Quemas…
Cada cosa de ti, siento que me quema.
Tus palabras, cargadas de emociones, se graban en mi memoria.
Tu tacto, caliente como el sol, se queda tatuado en mi piel.
Tus besos, que hacen arder mis labios, se quedan guardados en mi corazón.
Siento tu respiración caliente y tus susurros indecentes en mi oído, te siento a mí alrededor. Sobre, debajo, dentro y fuera de mí.
Has hecho cada rincón de mi cuerpo de tu entera propiedad, lo sabes y te encanta.
Siento tus incitantes movimientos, tus esbeltas caderas, tus fuertes piernas. Todo me quema.
Estoy ardiendo, Mello, tú me haces arder. Arder en pasión, en furia, en celos, en… amor.
Soy idiota y lo sé, amarte es una perdición. Pero vale la pena el riesgo.
Todo tú eres un riesgo, pero eso solo te hace aun más atractivo.
Ahora te veo, cegado de placer, y no puedo evitar preguntarme lo que pasa por tu mente.
¿Piensas en mi, acaso? ¿Me usas, Mello? ¿Me ves solo como alguien para cumplir tus necesidades y deseos? Así lo creo.
¿Hay cabida para alguien en tu corazón? ¿O es que esa lava ardiente que corre por tus venas, ha derretido tu alma?
Ahora me siento dentro de ti, eres caliente, abrumador, sofocante, cálido…
Si, cálido. Se siente bien, siento que pertenezco aquí.
Que te pertenezco a ti.
Quiero llegar profundo en ti, quiero dejar huella en tu ser, quiero que seas mío.
Quiero que despiertes conmigo en mente, y que solo yo pueda ocupar tus pensamientos.
Quiero que me ames como yo te amo.
Con este fuego que arrasa todo razonamiento y lógica, con esta desenfrenada pasión que desborda, con esta obsesión que mata.
Quiero ser todo para ti.
Siento que terminas, y yo termino en ti.
Y nada importa ya, ni tu jodida inteligencia, ni tu sadomasoquismo, ni mi ansiedad o mi privación.
Siento que el mundo se me acaba en tus ojos, claros y la vez profundos.
¿Cuántos no se han perdido en esos mares inciertos?
¿A cuántos no habrás enamorado con tu explosiva indiferencia? Porque aun estando dentro de ti, te siento tan lejos.
¿Soy solo uno más?
¿Soy solo otro perdido en los senderos inciertos que llevan a tu corazón? ¿O soy el único idiota en caer por un ser tan inalcanzable?
¿Fui yo el único en creer que te merecía? A un demonio con vestiduras de ángel.
No importa ya.
Solo no me dejes, no te vayas. Quédate por siempre, hazme arder o llorar, hazme odiar o amar. Lo que quieras, pero solo házmelo a mí.
Úsame hasta el cansancio, trátame lo peor que puedas, grítame, golpéame… pero solo a mí.
Enfádate, ríe, llora, ama, odia. Pero que yo sea el único que lo provoque.
Siento que te vas de mi lado, llevándote el calor y la comodidad de las sabanas contigo.
Te vas, me dejas una vez más.
Me vuelvo y admiro tu desnudez, tu silueta la luz de la luna. Todo de ti es perfecto, incluso esa cicatriz que tanto odias, a mis ojos es hermosa.
Lanzo un suspiro al aire y tus ojos buscan a los míos.
-Mello… ¿Me amas?- escapa suave de mis labios, y al instante me arrepiento, no quiero comprobar lo que ya se.
Tu miras al piso y te tomas tu tiempo. Yo espero impaciente, aunque se lo que dirás, escucharlo de tu voz romperá mi corazón.
-Te amo Matt- al fin contestas y las palabras acarician mis oídos.
¡Tú me amas!
Mi corazón se acelera y la adrenalina corre por mis venas.
Tú me quemas, Mello.
Quemas