Aquella imagen siempre le había gustado, como el agua se tornaba del color del cielo, mientras el murmullo de la gente se acompasaba con el canto de los pájaros listos para comenzar a soñar. Si ese lugar le gustaba, más que nada cuando podía ver aquella figura esbelta resaltar entre el cumulo de personas con aquella enorme sonrisa adornando su cara.
-Lo siento me volví a retrasar.- le dijo agitado llegando hasta él
-Ma Iru chan, solo fueron 15 minutos con 20 segundos.-
-¿Es broma no?, señor puntualidad, permítame recordarle cuanto tiempo tenia yo que esperar por usted, y al menos a mi me retrazo el maestro no una ancianita o un gato negro. Mejor ya andando que muero de hambre -
Se le quedo viendo mientras Kakashi sorpresivamente sostenía su mano.
-¿Que pasa Kakashi?, Kakashi...-
Su voz, se escuchaba diferente.
-Kakashi, Kakashi, vamos.-
Abrió sus ojos topándose con los de Iruka, aquel sueño venía repitiéndose casi todas las noches desde hacia dos meses, algo se removió desde su estomago pero prefirió ignorarlo y atraer aquel delicado cuerpo hacia él.
-Pescaras un resfriado si sigues durmiendo en el patio.- le reprocho
No le contesto, no tenía ganas de hacerlo. Aún se sentía somnoliento.
-ya es hora de comer, vamos levántate.-
-¿Porque insistes tanto?, sabes que no me agrada, antes solo me hubieras abrasado y dormitado con migo.- le contestó alterado aventándolo al lado.- lo siento yo, lo siento Iruka.- le dijo temeroso al ver al otro atemorizado.
No supo como reaccionar así que solo subió directo a su habitación, a pesar de haber vuelto a casa hacia ya 15 días no se sentía para nada a gusto. Cada vez que se acercaba a Iruka le parecía que sus cuerpos no embonaban como antes, se reprochaba una y otra vez tratar así al castaño, el lo amaba más que nada en este mundo, más que así mismo, y eso había sido lo que más le había asustado cuando se dio cuenta. Pero después se volvió un alivio en su corazón.
Se sentó del lado de la cama de Iruka y tomo la fotografía de ellos dos en su boda, paso sus dedos sobre el frió cristal tranquilizándose, entonces escucho la puerta abriéndose de la habitación, giro la cabeza encontrándose con el rostro sonriente de Iruka que se acerco con paso lento y calmado hasta sentarse junto a él. Dejo descansar su cabeza sobre la del peliplata y tomo con su mano izquierda la fotografía para dejarla en su lugar, después dejo caer un poco más de su peso haciendo que ambos se recostaran sobre la cama.
Sonrió juguetonamente acariciando el cabello de Kakashi para darle un suave beso en los labios, pasando a su cuello, cuando sintió como el cuerpo debajo de él se relajaba ensancho su sonrisa y se separo bruscamente.
-si ya te has relajado ven a comer, que no quiero volver a calentar nada. Quizás hasta un postre extra te ganas.-
Le vio desaparecer de la misma manera como apareció, él también sonrió levantándose, no entendía como se había vuelto tan bipolar su moreno y él mismo, pero ya con el tiempo se acostumbraría. Bajo las escaleras directo a la cocina, vio al moreno sentado comiendo.
-que malo eres Iru, fuiste por mi cuando ya casi terminabas.-
Le dijo viendo como el otro casi terminaba sus alimentos. Iruka solo le sonrió y con un “Tengo espacio para más”, se levanto a servirle.
Kakashi se encontraba en su estudio leyendo una revista, la luz del sol desde hacia rato que se había ocultado dándole paso a las espesas tinieblas de la noche su lugar. Se sentía bastante huraño a pesar de haber salido del hospital no se le permitía ir a la compañía a trabajar, no le gustaba sentirse inútil, él nunca lo había sido desde pequeño acompaño a su padre en sus diligencias y ya más grande había empezado a realizar pequeñas labores durante sus vacaciones.
Sí, él siempre había sido un hombre preactivo, por lo que ese encierro para él poco justificable le estaba haciendo demasiada meya en su animo, y lo que más le preocupaba era que eso estaba alejándolo de su Iruka, recordaba como hacia un par de minutos nuevamente le había gritado por algo injustificable y como él moreno nuevamente se había quedado ahí parado sin decir una sola palabra. El sonido de la puerta abriéndose le atrajo su atención, por ella apareció un hombre alto y bien formado de piel clara y pelo obscuro, enseguida se paró a ayudarlo con la bandeja que cargaba.
-Me asustaste Obito, pensé que eras Iruka.- le dijo invitándolo a sentarse.
Obito sintió su corazón pararse en ese instante, le miro bastante sorprendido haciendo que Kakashi ladeara la cabeza preguntándose en silencio que le pasaba a su amigo.
-Es bueno verte, desde el accidente no te habías aparecido, ¿Cómo has estado?-
Obito trató de calmar sus alterados nervios hundiéndose un poco más en el sofá frente a Kakashi, sostuvo sus manos evitando que el temblor se apoderara por completo de su cuerpo. Dejó escapar un enorme suspiro y sin dejar de ser observado con intriga por su interlocutor cerro los ojos para tantear el terreno que pisaba, después de todo él sabia lo peligroso que se podía volver tanto para él mismo como para él propio Kakashi si actuaba de manera imprudente.
-Extrañándote a ti y a Iruka. Perdón por no visitarles, he tenido mucho trabajo en la empresa de la familia. - contesto un poco dudoso finalmente
-oh no te preocupes, no fue algo serio en realidad. Por cierto, ¿dónde dejaste a Iruka?.- le cuestiono viendo hacia la puerta.
