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Un amor para recordar por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Buaaaaa, snif, snif. Sorry, saben que yo escribo comedia romántica, pero esta idea ya tenía rato rondándome por la cabeza y una tarde decidí sentarme en la mesa y no parar hasta terminar este oneshot TT_TT Lloro porque está triste, snif, no sé por qué me ha dado por escribir un poco más de drama, y a parte de eso ¡¡se perdió una de mis tortugas!! ¡¡Napoooo!!TT_TT Como puse en las notas, está basado en la película Un amor para recordar (A walk to remember en el original), y mientras lo leen les recomiendo la canción Cry de Mandy Moore, que es parte del soundtrack de la misma. Por cierto, creo que hay un fic que está basado en la misma peli (Kyuu: Pero no lo hemos visto, así que no sabemos qué pareja será la protagonista). Todo lo que está en cursiva es narrado por Kakashi. Creo que no me queda más que añadir, salvo que esperaré sus comentarios, reclamos, amenazas, algunos pañuelos desechables, si alguien quiera regalarme otra tortuga y demás TT_TT A leer, snif, snif.

 

Disclaimer: Los personajes y la película en la que está basada la historia pertenecen a sus respectivos autores, normalmente yo no escribiría algo tan triste TT_TT

UN AMOR PARA RECORDAR

 

Durante la preparatoria era uno de esos chicos populares cuyos amigos disfrutaban burlarse de aquellos a quienes consideraban inferiores. Era algo engreído y egoísta, nunca imaginé la forma en que mi vida se marcaría para siempre.

-Oye, Kakashi –habló Anko-, ¿conoces a Umino Iruka del salón de al lado?

-El que siempre está en la biblioteca, ¿no? –preguntó Asuma

-Exactamente.

-¿Qué con él? –esta vez quien habló fue Kakashi

-Te reto a que lo invites a salir. Si lo logras. Seré tu esclava una semana. Pero si pierdes, me darás esa pulsera que tanto quieres.

-Mmm... Suena tentador. Bien, acepto.

 

Fui a la biblioteca y  lo encontré en una mesa cerca de la ventana, leyendo para variar. Debo decir que se miraba lindo ahí concentrado en el libro.

-Hola, ¿puedo sentarme? –preguntó el de cabello gris

-¿Eh? –sonrió- Sí, claro.

Me desconcertó un poco que me tratara tan amistosamente cuando nunca antes habíamos hablado.

-Soy Hatake Kakashi. Mucho gusto, Iruka-kun.

-Lo sé. El gusto es mío, Kakashi-san.

 

Platicamos un rato. Para mi sorpresa, era tan fácil hablar con él que hasta me olvidé de la apuesta.

-¿Te parece si salimos juntos después de clases?

-Lo lamento –se disculpó el castaño-, pero debo volver temprano a casa.

-Ahh... de acuerdo.

 

Por alguna razón siempre me rechazaba, de modo que en todos mis ratos libres nos reuníamos a platicar.

-Iruka-kun, anda, vamos a pasear a la playa-pidió-. Siempre me dices que no.

-Mmm... Voy a preguntarle a mi padre y te aviso, ¿sí?

-Excelente.

 

Fue la primera vez que salimos solos, como amigos, claro.

-Me fascina el mar –dijo Iruka, sonriendo-. Es tan inmenso, hermoso, quisiera verlo para siempre-

-Podemos venir todos los días si quieres, Iruka-kun.

-Jajaja, gracias, aunque no creo que se pueda. Con este día me siento muy feliz, Kakashi-san.

 

Lo acompañé a su casa. En la puerta nos esperaba su padre, lucía bastante mayor y tenía el ceño fruncido. Al parecer no estaba contento con mi presencia.

-Hola, papá.

-Buenas tardes, Sarutobi-san –saludó Kakashi

-Buenas tardes. Iruka, ya entra en la casa.

-Sí. Me divertí mucho hoy, Kakashi-san. Nos vemos mañana.

-Claro, Iruka-kun.

 

Su severo padre no miraba con buenos ojos nuestras salidas, las cuales se volvieron cada vez más frecuentes. No me di cuenta que incluso me estaba alejando de mis amigos hasta que ellos mismos me lo dijeron.

-Últimamente ya no sales con nosotros, Kakashi –se quejó Kurenai

-Es cierto, te tomaste muy en serio la apuesta –dijo Asuma

-¿Uh? Ahh, cierto –recordó la apuesta-. Bueno, adiós, quedé de reunirme con Iruka-kun.

