Un britanico contemplaba angustiado el Big Ben, desde el segundo piso de su casa en Londres. Coloco la mano sobre el cristal, intentando atrapar las gotas de lluvia. Ese clima era simplemente deprimente. No soportaba esta guerra en lo mas minimo. El no deseaba luchar. Tenia el presentimiento de que algo malo saldria de esto. Pero no habia manera de detenerla.
-La guerra solo trae muerte y destruccion- susurro a su reflejo en el cristal.
-¿Me diras que es lo que te preocupa?- dijo un norteamericano, contemplandolo desde el marco de la puerta y entrando a la habitacion.
-Ya te he dicho que nada- respondio molesto el britanico, sentandose en su sofa.
-Las tropas alemanas se han movilizado, estan atacando Francia y escuche de un espia que pronto vendran hacia Inglaterra-
-¿y las tropas japonesas?- dijo la pregunta espontaneamente, el norteamericano sintio una extraña punzada en el pecho.
-Por el momento no han hecho ningun movimiento, al igual que las italianas- Arthur suspiro y se recosto por completo en el sofa, cubriendo su mirada con una cortina de cabellos dorados.-Deberias de preparar un plan de ataque- repuso Alfred- los japoneses son poderosos, no puedes confiarte-
-Ya tengo uno- respondio con sequedad Arthur.
-¿Cual es tu obsecion por Japon?- pregunto Alfred inquieto.
-No es de tu incunvencia- La frialdad en su mirada inquieto al americano.
-Claro que lo es!- grito Alfred -Acaso no vez que yo...- pero se quedo en silencio.
-¿Que tu que?- Pregunto algo fastidiado Arthur. El norte americano apreto los puños y se dio la vuelta.
-Vale, olvidalo- Susurro desganado, para despues voltear a ver a Arthur con una sonrisa triste en el rosto -solo recuerda que pase lo que pase Estados Unidos estara de lado de Inglaterra- El americano iba a salir de la habitacion pero una mano temblorosa lo detuvo de la chaqueta.
-Lo siento Alfred, no se que me esta pasando- Susurro el britanico, a lo que el rubio oji azul respondio con una calida sonrisa.
-Arregla lo que tengas que arreglar y ganemos juntos esta guerra- Alfred se dio la vuelta y salio de la habitacion. Arthur se tendio sobre el sofa, se sentia debil, indefenso, cansado. Cerro los ojos y antes de caer en un profundo sueño susurro.
-...Kiku...-
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"Dos jovenes caminaban por un hermoso jardin japones, bordeando un bello lago, a la luz del atardecer. Se encontraban en el jardin de un templo Shinto de la perfectura de Sapporo. Ambos jovenes vestian kimono pero uno de ellos era claramente extranjero.
-Aun no logro acostumbrarme a vestir estos trajes- dijo el extranjero con evidente acento ingles.
-¿Pero que dice? Si a usted le queda muy bien el kimono Inglaterra-san- el japones le regalo una calida sonrisa.
-Claro que no, a ti se te ve mucho mejor, aparte ya te he dicho que me llames Arthur- Kiku se sonrojo y desvio la mirada.
-Pero...yo...es que...- el ingles sonrio y revolvio los cabellos del pelinegro.
-Eres demasiado tierno, tus encantos haran que mas de un pais caiga a tus pies-
-Deje de jugar, Inglaterra-san- grito avergonzado el japones a lo que el britanico respondio con una risotada.
-Y bien ¿me diras porque nos vestimos asi?- pregunto curioso.
-Bueno... en esta semana en Japon estamos celebrando el Tanabatha-
-Heee... ¿y de que trata la festividad?-
-La leyenda dice que dos estrellas, Vega y Altair eran amantes y ellos se encontraban solo una vez al año, en la septima noche del septimo mes lunar, si no llovia y no se inundaba la Via Lactea. Recibio su nombre debido a la doncella tejedora Orihime, que se decia hacia los trajes de los dioses. Aqui solemos escribir nuestros deseos en tiras de papel, y las colgamos en las ramas del bambu, de esa manera nuestro deseo podria hacerce realidad, como el encuentro de los enamorados Vega y Altair- el britanico tomo una tira de papel y un plumon.
-En ese caso si lo escribo aqui se hara realidad- comenzo a escribir con rapidez y al final lo colgo en una rama del bambu.
-I...Wish Kiku would be my girlfriend- dijo el japones mientras leia con dificultad -¿que significa Inglaterra-san?- pregunto sin entender el ingles britanico.
-Te lo dire hasta que me llames por mi nombre- respondio burlon.
-E-esta..bien, A-arthur-san- susurro Kiku cubriendo su boca con la manga del Kimono.
-heeee, no te escuche, vuelvelo a decir- el japones se sonrojo bastante
-A-Arthur-san- repitio mas alto y el ingles sonrio triunfante.
-Gracias Kiku- susurro el britanico mientras revolvia sus cabellos -Ahi dice: Deseo que Kiku sea mi novia- la piel palida del japones se volvio de un rojo brillante.