-Él se quedo en la sala atendiendo una llamada de Naruto.-
-oh, que bueno, desde que salimos no ha venido, se comporto un tanto extraño cuando salí del hospital.-
Se hizo un silencio un tanto incomodo que termino con Kakashi saliendo de la habitación excusándose con su invitado para ir en busca de su esposo, Obito no pudo hacer nada para detenerlo y yendo detrás de él a una cierta distancia.
Camino un tanto mareado y agitado hasta la sala donde esperaba encontrarse a Iruka, no obstante lo único que encontró fue el silencio imperante, siguió derecho hasta la cocina y el cuarto de lavado encontrándose el mismo silencio acompañado por la soledad, el sentimiento de incertidumbre de vació lo llevo a un frenesí que le hizo comenzar a gritarle a su amado sin obtener respuesta.
Obito lo siguió en su recorrido por toda la casa, tratando de calmarlo, pero simplemente fue ignorado, era como si todo hubiera desaparecido para Kakashi, asustado estaba a punto de llamar a Tsunade cuando escucho un fuerte estruendo en los cuartos de arriba, vio la puerta de su habitación abierta y él llanto desesperado de Kakashi. Abrió la puerta por completo prendiendo la luz en el acto, en el suelo se encontraba Kakashi con un montón de vidrios a su alrededor de diversas figurillas que adornaban, además del vidrio del tocador encajados en la pálida piel como escarcha, asustado se precipito hacia él.
Kakashi le miro por un momento perdido, y entonces como la primera vez, vio ese brillo en sus ojos. Un brillo de amor, de verdadera felicidad que había sido únicamente para su amigo Iruka y que ahora él en medio de esa pasadilla era él único receptor.
-Iru, ¿dónde estabas?.-
La luz blanquecina rebotaba en las paredes de un color crema, el sonido del bullicio de la gente le aturdió cuando se abrió la puerta dejando entrar a la voluptuosa mujer rubia. Vio a su castaño hablar un momento con ella para que acto seguido le dejaran solo con un interno limpiando las heridas que se había hecho hacia apenas una hora atrás.
Una vez que salieron caminaron en silencio hasta la oficina de Tsunade, que llegando se dejo caer pesadamente en su silla tras el escritorio, se hizo hacia delante dejando su cabeza caer sobre sus palmas entrelazadas puestas sobre el escritorio en signo de cansancio.
-Se quedara internado nuevamente-
-No puedes hacer eso Tsunade, él me necesita y lo sabes, puedo manejarlo, lo he hecho antes...-
-Él no te necesita a ti, necesita a Iruka, tu solo eres la visión de su enferma mente. Lo siento Obito, pero no puedo permitirte seguir con esto, fue un error...-
-Sabes que será peor para él Tsunade.- le debatió
-También para ti.-
-Puedo con esto.-
-Obito, se que te permití iniciar con esto. Quería que Kakashi se recuperara al menos físicamente para poder reiniciar su tratamiento psiquiátrico, pero...-
-Entonces solo dame un poco más de tiempo, por favor...-
Tsunade cerro su puño mientras recargaba su frente en el y cerraba fuertemente sus ojos.
-Solo un mes más. Y recuerda que seremos odiados y repudiados hasta la muerte cuando él por fin vuelva a la normalidad.-
-Gracias Tsunade.-
-....- ella ya no le contesto, solo desvió su mirada
Obito entrecerró los ojos, se notaba la tristeza por las palabras de Tsunade, claro que lo sabía desde el primer momento en que esa farsa comenzó, pero también tenia la resolución de darle la felicidad que Iruka mantenía encerrada dentro de esa habitación donde seguía durmiendo. No importaba que su propia familia lo repudiara aún más o se quedara sin amigos, nada de eso importaba si podía darle un poco de él a Kakashi, la persona que más amaba.
- Él te odiara.-
-Hace mucho acepte eso Tsunade.- le contestó con determinación. Al escuchar la opaca vos de la rubia
Entre cerro la cortina evitando que la luz le siguiera pegando de lleno para volver a tomar asiento junto a la cama y continuar con su lectura. La puerta de la habitación se abrió dejando ver una rubia cabellera junto a una pelirroja, así que volvió a dejar el libro sobre sus piernas para dirigir su atención en las bellas flores que su esposa e hijo llevaban en dos jarrones.
-Mira Minato que bellas flores encontramos para Iruka.-
-Mamá ha insistido incluso en esto.- le dijo Naruto señalando el pez dentro del jarrón que su madre portaba
-Es bueno que tenga un poco de compañía, después de todo no podemos venir a verle a diario. Además que de a Iruka siempre le han gustado los animales.- se defendió la alegre mujer
-Pero este es un hospital mamá.-
-Vamos, vamos. No comiencen ustedes dos, pero Kushina, querida no creo que fuera buena idea, sabes que nadie puede cuidar de él aquí.- le dijo en tono conciliador a su esposa.
Kushina inflo los cachetes haciendo un mohín y salio con el florero de la habitación haciendo rabieta, pero no pasaron ni siquiera 30 segundos cuando retornaba felizmente presurosa señalando hacia la puerta, donde un par de niños veían de la mano de su abuelo. Naruto y Minato corrieron a abrazarlos, los dos pequeños rieron ante la efusividad de sus “tíos”, mientras su abuelo mostraba sus respetos.
-Kushina san, Minato san, Naruto Kun.- les saludo haciendo una leve inclinación.-Niños saluden a sus tíos.
-Si abuelo.- contestaron a coro soltándose del abrazo de los dos rubios.- Buenas tardes tío Minato, tío Naruto, tía Kushina, gracias por cuidar de mama.-
-Bienvenidos de nuevo Yuki chan, Kyo chan.- les contesto Kushina mientras los dos rubios les sonreían