, a Tomas Montana se le escucho en protesta, un manso:


 


—Padre… me avergüenzas


 


El corazón de Bruno golpeo contra sus costillas. Recordaba aquella dócil modulación, el timbre de voz entre los tintos de manzana en aquella posada en Paris


 


“Ah! Paris. Paris y Tomas”, susurro la brisa de su memoria guarecida en las mas superfluas cavernas de su cerebro. ¿Cuántas noches había conciliado el sueño recordando el sol de verano de Paris?


 


No obstante hoy estaban en pleno invierno. Era navidad y nevaba fuera. Nevaba. Se dio cuenta de ello cuando Luis Montana volvió a levantar la voz esta vez para concentrar la atención en el invitado


 


—Ah familia!. Dejad que les presente a esta futura eminencia —Dijo soltando a su hijo y dándole afectuosas palmaditas al segundo —Harold Lowel, abogado, candidato a cenador de la curia Inglesa


 


Podría haberse creído que la presentación de Harold Lowel terminaría ahí. Una digna mención de su carrera y sus proyectos, alguna habilidad —como había sucedido con Bruno More hacia ocho años— Luego la familia deduciría, si no lo había hecho ya por obvias razones, la relación existente entre el pequeño Thomas y Harold Lowel. No fue así. Papá añadió algo mas a su perorata en ese momento que dejo a toda la familia turbada


 


—Y el prometido de mi hijo


 


Se alzo un suave murmullo. Después algunos “en hora buena”


 


Mientras la frase era un bálsamo para Blanche, sintió pegado a ella el cuerpo de Bruno volverse de roca pura un instante antes de sentir todos sus nervios tiritar. Sus miedos se confirmaron entonces: Bruno aun amaba a Thomas


 


—Lo ha dicho adrede —Susurro él inconcientemente


Blanche tambien se tenso —Te afecta?


 


Bruno sacudió la cabeza. La miro fijamente largos segundos como tratando de regresar de un lejano viaje espacial y aterrizar en su gris plataforma. Titubeo


 


—… No


 


Pero su respuesta no convenció ni siquiera a si mismo. De pronto tenia las mismas ansias de marcharse como las había tenido Blanche de no venir


 


—Quieres un trago?.  Hay una botella para nosotros solos en el hall


—… Si. Creo que los dos necesitamos un trago


 


Ambos se perdieron tomados del brazo por el pasillo en tanto las albricias continuaban en el salón principal 


 


La mencionada botella de coñac estaba sobre un pequeño taburete junto a la puerta del salón. Bruno fue directo a ella y lleno su copa. Se volvió hacia Blanche para hacer lo mismo, cuando ella empezaba la inevitable pregunta


 


—Que piensas?


 


Él trato de rodar el contenido


—Es la mas grande cena de navidad que tus padres han organizado.


—Ya…


—Por cierto tu tío Vernon sigue con la misma cantaleta. Quiere que le ayude a abrir esa pequeña casa de pesca


—ah


—Le he dicho que me lo pensare. Pero creo que lo que quiere es huir de casa


—… Y que piensas de Harold Lowel —Soltó Blanche un poco irritada


 


De nuevo Bruno tardo en contestar


 


—… Nada… No le conozco


—Ya. Yo creo que es un buen partido para Thomas… Pienso que si papá no ha tenido ningún reparo en anunciarles como pareja es porque ha aceptado la relación, el compromiso es decir. Es seguro que la familia de este también ha aceptado esa relación.


—…parece un buen tipo


—Es cierto. Hasta su nombre suena increíble no crees?… Harold Lowel —Blanche paladeo el nombre junto con un sorbo de su trago —Será un conocido político que mantendrá una relación homosexual abierta al publico y no parece importarle el cotilleo


 


Bruno la escudriño con la mirada, casi quemándole viva


—… Que estas tratando de decir?


 


Nadie mejor que uno de los personajes principales conocía la historia forzosamente soterrada por los Montana. El tambien había estado al pie de ese escalón una navidad hacia ocho años, tambien había sido alagado por Luis Montana cuando apenas era un graduado de preparatoria a punto de salir a realizar sus sueños profesionales en compañía del pequeño Thomas. Tambien su relación había sido adulada, criticada y finalmente aceptada por la familia. Tambien había estado dispuesto a declarar su amor por el menor de los Montana a los cuatro vientos. Sin importar nada. Contra todo pronostico. Y sin embargo, había sido la misma familia la represora: Luis e Isabel quienes le robaran a Thomas separándoles para siempre


 


Tambien Blanche, pareció recordar la historia. Sus enormes ojos perdieron de a poco la fiereza y en vez, un claro brío de suplica se instalo en ellos. Dejo su copa sobre el taburete y se abrazo con exagerada fuerza al cuerpo de su esposo. Quería rogarle:


 


 “No me dejes nunca, Se fuerte ante la tentación, Estaré aquí para aplacar tu sed de Thomas aunque los días sean largos, No te rindas, No tires nuestro matrimonio!.


Pero de sus labios solo salio un murmullo


 


—Te amo


 


Continuara…


 


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