-Parece que no salió bien tu plan, Anko –dijo Gai

-No puede ser –se mordió los labios. Ella quería a Kakashi y ahora él ni caso le hacía

 

Busqué a Iruka y lo encontré felizmente platicando con otro chico al que sólo conocía de vista. Eso me desconcertó, pues nunca había visto a Iruka ser tan amistoso con alguien más. Sabía que era amable con todos, pero la forma en que ese chico lo observaba tenía algo que me resultaba desagradable.

-Muchas gracias, Yamato-kun.

-De nada, fue un placer, Iruka.

-¿Quién era él? –escuchó el castaño a sus espaldas

-¡Ahh! –se sobresaltó- Kakashi-san, me asustaste.

-Parecías muy amigable con ese chico.

-Es Yamato-kun, un compañero de clases. Como falté ayer me prestó sus apuntes.

-Cierto, oí que estabas enfermo. ¿Te sientes mejor?

-Sí –sonrió de forma rara-, un poco.

No entendí el por qué de esa expresión. A decir verdad en ese momento no le presté mucha atención, estaba ocupado tratando de ocultar la molestia que me causó verlo con otro hombre.

-Iruka-kun, ¿irás al festival para ver los fuegos artificiales?

-Mmm... No lo sé. A mi padre no le gusta que vaya a sitios tan ruidosos y concurridos.

-Anda, vamos. Prometo que yo te cuidaré muy bien.

-¿En serio? –sonrió- Entonces me encantaría.

 

Aquella noche fue inolvidable. Iruka se miraba tan lindo con yukata, parecía un niño contemplando los puestos. Cuando nos acercamos para ver los fuegos artificiales me di cuenta que mi corazón estaba flechado quién sabe desde cuándo.

-Kakashi-san, ¿qué te sucede?

-Iruka-kun –lo sujetó de la mano-, me gustas, me gustas mucho, de verdad.

-¿Q-Qué? –se sonrojó- N-No puede ser...

-¿Cómo puedes decir eso? –rió- Si eres lindo, amable, tierno... Rayos –se exasperó-, esto es complicado y vergonzoso.

-Jajaja, tranquilo, Kakashi-san –sonrió tímidamente-. La verdad... es que a mí también me gustas.

-¿Eh?, ¿en serio? –lo vio asentir- ¡Sí! –tiró de él y lo alzó en sus brazos- ¡Gracias, gracias, Iruka-kun! Te quiero mucho –y dicho eso unió sus labios con felicidad

Ese fue mi primer beso de verdadero amor, un momento mágico. Solía pensar que eso no era más que puras cursilerías, pero cuando sentí sus labios pegados a los míos mandé todo eso al demonio y me concentré en disfrutarlo.

 

-¿Para qué me llamaste, Kakashi? –sonrió Anko con malicia- ¿Vas a cobrarme la apuesta?

-Al contrario, aquí tienes –le extendió una cajita-. Es mi pulsera, lo que querías si yo perdía.

-¿Eh?, ¿por qué me la das?

-Perdí. Sí, salí con él, pero lo siento. Seguramente ustedes querían burlarse de él, pero yo terminé enamorándome.

-¡Kakashi, espera! –el chico se detuvo y la miró- Yo te quiero, Kakashi, desde hace mucho. Yo...

-Discúlpame –interrumpió-, sólo te veo como una buena amiga. Ya tengo a alguien con quien soy feliz.

 

Sabía que iba a lastimarla, pero por nada del mundo iba a separarme de Iruka. Incluso me enfrenté al enojo de su padre con tal de que pudiéramos estar juntos.

-No quiero que salgas con él –fue lo que dijo Sarutobi

-Pero papá...

-Señor, entiendo que no confíe en mí, pero le aseguro que mis sentimientos por Iruka-kun son verdaderos.

-Tú no lo entiendes, chico.

-Le pido que me deje salir con él. Voy a demostrarle que no habrá otra persona que le quiera como yo.

-Kakashi-san... –se sonrojó

 

Renuente, pero al final Sarutobi-san accedió. Iruka y yo pasábamos juntos el mayor tiempo posible. Sin embargo, todavía éramos adolescentes, de modo que muchos en la escuela no daban crédito a nuestra relación. Y lo que más me molestó fue una broma hiriente que le hicieron a Iruka quienes yo consideraba mis amigos.

