A la situación que había llegado jamás en su vida la podría haber imaginado, ni en sus sueños más locos, ni por asomo llegó alguna vez a su cabeza…
Encontrándose entre la espada y la pared, metafórica y literalmente, arrinconado con su espalda yaciendo contra la pared de una colina y frente a él, o más bien, en su cuello una filosa espada lo apuntaba, clavándose cerca de su nuez de adán.
Lo peor de aquella situación no era eso, sino que la espada con la que le apuntaban era suya! Su enemigo, el muy cabrón, no solo le había dejado sin escapatoria alguna sino que también había logrado robarle SU espada y le amenazaba con ella!
Su arma caída en manos ajenas, era manipulada por su rival… Era absurdo, irónico… Pero había una cosa todavía peor: la persona que le apuntaba, quien le amenazaba tan descaradamente era nada más y nada menos que Uzumaki Naruto… Sí, su antiguo compañero de equipo, quien lo seguía diciéndole que era su mejor amigo e insistía en aquella ridícula idea de llevarlo de vuelta a la aldea.
Rabia sentía, pues aquél idiota no dejaba de mencionar los “lazos” que los unía, decía que entendía parte de su dolor, que sabía que sufría... ¡Gilipolleses! Nadie podría saber nada de él, menos Naruto... Uchiha Sasuke no sufría, él quería vengarse de la forma más cruel, despiadada y sangrienta de lo que hicieron de su vida un infierno, de aquellos que lo jodieron... Él quería acabar con todos, incluso con los que decían ser sus amigos, sus compañeros. Su venganza estaba primero y pasaría de todos hasta cumplir con su objetivo, hasta lograr lo que tanto quería, que no era un sueño sino más bien una meta.
Sin embargo, el maldito estorbo de Naruto siempre le jodía ¡Maldito infeliz! ¿Es que acaso no tenía una condenada vida? Era como una maldita plasta que lo seguía casi día y noche para joderle las pelotas ¡Mierda! Pedazo de burro era aquél rubio... Pero, todavía, volvió a sentir más rabia porque ese rubio lo tenía acorralado, apuntándole con su propia espada, que increíble y hasta misteriosamente había logrado quitársela en un pequeño descuido, cuando tratando de lanzarle un chidori para despistarlo se perdió en sus celestes ojos lagrimosos... ¡Estúpido! ¡Fue lo más estúpido que le pudo ocurrir en su vida! Y el hecho de que Naruto haya sido lo bastante rápido para reaccionar en una situación así, decía mucho... El Uzumaki ya no era un jodido chiquillo de 12 años, bueno para nada y distraído, era un cabrón de 16 años a quien él había (por un momento) subestimado y el que haya incrementado su fuerza sin tener que usar el chacra del Kyuubi, lo empezaba a dejar en desventaja... Y eso, por dios, eso sí que lo enfurecía más de la cuenta.
Obviamente esto no se iba a quedar así, a Uchiha Sasuke no le suceden esas cosas, jamás de los jamases.
Observó todo a su alrededor, echándole una disimulada ojeada a su entorno. Pero notó que no tenía escapatoria...
Entonces...
Algo extraño ocurrió...
Algo por su mente pasó...
Tan fugaz... Y tan acertado...
Una idea...
Pésima y despreciable...
Hasta asquerosa, penosa, humillante...
Pero la única entre tantas fallidas...
No lo iba a hacer... Era sólo una patética idea surgida de la desesperación, de la irritación del momento...
No iba a hacerlo... Oh, no, Uchiha Sasuke no se rebajaría a tal cosa sólo para despistar a su contrincante, acabar con él y tener en sus manos de nuevo su espada...
No lo haría, por nada del mundo...
¡Primero muerto! ¿Por acción de Naruto? ¡No!
Por supuesto que no acabaría muerto por ese rubio cretino, pedazo de idiota; no dejaría que él fuese el responsable de su muerte o estado de coma...
Pero... Hacer tal cosa...
No...
Definitivamente no...
Tiene que haber otra salida...
¡Piensa Sasuke! ¡Eres un Uchiha!
Aunque aquella idea...
¡No, Sasuke! ¡Mierda!
¡No lo hagas!
¡No lo hagas, carajo!
¡Sasuke, tú no harías al como...!
Abrazarlo.
Naruto quedó en shock, tal y como Sasuke lo había imaginado.
Lo estaba abrazando, no lo podía creer, su medida más drástica y desesperada de quitarle la espada y matarlo de una buena vez...
La espada...
¿Por qué aquél abrazo le resultaba tan... acogedor?
¡Puaj! Asco debería darse por sentir y pensar tal cosa...
- Sa-Sasuke ¿Q-Qué estás haciendo? -le preguntó un rubio muy atónito.
- … - ni él lo sabía. Se sentía tan bien abrazar a Naruto, le hacía sentir que volvía a tener 12 años, que estaba en Konoha... Tan pacífico se sentía que juraría que podría quedarse así eternamente, hasta dormirse de aquella forma...
Pero...
No.
Recuperó su compostura, su cordura, y le quitó la espada, tan rápido como se lo caracteriza, algo brusco y nada cuidadoso, y tomó posición, esta vez apuntándole él a Naruto en el cuello con el filo de esta brillando amenazadoramente, sin piedad, como la mirada que en este momento tenía.
- Vaya... Eso fue un golpe bajo, Sasuke -dijo el rubio un tanto triste y calmado a la vez.
- Mnh...
- Bien... Mátame, pero antes déjame decírtelo...
- ¿?
- Te amo.
- ...
Silencio.
- ¿Eh? ¿No lo sabías? Entonces tú, es decir, pensé que sí por lo del abrazo...
- ¿Qué? -la cara del azabache era mundial, no salía de su estado de shock ¿Había escuchado bien? ¡¿Qué le acababa de decir ése estúpido?!
- ¡No lo sabías! Rayos... Bueno, no importa ya... Te amo, siempre lo he hecho... Listo, ya puedes acabar conmigo -terminó sonriendo.
- …
- No es una broma, por si lo estás pensando, ni trato de distraerte ni nada, voy en serio.
- Es... -comenzó a decir con su rostro mostrando algo (apenas) de repugnancia e incredulidad.
- ¿Asqueroso? Sí, puede serlo para ti, qué más da.
- … -le apuntó... Con más firmeza que antes... Ese rubio odioso, desagradable ¡¿Cómo se atrevía a decirle que lo amaba?! ¡¿Qué... disparate es ese?! ¡Es ridículo! Es asqueroso, despreciable, abominable... Es... Es...
Sasuke jamás pudo matarlo, ni ser su enemigo y mucho menos... su “amigo”.
Continuará...