Se encontraba tumbado en su cama, mirando al techo como si este le fuera a responder las incógnitas que acechaban su mente. Y no es que necesitara respuestas, él ya estaba consiente de ellas. No lo había amado, ni hoy, ni ayer y no lo haría nunca. No es que el guitarrista moreno estuviera mal, que tuviera algún defecto, al contrario estaba dotado de virtudes. Solo, a veces, debemos aceptar que hay personas que no saben amar, que no pueden.
Sin querer, las lágrimas escapan de mis ojos, ya es tan habitual que ni siquiera me moleste en reprimirlas o siquiera limpiarlas. La mayoría de la gente me juzga mal. Piensan que soy frio y fuerte, pero no lo soy. Soy tan frágil como las hojas secas de un árbol. Es cierto, que tengo una armadura inquebrantable, mi orgullo. Pero también es cierto, que apenas me encuentro solo y sin nada que hacer. Y mis pensamientos viajan a él.
Miles de recuerdos, memorias que construí a su lado, que se fueron forjando a lo largo del tiempo del que estuve enamorado de ti y del que estuviste a mi lado, suelen bombardear mi cabeza haciendo que mi corazón sintiese espasmos de dolor a cada latido.
Y comencé a reírme maniáticamente, esa risa oscura que remplazaba a las lágrimas que ya no podían salir. Me burlaba de mi desgracia y es que mi propia mente e imaginación jugaban conmigo, parecía mentira que no estabas, a veces despertaba en las mañanas pensando que todo había sido un sueño… que no te habías ido. Sin embargo apenas sacudía mi cabeza y tallaba mis ojos me daba cuenta de que realmente ya no estabas más a mi lado, y siendo dolorosamente realista sé que tal vez nunca estuviste.
Hace aproximadamente 2 meses que él se había ido. Dejándolo, no solo a él sino también a la banda. Ese sueño precioso que alguna vez los unió. Desde entonces, el guitarrista veía todo a través de un par de lentes de obscuros, sentía que se hallaba en medio de escombros, de cosas sin sentido que no podrían repararse jamás. Y es que no podía, y cual masoquista tampoco quería, aceptar que el otro se había marchado, que un día decidió que el ya no le era suficiente. Y se fue así, sin importarle nada más.
Y que más daba lo que yo sintiera; me pediste olvidarte y tu… jamás me diste algún instructivo de cómo hacerlo, se te olvido que tú y yo no somos iguales, que yo si tengo corazón, que yo si te amé, y aunque sé que no es lo mejor, aunque duela… lo sigo haciendo. Como olvidarte, si desde siempre nos habíamos conocido… nos convertimos en los mejores amigos, después en pareja y ahora éramos… nada.
Y como un autómata me resigne a vivir el día a día pensando en ti. Intentando fingir que ya no me importabas y que yo me encontraba de pie, y digo intentando porque ¡vaya! Ni eso me salía bien si tú no estabas. Tenía que seguir luchado, tenía que aferrarme a esos pequeños detalles de la vida, detalles que muchas veces no son tan pequeños, pues en momentos críticos nos dan aunque sea un motivo por el cual seguir.
Y es que aún tenía algo por lo que luchar: aquella banda que empezaba hacer famosa, aquella banda que tu acababas de abandonar, esa banda musical que ahora necesitaba un nuevo baterista y es que The GazettE no podía seguir esperando a que recapacitaras y volvieras, así que el día de mañana la dichosa compañía nos presentaría al nuevo integrante, esta noticia fue un golpe bajo yo no quería un remplazo tuyo Yune, creo que tontamente esperaba tu volver, tu sonrisa de niño pidiendo disculpas por echar las cosas a perder. Sin embargo había otras 3 personas que tenían un sueño y para alcanzarlo teníamos que encontrar un nuevo baterista, ya que tú nos abandonaste… tú me dejaste.
Su despertador sonó, era hora de levantarse. Y aunque no había dormido, como delataban las enormes ojeras debajo de sus ojos, así lo hizo. Se metió a bañar, ritual que daba inicio a su rutina diaria. Se arregló, no mucho pero lo suficiente para estar presentable. Juntó sus cosas, y su inseparable guitarra colgaba en uno de sus hombros.
Llego al lujoso edificio donde trabajaba, entro a paso lento hasta llegar a su sala de ensayos. Abrió la puerta de madera y se encontró con sus demás compañeros reunidos ahí, y también, un completo desconocido. El desconocido era, además de guapo, tierno. Aun sin sonreír en su cara se marcaban un par de hoyuelos. Su cabello negro caía en un corto flequillo sobre su frente.