-Jajajaja -reían todos

-¿Qué pasa? –preguntó el moreno

-¿No lo has visto? –habló Anko con malicia, poniendo en sus manos una hoja del diario escolar donde se leía "Kakashi sale con Iruka por una apuesta"

-Era obvio, ¿no? –murmuraron algunos

-Sí, ya me parecía algo sospechoso.

-Ellos dos juntos es imposible.

-¿Esto es todo? –preguntó Iruka con total calma

-¿Ocurre algo? –llegó Kakashi y tomó el periódico- ¡Anko! –la miró con ira

-Sólo quería abrirle los ojos –se defendió ella, inocente

-Pero esto ya lo sabía -explicó el castaño sin perturbarse

-¡¿Qué?! –exclamó la chica y varios más

-Kakashi-san me lo confesó el día que se me declaró -sonrió el chico, mirando a su novio-, luego dijo que estaba agradecido porque debido a esa apuesta decidió acercárseme.

-N-No puede ser...

-Ya lo oíste –el peligris la fulminó con la mirada-. Ahora desaparece de mi vista antes de que olvide que eres mujer.

-Idiota –se marchó, ofendida

-No debiste hablarle de esa manera.

-Y tú no deberías ser tan amable –lo abrazó-. Pero por eso me gustas, Iruka-kun.

 

Cada día que pasaba nuestros sentimientos se intensificaban. Me fui dando cuenta que a pesar de su dulce apariencia, cuando él se enojaba daba miedo. Eso lo comprobé cuando lo observé regañar a sus inquietos y traviesos vecinos.

-Jajajaja, lo sentimos, Iruka-chan –se disculpaba un niño

-Prometemos no volver a saltarnos las clases.

-Eso espero –regañó-. ¡Ahora a casa!

-¡Sí! –gritaron, marchándose

-Eres muy hábil con los niños –comentó Kakashi-. Deberías ser profesor o algo así.

-Mmm... Tal vez.

De nuevo vi aquella expresión. Esa que no me gustaba para nada.

-¿Has pensado qué hacer luego de la preparatoria? –le preguntó

-No realmente. ¿Y tú, Kakashi-san?

-Puede que sea abogado, aún lo estoy pensando.

 

Iruka parecía enfermarse seguido y eso me preocupaba. Sin embargo al verlo sonreír me olvidaba de todo. El tiempo pasó rápidamente y cuando lo noté, ya era hora de decidir qué íbamos a hacer en el futuro.

-Todavía no estoy seguro –dijo Kakashi al psicólogo de la escuela-. Lo único es...

-¿Sí, Hatake-kun?

-Quiero seguir junto a Iruka-kun.

 

Un día fui por él para ir a cenar, pero me encontré con mi novio siendo subido a una ambulancia. Acompañé a Sarutobi-san pese a que él no quería.

-¿Qué le pasó a Iruka-kun?

-No te lo ha dicho, ¿cierto? –el adulto lo vio negar con la cabeza- Tiene leucemia.

 

Esa plática en la ambulancia tampoco la olvidaré jamás. Por lo que mi impactado cerebro pudo procesar, él nació con esa enfermedad. Su madre había muerto de lo mismo cuando él era un niño. Esa era la razón por la que Sarutobi-san lo cuidaba tanto. Permanecí a su lado hasta que despertó. Al verme me sonrió como siempre.

-Hola –Kakashi le saludó-, ¿cómo te sientes?

-Bien –tomó su mano-... Ya lo sabes, ¿verdad?

-Sí. ¿Por qué no me lo dijiste antes?

-Creo... que no quería que me tuvieras lástima.

-¡Yo nunca haría algo así! ¡Ni tampoco me habría alejado de ti! –agachó la cabeza- Pensé que ya sabías cuánto me importas.

-Lo siento... y gracias. Ha sido divertido hasta ahora... pero no es justo para ti que te retenga.

-¡Olvídalo, no pienso romper! –besó su frente- Voy a estar contigo hoy, mañana, el tiempo que sea necesario, ¿entendido?

-Te amo, Kakashi-san –dijo con lágrimas en los ojos

-También te amo, Iruka-kun.

