Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi historia entre tus dedos. por yui_shirogane

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola amada gente del famdom.


Aquí Charlie de nueva trayéndoles esta historia editada y remasterizada.


A decir verdad, esta igual es obra de Margarita, claro que también hice mis aportes sublimes hace muchos años. En ese entonces, cuando ella la escribió, no éramos novios, me la ha enseñado y he accedido a ayudarla en ciertos aspectos. Aun así, al día de hoy, corrijo los abundantes errores ortográficos y gramaticales., claro, para que sea más liviana la lectura.


Espero les guste como antaño.


Charlie. x

Notas del capitulo:

Y ya saben que los protagonistas, en aspecto y forma, pertenecen a Masashi Kishimoto. 

Y la cancion de -Mi historia entre tus dedos- es de Gianluca Grignani.

 

 

MI HISTORIA ENTRE TUS DEDOS ~ GIANLUCA GRIGNANI

A SasuNaru Fanfic.

 

La llovizna repiqueteante azotaba la ciudad en ese preciso instante. Estábamos a mediados de febrero y aún hacía un frio calador.

Había tomado la decisión de encerrarme en mi habitación entre las sábanas revueltas de mi cama. El reloj marcaba las siete con treinta de la mañana, nunca me despertaba tan temprano, pero simplemente ya no podía dormir más. El recuerdo de que te marchaste cerca de las seis me mata, me comprime el corazón, me arrastra muy profundo y yo me dejo llevar.

Las lágrimas silenciosas, escurridizas y cristalinas, al igual que la llovizna que azota las calles; resbalan por mis mejillas y no termino de creerme que nuevamente estoy llorando por ti. No alcanzo a creer que sea tan doloroso, ni que esta sea la última vez.

 

Tenías la clara intención de no mencionarme siquiera el que te ibas, te levantaste muy lento y despacio para no causar estruendo alguno. Claro que tu intento fue en vano, porque al sentir el menor de los movimientos de tu parte, desperté.

–¿Ya te vas? –pregunté con toda inocencia. Sin perder de vista ninguno de tus movimientos te brindé una de esas sonrisas especiales, que según tú, eran únicamente para ti.

Era más que consiente de que no era la primera vez que estábamos en la cama, hacía cerca de tres meses que comenzamos a mantener relaciones, claro que nunca nos habíamos arriesgado a subir el peldaño y a avanzar a algo más que solo sexo.

En los inicios te ibas cuando te asegurabas de que todo se encontraba bien, supongo que tenías la noción de que podía llegar a ser demasiado sensible, inclusive solíamos almorzar juntos. Pero últimamente te ibas apenas abrías los ojos, en aquel entonces lo haríamos por segunda vez por la mañana, pero ahora te limitabas a evitar mi mirada.

No sé realmente el significado que podría tener para ti, pero yo, muy tonto e ingenuo, consideraba que hacíamos el amor. Incluso pienso que no son tan inútiles todas las noches que te di sin renegar.

–¿No te quedarás a desayunar? –No me hablabas ni mirabas aún, y bien sabes que no era mi estilo el quedarme callado. No soportaba los silencios incómodos.

–Lo siento, sabes que tengo que irme. –Fue toda tu respuesta, sin miramientos, terminaste de romper las pocas esperanzas que había albergado en lo más hondo del corazón.

Te marchas como siempre a lo largo de este último mes, ya ni siquiera pongo esfuerzo en detenerte, anteriormente te habría rogado e inclusive habría de llorar frente a ti. Sólo para que te quedaras. Y ya no intento discutirlo, ni conmigo, ni contigo; lo sabes y lo sé. Ahora sólo me doy vergüenza de mismo, por haberme humillado, por haberme arrastrado a pedirte que te quedaras a mi lado siquiera una noche más, porque sé que esta es la última vez que estarás aquí, sé también, que es la última vez que te veré. Y me duele, porque es la última vez que me verás.

–Al menos quédate hasta esta noche, mira que la llovizna está arreciando. –Te digo tratando de suprimir esas tontas lágrimas que amenazan con salir–. Vamos, prometo no tocarte –te aseguro, aun a sabiendas de que tal vez no llegue a cumplir esa promesa–. Te lo aseguro, no te tocaré, solo… –escondo mi mirada para que no descubras que miento– quédate un rato más.

–Ya lo habíamos hablado antes. –Me dices con un claro suspiro de fastidio escapándose por entre tus labios–. Acordamos que la noche de ayer sería la última de todas. –Incluso tú sabes que eres un ser despreciable–. Y lo siento, pero fue así porque tú lo quisiste. –Claramente el desprecio tú lo sientes hacia mí.

Tal vez, y sólo tal vez, me vengo sintiendo solo. Si te marchas, no sé qué haré, no me quedará nada más qué hacer; porque con el simple hecho de tu estar me impongo la tarea de esperarte, de tener hasta el mínimo cuidado en mejorar para complacerte, de preparar la comida que más te gusta, de ayudarte en las cosas que te irritan, de ofrecerte mi opinión cuando así lo necesitas, de hablar de los problemas que mantienes con tu familia, de tus planes a futuro, de tus sueños y metas, y de las tontas ganas de deshacerte de tu hermano por ser un irreverente. Y si te vas, no me quedará nada. Todo lo dejé por ti, todo te lo di a ti. Mis amigos ya ni siquiera me hablan o me invitan a salir.

Te odio, te odio, te odio tanto y a la vez te quiero con el corazón.