-Deje de jugar de esa manera Inglaterra-san- dijo molesto mientras que el rubio no dejaba de reir -Aparte, yo no soy una chica-
-Lo siento, pero con ese kimono pareces realmente una chica, y una chica muy linda- el japones le dio la espalda al britanico, intentando ocultar su sonrojo con las mangas del kimono.
-Por favor, deje de bromear conmigo Inglaterra-san-
-No bromeo, Japon es un pais realmente interesante y misterioso, me tiene profundamente fascinado. Pero hay un misterio que aun no logro decifrar, lo mas fascinante que he logrado encontrar en este lugar desde que llegue-
-¿Que es?- pregunto Japon curioso.
-Tu-"
Dos ojos cafes se abrieron asustados en la oscuridad. Respiraba agitado y su cabello negro estaba mojado por un sudor frio. No esperaba soñar eso, mas bien no queria recordarlo. Se levanto y contemplo a sus compañeros de habitacion. Un aleman que dormia tranquilamente y un italiano que se revolvia en sueños con medio cuerpo fuera del futon. El japones sonrio, hacia tiempo que nadie lo visitaba y que ellos estuvieran ahi le hacia realmente feliz. Volteo la mirada y contemplo la luna que se levantaba sobre el jardin. Esa noche estaba hermosa. Salio de la habitacion y camino hacia la cocina, pero a la mitad de la sala se detuvo. Pensativo. Agacho el rostro y contemplo un pedazo de madera rota, se sento junto a el y levanto la tabla. En un pequeño hueco se encontraba una caja de metal con decoraciones navideñas. Saco la caja y la abrio, sacando dos viejas tiras de papel, en una habia algo escrito en ingles y en la otra habia varios kanjis japoneses. Cerro los ojos con dolor al leer las tiras del papel, recordando momentos los cuales hubiera preferido olvidar.
"-Me las pagara, Inglaterra-san- le reclamo Kiku, tomando otra tira de papel y escribiendo apresurado.
-¿Que estas escribiendo? Dime-
-No se lo dire, lo unico que dire es que es sobre usted- el britanico se sintio impaciente.
-Anda, dejame ver-
-No lo dejare- el britanico intento quitarle el papel pero el japones levanto la mano alejandolo de el y amenazando con lanzarlo al lago.
-No seas asi-
-Ya se lo dije, no le dejare verlo- sin embargo el japones dejo de forcejear y miro fijamente al lago. -Se cayo- Arthur se separo de el y se agacho junto al lago buscando el papel.
-¿Donde cayo?-
-No se, en el agua- decia Kiku, dandose cuenta que el papel habia caido en el piso y cubriendolo rapidamente con su zapato, mientras que Arthur seguia buscando con la vista en el agua.
-No lo veo- se acerco demasiado a la orilla y tropezo, cayendo al lago.
-Arhur-san- grito Kiku acercandose al lago. El britanico salio a la superficie mientras que seguia buscando la tira de papel -Arthur-san, salga de ahi porfavor- pero este le ignoro.
-No la encuentro-
-Por favor salga de ahi Arthur-san, o enfermara- el rubio levanto la mirada al darse cuenta que Kiku lo habia llamado por su nombre varias veces."
-Arthur-san nunca supo que era lo que decia el papel- dijo Kiku con una sonrisa triste mientras contemplaba la tira de papel.
"Un rubio se encontraba recostado en un futon blanco, en su frente tenia un pañuelo mojado. Y sus mejillas estaban adornadas por un ligero sonrojado. Se sentia mareado y bastante cansado. A la habitacion entro un japones, con un cuenco de agua fria, se sento junto al extranjero y quito el pañuelo para remojarlo en el cuenco de agua.
-Al final no lo encontre- susurro el britanico mirando al japones con una ligera sonrisa.
-Hizo una imprudencia Inglaterra-san- respondio Kiku molesto, exprimiendo el pañuelo -Ahora tiene fiebre por culpa de nadar en el lago- Kiku coloco el pañuelo en la frente del ingles, pero una mano lo detuvo.
-Llamame por mi nombre... una vez mas- repuso el ingles con seriedad.
-Inglaterra-san, esta enfermo, no deberia enojarse por minorias-
-Por favor, llamame por mi nombre- el japones se quedo en silencio, mientras que el britanico no soltaba su mano. Desvio la mirada algo triste.
-Lo lamento, por mi culpa ha enfermado- susurro Kiku.
-No me molesta, pues ahora tu estas cuidando de mi- el pelinegro se sonrojo y Arthur no pudo evitar reir.
-Inclusive enfermo sigue haciendo ese tipo de bromas, Inglaterra-san-
-No dejare de molestarte hasta que me llames por mi nombre... Kiku~~ Canturrio su nombre y el pelinegro lo miro molesto, pero el rubio le sonria con calidez y sus ojos estaban llenos de ternura. Kiku se perdio en esos ojos color esmeralda. Arthur se sentia cansado y poco a poco sus ojos se fueron cerrando, sumiendose en un profundo sueño. Kiku lo contemplo por varios segundos, quitando unos cabellos mojados que cubrian la frente del ingles, con sumo cuidado y ternura.
-Arthur-san....-"