 

Lo acompañé hasta que dejó el hospital. Todavía estaba débil, de modo que lo visitaba diario y le llevaba los mensajes y regalos que sus compañeros de salón le enviaban. Tenía que sonreírle, animarlo, aunque por dentro me sintiera angustiado, pues veía a Sarutobi-san cada vez más resignado. Una tarde ya no resistí, fui solo a la playa, aquella que mi Iruka tanto amaba.

-Rayos, rayos. ¡Rayos! –gritaba golpeando la arena- ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué algo así tiene que pasarle a él?! ¡No me lo quites! –miró al cielo con los ojos humedecidos- Por favor, Dios... no me lo quites...

-Kakashi –oyó una voz a sus espaldas

-Asuma, ¿cómo...?

-Tu padre me dijo que estabas aquí –se sentó a su lado-. También me contó lo de Iruka.

-...

-¿Qué es lo que piensas?

-Que quisiera estar yo en su lugar.

-Entonces sería él quien estaría herido en estos momentos –sacó un cigarrillo y lo encendió-. ¿Sabes, Kakashi? Yo creo que hay algo que puedes hacer.

-¿De qué hablas?

-Vamos –sonrió-, sólo hay que pensar un poco.

 

Siempre le estaré agradecido a Asuma por el apoyo que me dio en esos momentos. Esperaré hasta el viernes que hubo lluvia de estrellas para llevar a mi querido Iruka a la playa, el mejor lugar donde podía hacer mi proposición.

-Gracias, Kakashi-san. La vista es preciosa.

-Me alegra que te guste –lo abrazó-. Oye, Iruka-kun…

-Dime.

-Hay algo que necesito hagas por mí.

-Lo que sea.

-Cásate conmigo.

-¿Qué? –lo miró, sorprendido

-Tal como oíste –le sujetó las mejillas-. Quiero que estemos juntos sin importar lo demás. Quiero ser el hombre que te proteja, te apoye, quien reciba tus sonrisas, escuche tus miedos y preocupaciones.

-¿De verdad? –recibió un beso en la frente-, ¿aunque no pueda ofrecerte gran cosa?

-Tu compañía es todo lo que necesito. ¿Y qué me dices?

-Con mucho gusto me caso contigo, Kakashi-san.

 

Sólo una semana después llevamos a cabo la ceremonia. Sarutobi-san estaba muy feliz y complacido, me pidió que cuidara mucho a su hijo. Nuestros amigos asistieron para felicitarnos, incluso Anko fue, aunque al terminar la ceremonia se marchó de inmediato.

 

Yo quería que viviéramos juntos en un pequeño departamento, pero mi suegro se negó, por lo que terminé mudándome a casa de ellos. Entré a trabajar en el negocio de mi padre. Cada día al lado de Iruka fue mágico, increíble. Los médicos le dieron sólo tres meses más de vida, él peleó por dos años. Al volver a casa, una tarde de Septiembre, lo encontré sentado en una banca en la pequeña terraza de nuestra habitación.

-Hola, amor –lo besó

-Bienvenido a casa, Kakashi –se acurrucó a su lado-. ¿Qué tal tu día?

-Pésimo. Gai fue a molestarme y tuve que correrlo casi a patadas. ¿Y tú?

-Llevo mucho rato aquí. Leí un poco y quise ver el atardecer. Es precioso.

-No más que tú –besó su frente

-Cursi –sonrió levemente-. ¿Sabes? Estos dos años han sido maravillosos, jamás creí que yo pudiera vivir algo como esto, mucho menos que conocería a alguien como tú.

-Al contrario –le abrazó con fuerza-. Quien está agradecido con la vida soy yo por haberte puesto en mi camino.

-… Kakashi –tomó su mano-... me siento muy cansado –sonrió levemente-. Creo que es hora de irme a dormir.

-Entiendo –apretó el agarre intentando contener el llanto-. Descansa... Yo voy a velar tu sueño.

-Gracias…

 

Esa tarde los ojos de mi amado Iruka se cerraron para siempre. A los paramédicos les costó trabajo arrancar su cuerpo de mi lado. Después de eso sólo recuerdo que en el funeral lloré hasta que no me quedaron lágrimas, ni si quiera presté atención a quienes estaban alrededor.

 

 Pasaron cuatro meses de ello y Sarutobi-san me llamó un día. Nos habíamos vuelto muy unidos aunque ya no viviéramos bajo el mismo techo. Teníamos tantos recuerdos en común y el amor hacia la misma persona que nos uniría para siempre.