Porque conozco esa sonrisa tan definitiva, esa que muchas chicas califican tontamente como una sonrisa –marca Uchiha-, aun sin conocer que la verdadera, la tuya es diferente cuando estás conmigo. O al menos lo era. Única, sincera, segura e incluso feliz. La sonrisa de Sasuke, nada de Uchiha de por medio, aquella sonrisa con la que me abriste las puertas al paraíso, con la que me enamoraste y con la que ahora me dejas, un simple y vago recuerdo.

–¿Por qué? –ni tonto ni tardío, me atrevo a preguntar–. ¿Por qué me dejas?, ¿por qué te vas? –tengo tantas preguntas en la mente, tantos cuestionamientos que quiero que me aclares.

Simplemente agachas la mirada como reacción a mi pregunta anterior, juegas con tus manos en señal de nerviosismo, y supongo que no tienes ninguna razón, simplemente te vas, te quieres ir porque ya no me quieres, así de simple. No hay ninguna excusa real, coherente del por qué me abandonas en este momento.

–No lo sé –titubeas aún confundido–, realmente no lo sé, pero… –dudas, hay algo que quieres decir pero que no te resulta nada fácil–, sigamos siendo amigos Naru. –Naru, Naru, Naru, así siempre me llamabas de cariño, ahora no sé qué significado tenga, ni por qué lo dices.

–¿Amigos para qué? –Levanto un poco la voz claramente alterado–. Maldita sea… –quiero ser más que un amigo para ti.

–No quiero perderte, Naruto –me dices tratando de calmarme, tú tampoco quieres iniciar una discusión. Pero no es justo.

–Un amigo no se acuesta con sus amigos. A un amigo se le perdona Sasuke. –Te digo ya un poco más sosegado.

–Por eso, perdóname Naru, seamos amigos. Pretendamos que nada ha pasado. –Que hipócrita de parte decir semejante estupidez. Sólo lo dices para no tener que cargar con el remordimiento de haberme roto el corazón.

–No. No, no, no, no, no. –Comienzo a desesperarme y a jalarme de los cabellos–. Yo no quiero ser tu amigo, con un demonio. –Te grito aún desde la cama– ¿Por qué no puedes entender que yo te amo, Sasuke? –Me he acercado gateando a ti y he tratado de darte un beso. Pero has tomado mis manos y evitado todo contacto conmigo.

Existen muchas cosas que no te he dicho, que no te dije y que, por ende, no pienso contarte jamás. Muchos de mis problemas comenzaron cuando estuve contigo. No prestaba atención a nada e incluso muchas veces me llegué a perder por estar pensando en ti y en lo inalterable de tus ojos. Te amaba de verdad, aun te sigo amando.

Me observas desde el lugar en el que te has plantado, y te das cuenta; al contrario de ti, yo soy más que transparente. Sé que puedes leer mis miradas, mis actos, mis reacciones. Y puedo parecer reticente, me ves hacerme el duro, pero sabes que únicamente lo hago para sentirme un poquito más seguro de mí mismo, para no ceder ante ti y para no chocar con la realidad. No quiero que mis piernas tiemblen, ni que mi voz titubee. No quiero parecer débil ante ti.

–Dime en qué he fallado. –Aún me sostenías de las manos cerca del colchón, pero me has soltado por sobre cualquier intento de acercamiento de mi parte. Tenía miedo de que cuando lo hicieras, me derrumbara a tus pies.

Sigues sin contestar y pienso que ni siquiera tienes el valor de decirme mis errores. O puede ser posible que yo no haya fallado en nada y simplemente el problema has sido tú. El problema de siempre, eres tú. Y me pongo a pensar en todas la veces anteriores en me pediste perdón, y en la misma cantidad de veces que yo simplemente me doblegué ante ti y te perdoné.

–Lo siento, no te quiero de la forma en que té me pides que lo haga. –Las palabras que menos quería escuchar las has dicho al fin. Con ellas siento que ahora si cederé, siento que moriré.

Y ahora te marchas, te has dado la vuelta y únicamente alcanzo a distinguir los colores de tu ropa a través del torrencial de lágrimas que pican mis ojos. Te vas llevándote esta historia entre tus dedos, mi amor incondicional, mi ser completo.

–Vete, ¡vete! –Susurro con rencor, ni siquiera voy a intentar hacer que inventes una excusa, ahora sólo quiero que te marches, lejos. Porque si dejo pasar más tiempo, será inclusive más doloroso.

 

 

Meses después.

Después de aquella ocasión, me contactó un par de veces.

Le dije que no se preocupara por mí, que no quería ser su amigo, que no volviera a aparecerse ya nunca más por aquí, que se olvidara de mí y de todo lo relacionado conmigo, de nuestro amor, y más que todo, del amor que una vez juré sentir por él. Que no me provocara, que ya luego, con el tiempo, se me pasaría, dejaría de doler paulatinamente.

Muchas veces lo maldije, me sequé centenares de lágrimas por él. Pero habiendo llegado hasta aquí, solo, es algo inútil. Aprendí que no vale la pena, que no por eso iba a hacerlo regresar, más sin embargo, espero que sea completamente feliz al lado de quien decida. Que cumpla todos sus sueños, pero que en el fondo recuerde que sea persona con quien ahora comparte su tiempo, no es igual ni mejor que yo. 

 

 

Notas finales:

Y qué tal?


Estuvo demasiado aterrador?


Espero les haya gustado el cómo quedó al final. He quitado las últimas palabras porque me parecía demasiado soso, así como ha quedado me resulta más digerible.


Gracias a las personitas amorosas que me dejaron reviews la pasada ocasión, y a los que son nuevos, bienvenidos a esta aventura.


 


Charlie. x


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).