— ¡Aoi—shii! Buenos días. — el más pequeño de la banda, Ruki, se acercó al guitarrista sonriendo, este solo le revolvió sus cabellos pelirrojos a modo de saludo.
— Llegas tarde…— Dijo el de la bandita en la nariz como saludo. Últimamente su humor estaba inaguantable, más que el del propio guitarrista. Pero…es entendible si tomamos en cuenta, que ambos, habían sido de engañados por las personas que querían.
— Aoi, él es Uke Yutaka…— El guitarrista segundo señalaba al “Desconocido”. — Es nuestro nuevo baterista.
— ¿Verdad que es mono?— Preguntaba el pelirrojo vocalista, sin darle tiempo de procesar toda la información. No pudo evitarlo. La rabia llego hasta su garganta enfriándole la mirada. No quería, no quería que nadie, por muy “mono” que estuviera viniera a remplazar a su antiguo novio. Simplemente, para él, era como tener que aceptar que ya no volvería.
Lo escaneó con la mirada, haciendo que el otro lo mirara un poco desafiante. Se dio la vuelta y dejo su guitarra en el sillón.
— ¿En serio creen que él pueda dar el ancho que necesitamos?— Habló como si el baterista no se encontrara presente.
— Claro que si Yuu deberías escucharlo tocar…— Estaba claro que el vocalista, no notó la fría expresión de su voz. Los demás se quedaron en silencio.
— Hum… eso tendremos que comprobarlo…
— ¿Qué estas queriendo decir?— Por fin el baterista habló, sin dejar de mirarlo.
— Sinceramente no creo que puedas llegar al nivel que necesitamos, pero… supongo que peor es nada.
— Pues este peor es nada, por lo menos sabe separar lo personal de profesional. —Sonrió triunfante al ver la expresión del otro, había sido un golpe bajo. — Y para que te informes a ti no vine a demostrarte nada, vine a cumplir mi sueño.
Un tenso silencio se formó en la sala. El guitarrista no era mala persona, esas palabras solo salieron disparadas de su garganta sin que se lo propusiera. No tenía, tampoco, ningún problema con Uke, solo, tal y como lo dijo, estaba mesclando sus problemas con su trabajo.
— Mejor hay que empezar a ensayar…— Habló el guitarrista más alto, desfundando su hermosa guitarra. — Tenemos que ver como Kai se copla con nosotros.
Empezó el ensayo, realmente no tenían muchas canciones, si acaso unas diez. Las fueron tocando una a una, Kai previamente había tenido la oportunidad de echarle una vista a las partituras, y no le costó demasiado trabajo amoldarse a sus demás compañeros.
De hecho, el tal Kai era demasiado bueno—Tenía que admitir— Es más, en el fondo él tenía algo que Yune jamás tuvo, pasión. Para él, la banda, en especial tocar la batería, era su hobbie. Algo que sabía hacer bien pero nunca fue su sueño estar en un escenario trasmitiendo su música a la gente, o que GazettE se convirtiera en una palabra que pudiera hacer temblar a miles de corazones. Solo era su pasatiempo y nada más. También, era su ruta fácil para conseguir chicas o chicos.
Y entonces la pregunta que siempre nos hacemos después de un rompimiento. ¿Por qué me enamore de él? ¿Por qué si yo ya sabía qué clase de persona era? ¿Por qué me sorprendió encontrarlo follando con Miyavi en el baño de la compañía? ¿Por qué?... Es más el me lo advirtió el día en que me confesé.
Flash Back
A muchas personas les parece tonto escuchar un “Me enamore de él desde que lo vi”. Pero, por más idiota que parezca, ese había sido su caso. Iban en el instituto apenas, eran amigos desde mucho antes. A él siempre lo admiro. Esa facilidad con la cual se desenvolvía, siempre tan extrovertido y aventurero. Yune, era un bebedor, y mujeriego, pero para su Yuu siempre tenía un cálido abrazo y una sonrisa.
Yune estaba en su cama, tras una noche de bar y por su puesto de alcohol, estaban durmiendo juntos. El instituto había quedado atrás hace un par de años. Él no había podido dormir nada. No pudo evitar, pasar parte de la noche, contemplando aquellos labios que moría por besar. Realmente no resistió mucho, se acercó lentamente y atrapo esos labios tentadores.
— A-Aoi ¿Qué estás haciendo?— Dijo bastante sorprendido.
