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- Bah, Ishida no estaba en casa... ¿dónde podrá estar a esta hora? Da igual, Sado tiene mi cuaderno de Historia y lo necesito para la tarea... veré si está despierto.
Ichigo iba cerca de la calle donde vivía Sado, caminaba lentamente mientras pensaba en Ishida... quizá debía hablarle mañana en el instituto sobre el asunto. Era mejor dejar las cosas claras, en una de esas él también sentía algo similar, ¿no?. La luna salió entre las nubes, mientras Ichigo ya se detenía ante la casa de Sado y tocaba el timbre.
- Bah, no hay caso... ¿y si le pasó algo? Entraré por la puerta de atrás. Debe estar sin llave...
Entró, y vio la mancha de jugo en la alfombra... los vasos botados, y un florero roto en el suelo. Se alarmó pensando que le había pasado algo a su amigo...
- ¿Eh? Sado... ¡Sado! ¿Dónde estás? ¡¿Estás bien?! ¡Sado!.
Vio la puerta del dormitorio entreabierta... y sintió que la cama crujía. Pensó que estaría forcejeando contra el supuesto ladrón. Se apresuró a ir a ayudarle... pero lo único que vio fue los cuerpos desnudos de sus dos amigos acariciándose en la penumbra.
- Sa... do.... Ishida... lo, lo siento... no debí... olvídenlo, jaja... em... esto... ¡adiós!
Unas lágrimas fugaces cayeron de los ojos de Ichigo... mientras salía a toda prisa de la habitación. Sado se colocó sus pantalones rápidamente y salió tras su amigo...
- ¡Ichigo! ¡Detente por favor, puedo explicarlo! – gritó Sado mientras corría por la calle tras el pelinaranjo que corría a todo lo que le daban las piernas.
Ishida estaba en la cama... petrificado por la situación.
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- ¡Ichigo! ¡Ichigo, escúchame maldita sea! ¡Déjame explicarte! Es un malentendido, por favor... ¡detente!.
- ¡Déjame en paz, Sado! ¡No quiero saber, no necesita explicación! Déjenme en paz... – dijo Ichigo entre lágrimas mientras seguía corriendo sin dirección.
Llegaron hasta un acantilado. Se veía el mar tempestuoso... el cielo se estaba tapando con nubes negras. Estaba a punto de llover... Ichigo se detuvo al borde del precipicio. Apretó su puño al oír que Sado había llegado hasta él...
- Sado... yo, no sé... ah, quiero llorar... no soporto, esto... yo, quiero mucho a Ishida, ¿sabes?... ¡¿Por qué hiciste esto?!... ¡¡Te odio, Sado, te odiooo!! – dijo Ichigo mientras se lanzaba a los brazos de su amigo llorando.
- Ichigo... yo... no quise hacerte daño, lo siento... lo siento tanto... – Sado lo abrazó con fuerza....
- No puedo... no puedo soportarlo... no quiero... – dijo Ichigo intentando zafarse de Sado. Él no lo dejó, si lo hacía, Ichigo podría caer por el precipicio. Pero, ah... él también sintió ganas de llorar. Por un impulso, había lastimado a su mejor amigo... a su amigo del alma...
Estaba amaneciendo... Ishida había llegado hasta ver a Sado e Ichigo abrazados... no supo si ir corriendo hasta a ellos o huir. Pero de pronto, abrió los ojos espantado...
- ¡Kurosaki, no lo hagas!
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* FLASH BACK *
- ¿Seguro que quieres que haga esto, Ichigo? Quizá deberías esperar... – exclamó Sado desvistiendo al pelinaranjo en la cama de éste último.
- Seguro, Sado. Quiero saber qué se siente... además, te tengo mucha confianza, confío en ti... amigo – dijo mientras le dirigía una mirada inocente.
- Está bien, pero esto no sale de aquí... ¿ok? ¿Seguro que tu familia no estará en casa hoy?.
- Sí... estamos solos. Con la música fuerte el vecino no sentirá ningún ruido extraño. Vamos... quiero empezar...
Sado no titubeó en ir al grano... estando ambos desnudos, Sado besaba a Ichigo mientras con la mano acariciaba su miembro... luego bajó a sus pezones, haciendo gemir de placer al pelinaranjo. Teniéndolo tan complacido, no se resistió a que Sado lo voltease... sí, siendo su amigo lo aceptaría... después de todo, esto quedaría entre los dos.
- ¡Aaaaah! Esto es... tan... más fuerte, Sado, ¡más fuerte! –balbuceó Ichigo mordiendo la almohada mientras gritaba con fuerza por el placer.
* FIN DE FLASH BACK *
Ichigo besó a Sado bajo la lluvia, abrazando su torso mojado. Uryuu no podía creer lo que estaba viendo... ¿por qué? ¿por qué hacían eso? Acaso... ¿algo había pasado entre ellos? No quería... saberlo.... se fue corriendo entre lágrimas que se mezclaban con la lluvia... ya podía imaginarse a Sado diciendo: “Lo siento, Ishida... no fuiste el primero”.
No podría soportarlo...
- Vamos a casa, Sado... te puedes resfriar.
- ¿Por qué? ¿Acaso quieres secarme tú? – dijo Sado sonrojando a Ichigo, ambos rieron. El moreno tomó a su amigo y se lo llevó en brazos hasta su casa.
El sol salió entre las nubes, anunciando el fin del aguacero. El fin de un amor no correspondido. El fin de una extraña historia de amor...