Se removió ligeramente sobre la cama, entre abrió sus ojos lentamente, la luz que se colaba sobre la ventana le calaba directamente sobre la cara. Arrugo el entrecejo debido a ello, se dio la vuelta negándose a despertar, mas los rayos del sol seguían siendo un impedimento para su descanso. Se incorporo pesadamente y coloco una de sus manos de apoyo sobre la cama. Palpo un poco lo que en ella había. Era un cuerpo, ahora recordaba que no había dormido solo.
Se quedo estático unos segundos al darse cuenta de algo. El albino abrió sus ojos un poco al sentir contacto con su cuerpo, observo detenidamente al japonés que le miraba con una expresión extraña para él. Noto entonces que Kanda había levantado la bata que le cubría y que miraba su cuerpo. Parpadeo confuso, preguntándose qué era lo que Kanda hacia.
El asiático se paralizo al comprobar sus sospechas, los idiotas de la agencia le habían engañado. Se levanto rápidamente y antes de que el albino articulara palabra alguna le arrastro consigo bajo la mirada interrogante de este.
Lo llevo hasta una especia de sala, se acerco a una especie de teléfono con pantalla y marco un número. Espero unos segundos antes de que la voz del otro lado le respondiera.
-“agencia inocencia ¿en qué puedo servirle?”-en la pantalla apareció una mujer castaña y de cabellos ondulados que le sonreía amablemente
-“pon al idiota de tu jefe al aparato AHORA”- recalco el ahora con suma molestia haciendo que la mujer se asustara un poco
-“Komui-san n-no pue-ede aten-nderle e-en es-stos mome-entos p-pero si gus-sta p-puede dejar un r-recado y…”-contesto con nerviosismo
-“me importa una mierda”- dijo molesto –“pon a ese inútil al aparato”-
-“l-lo s-siento p-pero…”- la mujer estaba casi al borde del llanto cuando una voz conocida le salvo
-“Miranda ¿Qué es lo que sucede?”-
-“necesito hablar contigo”- dijo para la persona que recién se había acercado al teléfono
-“oh Kanda-kun ¿Qué es lo que sucede? ¿Qué tal te va con tu apóstol?”- se coloco frente al aparato con una sonrisa
Kanda chasqueo la lengua molesto, acerco al albino colocándolo frente al aparato –“¿me puedes explicar que mierda es esto?”-
-“¿Qué es?”- pregunto con extrañado –“es tu apóstol- le respondió –“¿la enfermedad también te está afectando la memoria?”- pregunto con cierta preocupación
Una vena resalto en su frente, estaba perdiendo la poca paciencia que poseía –“no juegues conmigo”- levanto la voz y levanto la bata del albino mostrando a que se refería –“me diste un no una moyashi”- dijo aun molesto
-“oh, era eso”- se relajo –“¿podrías taparte de nuevo?”- se dirigió al albino y este obedeció tan solo observándoles
-“¿me puedes decir el porqué de esto?”- señalo al albino quien les miraba en silencio
-“¿podrías dejarnos solos?”- se dirigió de nuevo al albino, este, no muy convencido tuvo que abandonar la sala
-“¿y bien?”- se cruzo de brazos esperando una respuesta
–“un ligero error de cálculos”- rio nerviosamente –“pero no tiene nada de malo”-
-“¿nada de malo?”- un ligero tic apareció en su ojo –“yo no pedí un moyashi”- dijo aun molesto –“más te vale arreglarlo”-
-“pero no se puede hacer nada al respecto”- contesto un poco nervioso –“la única manera es que le devuelvas a la agencia y esperes a que te entreguemos uno nuevo”-
-“bien”-
-“pero Kanda-kun, el chico en si no tiene nada de malo”- Kanda alzo una ceja y le observo esperando a que continuara –“estoy seguro de que es todo un amor”- sonrió tontamente –“piénsatelo bien y dale una oportunidad”- hizo ademan de observar el reloj –“mira la hora, es muy tarde, espero tu respuesta mañana”- le despidió –“adiosito”- y la llamada termino
El asiático bufo molesto, era más que claro que no se quedaría con él, había pedido específicamente una mujer y no se conformaría con menos que eso, a primera hora del día siguiente llevaría de regreso al brote de habas.
