2:00 am
El silencio se apodera de la habitacion. Y para ella es imposible dormir de esa manera. En sus intentos desesperados de escapar cometio una de las estupideces mas grandes de su vida. Se miro la muñeca, la cual estaba vendada, cubriendo las marcas de un intento fallido para abandonar este mundo. Ya nada le motivaba, ya nada le importaba. Sus ojos castaños se tornaron hacia el reloj. Era de madrugada y mañana tendria que ir a su nueva escuela. Era fastidioso, que cada que intentara algo como eso la cambiaran de escuela. Creyendo que eso ayudaria en algo. Cerro los ojos, le era imposible seguir en ese lugar. Lo unico que queria era escapar.
"Atrapada en este laberinto de soledad, lo unico que deseo es algo que me ate a la realidad" penso, mientras en su rostro se mostraba una agonia absoluta. Sin darse cuenta se vio sumida en un profundo sueño, olvidando por unos momentos su soledad, sintiendose por fin en paz.
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6:00 am
Una mujer abrio la puerta de la habitacion y obligo a la pelinegra a levantarse. Ella simplemente no deseaba salir de la cama, pero su madre era aun mas insistente y no salio de la habitacion hasta que vio a la pelinegra totalmente despierta. La chica se encontraba aturdida, pues no habia dormido lo suficiente. Camino hacia el baño y ahi dentro se mojo el rostro con agua fria, para despues contemplar fijamente su reflejo. Su cabello era negro estaba desordenado y ni siquiera haria un esfuerzo en peinarlo, pues al ser corto cada punta señalaba en una direccion diferente y eso a ella le gustaba. Sus ojos castaños, que en situaciones se mostraban con destellos rojizos, estaban adornados por una ojeras moradas, causadas por la falta de sueño. Lo unico que podia ver al otro lado del espejo era a la persona mas desolada del mundo.
-¿Acaso te burlas de mi?- susurro ironica a su reflejo, para despues tomar el cepillo de dientes y comenzar a cepillarlos.
Al terminar salio a su habitacion, tomo unos jeans gastados que se encontraban sobre la cama, para despues ponerse una camisa blanca sin estampados y sobre esta un sueter negro el cual amaba con locura. Una de las pocas cosas que le hacian sentir bien. Volvio a mirarse al espejo y revolvio sus cabellos, intentando que dieran un aspectos mas, a lo que ella creia, suyo.
-¿Te llevare a la escuela?- pregunto su padre desde el comedor.
-No padre, yo puedo llegar sola- respondio la chica con una ligera y efimera sonrisa.
-¿Estas segura, Nanase?- la chica dudo unos segundos, pero despues ebozo la mejor sonrisa que podia formar.
-Claro padre, no te preocupes por mi- diciendo esto bajo la mirada y salio a toda prisa de su casa. El lugar de donde apesar de que fuera su hogar en ocasiones se sentia como una intrusa.
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Camino por varias calles, la mayoria vacias, siempre le gustaba tomar el camino mas largo y mas solitario, por las mañanas, todo estaba repleto de paz. Cerro los ojos mientras caminaba y sentia como la brisa de las mañanas golpeaba su rostro, refrescandolo, aligerandolo. Sin embargo no se dio cuenta que al cruzar la calle chocaria con una chica que iba corriendo a toda velocidad. Ambas cayeron al piso y Nanase la miro algo molesta por su descuido.
-Oye, ten mas cuidado, alguien pudo salir herido- le grito a la chica, mientras la otra recogia sus libros apresurada. Nanase tomo ese tiempo para inspeccionarla, era una chica pequeña, de piel palida, de cabello negro, largo y ondulado, y grandes ojos color negro. Sus gafas le quedaban algo grandes, pero eso no significaba que no se le vieran bien, pero constantemente resbalaban por su nariz.
-Lo lamento mucho- decia sin siquiera mirar a Nanase, pero en el momento en el que se puso de pie y miro a la morena a los ojos, Nanase se quedo inmovil. Esos ojos, eran como si estuviera viendo los suyos.
-N-no lo siento yo- titubio un poco Nanase -mi nombre es Nanase Kamijou- se presento algo formal aunque no tenia idea de porque lo hacia.
-Mi nombre es Kodoku Aoi- respondio la chica con una sonrisa educada -Me gustaria seguir hablando pero llegare tarde a clases-
-¿A que escuela vas?- pregunto apresurada la pelinegra.
-Al instituto Sakurai- respondio la chica, adelantando unos pasos a Nanase.
-Mierda! ¿ya es tan tarde? espera, voy para el mismo lugar- le grito la pelinegra, alcanzando el paso de la chica y corriendo juntas hacia el instituto.
Quizas fuera una simple casualidad, el hecho de chocar con una chica que iria en tu mismo instituto, quizas tambien era una simple casualidad que esa chica tuviera los mismos ojos que ella veia cada mañana en el espejo, pero hay mucha gente superticiosa y cualquiera creeria que eso era causa del destino, y Nanase era una de ellas, quizas eso no fue una coincidencia, quizas eso era a que sus destinos estaban entrelazados, y llegaria el momento, en que sus destinos se cruzarian.