(Esperaba que nunca llegara este dia)
el joven castaño se empeñaba a ir a la academia como todos los días, pero este dia era diferente ¿Por qué? Porque era nada mas ni nada menos que el dia de san valentin, el dia donde las mujeres se volvían locas al intentar regalar una prueba de su amor al hombre que les gusta, pero no era un feliz dia para Uruha, ya que como todos los años era otro dia sin poder declarar sus sentimientos a su amado Aoi.
(lo bueno de hoy…es que recibo chocolates gratis)
No solo el, todos los hombres recibían grandes cantidades de chocolate, pero los que mas recibían era el grupo que según las mujeres eran los mas populares, sexys de la academia, y Uruha formaba parte de ese grupo, con sus cuatro amigos, Kai, Ruki, Reita y Aoi, pero de entre todos Aoi era el que todos los años recibia mas chocolates, era el mas deseado de todos, las mujeres se derretían con simplemente verlo caminar, y claro, el joven castaño también.
Recién empezaba el dia, por cierto muy aburrido, ya que era la hora de clase de calculo, a nadie le gustaba esa materia, pero era obligación verla. Las mujeres del salón no perdieron tiempo, empezaron a mandar sus chocolates a escondidas de la profesora, con pequeñas cartas de amor.
Uruha volteaba disimuladamente a ver a Aoi quien se sentaba unos puestos atras de el para ver cuantos chocolates recibia.
(Aoi…eres muy popular… las mujeres harian lo que fuera por estar contigo)
En horas de clase no hay mucho que hacer, aparte de poner atención, pero a quien le gusta calculo. Salieron todas las mujeres corriendo al baño, ya que era hora del descanso, y como es en todos los días de San Valentin era hora de que regalaran su chocolate.
-¿Cuántos Uru?-preguntaba Ruki.
-cinco-
-yo dos- anunciaba tristemente Reita-al parecer las mujeres ya no se interesan en mi-
-al único en quien te debes fijar es a la persona al lado tuyo- decía Ruki molesto, ya que tiene razón, Reita y el empezaron a salir meses antes.
-sabes que bromeo…dime cuantos obtuviste-
-tres…te gane-presumia ante su novio ya que el solia sacar menor cantidad que el-….Kai ¿Cuántos?-
-seis-
-Woooow, casi me superas…yo tengo siete-no era raro que recibiera más cantidad que todos.-preparense ya salieron del baño- decía despreocupadamente apoyándose sobre la pared detrás de el. Se acercaron primero tres lindas jovencitas regalando sus chocolates a Reita y Aoi, poco a poco se acercaban mas y mas para entregar esa prueba de afecto, pero no solo a ellos dos, sino a todos…-perdonen, porque no nos lo dan mas tarde-eran tantos dulces que ya no tenían lugar donde guardarlos, decepcionadas obedecieron, pero se los darían mas tarde.
-mira este, tiene muchos colores- Ruki miraba atentamente el colorido chocolate, para luego probar su espectacular sabor.
-toma mis chocolates Ruki-
-AOI! Son chocolates hechas especialmente para ti, donde demuestran el afecto que ellas sienten por ti…deberías tener en cuenta eso antes de dárselo a otra persona-
-lo se…pero es que, todos los años es lo mismo, los mismos chocolates, con los mismos sabores, quisiera uno nuevo, que mi estomago llegue a sentir esos sentimientos-
(ahora que lo pienso…tal vez fue un error dejarle mi chocolate sobre su mesa)
-pero…-el castaño suspiro al demostrar que habia perdido…sabia que Aoi tenia razón, eran los mismo chocolates todos los años, y ninguno llamaba su atención.-bien…dáselos a Ruki-los recibió sin reproche alguno, para luego empezar a comérselos.
-Taka…aun espero tu chocolate- este comentario sorprendió a Ruki cuando aun tenia su boca llena de chocolate-jajaja…eres muy dulce- hizo un gesto para mostrar que estaba molesto, pero por causa del chocolate solamente causaba risa a sus demás compañeros. Es imposible parar el tiempo, y para nuestros cinco jóvenes su hora de descanso termino, era tiempo de volver a las aburridas clases, a aprender cosas nuevas.
-¿que es esto?- nadie sabia que un presente lo esperaba encima de su mesa, con simplemente verlo se lograba notar que era especial, alguien que realmente lo admira lo dejo ahí.
-leelo!- decia Reita –dinos de quien es- Aoi leyó la tarjeta que estaban al lado de las rosas, un hermoso poema estaba escrito en el, uno en la cual con simplemente leerlo uno se da cuenta que esta escritos con verdaderos sentimiento. -¿De quién es?-
-de…mi admiradora secreta-
-que suerte tienes, como todos los días tu admiradora secreta te deja chocolates- decia Uruha que desde hace tiempo se encontraba sentado en su respectivo lugar.
“bueno siéntense, la clase comenzó”
(tal vez cometí un gran error, pero ya no hay vuelta atrás, si el quiere buscar a su “admiradoRA secreTA”, que la busque, pero no niego que me gustaría que se dé cuenta que soy yo quien le dio ese regalo)