-“Kanda…”- se asomo por el marco de la puerta y se acerco a él –“¿he hecho algo malo?”- se detuvo frente a él con la miraba baja –“¿me devolverás a ese lugar? ¿Es porque hice algo malo?”-jugó un poco con la tela de la bata antes de continuar –“yo… ¿no puedo quedarme contigo?”- alzo la vista y le observo fijamente –“a mi…me gusta estar aquí…contigo…”- sus ojos comenzaron a humedecerse –“acaso ¿no puedo estar a tu lado?”- le sujeto de la manga de la playera sin dejar de observarle
Kanda le observo, parecía que el enano iba a llorar en cualquier momento, pero eso le tenía sin cuidado. No podía dejar que ese rostro y esas palabras le convencieran. No iba a cambiar de opinión.
No, el jodido enano NO le iba a hacer cambiar de opinión…
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-“quédate quieto de una vez”- le sujeto la cabeza interrumpiendo su labor
-“pero…”- se quejo
-“che”- chasqueo la lengua –“si no te quedas quieto te dejare calvo”- dijo en tono amenazante y el albino se quedo quieto al instante
Los blancos mechones caían sobre el piso, desde hace un rato se había puesto a cortarlos, pronto terminaría de hacerlo.
-“Kanda”- lo llamo de repente rompiendo el silencio entre ambos –“¿Cuál es mi nombre?”-
El japonés se detuvo de repente –“moyashi”- esbozo una sonrisa burlona y continuo cortando su cabello
-“no”- hizo un leve puchero –“no me gusta”- se giro para verle –“ponme otro”-
El japonés chasqueo la lengua, le sujeto de nuevo la cabeza y le hizo mirar de nuevo hacia el frente para continuar cortando su cabello.
-“Kanda”- lo llamo de nuevo esperando una respuesta, el asiático lo pensó durante unos momentos, tenía varias propuestas de nombre, pero todas ellas eran de mujer y ciertamente, el moyashi no era una mujer.
Sonrió con sorna –“Alexa”- dijo esperando a ver la reacción del otro
-“no me gusta”- se quejo de nuevo y se cruzo de brazos
-“moyashi”- repitió de nuevo –“ese me gusta”- dijo con burla
-“¡no!”- arrugo el entrecejo –“ya te he dicho que ese no me gusta”-
-“che”- el enano sí que era difícil de complacer, de repente un nombre vino a su mente –“Al…”- se detuvo, no, no podía ponerle ese nombre, era un nombre que le traía amargos recuerdos –“Allen”- dejo las tijeras a un lado y le mostro un espejo –“si no te gusta ese te jodes y te llamaras pánfilo”-
El albino tomo el espejo y observo su nuevo corte de cabello, había quedado muy corto, sonrió –“me gusta”- en verdad le había gustado el corte y el nombre
-“bien”- recogió los instrumentos que había utilizado –“iré a comprar algunas cosas”- termino de recogerlos y se retiro –“pórtate bien m-o-y-a-s-h-i”- dijo con burla antes de irse
-“¡Soy Allen!”- grito con molestia, a pesar de no saber lo que significaba, en verdad no le gustaba esa forma en la que le llamaba y no entendía el porqué disfrutaba diciéndole así…
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La noche había caído y el albino dormía tranquilamente mientras el japonés se encontraba en la sala hablando con alguien.
-“Kanda kun ¿lo has pensado? esperaba tu respuesta hasta mañana y…”-
-“me lo quedo”- le interrumpió
El hombre de gafas se sorprendió un poco, pero después sonrió complacido –“esas son grandes noticias, veras que no te arrepentirás y…”- colgó la llamada y chasqueo de nuevo la lengua
No entendía muy bien el porqué había decidido quedarse con el albino. Se retiro a su habitación y contemplo al menor mientras dormía tranquilamente.
Tal vez en un futuro se arrepentiría de esa decisión, pero en esos momentos estaba seguro de ello…
Solo no esperaba haberse equivocado…