— N-nada…
— Intentabas besarme… — Era una afirmación que no tenía nada de pregunta. No dijo nada, no sabía si era el momento adecuado de decírselo.
— ¿Es que acaso te he enamorado? — Su voz sonó burlona, mientras lo miraba de forma picara y el rostro del otro se teñía muy levemente de rojo.
— ¿Y que si es verdad? ¿Y que si te amo como a nadie?— Le preguntó en forma mordaz y fría sin atreverse a mirarlo a los ojos. — Y no, no digas nada sé que tu no me correspondes y que nunca lo aras. — le dije antes de que alguna palabra saliera de su boca.
— Sabes que sería muy afortunado al tenerte de pareja, pero… tú sabes como soy. No estoy hecho para relaciones formales. Terminaras herido.
— A mí no me importa… yo solo quiero estar contigo.
Fin del flashback
— Lo bueno que el estorbo era yo…— Esa vocecita, que apenas acaba de conocer hace algunas horas, y que tanto le fastidiaba, lo saco de su ensoñación. Todos lo observaban, no tan sorprendidos pues en los últimos días era un comportamiento un poco habitual en él.
— Aoi-shii debemos continuar con el ensayo, No falta mucho. — Dijo el vocalista de la banda, tajando la discusión que estaba próxima a empezar. Le sonrió de forma agradecida por su ayuda, y al baterista lo fulmino con la mirada.
El ensayo fue un éxito. Kai se acoplo demasiado bien, cada miembro embonaba perfectamente con el otro. Nunca habían tenido un ensayo tan maravilloso, claro, dejando de lado el estado pésimo en que se encontraban dos de los miembros. Pero musicalmente, lo cual era mucho más importante, habían encontrado la armonía perfecta.
Cuando terminaron de repasar cada canción, perfeccionando la música con algunas ideas nuevas que aportaba Kai, ya eran más de las ocho de la noche. El moreno guitarrista ya había enfundado su guitarra, y meneaba las manos haciendo tronar sus muñecas.
— ¡Vamos todos a celebrar!— Ruki se escuchaba demasiado emocionado. — Hace tanto que no salimos…— dijo con voz dramática y haciendo un puchero lo cual provoca la risa de algunos.
— ¿A celebrar qué? — Preguntó el guitarrista segundo. Sin entender a que celebración se refería el menor.
— ¡So bobo! Pues que Kai está en la banda.
Su mirada automáticamente buscó al nombrado, el cual tenía una sonrisa dibujada en el rostro. Lo miro de arriba abajo detenidamente, “Su sonrisa es hermosa”…
— Yo no voy, no tengo nada que celebrar— Contestó tajante, ¿Acaso la ausencia y remplazo de quien amaba era algo para celebrar?
— Aoi, no nos puedes hacer eso, tienes que venir. ¡Como en los viejos tiempos! — Le dijo el menor de los gazettos, mientras se colgaba de su brazo y lo miraba con suplica.
**
Fueron a un bar de la ciudad, Takanori logro convencerlo y ahora se encontraba sentado en unos cómodos sillones con un vaso de vodka en su mano derecha. Ruki ya se encontraba con su cabeza apoyada en la mesa, sonriéndole bobamente a la nada. Uruha fumaba un cigarrillo en silencio, mientras el rubio de la bandita, sostenía su vaso, mirando a un punto fijo con melancolía.
El guitarrista sentía que estaba de sobra en aquel lugar. Donde el agente reía y se divertía. Se sentía totalmente ajeno al mundo, como si él fuese parte de otra dimensión donde está prohibido reír.
Pasaron varios minutos más, venía regresando de los servicios y se disponía a sentarse, cuando la voz del bajista de su banda lo interrumpió.
— ¡Tú, imbécil!...– Dio acercándose al guitarrista moreno, tabaleándose un poco. — Tú tienes la culpa de todo lo que está pasando…
— Reita yo…— No pudo terminar la frase, pues el duro puño de su compañero se estampó en su mejilla.
— Aki, tranquilo él no tiene la culpa…— El guitarrista de piernas bonitas sujetaba al bajista de los brazos.
— Si él hubiera amarrado bien a su perra, esto no estaría pasando…
Shima seguía sujetando al rubio, mientras Aoi lo miraba serio, sin sentirse capaz de decir algo más.
— No lo culpes a él, la culpa es de la zorra de Miyavi, él solito me abrió las piernas.
No podía creerlo, era Yune.