Tedioso.
Esa era la única palabra que podía describir el día. Aunque no era realmente diferente de cualquier otro día de la semana Near se sentía algo… solo, detrás de esos inexpresivos ojos negros se podía ver la soledad por la cual solo L paso.
Miró su habitación vacía y lanzó un suspiro al aire.
-Mello…- ¿Cuánto había pasado ya desde que Mello murió? ¿Semanas? ¿Meses? Lo sabía, pero el recuerdo de ese día seguía fresco en su mente, como si hubiera pasado un respiro. Odiaba los días así, tan aburridos, sin nada que hacer. Esos eran los días en que el recuerdo de Mello le calaba en los huesos, lo sentía en todas partes y todo el tiempo.
No es que no lo recordara todos los días, pero cuando no tenía nada que hacer, cuando no tenía algo en que pensar, lo único que ocupaba su mente eran esos labios recorriendo su cuerpo desnudo, y no podía evitar derramar una lagrima en su nombre.
¡Dios! Tanto amor que le hizo sentir, opacado por como rompió su frágil corazón, y aun así, el hueco que dejó en su pecho era sólo de ese rubio demonio, ¡¿Por qué se tuvo que ir?! Si hubiera aceptado trabajar con Near aun estaría vivo y, lo más importante, aun estaría con él.
¡Malditos recuerdos infames! Siempre llegaban cuando se sentía más vulnerable y nunca conseguía burlarlos, se escondían cuando estaba resuelto a olvidarlo y en sus tardes de ocio salían a mofarse de su debilidad.
Porque Mello era, efectivamente, la única, debilidad de Near.
Porque, aunque no lo admitiera en público, extrañaba los insultos y los golpes, las caricias y el sexo violento. Extrañaba su voz susurrándole cosas sucias al oído mientras sus manos se aferraban desesperadamente a su espalda. Ahora las lagrimas fluían libremente y resbalaban por sus pálidas mejillas ¿Por qué el amor dolía tanto? El nunca planeó enamorarse y mucho menos de aquel rubio. Si algún milagro le devolviera a Mello lo perdonaría y le daría una segunda oportunidad. Una segunda oportunidad para hacer las cosas bien, para que todo fuera diferente, para amarse bien.
Pero ¿Qué significaba amarse bien? Near ignoraba que el amor no se puede clasificar cómo bueno o malo, el amor simplemente es y hay que rendirse ante él, porque una vez que llega no queda otra alternativa que entregarse y sufrir, y si el destino lo decidía, tal vez de recompensa te de un beso.
Así como hizo Matt, y Near no le guardaba rencor, un poco de envidia tal vez, pero no rencor, Matt hizo lo que tuvo que hacer para salvar su corazón. La única diferencia entre Matt y Near era que el pelirrojo fue más fuerte, el asimilo las traiciones de Mello y siempre lo perdonó, aunque lo tratara mal, aunque no lo amara realmente.
Por eso Matt se fue con él. Near estaba seguro de que el gamer sabia que el secuestro de Takada era una misión suicida, pero igual lo hizo; porque Mello se lo pidió, ojala Near hubiera sido así, ojala todas la diferencias quedaran en el pasado y el futuro le prometiera un nuevo amor para sanar su corazón, pero sabía que no sería así.
Aún con Gevanni. Los dos lo sabían, eran sólo una distracción de la realidad. El agente se deleitaba en su fantasía de que Near lo amaba y Near agradecía la distracción que el sexo le ofrecía. Porque su cuerpo puede ser de alguien más, pero su corazón tendrá siempre un solo dueño.
-Te extraño- le susurró a la habitación vacía.
Y encaró la realidad. Mello no estaba y ya no iba a volver, así que lo mejor era resignarse y tratar de sobrevivir.