-Kakashi, te estoy muy agradecido por haber hecho tan feliz a mi Iruka, pero ambos sabemos que él nunca desearía que dejaras tu vida de lado por su partida.

-Lo sé –agachó la cabeza-. Me lo dijo varias veces.

-Creo que lo mejor es que te alejes de este lugar, que veas el exterior. Siempre fuiste muy inteligente, podrías ir finalmente a la universidad.

-Puede que tenga razón –sonrió-. Si me dejara caer seguro que él se enojaría y me golpearía. Además... ya decidí qué haré con mi vida.

 

Tal como me lo dijo Sarutobi-san, fui a la universidad y estudié Pedagogía. Me convertí en profesor para que cada día que saliera a dar clases honrara la memoria de mi esposo. Iruka me enseñó muchas cosas de la vida, ver el mundo con otros ojos, tratar a los demás sin juzgarlos. Aquellos seis meses de noviazgo y dos años de matrimonio fueron lo mejor que me ha pasado, esos recuerdos son mi más grande tesoro y no los cambiaría por nada del mundo.

-Han pasado cuatro años, ¿eh? –comentó Sarutobi

-Sí –el peligris miraba la tumba de su esposo-, pero yo lo recuerdo como si fuera ayer.

-Me da gusto verte tan bien, Kakashi,

-Lo mismo digo –sonrió-. Estaba un poco preocupado porque me estuviera mintiendo sobre su salud. Tenía que asegurarme.

-No tientes mi paciencia –sonrió también-. ¿Qué vas a hacer ahora?

-Continuar –acarició el nombre grabado en la lápida-. Y esperar el día que pueda volver a verlo.

 

Tuve éxito como profesor. Incluso volví a casarme. Pero como jamás pudo borrar el recuerdo de Iruka, ella se cansó y nos divorciamos. De ese matrimonio gané dos hijos, unos niños maravillosos que se convirtieron en mi razón de vivir y alegraron más mi vida cuando formaron sus propias familias y me dieron nietos. Por eso estoy aquí hoy, el día que mi primogénito por fin logró convencerme para que fuera a vivir con él, mientras empaco mis cosas recordando al gran amor de mi vida y contándole esta historia a mi querida nieta.

Una joven de dieciséis años alzó la vista de la foto que había estado mirando, tenía los ojos llenos de lágrimas. Frente a ella, sentado en su mecedora, su abuelo le sonreía.

-Vamos, Kaori, no es para que llores de esa forma.

-¿C-Cómo no puede serlo? –sollozó- Es... una historia tan preciosa, abuelito.

Le regresó el portarretrato donde se apreciaba la imagen de un joven Kakashi en compañía de un feliz Iruka. No era para menos, la fotografía la tomaron el día de su boda.

-Abuelito –se sentó en el suelo y recargando la cabeza en el regazo del mayor-, ¿has seguido visitando su tumba?

-Cada año el día de su cumpleaños, de nuestro aniversario de bodas y del día que se fue. De hecho tu papá y tu tío conocieron a Sarutobi-san cuando niños. Él estaba feliz por conocerlos, luego también se marchó.

-Con razón... Una vez oí a la abuela decir que no podía competir con un viejo amor y por eso te dejó.

-No la culpo por ello –sonrió-. Al contrario, le agradezco por los hijos que me dio. Y claro –le acarició el cabello-, los nietos que estos me han dado.

Kaori sonrió con ternura.

-¿Sabes? Espero un día encontrar a una persona tan maravillosa como tú lo hiciste.

-Ya verás que sí. Y cuando tu viejo abuelo se vaya a descansar, hazme una promesa.

-Creo que la sé –lo miró a los ojos-. Quieres que te entierre a su lado, ¿verdad? –cruzaron meñiques- Por supuesto, abuelito Kakashi, es una promesa.

-¡Papá, Kaori, es hora! –oyeron un grito- ¡Está todo empacado y debemos irnos!

Ella lo ayudó a ponerse de pie, guardó la foto dentro de la maleta de su abuelo junto con sus pertenencias más valiosas.

-Abuelito, la próxima vez que visites la tumba de Iruka-san, ¿puedo ir contigo?

-Estoy seguro que a él le encantará que lo visites, cariño.

Se marcharon de ahí, cerrando la puerta. Kakashi dejaría esa casa, pero siempre llevaría sus más hermosas memorias consigo, las cuales ahora compartiría con su nieta.

 

FIN

THE END

OWARI


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